"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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GUARDERÍAS VERSUS ESCUELAS INFANTILES

Un artículo de Alicia Alonso.

La acepción guardería ha ganado terreno sin complejos desde que ríos de tinta comentaron la aparición de un bebé con su madre en el Congreso. Se ha opinado sobre conciliación y feminismo, evidenciando la inexistencia de políticas laborales y sociales mínimas. Pero, ¿cuántas opiniones se han vertido desde la perspectiva de quien se pretende conciliar?, ¿qué derechos tiene una criatura?, ¿son las guarderías una respuesta?


Una criatura, desde que nace, ha de construir un apego de calidad con sus progenitores: le va en ello una personalidad global y equilibrada. Su desarrollo es el producto de un buen crecimiento (condiciones sociosanitarias y ambientales) y de una buena educación, que no puede confundirse socialmente con el reduccionismo de instruir; se trata de favorecer la eclosión de todas sus potencialidades. Solo la ignorancia y el desprecio niegan el carácter educativo de estas edades.

Durante su primer año y medio, y muy especialmente en los primeros doce meses, los bebés sufren un enorme estrés cuando son alejados de la figura de apego, no pueden metabolizar aún la hormona que aumenta durante ese proceso (cortisol), por lo que es fundamental reducir y compensar las situaciones que lo incrementan. A medida que van creciendo lo hace su tolerancia, pero muy gradualmente, y hormonas del bienestar como la serotonina y otras endorfinas contribuyen a equilibrarlo. Aumentan las endorfinas el amor, la protección y la seguridad ofrecida por sus figuras vinculares, las ricas experiencias sensoriales que le abren al mundo y el sentimiento de competencia que proporciona la autonomía de movimientos al conquistarlo. Aumentan, en especial, cuando juegan en libertad, captando y aprendiendo, reproduciendo y creando lo necesario para apropiarse de ello y para superar malestares; jugando es como se identifican, socializan, aprenden a tolerar y aceptar para poder jugar más y mejor.

Por ello es muy beneficioso que puedan pasar tiempos con otras criaturas en escuelas que respeten y propicien lo anterior, para complementar lo que les ofrece su propia familia y compensarlo cuando las oportunidades son pobres o lesivas.

Cuando se opta por llevarles a estas instituciones necesitan procesos de adaptación enormemente respetuosos, de la mano de profesionales excelentes para que, apoyados por la presencia familiar y la seguridad afectiva que les proporciona, puedan hacer una transición positiva durante tiempos ajustados.

Así, un buen centro infantil construye para las criaturas la continuación del ambiente de la familia y ve la participación de esta como un derecho y una necesidad en la tarea de compartir la crianza; no ofrece horarios desequilibradores y enriquece sus oportunidades al incluir sus diferentes ritmos y estilos; tiene un proyecto educativo que busca el desarrollo global y óptimo de todas las potencialidades, y la felicidad presente de niños y niñas protagonistas de su desarrollo. Con este fin organiza tiempos, espacios y materiales de alta calidad al servicio de su hacer, y su particular forma de mirar y habitar el mundo. No entiende actividad alguna como no educativa, por lo que los tiempos de cuidados son un privilegio para construir el vínculo con las criaturas, con ternura y respeto, fuente de múltiples aprendizajes que apoyan una identidad ajustada y positiva. Los y las profesionales, en número suficiente, tienen como señas de identidad la alta cualificación, el rigor y la calidez, la avidez por formarse como comunidad más y mejor cada vez; necesitan diseñar e implementar en equipo, y democráticamente, un proceso transparente en el que se incorpora a todos sus participantes.

Por el contrario, las guarderías tienen una función asistencial que procede de su propia denominación, con horarios que, hasta de 24 horas en la última oferta, sirven supuestamente a las familias, a las que demandan apoyo y no ofrecen participación. En ellas, los cuidados son una función biológica, el juego es un pasatiempo y lo educativo es instruccionismo. Un número insuficiente de profesionales con contratos miserables e inestables atienden en espacios inapropiados.

Había una red de Escuelas Infantiles 06 y Casas de Niños públicas que fueron referencia europea y caminaban, aunque con mucho esfuerzo, hacia el horizonte descrito. Pero han sido tratadas por la Administración y sus decisiones políticas como guarderías, al masificarlas, descualificarlas o venderlas, al desterrar a las criaturas de 2 años a favor de los CEIP. Así desvalorizan el conjunto y el concepto. Pero muchos de estos centros, con las señas de identidad posibles en esta dolorosa realidad, siguen siendo escuelas infantiles, y sobreviven con el sacrificio de sus profesionales, por amor a los niños y niñas de este país y a sus derechos educativos.

Una criatura necesita, en primer lugar, a su familia, y por tanto políticas públicas laborales y sociales que la apoyen en su tarea, y tiene derecho al complemento de una Escuela Infantil, nunca de una guardería.
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EL DERECHO A UNA NUEVA EDUCACIÓN

Un artículo de Ana Sáenz de Miera Cárdenas, directora de Ashoka España y co-directora de Ashoka Europa.

Si preguntas a una madre o a un padre si quiere que su hijo sea experto en robótica, alguno te responderá que sí. Si preguntas cuántos padres quieren que sus hijos dominen el francés, probablemente un porcentaje pequeño mostrará interés. Si preguntas cuántos quieren que sus hijos sean eruditos en química, encontrarás diversidad de opiniones. Pero si la pregunta es, ¿quieres que tu hijo sea excelente en mejorar el mundo, en solucionar lo que no funciona? Creo, intuyo, que el 100% responderá que sí.


Sin embargo, así como existen miles de decálogos sobre cómo montar una start-up con éxito, o como llegar al top 100 de la lista Forbes, o qué libros inspiraron a Carlos Slim a crecer con éxito, ¿sabemos qué podemos hacer para que nuestros hijos sepan que tienen la capacidad de mejorar el mundo, y que cuenten con las herramientas necesarias para ello?

Tenemos numerosos modelos de referencia que lo han logrado con éxito, y de ellos hay mucho que aprender. Kailash Satyarthi, premio Nobel de la Paz 2014, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y Premio Príncipe de Asturias, Luz Rello, española creadora del primer sistema mundial de detección de dislexia, Muhammad Yunus, creador del microcrédito y premio Nobel de Economía… todos ellos son emprendedores sociales. Todos ellos han contribuido a cambiar el mundo, a mejor.

¿Y qué sabemos de ellos? ¿Qué tienen de especial? ¿Dónde estudiaron? ¿Qué pasó en sus vidas para que decidieran ponerse a cambiar lo que no funcionaba en lugar de mirar hacia otro lado? Sabemos que en su infancia o juventud muchos de ellos tuvieron unas circunstancias determinadas, o un entorno familiar, laboral o escolar que les enseñó a mirar a su alrededor con empatía, y a aprender las habilidades necesarias para, junto a otros, mejorar lo que no funcionaba. Además de a leer, escribir y memorizar, aprendieron a pensar, a decidir, a trabajar en equipo con gente diferente, a aplicar la creatividad en su día a día.

En el mundo actual estas capacidades que nos permiten mejorar nuestro entorno tienen que dejar de ser algo minoritario, al alcance de unos pocos. Es imprescindible, justo y urgente que estén al alcance de todos. Y el camino para lograrlo es el de la educación formal. Ese camino que todos en España necesariamente hemos de recorrer. Se trata de una oportunidad de oro, de al menos 10 años de duración, que no podemos perder para asegurar que todos los niños y niñas cuentan con las herramientas necesarias para la vida, para hacer el bien, para ser felices. Si la educación no se lo proporciona, habremos perdido una gran oportunidad.

La buena noticia es que hay centros educativos que están asegurando que los alumnos que pasan por sus centros aprenden a ser agentes de cambio. Que aprenden y practican la empatía, ponen en marcha proyectos, fallan, piensan, emprenden. Innovan.

Colegios que no son meros edificios ni instituciones, sino equipos de personas comprometidas, creativas y valientes que están poniendo en práctica nuevos enfoques, modelos y objetivos. Colegios que no sólo lo están haciendo bien con sus alumnos, sino que además quieren compartir lo que hacen, y contribuir a un cambio para el resto de la sociedad.

Y no se trata de una innovación solo en forma de pizarra digital o tablet. Innovación educativa es lo que hace un colegio que, para trabajar la empatía en su máximo exponente, al tener alumnos sordomudos en su centro, incluye la lengua de signos como lengua oficial del centro educativo. Innovación educativa es lograr que el 21% de tu alumnado con discapacidad intelectual no solo deje de ser visto como una carga, sino como una oportunidad única de enseñanza al resto de compañeros. Innovación educativa es que los propios alumnos, en equipo, se encarguen de organizar y dinamizar los recreos de los pequeños, con actividades que van más allá de los columpios y el fútbol. La innovación educativa también es emprender socialmente desde la escuela, practicando el aprendizaje-servicio donde aprendes biología haciendo una campaña de donación de sangre en tu barrio. O producir un programa de informativos TV para contar lo que pasa a tu alrededor. La innovación educativa es todo lo que hace que los más pequeños aprendan a trabajar en equipo, a generar un cambio positivo y a desarrollar las habilidades que les hace mejores personas.

La aterradora cifra del abandono escolar del 22% en España, una de los mayores de Europa, nos dice a gritos que algo gordo está fallando. Que a la educación formal le falta enganchar y motivar a sus alumnos y jugar un papel en construir un mundo de actores de cambio.

Pero empezamos a ver ejemplos que nos dan la esperanza de que hay un cambio en marcha. Por ahora son pocos los casos, pero cada vez son más. Si les damos la fuerza y el reconocimiento necesarios, lograrán cambiar el rumbo de la educación en nuestro país.
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EDUCACIÓN COMO FORMACIÓN EN DEMOCRACIA

Un artículo de Salomón Lerner Febres.

La educación, siempre y cuando ella sea desarrollada de modo que cumpla con los rasgos de equidad y calidad, tiene una importancia capital para la supervivencia y la afirmación de la democracia en el Perú. Esto equivale a decir que «educación para todos» no significa en verdad nada relevante si por ello no entendemos «educación de calidad para todos» lo cual significa, en nuestra sociedad, el tomar conciencia del pacto de mediocridad que, desde hace décadas, impera en nuestra educación para así alejarnos de él.


Se ha constatado que en nuestro país la universalización de la educación iniciada en el siglo XX resultó ser, en cierta medida, una cruel ficción porque si bien se quiso extender este derecho a todo el país, lo que se intentó universalizar fue un servicio de inferior calidad que replicaba las diferencias que se suelen establecer entre peruanos con ciudadanía plena y compatriotas que, más allá de la letra de la ley, no gozaban en realidad del ejercicio pleno de todos sus derechos.

De otro lado no es difícil percibir cómo en nuestro país la educación fue –y sigue siendo aún– en gran parte dogmática en sus contenidos y autoritaria en sus prácticas. Dogmática porque demanda de los estudiantes la dócil repetición de afirmaciones, de visiones del mundo, de instrucciones, cuyo verdadero significado no es comprendido ni explicado pues el sentido que atraviesa los contenidos de aquello que se enseña no pareciera importar realmente. Eso no puede conducir sino a premiar a sujetos que se someten al adocenamiento mental y huyen de la crítica que discierne pues ella amenaza lo establecido y se hace así “peligrosa”. Es también la educación autoritaria pues, muchas veces, lejos de cultivar la progresiva maduración para la conquista de la libertad personal, se opta por establecer hábitos de obediencia ciega a las autoridades que ordenan y no dialogan replicándose así patrones de discriminación étnica y de género que impregnan a la sociedad peruana en general.

Aceptando que la meta de la educación no es otra que la tarea, siempre inacabada, de formar al hombre debemos entonces comprometernos como educadores con la tarea de lograr el desarrollo y realización de todas las capacidades que conforman el carácter esencial de lo humano. De esa manera se haría realidad de manera gradual el perfeccionamiento de nuestra naturaleza ética, dialógica y política. Hallarse en condiciones de conducir a sus alumnos por la senda correcta para lograr en ellos el acercamiento al conocimiento y a la vida buena supone que el maestro comprenda y se comprometa con la verdadera naturaleza de la misión educativa: proponer los contenidos del saber no de modo dogmático sino haciendo espacio a la crítica honesta y razonada; alentar la capacidad reflexiva, la búsqueda de razones y el entendimiento del sentido que encierran los hechos; el acercamiento a lo más propio de la naturaleza humana como es la sociabilidad, la apertura al mundo del arte y la cultura, la búsqueda del cumplimiento de valores tanto teóricos cuanto éticos… todo ello se halla implicado en esa noble misión. Hacia esa meta debiéramos encaminarnos. Supone tomar conciencia de nuestras graves deficiencias y actuar en consecuencia. Esperemos que quienes nos vayan a gobernar luego de estas elecciones así lo comprendan y desarrollen por tanto, con eficacia e inteligencia, las políticas públicas pertinentes que nos acerquen a vivir la educación como tarea de formación permanente e integral.
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LA "VERDAD" SOBRE CÓMO EDUCAR A NUESTROS HIJOS Y ALUMNOS

Un artículo de Salvador Rodríguez Ojaos, pedagogo, blogger, formador y asesor en innovación educativa, creatividad, educación emocional y educación en valores.

Hace unos días, un buen amigo mío docente me explicó que en su centro, para optimizar los procesos de enseñanza/aprendizaje, habían encargado a un especialista un estudio sobre cómo aprenden los niños. Las conclusiones de este especialista coinciden en buena parte con la líneas maestras de lo que conocemos como Nueva educación: creatividad, colaboración, corazón (educación emocional), carácter (habilidades no cognitivas)... Hasta aquí no hay nada sorprendente ni destacable en lo que os estoy explicando.


Pero resulta que las primeras reticencias a los resultados de este estudio vinieron de buena parte del equipo docente. Tener que cambiar su rutina, su forma de enseñar significaba hacerles salir de su zona de confort, por lo que se produjo un primer momento de rechazo a los nuevos planteamientos. Con no poco esfuerzo y una buena dosis de liderazgo por parte del equipo directivo se vencieron (al menos aparentemente) las muestras de resistencia al cambio.

Lo realmente destacable sucedió cuando convocaron a las familias de los alumnos para explicarles las conclusiones del estudio y cómo eso incidiría en la educación de sus hijos. Me explicó mi amigo que se produjo una verdadera sublevación, en la que buena parte de los padres pidieron que "se dejaran de inventos" que lo que necesitan sus hijos es memorizar lo que se enseña en las clases para obtener buenas notas, que en el fondo es lo único que importa. ¡Cuánta pedagogía nos queda por hacer para explicar las bondades y ventajas del nuevo paradigma educativo!

Nos empeñamos en educar a nuestros hijos y/o alumnos como si la vida fuese siempre como una autopista (ancha, bien asfaltada, sin obstáculos) en la que se puede circular a buena velocidad con poco riesgo o peligro. Como mucho, les preparamos para tener que detenerse ante algún peaje en el que hay que pagar para poder proseguir el viaje. Pero, en realidad, la vida transcurre en su mayor parte por carreteras secundarias llenas de baches y curvas.

En otras palabras, se lo damos todo hecho. Como padres, les sobreprotegemos hasta casi anular su personalidad. Como explica Noelia López-Cheda (@NoeliaLCheda) en No seas la agenda de tus hijos, llegamos al punto de hacerles las tareas escolares para que saquen buenas notas o de ir a revisar un examen con el profesor de la universidad (¡Me cuesta creer que sucedan cosas así!).

Como docentes, nos empeñamos en darles el aprendizaje en lugar de facilitárselo; les decimos qué tiene que saber y cómo deben saberlo, en lugar de plantearles retos y aprovechar su capacidad de asombro para que construyan su propio aprendizaje, que duden, que cuestionen, que busquen soluciones.

Pero así no les hacemos ningún favor, eso es educarles en una gran mentira, es proporcionarles una idea falsa sobre lo que se van a encontrar a lo largo de su vida, es privarles de las herramientas y las destrezas necesarias para tener éxito en la vida.

Pretender que nuestros hijos y alumnos estudien exclusivamente de manera memorística para sacar buenas notas en los exámenes, es darles "pan para hoy y hambre para mañana". No permitir que nuestros hijos y alumnos aprendan de sus errores, es privarles de la capacidad de adaptarse a un mundo de incertidumbre. No dejarles que se equivoquen, es impedirles que aprendan a levantarse cuando se han caído. ¿De verdad que esa es la educación que queremos para nuestros hijos y alumnos?
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MATERIALISMO

QUIÉNES ESTÁN PENSANDO LA NUEVA EDUCACIÓN DE LA ARGENTINA

Un artículo de Martina Rua para LA NACION.

Es posible innovar en la forma en que aprendemos y enseñamos en el siglo XXI. Varios jóvenes expertos en distintas disciplinas tienen la clave para lograrlo.


¿Qué sabe la neurociencia de cómo aprendemos y enseñamos? ¿Puede un videojuego ser la herramienta para desplegar contenidos curriculares y habilidades personales? ¿Está en la creación y la edición colectiva de conocimientos el futuro de los contenidos? ¿Estamos estudiando lo que necesitaremos para afrontar los empleos del 2040?

La investigación educativa muestra que todavía en la Argentina la mayoría de las clases se basan en que los chicos y jóvenes adquieran y repitan conocimiento enciclopédico, al que no terminan de comprender o de encontrarle sentido. Para Melina Furman, bióloga y doctora en Educación, e investigadora del Conicet, la buena noticia es que ya tenemos herramientas para innovar. "Se trata de potenciar a los docentes fortaleciendo su formación con estrategias de enseñanza más activas, con las que puedan reposicionar a los chicos del rol de meros consumidores. La investigación muestra que cuando la escuela se convierte en el centro de la innovación los cambios son auténticos y se sostienen en el tiempo", explica.

Con miradas provenientes de la economía, la neurociencia, el arte, las ciencias computacionales, la educación formal y no formal, entre otras, referentes argentinos hablaron con La Nación revista sobre las múltiples dimensiones que implica innovar en educación. Innovar en el qué (contenidos, programas), en el cómo (técnicas, formatos), en quiénes (estudiantes y docentes) y en un contexto histórico determinado y determinante. Más allá de los diversos abordajes hay cierto consenso: la educación del futuro tendrá que ser flexible, inclusiva, de calidad y adaptable a un paisaje laboral que no cesará de cambiar.

EDUARDO LEVY YEYATI

"La innovación exitosa suele combinar dosis pequeñas de disrupción con una revalorización de lo que hay"

Con 25 años frente a aulas universitarias, aún se fascina con lo dinámica que es la educación. "Cuando creo que aprendí a enseñar algo, me doy cuenta de que el objeto cambió y tengo que volver a entrenarme. La transmisión de conocimiento y experiencia es una de las actividades más esencialmente humanas", dice Eduardo Levy Yeyati, economista, hoy director en el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), presidente de Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y profesor en la UBA, Harvard y la Universidad Torcuato Di Tella. Yeyati está convencido: si la educación no innova, es decir, si no empezamos a pensar al alumno fuera del aula y después de la escuela, no tendremos chance.

¿Qué rol juegan las políticas educativas en relación con la economía presente y futura?

Varios, todos esenciales. Sólo dos ejemplos. Se sabe que el ingreso correlaciona fuerte con el nivel de educación, por lo que el acceso a la educación pública de calidad es el principal instrumento de movilidad social. Una buena educación iguala; una mala genera pobreza y desigualdad. Además, si los jóvenes están bien formados, se suman a la fuerza laboral con empleos productivos y hay más crecimiento. En cambio, si están mal formados, consiguen empleos menos productivos, peor aun, se desalientan. Con una economía mundial que compite en conocimiento, la innovación educativa es nuestra mejor apuesta al crecimiento inclusivo, y tal vez la única.

Sobre cómo debe ser la educación para responder a los empleos del futuro, su única certeza es que deberá ser flexible y adaptable. "Hace unos años se pedían más ingenieros. Los ingenieros son muy necesarios hoy, pero es probable que en diez años las máquinas terminen sustituyendo también mucha de su tarea. Hay que pensar la innovación educativa en el marco de una carrera, cada vez más cerrada, entre educación y tecnología", opina. Eduardo, además, escribe ensayo y ficción (publicó más de cinco libros), toca la guitarra (mal, dice) y ama el cine (tiene un guión que querría dirigir algún día), entre muchos gustos más.

Al pensar en la educación del futuro hace foco en el docente: "Para modernizar la enseñanza hay que modernizar al docente, formándolo y cuidándolo, pidiéndole y dándole más. Lamentablemente, el costo político de este proceso es inmediato y sus frutos son a largo plazo; de ahí que la innovación educativa sea políticamente poco redituable y vaya tan lento". Por ejemplo, modernizar formatos no es eliminar el aula, flexibilizar contenidos no es jubilar a la educación formal. "La innovación exitosa suele combinar dosis pequeñas de disrupción con una revalorización de lo que hay".

Por ejemplo, en educación superior, propone innovar flexibilizando las currículas, acortándolas y combinándolas. Pero también se innova incorporando medios virtuales en la enseñanza y en la evaluación, o convirtiendo a los trabajos prácticos en talleres en los que el alumno se entrene en la aplicación del conocimiento a la solución de problemas. "Un formato como éste pensamos para el Instituto de Innovación que diseñamos para el Ministerio de Desarrollo de la ciudad de Buenos Aires, con la premisa de que la innovación educativa estimule la innovación laboral y productiva", explica Yetati.

¿Cómo se transforma un sistema educativo completo? A partir de esa pregunta Axel Rivas, director del Programa de Educación de Cippec, define todos los días su trabajo. "Hace años que vengo juntando respuestas parciales y contradictorias. Ahora tengo un bosquejo más claro, que cambiará en el tiempo, pero que ya puede comenzar a develarse", dice. Desde Cippec ha impulsado www.las400clases.org, una plataforma de videos educativos para enseñar y aprender. Este año abrirá el Laboratorio de Innovación Educativa para ayudar a desarrollar y juntar el mundo pedagógico y tecnológico, lograr masividad y redistribución justa, las cuatro patas que considera necesarias para apoyar un nuevo modelo de sistema educativo.
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EL OJO

11 HÁBITOS DE UN PROFESOR EFECTIVO

Consejos para docentes que quieren hacer sus clases más divertidas para sus alumnos y para ellos mismos.

Carrie Lam, educadora canadiense afirma que “una labor muy apreciada es la del maestro que se apasiona por la enseñanza, el docente que es feliz todo el tiempo con su trabajo, aquel que los niños amarían tener, y que sus alumnos recuerdan por el resto de sus vidas”. Según Lam estos once trucos le ayudarán a cualquier profesor a ser más efectivo.




1 - Disfrute enseñando. A pesar de los horarios extenuantes, el trabajo en los salones de clase debe ser para disfrutarlo. Usted será un maestro efectivo si le pone corazón a su labor, no puede esperar que sus alumnos se diviertan si usted no lo hace. No se limite a leer textos: promueva que sus estudiantes participen en la lectura. Disfrute cada momento con sus alumnos.

2 - Haga la diferencia. Hay un dicho que dice: "si tiene gran poder, tiene más responsabilidad". Como maestro, usted necesita recordar la responsabilidad de su profesión. Una de sus metas debe ser “hacer la diferencia”: haga sentir especiales a sus alumnos desde el momento que ingresen a las aulas. Incluso, ofrézcales su correo electrónico para resolver dudas cuando ellos estén haciendo tareas en casa.

3 - Actúe positivamente. Lleve buena energía diariamente al salón de clase. No olvide sonreír. Deje los problemas afuera. No importa si usted está desanimado, triste o si no ha dormido mucho, sus estudiantes no tienen que conocer sus frustraciones.

4 - Conéctese con sus alumnos. Esta es la parte más importante para ser un maestro efectivo. Deje que sus estudiantes conozcan sus habilidades e intereses y entérese de los de ellos. Citar a los padres no debe ser una obligación sino un honor, éstos deben ser llamados para compartirles tanto los problemas como los logros de sus hijos.

5 - Dé el 100 por ciento. Enseñe por el amor que le tiene a su profesión y no porque se sienta obligado a ello. Inspire a los demás con su buena labor.

6 - Sea organizado. Organice con tiempo y cuidadosamente las actividades. Haga una lista de lo que necesita y un cronograma.

7 - Tenga la mente abierta. Usted trata con diferentes tipos de personas: padres de familia, estudiantes, directivos y personal administrativo, entre otros, así que usted está siendo criticado y analizado por ellos, por eso esté abierto a nuevas ideas y diferentes pensamientos.

8 - Fije estándares. Cree estándares de competitividad para usted y sus estudiantes. Indíqueles qué es aceptable y qué no. Ponga reglas de juego claras.

9 - Busque inspiración. Las nuevas tecnologías son grandes aliados, consulte temáticas de interés en espacios como YouTube, Facebook, blogs, Pinterest y portales de educación.

10 - Promueva el cambio. Evalúe fortalezas y debilidades y piense en estrategias de cambio.

11 - Construya espacios reflexivos. Piense en las actividades diarias y reflexione sobre qué haría la próxima vez para mejorar. Los seres humanos no son perfectos, por tanto si usted falla tiene derecho a reivindicarse.
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LIBERTAD

SOY UN GRAN AFORTUNADO: SOY MAESTRO

Un artículo de Óscar González, profesor de Educación Primaria, escritor, asesor educativo y conferenciante.

Pues sí, así me considero: el más afortunado por poder dedicarme a aquello que más me gusta. Soy maestro. Por este motivo mi entrada de hoy quiero dedicarla a todas las MAESTRAS y MAESTROS que se dedican a la tarea más valiosa y apasionante, capaz de cambiar el mundo: la educación de nuestros hijos y alumnos. En mi libro "365 propuestas para educar" destaco algo muy importante: el valor que atesora la educación es único. Se trata del motor de cambio de nuestra sociedad.

Sólo a través de la educación conseguiremos transformar la sociedad haciendo de éste un mundo más justo, sostenible y habitable. Y eso es gracias a la tarea silenciosa (y en ocasiones silenciada), desde el anonimato de los miles de maestras y maestros que trabajan a pie de aula cada día en nuestro país... Aquí puedes ver un vídeo en el que hablo de la importancia de la figura del maestro en la educación actual.

Como muy bien destaca José Antonio Marina en su famoso Homenaje al Maestro: "A los adultos nos invade muchas veces el desaliento ante el futuro, un cierto cansancio de lo porvenir. Entonces deberíamos recordar la figura del maestro, que es el profesional de la esperanza, el incansable, humilde y magnífico cuidador del futuro. Con la misma tenacidad con que el árbol florece en primavera, él volverá a enseñar que dos por dos son cuatro".

El buen profesor es aquel que además de enseñar aprende de sus alumnos. Es por ello que me gustaría compartir contigo algunas citas para la reflexión:

* "Enseñar es aprender dos veces" (Joseph Joubert)
* "Si quieres aprender, enseña" (Cicerón).
* "El maestro, ése que siempre recordamos, "nuestro maestro", no solo influye, sino que marca en gran medida nuestra vida" (Javier Urra)
* "No hay maestro que no pueda ser discípulo" (Baltasar Gracián)

El motivo principal de esta entrada era compartir contigo el siguiente texto de John W. Schlatter que deberíamos tener cerca leer cada día todos aquellos que nos dedicamos a esta apasionante tarea para recordar y recordarnos a nosotros mismos que somos unos auténticos privilegiados. Es un texto que debería circular por todos los centros educativos. Que no se nos olvide, que no se nos agote la ilusión. Nuestros alumnos merecen lo mejor de nosotros. Ofrezcámosles nuestra mejor versión... Porque, ¿qué sería del mundo sin los maestros?

SOY MAESTRO

Nací en el mismo momento en que una pregunta brotó de los labios de un niño por primera vez.

He sido muchos hombres y mujeres en muchos lugares.

Soy Sócrates cuando estimulaba a los jóvenes atenienses a hacer preguntas para descubrir ideas nuevas.

Soy Anne Sullivan, la institutriz que con sus dedos tecleó los secretos del universo en la palma abierta de Hellen Keller, sorda, ciega y muda.

Soy Esopo y Hans Christian Andersen, y otros que revelaron la verdad al mundo en sus innumerables cuentos y relatos.

Soy Marva Collis cuando luchaba por el derecho de todos los niños a recibir educación.

Soy Mary McCloud Bethune, la que construyó una gran escuela superior para mi pueblo, usando como pupitres cajones de naranjas vacíos.

Soy también Bel Kaufman, empeñado en Subir por la escalera que baja.

Los nombres de quienes han practicado mi profesión resuenan como personajes inolvidables para la humanidad: Booker T. Washington, pedagogo y reformista negro estadounidense, Buda, Confucio, Ralph Waldo Emerson, Leo Buscaglia, Moisés y Jesús.

También soy uno de aquellos cuyos nombres y rostros han sido olvidados hace ya mucho tiempo, pero cuyo carácter y cuyas lecciones serán siempre recordados en los logros de sus discípulos.

He llorado de alegría en las bodas de mis antiguos alumnos, me he regocijado ante el nacimiento de sus hijos y, con la cabeza baja, he guardado el silencio del dolor y de la confusión ante tumbas prematuramente abiertas para cuerpos demasiado jóvenes.

En el transcurso de un día me han llamado para que fuera actor, amigo, enfermero y médico, entrenador, buscador de objetos perdidos, prestamista de dinero, taxista, psicólogo, sustituto de padres o madres, vendedor, político y portador de la fe.

A despecho de mapas, cartas, fórmulas, verbos, relatos y libros, en realidad no he tenido nada que enseñar, porque en realidad mis alumnos sólo se han tenido a sí mismos como tema de estudio, y sé que para decirte quién eres necesitas nada menos que el mundo entero.

Soy una paradoja. Hablo en voz más alta cuanto más escucho. Mis dones más importantes se encuentran en lo que estoy dispuesto a recibir, con agradecimiento, de mis discípulos.

La riqueza material no es uno de mis objetivos, pero soy un investigador a tiempo completo en mi búsqueda de nuevas oportunidades para que mis alumnos usen sus talentos, y en mi constante ir en pos de aquellos talentos que en ocasiones permanecen sepultados bajo la autodestrucción.

Soy el más afortunado de todos los trabajadores.

En un momento mágico, a un médico le es concedido abrir a un nuevo ser las puertas de la vida. A mí me ha sido dado vigilar que la vida renazca día tras día con preguntas, ideas y nuevas amistades.

Un arquitecto sabe que si edifica con cuidado, las estructuras que erige pueden durar siglos. Un maestro sabe que si construye con amor y honestidad, lo que construye durará eternamente.

Soy un guerrero que día tras día libra una batalla contra la presión, la negación, el miedo, el conformismo, los prejuicios, la ignorancia y la apatía de los padres. Pero cuento con grandes aliados: la inteligencia, la curiosidad, el apoyo de los padres, la individualidad, la creatividad, la fe, el amor y la risa, dispuestos todos a defender mi estandarte con apoyo indomable.

A quién si no a vosotros, la gente, los padres, tengo que agradecer esta vida maravillosa que tengo la fortuna de vivir. Porque vosotros me habéis hecho el gran honor de confiarme la mayor contribución que habéis hecho a la eternidad: vuestros hijos.

Por eso tengo un pasado rico en recuerdos y un presente que es un venturoso y agradable desafío: porque me ha sido dado pasar mis días con el futuro.
Soy maestro... y se lo agradezco a Dios cada día.

"Enseñar no es sólo una forma de ganarse la vida sino que es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros"
(Emilio Lledó)
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PENSAMIENTO OCCIDENTAL

PESTALOZZI Y LA EDUCACIONALIZACIÓN DEL MUNDO

Un artículo de Marcos Santos Gómez, Profesor en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada.

Libro de referencia:
Tröhler, D. (2014). Pestalozzi y la educacionalización del mundo. Barcelona: Octaedro .


El suizo Pestalozzi (1746-1827) en vida y durante aproximadamente medio siglo tras su muerte, ha conocido una veneración unánime (salvo algún escaso enemigo o difamador en su época) por parte de los interesados por la educación que desde entonces, con la “educacionalización” del mundo, en palabras de Daniel Tröhler, proliferamos en nuestros tiempos más inmediatos y en los presentes. En su libro, Tröhler, gran experto en la figura del pedagogo suizo, detalla numerosos aspectos de su biografía, vinculada a los distintos lugares en los que fundara y dirigiera proyectos educativos. Lo central y a mi juicio muy acertado de este libro es que cuestiona la idea de que Pestalozzi es la causa inmediata y la fuente de la pedagogía moderna. Una tesis de Perogrullo porque, en efecto, los cambios en la historia no son nunca cuestión de sujetos aislados que los causan o voluntades singulares. Pero esto hay que repetirlo siempre. Es evidente, a poco que pensemos y comprendamos la historia. En todo caso, como decía Hegel, sí puede haber personas catalizadoras de las fuerzas que constituyen su tiempo, pero no auténticos fundadores de nada. Podíamos decir que la historia, vista hegelianamente, nos sobrepasa.

En época de Pestalozzi su obra tuvo eco y se le buscó, imitó y estudió porque esa misma época inventó que los problemas sociales y el avance de la historia y el progreso, se debían abordar como problemas educacionales. Es decir, el muy actual prurito de que para que las cosas vayan bien, para que las sociedades sean prósperas y más justas, para que la ciencia como la mayor de las píldoras continúe su avance productivamente (y las empresas, y las naciones… etc.) hay que invertir y fijarse en la educación. Todo problema, todo mal en la historia, debe tratarse como un problema de educación, y la educación debe resolver y salvar la historia. Naturalmente hablamos de una educación cada vez más formal y regulada, de los sistemas educativos. Este interés viene desde la segunda mitad del siglo XVIII, y se constata en la abundante elaboración decimonónica de historiografías de la educación, disciplina cuyo auge comienza en medio de este proceso y en el cual cobra sentido (p. 194). Estas primeras historias de la educación son más que una exposición de hechos, un desarrollo y propuesta moral con exposición de ejemplos y modelos, entre los cuales a veces aparecía, ensalzado, Pestalozzi. “En torno a 1900, Pestalozzi era el héroe de la historiografía, el hombre que con su amor y entrega había dejado tan profunda huella en la escuela moderna que fue elegido padre de la educación moderna (…)” (p. 196).

La “elección” de la educación como solución tiene su base ideológica en el contraste entre, por una parte, un mundo cada vez más materialista y secularizado, el de la economía clásica y el capitalismo moderno, que se antoja amoral y que, aun más, desmoraliza a la sociedad. De hecho, recordemos que Adam Smith fue profesor de ética y dedica apartados de La riqueza de las naciones a una preocupación por limar desde la ética las asperezas de su programa económico. Se da, pues, y a pesar del sr. Smith una amoralidad en el funcionamiento y progreso (comercial, industrial, científico…) que chocaba, y esta es la otra parte, con los coetáneos ideales del republicanismo de origen ilustrado y revolucionario (Revoluciones americana y francesa). La ideología moralizante que había creado los Derechos del hombre y del ciudadano, que todo lo arreglaba, estoicamente, desde la virtud personal.

Pestalozzi en sus inicios sostuvo, de hecho, un republicanismo que le hizo andar no lejos de los eventos revolucionarios en París, pero pronto asumió y se centró en un “interiorismo” pedagógico, en una suerte de bucólica cura de almas. Este republicanismo fue un cierto prurito moral que quiso rectificar la historia desde los valores, la moral y la política (luchando contra la tiranía). Como parece, ambas tendencias contemporáneas, capitalismo ciego y republicanismo liberal, colisionaron y finalmente, de ese juego, señala Tröhler, del fracaso de la actitud ética ante un capitalismo rampante que empezó a enseñar su peor cara, del prurito republicanista frustrado, emerge una ideología generalizada y jamás atribuible en exclusiva a Pestalozzi, por el desarrollo de la educación. Aún más, se inventa la educación a partir de esta preocupación: “De la pregunta de cómo podía desarrollarse la virtud en un entorno corrupto surgieron nuevos conceptos educativos. Si ya no era posible socializar a los jóvenes en un entorno virtuoso, habría que educarles específicamente en las virtudes” (p. 35).

En este sentido, Pestalozzi sí que ejemplifica e ilustra (y ciertamente se lo elogió e incluso veneró en vida, como hemos dicho) lo que se estaba dando en Europa. Parece personificar todo un pathos, una preocupación por los pobres y, en general, por todos los niños que debían ser educados teniendo como fin especialmente su moralización, en términos religiosos. Pestalozzi, como Rousseau, a quien lee e imita, aboga por métodos activos en la pedagogía, intenta corregir lo que ocurría en el Antiguo Régimen (aunque se situara ya al final de su vida en la imposible vuelta atrás que supuso la Restauración y el Congreso de Viena). Es decir, que la educación que se daba entre los aristócratas (preceptores escogidos y caros) o en los orfanatos, en el otro extremo, se extendiera a lo que hoy llamaríamos “clase media”, por tanto a un segmento ya mayoritario de infantes de los que sólo parte de ellos habrían aspirado a ir a la escuela. El modelo escolar es, de hecho, el que se elige, corrige y generaliza, en un esfuerzo sobre todo por llenar el hueco que el abandono fáctico de la ética en el capitalismo, había dejado. La idea clave y central es que toda la nación pasara por la escuela, que ya venía funcionando para muy pocas personas desde muchos años antes. Y además, Pestalozzi piensa en que muchos de sus alumnos se formen para ser maestros, en una época en la que no existía todavía la formación de maestros para una educación básica y generalizada de la población.

Tröhler pinta un Pestalozzi un poco maniático, con delirios de santidad, auto proclamado abnegado y sufriente (esta era la visión que tenía de sí mismo), que yo quisiera contrastar con una lectura atenta de sus cartas y tratadillos (cuya edición crítica completa está Tröhler, de hecho, llevando a cabo). Me ha dado una rara impresión de que incluso cae mal al estudioso. En todo caso, vale la tesis de que Pestalozzi, aunque no causa del mismo, sí fue encarnación del educacionalismo, es decir, vio y practicó la educación (escolar) como remedio. Apostó toda su vida por los distintos proyectos que le hicieron famosos y que le provocaron algún que otro quebradero de cabeza. Se esforzó en parir un método que fue pronto estudiado y copiado, en sobre todo dar amor y cariño, antes que férrea disciplina, en cuidar y curar las almas. En esto no sólo obedece al educacionalismo de su tiempo sino al fermento protestante que había también apostado en su Suiza natal, y antes de que él lo hiciera, y de un modo masivo, por educar (pp. 22-26). Este esfuerzo es, cada vez más me lo parece, la tensión que crea nuestra idea moderna de educación, en su vertiente escolar desde la más hasta la menos directiva. Preocuparse por un alma que hay que labrar para garantizar la salvación de la persona y de la humanidad, retomando el viejo estoicismo cristiano cuyo germen ya vimos hace unos días que está presente en San Pablo. Porque educar-se es, sobre todo, labrar-se, esculpirse y constituirse en sujeto de una verdad. A menudo he destacado la importancia esencial de la veta estoica y neo estoica que sigue habitando nuestro tiempo. Por señalar uno de sus momentos, aunque en el mundo católico, tenemos al barroco Baltasar Gracián. Es, sin embargo, y a juicio de Tröhler un fenómeno protestante, en la medida en que el fiel protestante debe hacerse a sí mismo en la constante relación con la verdad divina. Sólo hay su alma y Dios. Por tanto hay que extremar la purificación personal del alma, hay que asegurarse que pertenece a los elegidos, en un mundo de pecado que ya no tiene la mediación de la Iglesia. Para entender bien la educación y la escuela, la ideología escolar, hay que ir a estos lugares del individuo y del capitalismo incipiente, y de la corrupción generalizada.
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FILOSOFÍA Y CAMBIO POLÍTICO: ¿QUÉ EDUCACIÓN NECESITAMOS, SI ES QUE QUEREMOS, DE VERDAD, CAMBIAR LAS COSAS?

Un artículo de Víctor Bermúdez Torres, profesor de filosofía.

"¿Qué educación necesitamos, si es que queremos, de verdad, cambiar las cosas? Indudablemente, una que tenga que ver con la propia naturaleza del cambio previsto. Nuestros problemas, de entrada, no son relativos a este o a ningún país en especial. Son globales. Es el mundo el que parece tomado por una misma y errática combinación de codicia, violencia, irresponsabilidad e ignorancia".




Es un hecho invariable que nuestros políticos pregonen su mercancía ideológica con la retórica del cambio. ¿Pero qué cambio es el que quieren? Más allá de los que solo quieren cambios cosméticos (cambios para que nada cambie), los hay que pregonan la necesidad de una transformación política más sustantiva. Para esto proponen reformas constitucionales, o nuevos modelos productivos, pero apenas nada claro sobre educación (más allá de detalles nimios – como el asunto de la religión – o puramente políticos – como el pacto educativo –). La educación no está en el centro del debate público en torno al cambio, cuando, paradójicamente, es lo único que puede hacerlo de verdad posible.

Decía Kant que no hay revolución que valga si antes (o a la vez) no cambian las personas, en el sentido, como mínimo, de alcanzar una “mayoría de edad” que les permita pensar y juzgar por sí mismas. Por eso, para que cambien las cosas, importa relativamente poco quien gobierne (la “casta” o la “gente” – ¿alguien cree, de verdad, que son tan distintos? – ), o que se abran uno o cien procesos constituyentes; lo que de verdad importa es que sean los propios ciudadanos los que se decidan a cambiar. Seguiremos siendo exactamente igual de corruptos, violentos, machistas, irresponsables e irreflexivos (en el grado en que lo seamos) si no nos convencemos de ser nada mejor que todo eso. Pero para convencerse no sirven de nada las leyes, ni cortar ejemplarmente algunas – muchas o pocas – cabezas; de lo que se trata, más bien, es de transformarlas. Las personas cambian cuando cambian sus ideas. Y de eso va justamente la educación. Cierto tipode educación.

¿Qué educación necesitamos, si es que queremos, de verdad, cambiar las cosas? Indudablemente, una que tenga que ver con la propia naturaleza del cambio previsto. Nuestros problemas, de entrada, no son relativos a este o a ningún país en especial. Son globales. Es el mundo el que parece tomado por una misma y errática combinación de codicia, violencia, irresponsabilidad e ignorancia. Ni siquiera las democracias occidentales (responsables, en gran medida, de esa combinación depredadora e irracional) son ya las islas – exclusivas – de justicia y libertad que solían ser. Nuestros propios hijos no solo serán tan pobres como nuestros viejos sirvientes coloniales, sino también esclavos del difuso conjunto de élites e instituciones financieras que determinan, sin controles ni fronteras, la política de los estados y, cabe decir, el destino del planeta entero. Poner bridas democráticas y racionales a esta fuerza codiciosa y ciega exige, no élites de intelectuales dirigiendo masas de obreros que ya no existen, sino una masa crítica de ciudadanos educados y convencidos de la necesidad del cambio, inmunes a mitos y sofismas, con una visión integral de los problemas, y con la suficiente lucidez moral para afrontar los retos e incertidumbres que aceleradamente se generan en un mundo cada vez más globalizado.

¿Qué tipo de educación podría generar esa masa crítica de ciudadanos? Esa es la pregunta que debemos hacernos. La respuesta no es fácil. Pero si que podemos ir despejando opciones, y haciendo alguna sugerencia. La educación que necesitamos no es, desde luego, la que ahora tenemos. Pero tampoco la que muchos proponen como panacea: la que es poco más que adiestramiento laboral, formación de “capital humano”, o innovación científica dirigida por el mercado. No es la educación del informe PISA, ni la del Plan Bolonia, ni la obsesionada con el I+D+I. Esos modelos educativos son, sin duda, perfectos para aumentar la competitividad, pero no para cambiar el mundo. Si la educación general se confunde con un concurso de ciencias, tecnología e idiomas, marginando todo aquello que genera reflexión crítica, comprensión holística y diálogo en torno a fines y valores (todo lo relacionado, por ejemplo, con la filosofía y las humanidades), no me imagino cómo podría prender en la gente ese cambio civilizador a escala planetaria que necesitamos.

He mencionado a la filosofía. Es cierto que soy profesor de esa materia. Y seguramente no tan objetivo como quisiera. Pero estoy convencido que la filosofía cambia profundamente a la gente. Como poco (y ya es mucho), la educación filosófica contribuye decisivamente a formar ciudadanos críticos y personas íntegras (justo las dimensiones que faltan al individuo acrítico y desintegrado de la sociedad global para aspirar a ser un sujeto político eficiente). En el orden de los procedimientos, la filosofía enseña a tomar distancia, a analizar y valorar la realidad desde perspectivas distintas, y sustentar los propios juicios en un diálogo racional con los otros y con uno mismo. En un sentido más sustantivo, la filosofía nos da a conocer las ideas que sostienen y rigen nuestros juicios, deseos, emociones, acciones y pasiones, proporcionándonos, así, la posibilidad de cambiar (nos) desde la raíz. No sé que otra cosa que la filosofía podría garantizarnos tal nivel de libertad y de poder de transformación (la religión, por ejemplo, suele ser más conservadora, y su reino demasiado alejado de este mundo – tal vez por eso parezca ser el complemento espiritual ideal del neocapitalismo globalizado y de su aséptica ciencia –).

Ha sido la filosofía, desde Sócrates a Russell, Habermas o Derrida, y no ninguna otra ciencia o saber, la que (entre otras cosas) inventó para Europa algo históricamente tan novedoso y revolucionario como el ciudadano crítico (distinto del súbdito fiel, el confiado creyente, o el individuo permanentemente distraído de nuestros días). No podemos renunciar a esa conquista, que es, además, la condición de todas las que puedan venir detrás. Por eso, cualquier diseño educativo que tenga como fin transformar realmente las cosas ha de disponer la formación filosófica como un objetivo primordial. Hace unos días, como en una aparente y premonitoria confabulación, reivindicaban lo mismo las Reales Academias españolas, se lo oía decir, en una magnífica conferencia, al profesor Antonio Campillo, y lo leía, a la vez, en un artículo, circulante por las redes, de The Washington Post, en el que, además, se planteaba seriamente la necesidad de implantar la formación filosófica para niños, un viejo proyecto del filósofo americano Matthew Lipman. El mensaje común era el que venimos repitiendo aquí: dada la inanidad a la que ha llegado el debate político – y los retos a los que la globalización nos enfrenta – , es imprescindible una regeneración radical de nuestra condición de ciudadanos. Frente a la jungla neoliberal, el mundo tiene que reconstituirse como una nueva y compleja cosmopolis, dirigida por y para la gente, desde luego, pero por gente que sea realmente “mayor de edad”. El filósofo Platón decía que este mundo no tendrá arreglo hasta que no gobiernen los más sabios. Si esto admite traducción democrática, diríamos: hasta que la mayoría de los ciudadanos no sean, en cierto modo, filósofos. Y ese ha de ser el objetivo primero de la educación. Filosofen, por favor, sobre ello.
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historia

EL ESTRÉS DOCENTE: UN HECHO AL QUE CASI NADIE PARECE IMPORTAR.

Un artículo de Mel Elices Agudo, Educadora Infantil y futura pedagoga.

Desgraciadamente, cada vez más docentes sienten en su trabajo ese malestar personal, esa sensación de no servir para nada, de que su esfuerzo no es reconocido como debería serlo, y que en muchas ocasiones se le exige hacer cosas que no son ni mucho menos de su competencia. Además, muchos de ellos tienen que soportar y aguantar escenarios de presiones y reuniones con familias poco respetuosas y maleducadas. Igualmente, se puede dar el caso de que algunos de ellos no tengan buenas relaciones con los demás compañeros del centro y que se sientan desplazados del grupo. Si al tiempo que dedica el docente a estar en clase, le sumamos el que invierte en corregir exámenes, trabajos, actividades y preparar las clases de toda la semana, podríamos decir perfectamente, que es un trabajo que genera un estrés elevado. Y sí, así es, pero a la mayoría de las personas parece no importarle.

Me parece a mí, que todavía se cree en el rol de los maestros de las civilizaciones clásicas: ese rol que definía al docente como un “semidios”, que todo lo sabía, que sabía darle explicaciones a casi todas las cosas, y uno de los seres más sabios e inteligentes del lugar. Así pues, se defendía que los profesores podían con todo y que en ningún momento podrían necesitar ayuda de vez en cuando. Esa creencia era absurda hace décadas y lo sigue siendo ahora. Los docentes son personas de carne hueso (oh, qué gran sorpresa), que sienten y padecen. Y que en más casos de los que les gustarían, sufren un malestar que posiblemente no sepan explicar. Ese malestar, no provoca únicamente estrés (que ya es suficiente), sino que puede desembocar en fatigas, excesivo cansancio, dolores musculares, dolor de huesos, de cabeza, problemas al conciliar el sueño, en la alimentación, en sus relaciones personales e incluso en una depresión laboral.

Estas situaciones, como os podéis imaginar no han suscitado demasiada importancia en los medios. Ni siquiera en los centros educativos. Son muy pocos colegios o institutos los que hacen algo para evitar lo anteriormente citado. La mayoría de programas, de actividades, de reuniones son en referencia a los alumnos, y eso está bien. ¿Pero quién “cuida” a los docentes? ¿Quién se encarga de su bienestar en el trabajo? Sí, la respuesta más sencilla es que ellos mismos. Pero es que ellos mismos, en muchas ocasiones se sienten tan agotados y menospreciados que no tienen ni ánimos para motivarse por sí solos. Muchos, por ejemplo, no han desarrollado habilidades para enfrentarse a estos conflictos, o no están preparados para una situación concreta. Algunos, se implican demasiado con los alumnos y les termina afectando también a ellos.

Desgraciadamente, más personas de las que me gustaría, se estarán preguntando: “estrés docente, ¿es eso posible?”. Parece ser que algún sector de la sociedad española, todavía no se ha dado cuenta que el personal educativo es uno de los peores reconocidos y tratadas desde hace algunos años. ¿Qué puede provocar entonces ese malestar en los docentes? A mí se me ocurren un montón de cosas a exponer:

* Muchos alumnos para un único profesor: pues sí, en muchas ocasiones, hay aulas compuestas por 30 alumnos para un único docente. ¿Es eso normal? No, por supuesto que no. Habitualmente, el maestro o profesor se encuentra sólo en clase. Tiene que enfrentarse a estudiantes diferentes, con distintas habilidades y capacidades, con ritmos de aprendizaje muy dispares, y con un sin fin de intereses. Cada día, tiene que adaptar sus clases, tiene que centrarse en todos los alumnos y dejar a un lado esa atención personalizada e individualizada que muchos centros dicen tener y muchos padres quieren que se dé. ¿Pero cómo se va a llevar a cabo ese deseo? Para llegar a esa cumbre, haría falta por lo menos tener a tres docentes por aula todos y cada uno de los días. ¿Estarían dispuestas las autoridades a eso? No, me temo que no.

* Lo que se aprende en la universidad, está lejos de ser práctico: es cierto, los que estudian magisterio no aprenden a tratar las dificultades de aprendizaje, por ejemplo. Y tampoco las necesidades específicas de los alumnos. En muchos casos, los docentes se encuentran con estudiantes de altas capacidades y no saben qué hacer. No por falta de capacidad ni de habilidades, sino simplemente porque no les han enseñado. Pueden tener apuntes, pueden saberse la teoría de memoria. ¿Pero qué pasa en la práctica? Y se sienten perdidos.

* Seamos sinceros; no todos los alumnos tienen ganas de aprender: pues sí, es de sobra conocido, que muchos alumnos presentan falta de interés y poca motivación. Que se sienten desanimados y que no tienen ganas de aprender cosas nuevas. El docente, se esforzará en crear un innovador y atractivo proceso de enseñanza-aprendizaje, para llamar la atención de los estudiantes, pero hay veces que las expectativas no se cumplen y no se ha generado el clima ni la actitud que ellos esperaban.

* Sí, hay familias que insultan a los docentes. Y no sólo en una ocasión: desgraciadamente, hay familias que culpan a los maestros de todo lo que le pase a sus hijos. Se crea un escenario de críticas, de malas palabras, de acusaciones y de ofensas hacia el profesor. Hay padres, que están lejos de ser personas civilidades y con buena comunicación. Y algunos de ellos, pueden llegar a insultos e incluso a acosar al profesor.

* Los futbolistas son más importantes que los docentes: ya se puede dar el caso de que un profesor haya hecho algún logro importante, que seguramente no será reconocido por las demás personas ni por los medios de educación. Hay muchos docentes que cada día se esfuerzan y dan lo mejor de sí mismos para los alumnos. Pero claro, da más audiencia que Cristiano Ronaldo haya dejado a su novia.

¿Hay algo que se puede hacer al respecto? Evidentemente, sí. Los expertos dicen, que practicar deporte en cualquier situación de estrés es beneficioso, ya que reduce el riesgo de ansiedad. Evidentemente, los docentes necesitan tiempo para ellos mismos, y en muchas ocasiones, ese tiempo de ocio o de estar con sus familias y amigos, lo dedican a corregir exámenes, trabajos, actividades o a preparar las clases, y eso les genera más sensación de malestar. No se debería dar casos en que los maestros dejaran de hacer cosas que les gustan por exceso de trabajo (ojo, ni los maestros ni ningún trabajador). También, es muy importante que el docente fomente su autoestima y que potencie las actitudes positivas que tenga a lo largo del día. Que sea consciente de los obstáculos que ha superado y de que su esfuerzo ha merecido la pena. Y que por supuesto, en situaciones límites que no sepa cómo actuar (porque… ¡oh, madre mía!, el docente no lo sabe todo), pida ayuda a los pedagogos, directores y demás personal educativo del centro.

Como es obvio, desde el propio centro también se pueden plantear diversas actividades para reducir el estrés docente en las aulas, como por ejemplo diferentes cursos de formación, reuniones mensuales para que los maestros hablen de sus experiencias, de sus dudas, de sus inquietudes, fomentar la comunicación y la relación entre el personal educativo creando grupos de trabajo y de colaboración entre ellos, apoyándose en las situaciones y casos en las que sean posible. Quizás, empezando por eso, los docentes se sentirían valorados por el lugar del trabajo, y estarían más motivados en las clases. Pero, ya sabemos que en gran parte de los colegios, institutos y universidades, realizar esos programas, les parece una pérdida de tiempo, y en muchas ocasiones, los propios docentes se ven obligados a buscar ayuda externa para no verse superados.

Aunque a la gente le cueste creerlo, la docencia es una de profesionales que más estrés produce. Muchos psicólogos dicen que el número de maestros que pasan por sus consultas está ascendiendo a un ritmo vertiginoso. Algunos de ellos, afirman haber pasado por depresiones provocadas por el exceso de trabajo y el poco reconocimiento y estima que se les tiene. Lo que es cierto, es que como la mayor parte de la sociedad sigue sin darse cuenta de lo que realmente llegan a hacer los profesores, como no son conscientes de su implicación con los alumnos, me temo que este problema tardará en solucionarse y que estará presente durante varios años más. Además, como viene siendo habitual, estas situaciones pasarán desapercibidas por la mayor parte de las personas. Pero, ¿no son los docentes superhéroes camuflados? Pues no, señores míos, está claro que no lo son.
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cuatro cuadrantes

CIENTÍFICOS EXPLICAN DE QUÉ DEPENDE EL ÉXITO EN UN EXAMEN

Investigadores analizaron 2 millones de calificaciones de las pruebas estandarizadas para niños buscando una respuesta.

Parece que los científicos han encontrado una buena excusa para los que no han aprobado un examen. Un nuevo estudio de investigadores daneses revela que la hora a la que se hace la prueba afecta al resultado, informa la revista 'NewScientist'.

El equipo de Hans Henrik Sievertsen, del Centro Nacional Danés para la Investigación Social en Copenhague, analizó 2 millones de calificaciones de las pruebas estandarizadas para niños daneses de entre 8 y 15 años. Se reveló que a partir de las 8 de la mañana, con cada hora pasada, las calificaciones del examen se reducían en un grado equivalente al efecto que produce el faltar 10 días al colegio. En otras palabras, cuanto más tarde se hacía la prueba, peor era el resultado. Además, los niños con el rendimiento más bajo en el colegio, al parecer, fueron los más perjudicados por la hora a la que se hacía el examen.

Los científicos creen que estos resultados se deben a la fatiga cognitiva y es necesario un descanso para mostrar un mejor rendimiento, ya que las calificaciones de los exámenes realizados después de una pausa de 20 o 30 minutos mejoraban tanto que equivalían a las de las pruebas realizadas 2 horas antes.

Sin embargo, para los investigadores aún no está claro cómo los recursos mentales de los niños 'se recargan'. "Me interesa mucho lo que pasa durante estos descansos", comenta Sievertsen. "¿Es porque comen algo o toman aire fresco? Si llegamos a saber eso, tal vez podríamos especular por qué algunos niños resultan más afectados que otros". El científico danés no propone cambiar el horario escolar, sino asignar los exámenes siempre a la misma hora y preferiblemente después del recreo.
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La evolución del amor

8 CHARLAS TED SOBRE EDUCACIÓN QUE TODO DOCENTE CURIOSO DEBERÍA VER

Las charlas TED (del inglés Technology, Entertainment, Design) son adoradas por muchos y odiadas por otra buena parte. Miles de conferencias en las que expertos de todo el mundo hablan sobre sus temas, y en las que la educación es parte capital.

Un vistazo al directorio de TED nos lleva a las cientos de charlas categorizadas con la etiqueta que aquí más nos importa, la educación. Y sobre ellas hemos realizado una selección de las 8 charlas TED sobre educación que todo docente curioso debería ver, sólo con unos pocos minutos de duración y que son un complemento perfecto para las TED Ed Talks. Desde la creatividad en las escuelas o el por qué debemos traer la programación a las aulas, hasta una escuela “de piratas” o cómo atraer a los chavales al maravilloso mundo de la ciencia. Charlas cortas y directas con un objetivo común: mejorar el mundo de la educación.

Nota: la mayoría de las charlas son en inglés, aunque afortunadamente tanto los vídeos colgados en la web oficial de TED como las copias de Youtube suelen disponer de subtítulos en decenas de idiomas, entre ellos el español. Si deseas activarlos, te recomendamos que acudas a la web oficial de TED haciendo clic en el enlace del título de cada una de las charlas, activando allí los subtítulos en el reproductor integrado.


Sir Ken Robinson: ¿matan las escuelas la creatividad?

Dicen que la creatividad es uno de los puntos a mejorar en las escuelas por todo el mundo, y en esta charla Sir Ken Robinson explica tanto las razones como lo que deben hacer las escuelas y las entidades gubernamentales para darle la vuelta a la situación.





Shukla Bose: enseñar a un niño cada vez

¿Están masificadas las escuelas? Muchos opinan que sí, y hay otros tantos que intentan darle la vuelta. Es el caso de Shukla Bose, creadora de la fundación Parikrma Humanity que lucha por promover una educación uno-a-uno en India.





Dave Eggers: había una vez una escuela

Dave Eggers, escritor y periodista norteamericano alquiló un local y lo transformó en un pequeño centro extracurricular. Por fuera, una tienda de piratas; por dentro, mesas y sillas para que los vecinos pudiesen aprender y enseñar los unos a los otros.





Michelle Obama: alegato en favor de la educación

Michelle Robinson es más conocida como Michelle Obama, la esposa del actual presidente de los Estados Unidos y, por tanto, primera dama del gobierno estadounidense. Abogada de oficio, su charla TED busca influenciar a los estudiantes para que se tomen la educación en serio.





Cesar Harada: cómo enseño a los chavales a amar la ciencia

Dicen que las ciencias están entre las asignaturas más odiadas por los niños/as que asisten a los colegios, y en esta charla Cesar Harada explica su método para seducir a los chavales con matemáticas, física, biología y las demás. ¿Cómo? Transformando el aula en un espacio industrial en el que trabajar mano a mano con los materiales.





Mitch Resnick: vamos a enseñar a los niños a programar

Mitch Resnick es el director de uno de los grupos de investigación más exitosos del mundo en cuanto a tecnología y educación, el Lifelong Kindergarten del MIT. En esta charla, de 2012, explica por qué la programación es mucho más que programar, y por qué debemos enseñarla en las escuelas.





Bill Gates: los profesores necesitan retroalimentación ‘real’

La docencia implica estar continuamente informado del entorno, de los chavales y de los movimientos del aula en cada momento. Bill Gates, que durante décadas ha sido la cabeza visible de Microsoft y que actualmente pasa por ser un filántropo convencido, habla en esta charla sobre la necesidad de mantener bien informados a los docentes, incluyendo también cómo llegar a ello.





Gabe Zichermann: cómo los juegos hacen a los niños más productivos

Es un hecho que los juegos forman parte de la educación, pero la clave es cómo influencian a los chavales. ¿A mejor o a peor? En esta charla, Gabe Zichermann determina que promueven la resolución de problemas y las funciones de ser ‘multi-tarea’, algo esencial para la educación del s.XXI.

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PENSADOR

¿SON NECESARIAS LAS NOTAS EN PRIMARIA?

Un artículo de Ana Díaz, periodista.

¿Tiene sentido hacer exámenes a un niño de Primaria cada mes y medio? ¿Necesita un profesor examinar a un niño para conocer su rendimiento? Los exámenes no nos dicen lo que un niño ha aprendido, sino lo que no ha sabido responder. Ponen el foco sobre los errores y van reduciendo poco a poco las ganas de aprender.


Sí, he cambiado de opinión, pero hoy veo claramente que estaba en un error. La tensión que ejercen los exámenes introducidos tan prematuramente en la etapa escolar es, desde mi punto de vista, una pérdida de tiempo tan innecesaria como desmotivadora. Muchos niños lo viven con estrés y otros simplemente no lo entienden ni les importa. Pueden sacar un día un 3 (porque tenían ganas de jugar) y al día siguiente un 10 (porque les interesaba el contenido de la lección). ¿Y qué quiere decir eso? Que los exámenes para un niño menor de 11 años no sirven para nada y son contraproducentes. Al menos yo lo veo claro.

La obsesión por las evaluaciones y las notas aprisiona al niño y termina matando las ganas de aprender con las que nacemos todos los seres humanos. La mayor parte de los profesores con los que yo he hablado me lo reconocen, pero muchos padres me dicen que es bueno que se vayan acostumbrando… Y yo me pregunto: ¿también se deben ir acostumbrando a hacer la Declaración sobre la Renta? ¡Por favor, solo son niños! ¡A lo que tienen que acostumbrarse es a jugar, a hacer deporte, a comer sano, al gusto por aprender cosas nuevas, a la lectura, a pensar por sí mismos…!

En Finlandia, país conocido por encabezar los Informes Pisa sobre educación en los últimos años, los niños no tienen exámenes ni notas hasta 5 de Primaria. En Francia están valorando la posibilidad de eliminar también las evaluaciones numéricas y sustituirlas por informes razonados de los profesores. Son pequeños pasos que se van dando en busca de la motivación escolar perdida.

Yo antes tampoco lo veía, pero es que a veces los árboles no nos dejan ver el bosque. El objetivo de la educación es sacar lo mejor de cada niño para que después pueda devolverlo a la sociedad. Así, aprovechando su pasión por aprender, ganamos todos. Antes pensábamos que cuanto mejores eran las notas de nuestros hijos, más fácil encontrarían trabajo y mejor sería su futuro, pero hoy hemos visto que eso no es cierto. Centrar nuestro objetivo en las evaluaciones y las notas es como mirar al dedo de alguien que te está señalando a la Luna.

CARTA ENVIADA POR UN COLEGIO DEL REINO UNIDO A SUS ALUMNOS

Recientemente leí en Twitter esta carta que fue enviada, junto con las calificaciones de los alumnos de segundo ciclo de Primaria, por un colegio del Reino Unido llamado Barrowford, que se encuentra en Nelson, un pueblo del norte de Lancanhire. Tras ser publicada en las Redes Sociales, su expansión ha sido enorme. Si no la has leído, te recomiendo que lo hagas.

Traducción: “Los resultados de los exámenes del KS2 podrá encontrarlos al final de la carta. Estamos muy orgullosos de la cantidad de conocimientos que has demostrado tener a lo largo de esta semana tan complicada. Sin embargo, consideramos que estos exámenes no evalúan siempre aquello que os hacen especiales y únicos. La gente que creó estos exámenes y los evalúa no sabe nada de vosotros en comparación a vuestros profesores y familiares. Ellos no saben que muchos de vosotros habláis dos idiomas. Ellos no saben que podéis tocar un instrumento, bailar o pintar un dibujo. Tampoco saben que vuestros amigos cuentan con que estéis a su lado o que vuestra risa puede iluminar el día más oscuro. Ellos no saben que escribís canciones o poesías, que realizáis algún deporte, que os preguntáis por el futuro o que a veces os toca cuidar de vuestros hermanos pequeños tras el colegio. Ellos no saben que habéis viajado a espectaculares lugares, que sabéis contar historias verdaderamente maravillosas o que adoráis pasar vuestro tiempo con familiares y amigos. Tampoco saben que podéis ser personas dignas de confianza, atentas, amables y que intentáis mejorar cada día… Estos resultados os dirán algo, pero nunca todo. Así que disfrutad de vuestros resultados y estad muy orgullosos de ellos pero recordad que hay muchas formas de ser inteligente.”
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fenomenología

¿DE QUÉ SIRVE EL PROFESOR? (Artículo-homenaje a Umberto Eco)

Un artículo de Umberto Eco para La Nación.

¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?"

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios -que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).

El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo.

(Traducción: Mirta Rosenberg)
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EGO

CÉSAR BONA: "LA ESCUELA DEBERÍA ENSEÑAR A REFLEXIONAR Y NO A HACER TANTOS EXÁMENES"

El profesor César Bona ha lamentado hoy, en una entrevista con Efe, que "la nota sigue pesando mucho" en el sistema educativo español, cuando la escuela tendría que enseñar a los alumnos a "reflexionar", en vez de hacerles tantos exámenes.

Bona (Ainzón, Zaragoza, 1972), finalista de los Global Teacher Prize (un premio considerado el Nobel de la enseñanza), ofrece en Logroño la charla "Otra educación es posible", organizada por el Aula de Cultura Diario LA RIOJA-Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

"Si no cambian las cosas", los alumnos que acaben los estudios de Magisterio en los próximos cursos tendrán las "mismas carencias" en formación que el profesorado actual, ha lamentado.

A su juicio, "el sistema educativo español sigue sin estimular la expresión oral, que es una herramienta muy importante que se utiliza a diario; la gestión de las emociones o el compromiso social de los alumnos, ya que no viven en una burbuja".

La sociedad debería "mirar más" hacia la escuela y darle la importancia que "merece," ha recalcado este docente, que está en excedencia para poder promocionar su libro "La nueva educación". Bona considera "extremadamente importante" en su ejercicio profesional "escuchar a los niños", algo que no se hace en Secundaria, precisamente la etapa en la que los alumnos tienen "más necesidad de sentirse escuchados".

En relación al sistema de acceso a un puesto de funcionario en la educación pública, ha considerado que cabe la posibilidad de que quien obtenga la mejor nota en una oposición puede trabajar de maestro, pero "sin tener ni idea de cómo dirigirse a un alumno".

La palabra "vocación", a veces, se confunde con el "cariño" hacia los niños, ha explicado, y, sin embargo, hay que tener muy en cuenta la actitud diaria del profesor, quien es el "ejemplo" para sus alumnos.

Para un joven que quiera ejercer la docencia, recomienda que sea "una persona curiosa, creativa y que le interese lo que pasa a su alrededor", ya que sus tareas son "estimular la curiosidad y la creatividad infantil, no solo enseñar, lo que es tan importante para abrir la puerta y que los niños saquen lo que tienen dentro".

En su opinión, las programaciones actuales de las asignaturas de Primaria y Secundaria son "demasiado largas" porque, "desde el primer día hasta el último del curso, los profesores tienen que meter datos en las cabezas de los niños, que después olvidan rápidamente, al tratarse de un sistema memorístico".

Sin embargo, actualmente, se olvidan "cosas tan obvias" como "prestar atención a los niños y adolescentes", que pasan una media de catorce años estudiando, ha lamentado.

Así, Bona ha considerado "triste" que en Primaria y en Secundaria se dejen de celebrar las asambleas de la etapa de Infantil, ya que "es el momento perfecto de escuchar a los alumnos y que se puedan expresar".

Por otro lado, ha criticado que, en el debate de candidatos celebrado en la última campaña electoral, apenas se dedicasen treinta segundos a la educación, a pesar de que es una cuestión de la que depende la formación de millones de españoles.

En vez de fijarse solo en el modelo educativo finlandés, Bona ha recomendado tener en cuenta proyectos locales "extraordinarios" que ya se desarrollan en España, a los que nos se les da la importancia que merecen.

El teatro, que funciona muy bien en muchos colegios de países extranjeros, es una de las herramientas que se podrían incorporar a las escuelas españolas, ha concluido.
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LIBERTAD

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE EDUCACIÓN?

Un artículo de Josep María Turuguet, Licenciado en Prehistoria e Historia Antigua. Profesor de EGB y Primaria entre 1980 y 2000. Miembro de la Societat Catalana de Pedagogia y del grupo "Narració i pedagogia". Actualmente retirado.

A menudo me encuentro discutiendo sobre educación y pensando:“¿Por qué me malinterpretan tanto?” Sin darme cuenta de que yo, probablemente, estoy haciendo lo mismo.


¿Qué nos pasa cuando hablamos de educación o política? A menudo tengo la sensación de que nuestros discursos no son tan distintos, pero se arropan en unas generalidades que enmascaran los matices que sí valdría la pena discutir.

El otro día hablaba de memorización o no memorización. Algo similar pasa con los contenidos o con las competencias o con las actividades, palabras terriblemente ambiguas que permiten posturas aparentemente distantes. Dos personas que defiendan la importancia de que los alumnos salgan de la escuela con unos conocimientos sólidos sobre cosas muy principales se sentirán en campos opuestos de la discusión porque la misma dinámica de la contienda, que suele ser perentoria y rápida, les sitúa en extremos opuestos. Uno ve al otro en el extremo de los laxos. Éste ve al primero en el extremo de los rígidos. Muchas veces la discusión depende de sentimientos personales muy difusos. Algo parecido a lo que pasa en la política con la gente temperamentalmente conservadora y la gente temperamentalmente audaz.

Si nos concediéramos el tiempo y la calma para que cada cual pudiera deconstruir su postura y reducirla a pedazos comparables, tal vez hallaríamos aquellos que coinciden en uno y otro lado y sabríamos, al final, en qué discrepamos realmente y qué puntos de acuerdo podríamos lograr. Supongo que es lo que hacen los negociadores profesionales. Sólo que ellos trabajan cuando han determinado que hay que actuar en algo que es imprescindible y que merece todo el tiempo que se le pueda conceder. Por alguna razón, en educación llegamos poco a ese momento. Todo va demasiado deprisa, lo urgente se nos come lo importante y nos encontramos en tesituras en que de lo que tratamos es más de imponer que de encontrar la verdad o lo que más se aproxime.

No sé por qué reivindicamos la educación lenta y no nos concedemos el pensamiento educativo lento. Tengo la sensación, y desmiéntanme sin reparo, que si tenemos foros para eso, son irregulares y dispersos. Como la atención de los niños según nos parece a nosotros. Pero ¿cuáles deberían ser esos foros? Déjenme lanzar una de mis boutades:

- Foros permanentes en los municipios que guiasen las prácticas de sus escuelas.

- Foros permanentes en las comunidades autónomas en que participasen representantes de consejos escolares.

- Foro estatal donde debatiesen los consejos escolares de las comunidades.


Y todos ellos permanentes (semanales, mensuales o lo que sea) y progresivos. Y televisados, por qué no. Y con participación de “oposiciones”. Nos deberíamos acostumbrar a seguir programas como “La hora de la educación” en prime time moderados por pedagogos que limitaran el ruido y la desorientación (la publicidad también da esas cosas). Lo urgente se nos come lo importante.

Tal vez sea la propuesta de un ignorante en dinámica de grupos. Sobre todo, si los grupos son de millones de personas.
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kant

"LOS DEBERES HAN DE SER UNA EXPERIENCIA POSITIVA, NO UN PURGATORIO"

Una entrevista de Cristina Fernández a Richard Gerver, docente británico y referente mundial de la educación. Gerver recordó ayer en Málaga que los padres tienen que dejar a sus hijos jugar y confiar en su aprendizaje y la escuela prender la mecha del amor por el conocimiento.

Libertad, pasión por el aprendizaje, responsabilidad para enseñar con corazón y valentía para saber ver que el trabajo en el aula tiene que mutar tan rápido como el futuro que espera al acabar la escuela. Estas son algunas claves del discurso del británico Richard Gerver, referente mundial de la educación y el liderazgo que ayer ofreció una conferencia en el Auditorio de la Diputación de la mano de los colegios El Romeral y Sierra Blanca, del grupo Attendis. "Cada año organizamos una conferencia abierta a la ciudad con personalidades que nos puedan marcar pautas del camino por el que debe de ir la educación", consideró ayer Sandra Pérez, directora del colegio Sierra Blanca. En dos días se agotaron las 500 invitaciones para escuchar al magnético Gerver.

¿Cuáles son los retos de la educación en una sociedad cambiante?

Tenemos que entender que el futuro de la educación no consiste sólo en mejorar el sistema actual, debemos de dar un paso atrás para inventar constantemente nuevas formas de hacer lo mismo. Y necesitamos empezar por simples planteamientos sobre qué clase de mundo les espera a nuestros niños y qué preparación necesitan para estar en él, en un mundo que cambia demasiado rápido.

¿Y en qué puesto de salida se encuentra España para acometer esos cambios?

Siempre digo que España piensa que es peor de lo que realmente es. Pero es verdad que el país está estancado en un lugar muy similar a muchos países del mundo desarrollado. Para empezar, la educación está demasiado politizada. No hay suficiente implicación de la sociedad en su desarrollo y muchos profesores muestran su miedo y confusión porque tienen mucha gente diciéndoles qué tienen que hacer y cada día hay una nueva idea, una nueva política.

La comunidad educativa considera de absoluta necesidad un pacto de estado por la educación, ¿está de acuerdo?

Sí. Es cierto que todo está dominado por presiones externas y no por planteamientos auténticos y genuinos sobre la transformación de la educación. Por ejemplo, cuando salen los resultados del informe Pisa todos se vuelven locos y todo cambia de nuevo. Pero Pisa valora una parte muy pequeña de la realidad educativa. Incluso China, que tuvo de las mejores posiciones en el último ránking, está planteándose cambios. Y lo principal es algo mucho más fundamental, educar a los niños como seres humanos. A los estados que creen que los exámenes son el propósito de la educación, hay que hacerles entender que el mundo necesita más que calificaciones.

¿Qué necesitan nuestros alumnos en las aulas?

Muchas cosas, pero lo más importante es el amor al aprendizaje. Aprender tiene que significar para ellos más que sacar una nota.

¿Y los docentes?

Los profesores necesitan arriesgarse más, ser más creativos y hacerse más responsables de las posibilidades del desarrollo educativo. En otras palabras, tienen que ser más profesionales. Es algo controvertido de decir, pero es así.

¿Su formación tiene que ser continua?

Los profesores deben de evolucionar siempre, porque si el trabajo de un docente es preparar a un niño para el futuro, necesitan entender cómo es ese futuro. Los profesores tienen que demostrar que son unos apasionados del aprendizaje.

¿Ganar calidad educativa pasa necesariamente por bajar la ratio?

Sí, es algo muy importante. Los profesores necesitan ser capaces de establecer relaciones personales con cada estudiante, por eso cuantos más haya en clase, más difícil será. Yo digo que la escuela del pasado era como una producción extensiva pero el futuro será como la producción orgánica y ecológica.

Creo que no está de acuerdo con los deberes en casa...

No estoy en contra de que los niños trabajen en casa, lo que no comparto es cómo se les hace trabajar en casa. La mayoría de los deberes son aburridos, repetitivos y no sirven para nada. Sin embargo, si los alumnos son inspirados en la escuela querrán investigar y buscar más información en su tiempo libre. Los deberes necesitan ser una experiencia positiva y no una especie de purgatorio.

¿El trabajo por proyectos es positivo porque aporta más libertad?

Por supuesto. Aprender es una forma de conectar a los chicos con su entorno y la mejor forma de hacerlo es a través de los proyectos. El problema de muchos de los aprendizajes tradicionales es precisamente su desconexión con el mundo real.

Pero creo que los padres aún tienen miedo a que sus hijos no tengan un libro para estudiar en los cursos superiores...

El problema es que cuando los padres fueron al colegio los educaron para un mundo diferente y ahora necesitamos que los padres comprendan que la educación tiene que cambiar para que sus hijos triunfen en el futuro, que es distinto al suyo.

Hace poco una maestra me dijo que los libros de texto habían hecho mucho daño a la educación, ¿qué opina?

Los libros de texto están bien si se usan más como una enciclopedia y menos como una Biblia.

¿Qué opina de las reválidas?

No estoy nada de acuerdo, en Inglaterra las reválidas que teníamos dañaban el progreso de los estudiantes porque los profesores ponían el foco en preparar estos exámenes y no en enseñar.

Cada vez sometemos a los niños a más presión, los hacemos más competitivos, van a más actividades extraescolares... ¿están saturados?

Creo que los padres están matando a sus hijos con amor. Tenemos que recordar que los niños aprenden más en sus primeros cinco años de vida que en el resto. Los padres tienen que dejarlos jugar y confiar en ellos y en su aprendizaje.
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kant

“LA ESCUELA PUEDE APRENDER MUCHA PEDAGOGÍA DE LOS VIDEOJUEGOS”

Una entrevista de Pilar Álvarez a Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense. La educación "requiere un esfuerzo constante del profesor que se lleva mal con la poltrona funcionarial”, defiende el catedrático en su último libro La educación en la encrucijada.

“La escuela vive una crisis institucional que afecta a sus funciones”. Mariano Fernández Enguita analiza esta premisa en su último libro, La educación en la encrucijada, donde aborda algunos tabúes del debate "sobre qué educación queremos". Los docentes, defiende este catedrático de Sociología de la Universidad Complutense con una veintena de títulos sobre educación previos, son y serán "la columna vertebral" del sistema pero su papel tiene que cambiar. Fernández Enguita cuestiona el papel de los funcionarios -cuyo esfuerzo constante necesario "se lleva mal con la poltrona funcionarial”- y pide fijarse en nuevas herramientas tecnológicas para aprender. Entre ellos, los videojuegos, de los que la escuela "puede aprender mucha pedagogía".

"Algo debe tener de tabú el tema de los docentes cuando en 30 años no se ha conseguido hacer un estatuto de su función” (prometido y no alcanzado por los dos últimos Gobiernos) ni sobre la formación del profesorado, un debate que se reabrió de forma virulenta en los últimos meses de Ejecutivo del PP, y que es “muy, muy, muy difícil de mover”. “No es que no se sepa cómo sino que no se quiere".

Revisar el estatus de funcionario

En su último libro, editado por la Fundación Santillana (integrada en el grupo PRISA, editor de EL PAÍS), defiende que los docentes "gozan del aprecio del público pero el que no tienen es el de sus compañeros”. “Vas a un colegio o a una facultad y a veces da igual hacer las cosas bien, mal o no hacerlas. Para quien se toma en serio su profesión esto es poco gratificante y a menudo hiriente y frustrante”. ¿Cómo debe de ser ese docente? “Hemos construido la escuela sobre el supuesto de que el profesor va una generación por delante del alumno. No me refiero en edad, sino en conocimiento, disposiciones y visión del mundo. Y creo que eso ya no es así, no está garantizado. Eso requiere un esfuerzo constante del profesor que se lleva mal con la poltrona funcionarial”, sostiene. Y se responde a sí mismo: “¿Significa que tenemos que precarizar a los profesores? No. Entre la precariedad y la poltrona hay muchas fórmulas intermedias”.

"Nadie quiere pacto educativo"

Mientras el futuro Gobierno de España sigue en el aire, este catedrático universitario se muestra escéptico ante la oferta de acuerdo educativo que ofrecen casi todos los partidos políticos. “Se habla del pacto pero en realidad no lo quieren”, considera Fernández Enguita, que alude a un momento de “maniqueísmo” en España con “cierta agresividad entre nacionalismos periféricos y centrales” que han provocado que la “situación se crispe”. “Formamos a la gente para que funcione 40 o 50 años y por tanto no se puede hacer políticas pensando en los próximos cuatro”, defiende.

El papel de los rankings

La educación española, a juicio del catedrático y según señalan organismos internacionales como la OCDE, no es capaz de superar los niveles de desigualdad de los alumnos y mantiene unos índices de fracaso y abandono escolar que doblan la media europea y que “en cualquier país del mundo probablemente darían pie a un escándalo”. “La mala calificación de España no es PISA [el examen internacional de la OCDE a alumnos de 15 años, en el que España se sitúa a mitad de la tabla], sino el fracaso y el abandono”, prosigue. “Cuando hablamos de PISA, en el caso de España, hablamos siempre diferencias poco relevantes. Uno puede estar en el puesto 30 y sin embargo muy cerquita de la cabeza”.

“La escuela agudiza las dificultades de aprendizaje”

El autor defiende una revisión de las nuevas herramientas frente a una escuela que “elude o adapta toda nueva tecnología para hacer más de lo mismo”. Y se fija, como ejemplo, en los videojuegos que “están encontrando la manera de retar a los adolescentes a que hagan cosas muy difíciles y además tienen un nivel, requieren memoria y tienen un alto nivel de abstracción, utilizan lenguajes simbólicos muy complejos y consiguen mantener una tensión permanente entre lo que el jugador sabe y el reto que se le pone. La escuela puede aprender mucha pedagogía de los videojuegos”.

La institución debe repensarse porque “hay indicios sólidos de que la escuela agudiza dificultades de aprendizaje”, alerta este profesor universitario: "Algo en la estructura escolar, quizá el formalismo en el aprendizaje de la lectoescritura, la compartimentación de los saberes en disciplinas o quizá la fórmula de una talla única y los mismos procedimientos para todo y el no reconocimiento de la multidisiciplinariedad de la inteligencia, que hacen que muchos caigan y no se levanten”. "En el modelo de antes llevábamos a los niños a la escuela para que aprendieran cosas que solamente podían aprender del profesor y del libro. Eso ya no es así, pero no hay ninguna garantía de que los niños aprendan".

Futuro para la escuela, no para el aula

Fernández Enguita considera que la escuela “perdurará y está en expansión, pero lo que es la distribución del aula no perdurará”. “En la nueva ecología de los medios no hay porque tener un profesor con veinte alumnos. En algunos espacios lo que se está haciendo es juntar grupos y tener tres profesores con cincuenta alumnos, incluso se rompen los espacios del aula y puede que lo próximo sea romper los tiempos", incluye entre las reflexiones de La educación en la encrucijada, ya a la venta en librerías especializadas por 14 euros y que la fundiación ofrecerá de forma gratuita en su web en una fecha aún no cerrada.
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Un nuevo paradigma de conocimiento

IMPLANTAR EL AJEDREZ EN PRIMARIA PODRÍA REDUCIR EL ABANDONO ESCOLAR HASTA UN 30%

Noticia de fecha 15 de febrero 2015 (Noticias Cuatro).

En torno a un millar de colegios en España ofrecían Ajedrez como asignatura optativa. Lo 'ideal' es que el aprendizaje del ajedrez se inicie a los 6 años y continúe hasta los 11. Implantar el ajedrez obligatorio en todos los niveles de Educación Primaria podría ayudar a reducir el abandono escolar, según las estimaciones de la Federación Española de Ajedrez (FEDA). La extrapolación es un estudio realizado "hace años" por la institución, a partir de los datos de las escuelas que ya aplicaban la enseñanza de este juego entre sus estudiantes.


Según ha explicado el director técnico de la Federación Española de Ajedrez, Ramón Padullés, a Europa Press, la FEDA "lleva mucho tiempo luchando" para que se aprovechen las ventajas de la enseñanza de ajedrez en las escuelas. "Ahora finalmente ha salido", ha explicado, en referencia a la proposición no de ley aprobada en el Congreso el pasado miércoles.

Gracias a la medida, propuesta por el PSOE y aprobada por unanimidad en la cámara, se implantará el programa 'Ajedrez en la Escuela' siguiendo las recomendaciones que la Comisión Europea realizó en 2012.

Hasta ahora, en torno a un millar de colegios en España ofrecían Ajedrez como asignatura optativa, aunque sumadas a las que lo ofrecían como extraescolar son "un mínimo de 3.000", según el director técnico de la organización de ajedrecistas.

"Luego hay experiencias piloto muy interesantes impulsadas por gobiernos autónomos. La más clara es la de Baleares, donde esto ya está prácticamente implantado. En Cataluña se ha hecho una experiencia piloto con 120 colegios, en Cantabria también se ha hecho una experiencia piloto con unos 3.000 alumnos, aunque aún no se puede decir que se esté implantando", explica Padullés.

Para la federación, los estudios realizados hasta la fecha "han logrado demostrar que el Ajedrez mejora en un 17% el rendimiento en matemáticas y lecturas poco tiempo después de empezar a jugar".

Según su director técnico, este ejercicio, practicado por niños de edad temprana, "favorece un desarrollo más rápido de la inteligencia, un mejor desarrollo de su grado de madurez e, indirectamente, tiene beneficios para el aprovechamiento mejor y más claro de otras asignatura, como pueden ser las matemáticas, la comprensión lectora, la visión espacial".

"Aparte, les forma anticipadamente el carácter en cuanto a toma de decisiones y el saber perder, que es muy importante, y saber analizar por qué se ha perdido", asegura.

En este sentido, explica que lo "ideal" es que el aprendizaje del ajedrez se inicie a los 6 años (primer curso de Primaria) y continúe hasta el término de este nivel de estudios (a los 11 años).

"Nosotros entendemos que, depende del grado de madurez que vea en los niños cada profesor y cada centro, a partir de los cuatro años ya se podría empezar, pero la edad ideal son seis años", ha puntualizado.

Para la enseñanza del juego, en las primeras etapas no es necesario que los niños se sienten frente a una mesa y venga "un entrenador de los de verdad a enseñarles estrategias". Por el contario, Padullés estima que lo mejor es "hacer que lo vean como un juego". "Primero que entiendan lo que son las verticales, horizontales y diagonales, luego que conozcan cada pieza, la dibujen... Luego ya se desarrolla un poco más y que sea algo progresivo", ha indicado..

Para el directivo de la federación, se está produciendo un "auge del Ajedrez" (del que la iniciativa del Congreso forma parte) desde que la Comisión Europea decidió impulsar esta disciplina como una herramienta eficaz para el sistema educativo.

En marzo de 2012, la CE emitió un llamamiento a los Estados miembros de la UE para recomendar que la incluyeran en sus programas, al considerar que es un juego "accesible a los niños de todos los estratos sociales" y capaz de "mejorar su concentración, paciencia, perseverancia, intuición, memoria, y su capacidad de análisis y de toma de decisiones", además de "la deportividad, motivación y determinación".

Asimismo, aseguraba que la práctica del juego-deporte, puede contribuir a mejorar la integración y cohesión social y, por ende, "combatir la discriminación, reducir los niveles de criminalidad e incluso luchar contra las adicciones".
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IMAGEN DEL MÁNDALA EPISTEMOLÓGICO A TODO COLOR

VENTAJAS DEL BILINGÜISMO EN LA INFANCIA

El bilingüismo presenta aspectos positivos sobre la inteligencia. Algunos padres consideran que el aprendizaje de un segundo idioma puede representar un freno e incluso un retraso en el desarrollo lingüístico del niño, aunque no existen pruebas concretas a respeto.

Alguna que otra vez, el niño podrá mezclar alguna que otra palabra entre los dos idiomas, pero esos casos son normales al principio, principalmente cuando los idiomas presentan palabras semejantes. Sin embargo, esos pequeños fallos suelen desaparecer con el tiempo.

El éxito de aprender dos idiomas para los niños

Según algunos investigadores, los niños expuestos desde muy temprano a dos lenguas, crecen como se tuviesen dos seres monolingües alojados dentro de su cerebro. Cuando dos idiomas están bien equilibrados, los niños bilingües tienen ventaja de pensamiento sobre niños monolingües, lo que quiere decir que el bilingüismo tiene efectos positivos en la inteligencia y en otros aspectos de la vida del niño.

El aprendizaje de dos lenguas a la vez no representa ningún tipo de contaminación lingüística ni retraso en el aprendizaje. Los expertos coinciden al afirmar que es mucho mejor el aprendizaje precoz, es decir, hablar a los niños ambos idiomas desde su nacimiento, pues permite el dominio completo de ambas lenguas, al contrario de lo que sucede si se enseña la segunda lengua a partir de los tres años de edad.

Equilibrio entre dos lenguas o idiomas

Algunos expertos sostienen que los niños expuestos a varios idiomas son más creativos y desarrollan mejor las habilidades de resolución de problemas. Hablar un segundo idioma, aunque sólo sea durante los primeros años de vida del niño, le ayudará a programar los circuitos cerebrales para que le sea más fácil aprender nuevos idiomas en un futuro. La introducción del bilingüismo en la educación de los niños debe hacerse de forma natural.

Nunca se debe obligar al niño a hablarlo. Lo importante, al principio, es que el niño lo escuche siempre y se familiarice con él poco a poco, sin prisas ni obligaciones. No obstante, existen algunos científicos que recomiendan que el niño aprenda una segunda lengua solo cuando tenga suficiente conocimiento de la materna.

Ventajas de ser un niño bilingüe

1 - Comunicación. La capacidad de comunicación con personas de distintas nacionalidades cuando viajan o conviven con personas extranjeras. Los niños bilingües tienen doble capacidad para leer y escribir en dos idiomas distintos y, por tanto, su conocimiento puede ser más amplio por su mayor acceso a la información global.

2 - Cultural. El acceso a dos culturas diferentes enriquece la educación del niño (literatura, historia, comportamientos, tradiciones, conversaciones, medios de comunicación, etc).

3 - Conocimiento. El acceso a la diversidad estimula la capacidad de desarrollo intelectual de un niño bilingüe. Por ello, pueden ser más creativos, más flexibles, y adquirir una mente más abierta al mundo y a los demás.

4 - Oportunidades de trabajo. Las puertas del mercado de trabajo se abrirán y ofrecerán más oportunidades a las personas bilingües.
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