"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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«SI HUBIERA SEGUIDO ESTUDIANDO MI VIDA SERÍA BASTANTE MEDIOCRE. PUEDE QUE HASTA ESTUVIERA EN PARO»

Luis Iván Cuende, uno de los jóvenes más influyentes del mundo para la revista Forbes, nunca le cogió el gusto a los estudios. Al menos, no al sistema educativo implantado en España y que, en su opinión, es del todo «ineficaz». Fiel a sus principios y a su forma de entender la educación, este «hacker» español decidió abandonar una formación que, a su parecer, poco podía aportar a los conocimientos que ya había adquirido desde el salón de su casa.

Cuende, que incluso llegó a plasmar en un libro su crítica al sistema («Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo: ¡Monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta!»), parece no arrepentirse de una elección cuestionable y arriesgada. Hoy Luis Iván se encuentra inmerso en su último y exitoso proyecto, «Stampery» , un sistema online para validar documentos y que pretende, en palabras de su creador, «mandar de vacaciones a los notarios».

Forbes te seleccionó en enero como uno de los jóvenes más influyentes en el ámbito tecnológico. ¿Cómo recibiste la noticia?

La verdad, no lo vi venir. Forbes tiene una gran repercusión y credibilidad, así que me siento bastante afortunado por ello.

No hace mucho tiempo escribiste un libro en el que criticabas con dureza el sistema educativo español. ¿Mantienes a día de hoy lo que escribiste en aquel momento?

Mi opinión no ha cambiado en absoluto. La vida, de hecho, sigue probando lo que un día predicaba en el desierto. Ahora mucha gente está de acuerdo con que el sistema educativo español no sirve.

¿Qué elementos crees que son necesarios para propiciar el cambio en este modelo que tanto cuestionas?

Muchos. Echar a los educadores que no saben educar. Contratar a los que sí. Quemar los libros de texto. Tirar por la ventana los iPad y las pizarras digitales que perpetúan el anterior sistema con una nueva apariencia. Incorporar métodos para hacer pensar y crear y eliminar los que hacen obedecer y memorizar.

¿Cómo crees que habría sido tu vida de haber continuado estudiando?

Creo que mi vida sería bastante mediocre y que, sin duda, no estaría donde estoy hoy. Puede que hasta estuviese en el paro. Quién sabe.

¿Cómo es el día a día en el seno de «Stampery»?

Manejo a mi equipo, respondo emails, programo, hablo con clientes, con inversores… y pienso. Entro pronto a trabajar, salgo tarde... Trabajo mucho, ¡pero me lo paso muy bien!

Aunque vives fuera tendrás un ojo puesto en España. ¿Qué aplicaciones o negocios ideados en nuestro país consideras más prometedores?

Me quedo con «Wallapop», «CartoDB», «Cabify», «Jobandtalent»...entre otros

En cuanto a aplicaciones, ¿cuáles utilizas en tu día a día?

Utilizo mucho Cabify y soy también usuario de Fintonic, un buen sistema que creo que todos los bancos deberían tener. También he utilizado «Typeform» alguna vez.

Hay quien dice que el Bitcoin no está en su mejor momento. Como experto en la materia, ¿compartes esta opinión?

Para nada, el Bitcoin se encuentra en su máximo punto y jamás ha tenido problemas graves. Hay billones de euros invertidos en Bitcoin, motivo por el que no puede haber problemas. Mucha gente se juega mucho.

¿Cómo funciona «Stampery» y qué podemos conseguir a través de este sistema?

La red detrás de Bitcoin es la primera base de datos inmutable del mundo. Lo que se inserta en ella no se puede modificar. Lo que hacemos es usarla para certificar datos, de forma que puedes tener una prueba de que has enviado un email, o de que has recibido un documento, o de que una transacción se ha ejecutado.

Pregunta rápida: ¿Android o Apple?

Utilizo Android desde que salió, hace unos ocho años. El iPhone fue por delante un tiempo, pero actualmente el software de Apple tiene un montón de errores además de ser un ecosistema cerrado y muy controlado. Android, por el contrario, es algo más abierto.

¿Sabemos en España lo que hacemos cuando compramos tecnología? ¿No crees que a veces nos dejamos llevar por el marketing?

No se puede generalizar pero si me tuviera que decantar por algo diría que, en general, todo el mundo se deja llevar por la publicidad. Muchas veces la gente se sorprende por lo lento que soy comprando pero creo que hay muchas cosas que revisar: las características técnicas del producto, muchos reviews… A mí el marketing me da igual. Muchas veces el marketing amenaza al mercado libre y quien vende es el que más dinero tiene, no el que ha creado el mejor producto.

¿Cómo está España en materia tecnológica?

Muy mal por el lado de emprendimiento, genial por el lado de talento. Emprender aquí es complicado ya que muchos inversores no arriesgan, por eso ahora vivo en Silicon Valley. El talento, sin embargo, es bestial en España.

¿Te queda tiempo libre para las aficiones?

¡Sí! Aunque cierto es que mucho menos. Mis aficiones son la música electrónica y el baloncesto. Últimamente les puedo dedicar una hora a la semana, poco más. Y mi mayor afición es mi chica, supongo. A ella si que le dedico todo el tiempo que puedo.

¿Alguna receta para ser más productivo?

No procrastinar. Fuera Facebook. Fuera YouTube. Fuera Instagram. Cuando se trabaja, se trabaja. Veo a mucha gente perder el tiempo laboral de sus vidas en cosas que no son relevantes.

Con una carrera tan prometedora, ¿dónde te ves en un par de años?

Sin duda, ¡viendo Stampery crecer y crecer! Esa es mi única obsesión
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cuadratura del círculo

LOS DOCENTES YOUTUBERS MÁS INTERESANTES Y SUS LECCIONES EN VÍDEO

No todos los youtubers que arrasan en Internet son chavales que cuentan historias que parecen no tener sentido (aunque hay un gran debate sobre ello), o que narran sus peripecias en los videojuegos. De hecho, en los últimos años y con los nuevos canales educativos (los MOOC tan de moda o la inmensa variedad de recursos educativos online disponibles) se ha abierto la puerta para que cualquiera que lo desee pueda exponer su conocimiento al mundo. Si eres profe de matemáticas, enseñarás matemáticas; si lo tuyo es la química, explicarás conceptos de esta ciencia, etc.


Pero démosle la vuelta a la tortilla. Tanto si eres docente como si eres alumno – o eres un profe que quieres dar recursos extra a tus alumnos – te interesará conocer cuáles son los youtubers y los canales más interesantes que dictan sus lecciones en vídeo, como si fuesen clases a las que cualquier persona puede acceder como alumno. Conocimiento abierto y al alcance de cualquiera gracias a Internet y a todos los profesores y docentes que describimos a continuación.

La Eduteca – Óscar Alonso

La Eduteca nace como el proyecto personal de Óscar Alonso, maestro de primaria cuyo objetivo es crear un blog en el que los recursos en vídeo tengan gran peso. Por un lado el blog que se apoya en su canal de Youtube, y cuyo contenido está principalmente dirigido a explicar determinados conceptos para alumnos de infantil y primaria, tales como el uso de mayúsculas, los polígonos o los mamíferos. Como veis trata todas las materias explicándolas en vídeos de unos pocos minutos de duración que ya cuentan con varias decenas de miles de reproducciones.




Videoprofe

De tercero a sexto de primaria, este docente desmiga en su web decenas de lecciones de matemáticas, lenguaje y conocimiento del medio, todas ellas con un vídeo explicativo en el que aparece él junto con una serie de transparencias de soporte al tema. A mayores ofrece en algunas un conjunto de recursos y otras actividades relacionadas, tales como materiales de apoyo o ejercicios propuestos para asentar los conocimientos de cada lección.




Julio Ríos

Julios Ríos se convierte en “julioprofe”, un youtuber que enseña matemáticas y física a varios niveles en vídeos de unos pocos minutos de duración. Con gran éxito en su país natal, Colombia, su canal en Youtube está perfectamente ordenado según temas (aritmética, álgebra, geometría, etc.) y se apoya en transparencias y en una pizarra blanca para explicar en profundidad cada concepto.




unprofesor.com

Aunque curiosamente no es uno, sino varios profesores los que dictan sus lecciones sobre los temas en unprofesor.com, una web que se adapta a una inmensidad de perfiles… desde primaria o infantil hasta, incluso, conceptos básicos en el ámbito universitario. Todo tipo de materias como lengua, ciencias sociales o naturales, física o química y dibujo técnico, amén de por supuesto matemáticas y, curiosamente, también música.




Unicoos – David Calle

Lo habitual es que los temas expuestos sean sencillos, pero David Calle encontró su hueco en lecciones avanzadas y montó Unicoos, la web donde recopila el material de su canal en Youtube. En él incluye asignaturas como matemáticas, física, química y tecnología, con temas como circuitos y funciones lógicas, integrales, flujo magnético, formulación orgánica… u otros, enfocados a nivel bachillerato y universitario pero también con algunos conceptos para secundaria.

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cuadratura del círculo

SUSPENSO AL PACTO EDUCATIVO PSOE-CIUDADANOS DESDE LAS ASOCIACIONES DE DEFENSA DE LA PÚBLICA

La Asociación Yo Estudié en la Pública rechaza el borrador del acuerdo entre los de Pedro Sánchez y los de Albert Rivera.

Con la firma del acuerdo PSOE- Ciudadanos, la Educación Pública sigue amenazada. Así lo ha valorado hoy la Asociación Yo Estudié en la Pública, que tras analizar la parte del documento que se refiere a la educación, se han mostrado extremadamente preocupada al comprobar que Ciudadanos ha logrado llevar a su terreno el debate de la educación. Y es que, como recuerda la asociación, el programa del partido de Ciudadanos está en manos del economista Luis Garicano, uno de los autores del blog “Nada es Gratis” y quién promueve “adaptar lo que se aprende a las necesidades del mercado”.

Desde Yo Estudié en la Pública señalan algunos puntos del pacto PSOE-Ciudadanos que incurren en generalidades o inconcreciones que amenazan los pilares democráticos de la Educación Pública:

No derogan la LOMCE. En su lugar se lee: “Se paralizará con carácter inmediato el calendario de implantación de la LOMCE en los aspectos que no hayan entrado en vigor”. Redacción que, para Yo Estudié en la Pública puede estar anticipando un lavado de cara de la ley en sus aspectos más controvertidos y de mayor rechazo social (reválidas, asignatura de religión evaluable) para alcanzar un pacto educativo, con lo que sobreviva de la ley.

Se menciona la voluntad de llegar a un pacto social y político por la educación, pero estableciendo el escaso margen de seis meses. Algo que esta asociación considera claramente insuficiente "si lo que realmente se quiere son consensos que se mantengan en el tiempo entre agentes sociales y educativos".

Otro de los puntos que consideran controvertido desde esta asociación es el proyecto de implantación en todo el Estado del modelo bilingüe (trilingüe en las comunidades con dos lenguas oficiales) "cuya avanzadilla en la Comunidad de Madrid ha dejado patente, además de su fracaso, su 'virtud' segregadora".

El “espíritu emprendedor” se elevará, según el acuerdo, "a competencia básica". Para Yo estudié en la Pública, esto se desarrolla "en la línea de la educación neoliberal", como recuerdan un eje del programa de Ciudadanos. "Nos parecen mucho más elementales y urgentes competencias como la solidaridad o la sensibilidad medioambiental, de las que no hay ni rastro en el documento", explican desde esta Asociación.

Otro de los aspectos que "sobreviven" de la Lomce en el documento es la evaluación de centros que derivan en la salvaje competitividad y establecimiento de rankings, uno de los aspectos más criticados de la Ley Wert, que el pacto firmado entre PSOE y Ciudadanos no tocaría.

La plataforma termina el comunicado advirtiendo que, “Asustan los fundamentos de este documento. Anticipa un impulso contrario a esa educación pública, inclusiva, ecologista, multicultural, laica, y democrática que llevamos tiempo defendiendo. Decimos no al documento del pacto entre PSOE-Ciudadanos”
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NEUROEDUCACIÓN

Un artículo de Victor Bermúdez Torre, profesor de filosofía.

La fe que se tiene en la ciencia parece a veces tan profunda (o inconsciente) como la que se tenía en Dios durante la Edad Media. La gente compra el elixir antiarrugas con nano-liposomas de células madre (sic) como antaño, en el templo, imploraba en latín la resurrección: sin entender nada. La coletilla: “esto está científicamente demostrado” actúa de salvapantallas mental entre un documental y otro (algunos intencionadamente falsos e increíbles, producidos para mostrar el grado de credulidad de los adeptos a la ciencia), hasta que se acaba por oír la voz profética de Eduard Punset anunciando el próximo descubrimiento. ¡Eureka! ¡Aleluya!


Como actitud religiosa que es, el cientificismo de base mantiene un número respetable de dogmas. Uno de ellos consiste en creer que la ciencia es moralmente neutra, y que en ella es posible separar hechos y valores. O medios y fines. El médico, el psicólogo, el pedagogo – dicen – te ofrecen los medios (medicamentos, terapias, técnicas), y eres tú quien decide libremente los fines (cómo vivir o en qué educar a quien corresponda). Pero todo esto es falso. La más simple técnica está cargada de teoría, interpretaciones, valores, intereses y fines de lo más diverso, cuanto más una terapia psicológica o una metodología didáctica. Que la ciencia, a menudo, no sea consciente de esto no le otorga más “asepsia” moral (sino incluso menos).

En otros casos, el cientificista va más lejos, y pretende “neutralizar” todos esos elementos, ideológicos y polémicos (interpretaciones, valores, fines...) reduciéndolos a explicación científica. Tras la moda de los físicos solucionando los problemas metafísicos del mundo, ahora toca la del estudio del cerebro como panacea para los asuntos humanos. Así, no hay semana en que no leamos en el diario que, ¡al fin!, se ha encontrado la explicación neurológica de la conducta moral, o del gusto estético o... del éxito y el fracaso educativo.

Todo esto es un enorme dislate. Ni la metafísica de los físicos suele ser más que mala filosofía, ni el reduccionismo neurológico algo más que un conjunto de falacias. Pretender descubrir criterios morales, o estéticos, o fines educativos, a partir de la observación del cerebro es no empezar, siquiera, a entender el problema. Cuando los neurólogos registran la actividad cerebral relacionada con la conducta moral, o el juicio estético, o la educación, tienen ya resueltos todos los asuntos interesantes. Simplemente parten de lo que una muestra significativa de personas estima que es bueno o bello, o de lo que unos expertos afirman sobre lo que es “aprender”, lo asocian con la actividad cerebral concomitante, y obtienen conclusiones. Pero no resuelven el problema de si esa estimación previa acerca de lo que es bueno, o bello, o sobre lo que es “aprender”, es o no la correcta. La ciencia puede describir lo que pasa en tu cerebro cuando valoras, pero no establecer valores. La confusión entre ambas cosas es falaz.

Un ejemplo reciente de todo esto es la llamada neuroeducación, ciencia en ciernes que, al decir de sus defensores, promete revolucionar la educación. Por lo que se sabe, la neuroeducación propone utilizar los conocimientos sobre el cerebro para hacer más eficaz los procesos de enseñanza y aprendizaje. Pero lo revolucionario se queda en muy poco, pues no se ponen en cuestión ni los modelos ni las metas educativas, sino, tan solo, los medios. Es más, dado que los estudios empíricos en neurología o psicología se hacen a partir de supuestos acerca de lo que debe ser educar y de qué habilidades están relacionadas con el aprendizaje, sus conclusiones implican, sí o sí, una determinada orientación pedagógica, conservadora o más progresista (según quien encargue los estudios), pero ni nueva ni más válida “científicamente” que cualquier otra. La neurología prueba que la emoción influye en la memoria, y el trabajo en equipo en el pensamiento eficaz, pero no nos dice nada acerca de qué tenemos que memorizar o pensar, ni justifica que educar haya de consistir en memorizar o pensar eficazmente (en lugar de, por ejemplo, en comprender o pensar especulativamente).

En suma: los planteamientos científicos en educación (en este caso neurológicos, pero podríamos decir lo mismo de los psicológicos) no pueden ni deben ir más allá de describir el marco de posibilidades de la acción educativa, pero solo una vez que sepamos muy bien que es eso de la educación. Pese a la tentación cientificista de “neutralizar” moralmente su tarea, la pedagogía depende, fundamentalmente, de una consideración filosófica, ética y política acerca de lo que son, pueden y deben ser el ser humano y la sociedad. Solo después de eso tiene sentido hablar sobre educación, y decidir en qué y cómo hay que educar a las personas y a los ciudadanos. Y será al final del todo cuando toque discriminar qué técnicas son más eficaces para lograr todo lo anterior. Únicamente en este último nivel tiene algún sentido hablar de “neuroeducación”. Un nombre, por cierto, muy grandilocuente para lo que ha de ser una simple ciencia auxiliar de la pedagogía aplicada. Casi como lo de los “nano-liposomas de células madre”. Impresiona, pero no hace nada (bueno).
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¿CÓMO RECONOCER A UN NIÑO SUPERDOTADO?

Un artículo de Ana Díaz, periodista.

¿Son “raritos” los superdotados o, tal vez, somos nosotros los que desconocemos el tema? Aunque la legislación española reconoce las necesidades educativas especiales de estos niños, la mayoría de los profesores no tiene la información necesaria y, a veces, bloquea su identificación por desconocimiento.


A menudo, se suelen confundir las Altas Capacidades con el ‘alto rendimiento académico’. Pensamos que se trata de niños precoces, responsables, que muestran un especial interés por seguir la clase. Esperamos un niño silencioso y aplicado, que todo lo sabe, escribe perfectamente y lee sin parar. Sin embargo, muchas veces la inteligencia implica justo lo contrario: inquietud (tanto física como mental), rebeldía y dificultad para aceptar las normas cuando no son razonadas. De hecho, puede confundirse con el TDA-H (‘Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad’).

¿Qué significa tener Altas Capacidades Intelectuales?

Aunque el término superdotado es más conocido popularmente; recientemente, se ha visto desplazado, sobre todo a nivel institucional, por otro más amplio y general, el de Altas Capacidades.

Para Maite Garnica, pedagoga y autora del libro ¿Cómo reconocer a un niño superdotado?:

“Cuando hablamos de un alumno con Altas Capacidades nos referimos a aquellos que poseen un coeficiente intelectual por encima de la media, que además destacan en múltiples aspectos y que tienen una gran capacidad creativa (literaria, científica, artística…). A todo esto se une el rasgo de gran implicación en la tarea, pero ¡cuidado!, sólo en aquellas tareas que les interesan, les motivan y les atraen”.

Según afirma la psicóloga especializada Carmen Sanz Chacón, en su libro La maldición de la inteligencia, el cerebro de estos niños:

“Está más desarrollado y como consecuencia tienen una mayor capacidad lógica. Razonan mejor y aprenden mucho más rápido, poseen un vocabulario y una capacidad verbal más desarrollados. (…) Suelen sorprender porque tienen un comportamiento impropio de su edad. Lo que provoca que no encajen ni con los mayores ni con los pequeños”.

Pero no todos los niños con gran inteligencia tienen éxito escolar, porque aunque la inteligencia es fundamental y necesaria, no es suficiente. Podemos decir que las altas capacidades son al éxito académico lo que la altura es al baloncesto. Un chico muy alto tendrá más facilidad para ser un as del basket, pero no tiene por qué serlo. Necesita una dedicación especial, capacidad de sufrimiento y, sobre todo, motivación. ¿Pero qué pasaría si ponemos a un niño que mide 1.80 a jugar al baloncesto con niños de 1.20? ¿Le motivaría? Ese es el problema. Por eso muchos de ellos no son identificados e incluso se les considera torpes y poco inteligentes.

Los padres son quienes mejor les identifican

En el año 2003, el propio Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid reconocía que “los padres son excelentes identificadores de sus propios hijos superdotados, ya que en el 70% de los casos la selección hecha es correcta”. Sin embargo, según los datos obtenidos en la Comunidad de Madrid, “los maestros identificaron tan sólo un 44% de los alumnos superdotados que estaban en sus clases (…) Además, identificaron como superdotados un altísimo número de alumnos -97%- que no eran superdotados. Esto indica que los profesores no están suficientemente formados para identificar a los superdotados y que, por lo tanto, no elaboran ningún tipo de currículum especial para educar a estos alumnos”.

Características de los niños con Altas Capacidades

Según la directora del Centro Especializado en Superdotados (CES), Maite Garnica, “estos niños, además de poseer una serie de características cuantitativas, tienen otras características cualitativas, diferentes al resto de los alumnos, que deben conocerse para poder dar respuesta a sus necesidades”.

Algunas de estas características son:

Gran curiosidad y creatividad . La psicóloga estadounidense Leta Hollingworth (1886-1939) ya advertía en un libro “Los niños superdotados: su naturaleza y educación”, que estos niños, además de poseer un alto Coeficiente Intelectual, tenían, desde muy pequeños, un gran interés por los orígenes y el destino, siendo ello un síntoma destacado de agudeza intelectual: ¿quién hizo el mundo?, ¿de dónde venimos?, ¿dónde iremos tras la muerte?, ¿por qué venimos al mundo? A mayor cociente intelectual, antes desarrolla el niño una acuciante respuesta del universo.

Alta sensibilidad. Según las investigaciones de Hollingworth, el 90% de los niños superdotados tienen una sensibilidad muy alta, así como un elevado sentido de la justicia. Entre el 84 y el 88% era también muy perfeccionista y cuestionaba la autoridad. También eran muy constantes en las áreas por las que sentían gran interés. Esta extremada sensibilidad y perfeccionismo les lleva, en muchos casos, a tener cierta tendencia a la introversión y una gran desconfianza hacia el resto de personas.

El psicólogo y psiquiatra polaco Kazimierz Dabrowsky, conocido por sus investigaciones en este campo, asegura que estos niños “tienen una capacidad de emocionarse profundamente. Desarrollan fuertes vínculos con personas, lugares y cosas. Debido a su intensidad emocional, a menudo son acusados de ser melodramáticos. Sin embargo, las emociones que sienten son reales. Para ellos un grano de arena es realmente una montaña”.

Las Disincronías. Según la directora de El Mundo del Superdotado, Carmen Sanz Chacón, los niños y adultos con Altas Capacidades suelen tener un alto rango de intereses, “sin embargo, pueden tener problemas para aprender a escribir”, porque su desarrollo motriz no está ajustado con su evolución intelectual. Los expertos lo llaman disincronía o falta de sincronización entre la inteligencia y la psicomotricidad. Esto puede provocar una gran frustración y ansiedad en el niño y desembocar en un rechazo a la escritura o a la actividad deportiva.

Otras disincronías descritas por el psicólogo infantil especialista en el estudio de la superdotación Jean C. Terrasier son:

Inteligencia-afectividad: Muchas veces son capaces de razonar acontecimientos al nivel de un adulto, pero no de gestionar las emociones que les provocan. Esto puede generarles mucha ansiedad.

Lenguaje-razonamiento: Aunque su vocabulario es mucho más amplio que el del resto de niños de su edad, el niño con Altas Capacidades es capaz de razonar mucho más de lo que puede expresar.

Social: Un niño de 8 años con un CI de 130 tiene una edad mental de 10. Este desajuste entre su edad mental y su edad cronológica puede desencadenar problemas en el centro educativo, con la familia o con los amigos.

Los niños con Altas Capacidades no son genios o bichos raros que se aburren y fracasan porque ya lo saben todo. Aprenden más deprisa, pero quieren lo mismo que los demás niños: que les entiendan y les acepten.
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PAULO FREIRE, LA REVOLUCIÓN DE LA EDUCACIÓN

Paulo Freire fue uno de los pedagogos más influyentes del siglo XX. Lúcido y preocupado por las clases más desfavorecidas, pensó la educación como práctica de la libertad. Su filosofía se mantiene vigente en tanto rescata los saberes propios de quienes aprenden como base para construir un conocimiento que genera dignidad, conciencia del mundo: una pedagogía que promueve su transformación.


«Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no se han hecho». La cita sintetiza buena parte de las ideas de Paulo Reglus Neves Freire.

El siglo era joven cuando nació, el 19 de septiembre de 1921, en una de las regiones más pobres y bellas del Brasil: Recife. Su familia, de clase media baja, fue golpeada por la gran crisis de 1930, lo que despertó una gran conciencia por los más necesitados en el pequeño hijo de la familia Freire.

La realidad del nordeste brasileño tampoco era fácil: hasta muy poco tiempo atrás sus habitantes habían vivido en la esclavitud, las clases rurales perduraban aún en relaciones laborales de opresión y marginación, sin participación alguna en las decisiones importantes del país. Para votar, por ejemplo, era preciso saber leer y escribir. Pese a las dificultades, sus padres le enseñaron a Paulo a escribir, bajo la sombra de los árboles de la casa en la que vivían en Pernambuco.

Paulo Freire tenía solo trece años cuando su padre murió, y tuvo que dejar sus estudios. Logró volver a la escuela secundaria a los dieciséis años y, con más de veinte, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Recife, en 1943, donde estudió filosofía y psicología del lenguaje. Después de su graduación, se dedicó a dar clases de portugués en una escuela secundaria donde comenzó a poner en práctica sus ideas acerca de facilitar que los estudiantes, curiosos, descubrieran los contenidos académicos en forma dinámica.

En 1944 se casó con Elza Maia Costa de Oliveira, una muchacha que también trabajaba como profesora de primaria y con quien tuvo cinco hijos. En 1946 fue nombrado director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social en el Estado de Pernambuco, donde comenzó a trabajar con los habitantes de Recife que aún no sabían leer ni escribir. Fue uno de los fundadores del Movimiento de Cultura Popular de Recife, creado en 1960, donde estuvo a cargo de la división de investigaciones.

Paulo Freire, pedagogía del oprimido

«La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación», sostuvo en Pedagogía del oprimido (1970).

Siempre preocupado por las poblaciones más necesitadas, terminó por forjar un método de enseñanza y aprendizaje que lo erigió como uno de los mayores pensadores de la educación de todo el Siglo XX. Basado en un principio de diálogo, Freire mostró que era posible pensar en una nueva relación entre los profesores y sus alumnos, una forma de enseñanza en que todo proceso educativo debe partir de la realidad que rodea a los individuos. Estas ideas influyeron en los movimientos revolucionarios de la década del sesenta, la Teología de la Liberación y las renovaciones pedagógicas que se dieron en América Latina, África y Europa. «La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra», era, esencialmente, uno de sus principios básicos.

En 1961 tomó el cargo de director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife y, en 1962, tuvo la primera oportunidad de aplicar su método: en solo 45 días les enseñó a leer y escribir a más de 300 trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar de la localidad de Angicos, en Río Grande del Norte.

La propuesta de Freire era, básicamente, la negación del sistema unidireccional de educación: los maestros que enseñan a sus estudiantes. En cambio, proponía una comunicación de ida y vuelta, eliminando la dicotomía educadores y educandos. Para Freire, ambos, maestros y estudiantes, debían establecer un diálogo en el cual tendría lugar el proceso educativo. La educación problematizadora —tal como la denominó— apuntó claramente hacia la liberación y la independencia de los sujetos, con la intención de transformar la pasividad de los estudiantes e incentivar el interés por transformar la realidad.

Los resultados de su experiencia posibilitaron que el presidente de Brasil, João Goulart, aprobara la creación de un plan de alfabetización para adultos en todo el país, pero el golpe de Estado de 1964 puso fin al proyecto.

Exilio y regreso

Freire fue encarcelado y acusado de comunista y traidor. Después de un breve exilio en Bolivia, emigró hacia Chile donde trabajó durante cinco años como consultor en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y en distintos planes del gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei, como el programa de educación de adultos del Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA). En 1970 se mudó a Ginebra, Suiza, para trabajar como consultor en el Consejo Mundial de Iglesias, donde desarrolló programas de alfabetización para Tanzania y Guinea Bissau.

Tras dieciséis años de exilio volvió a Brasil, en 1980, para trabajar como profesor de la Pontificia Universidad Católica de San Pablo (PUC-SP) y en la Universidad de Campiñas (Unicamp). Una de las experiencias más importantes de este período fue el trabajo que realizó como Secretario de Educación del municipio de San Pablo, durante el gobierno del Partido de los Trabajadores, encabezado por Luiza Erundina, entre 1989 y 1991. En esos años colaboró de manera decisiva en las campañas alfabetizadoras de Nicaragua y Perú (Fernando Cardenal, Ministro de Educación del gobierno sandinista entre 1984 y 1990, habla en esta entrevista del papel decisivo que tuvo Freire en las campañas de alfabetización en ese período).

En 1986 recibió el premio internacional «Paz y Educación» de la UNESCO y más de veinte universidades de todo el mundo lo declararon doctor honoris causa.

Murió en San Pablo, el 2 de mayo de 1997, a los 75 años.

Pedagogía para cambiar la realidad

En enero de 1993, Paulo Freire fue entrevistado por el Museo de la Persona de Brasil. En ella habló sobre su experiencia como ministro de Educación durante el gobierno de Goulart y los años de la última dictadura militar en Brasil, cuando el ejército suspendió el Plan Nacional de Alfabetización instituido por Freire, además de cuestiones pedagógicas.

14 Libros gratis en PDF de Paulo Freire, el educador liberador del siglo XXI

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"PARA FRENAR EL ACOSO ESCOLAR HAY QUE FORMAR AL PROFESOR EN INTELIGENCIA EMOCIONAL"

La experta Carmen Martorell asegura que transmitir habilidades de convivencia a los alumnos no supone una sobrecarga para los maestros. Transmitir los conocimientos, pero también las habilidades sociales. Enseñar las materias, pero sin descuidar las estrategias para relacionarse con los demás. Ser, en definitiva, docente y educador. Y es que la clave para combatir la violencia en las aulas está en el profesorado. Así lo aseguró ayer la profesora especialista en Inteligencia Emocional, Carmen Martorell, tras exponer las conclusiones del debate sobre acosos escolar que acogió el Ateneo Mercantil el pasado miércoles.


Para la experta, es «lamentable» que «no se le saque partido al buen profesorado que tenemos en la Comunitat Valenciana». De entrada, «hace falta formación en inteligencia emocional para frenar el acoso». Para Martorell este punto es básico, y una deficiencia del sistema. «Hay profesores de educación secundaria que son auténticos expertos en la materia que enseñan, pero desconocen estrategias para educar en convivencia. No han dado ni una clase de didáctica. Un profesor debe ser el espejo en el que se miren los alumnos. Aprenden por observación. Tengan la edad que tengan.

Pero eso no ocurre así en muchos casos. A los niños es necesario enseñarles una serie de hábitos, de conductas aprendidas. Pero para que el profesor pueda transmitirlo debe tener desarrolladas esas habilidades», explicó la experta. Sin embargo, este aprendizaje depende del interés que tenga el maestro en recibirlo (a través de másters o de charlas o cursos extraescolares) y, para la experta debería ser algo impuesto por la Administración.

«Esto excede de mi competencia. La Administración dispone de mucho material que puede utilizar „como la Guía para el profesora sobre inteligencia emocional, entre otros„ pero debe apostar por esta línea de enseñanza y hacerle ver a los maestros que tener una conducta adecuada, establecer unas normas, controlar los hábitos de convivencia de los alumnos y estar atentos al cien por cien de la forma que tienen de relacionarse los menores no es una carga de trabajo para ellos. Es una obligación y deben saber cómo actuar», apuntó.

Para la experta, la educación en valores no puede depender solo de la familia, que también, porque los menores «pasan mucho tiempo en el centro escolar». Por ello, instó a los profesores a «no eludir su responsabilidad» ni a escudarse en «problemas de ratios, contenidos televisivos o conductas familiares» porque su papel para evitar el acoso escolar es «básico». «Muchas veces no se aplican estrategias de conducta por desconocimiento. En muchos casos no saben ni que existen. Si hoy en día hay más casos de acoso escolar puede ser un reflejo de la sociedad», concluyó al experta.
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AMANECE

40 ESTADOS EMOCIONALES PARA ENSEÑAR EN EL AULA.

Un artículo de Santiago Moll, docente.

El artículo de hoy quiere ser una aproximación a 40 estados emocionales que de una forma directa o indirecta forman parte de nuestras vidas y de las vidas de nuestros alumnos. Es por ello que mi intención no es otra que la de recopilar aquellas emociones que tienen lugar en las aulas con el fin de que tus alumnos puedan aprenderlas y también puedan entenderlas a partir de sus propias experiencias vitales. ¿Me acompañas en este universo de emociones? ¿Listo para emociones fuertes? Comenzamos…



ESTADOS EMOCIONALES. ¿POR QUÉ NO SE ENSEÑAN EN EL AULA?

Una de las razones por las que no se trabaja la inteligencia emocional en el aula se debe a que tampoco hemos sido formados para ello. Somos expertos en nuestras materias y nos sentimos cómodos enseñando los conocimientos de nuestra especialidad. Pero quiero pensar que como docente nuestra responsabilidad debe ir un poco más allá. ¿Qué significa esto? Pues que de lo que se trata es de ir dejando un espacio en el aula para trabajar las emociones, y cuando digo trabajar las emociones quiero que se entienda que se trata de una enseñanza a priori, es decir, enseñar la emoción antes de que ocurra y no después.

GESTIONAR EMOCIONES VS. ENSEÑAR EMOCIONES. A PROPÓSITO DE LOS ESTADOS EMOCIONALES

Para mí existe una diferencia capital entre gestionar emociones y enseñar emociones en el aula. ¿Cuál es para mí esta diferencia?

Gestionar emociones. Son las emociones que se tratan a posteriori, es decir, después de que hayan ocurrido. Normalmente suelen estar relacionadas con conflictos que han surgido dentro del aula y, sorprendentemente, se trabajan fuera de ella. ¿Por qué? Porque damos tanta importancia a los contenidos de nuestras asignaturas que no estamos dispuestos a dejar espacios para incorporar la educación emocional en nuestras sesiones lectivas. La gestión de las emociones es una gestión de los conflictos una vez han ocurrido y dichos conflictos se resuelven fuera del aula mediante una sanción o una mediación.

Enseñar emociones. Son las emociones que se tratan a priori, es decir, que se enseñan antes de que se produzcan en el aula. Las emociones se ven no como conflictos, sino como una oportunidad para reflexionar sobre la persona, para reflexionar sobre el autoconocimiento. Y cuando se enseñan emociones en el aula se hace dentro del aula a partir de la recreación de situaciones vividas por los propios alumnos y, por qué no, por el propio docente.

40 ESTADOS EMOCIONALES. PROPUESTA DE ACTIVIDAD.

Aquí tienes esta infografía (descargar abajo) que he realizado con 40 estados emocionales que seguro que tanto tú como tus alumnos habéis experimentado si no dentro del aula, sí fuera de ella.

¿Cómo se pueden enseñar estas emociones en el aula?

Una forma realmente útil es mediante la recreación de la vivencia de la propia emoción. Es lo que denomino la emoción vivida o la emoción compartida. De lo que se trata es de iniciar una frase que propicie la vivencia o el recuerdo de dicha emoción.

40 Enunciados para trabajar los 40 estados emocionales.

1. Aburrimiento. La última vez que recuerdo estar aburrido fue…

2. Aceptación. Me han aceptado en…

3. Admiración. El miembro de mi familia que más admiro es…

4. Alegría. Para mí supondría una alegría que…

5. Alivio. El mayor apuro del que he salido fue aquella vez que…

6. Amor. La persona que más quiero en este mundo es…

7. Asco. He sentido asco cuando…

8. Asombro. El último vídeo de Youtube que más me ha asombrado ha sido…

9. Compasión. El último compañero del que me he compadecido ha sido…

10. Confusión. Siempre me confundo con…

11. Culpa. Me siento culpable de…

12. Decepción. El día que me he sentido más decepcionado en clase ha sido…

13. Desaliento. Me he sentido sin fuerzas aquella vez que…

14. Deseo. Lo que más deseo en este mundo es…

15. Entusiasmo. Lo que más me entusiasma hacer por las tardes es...

16. Envidia. Siento envidia de…

17. Euforia. Recuerdo que la vez que más he saltado de alegría fue…

18. Felicidad. Para mí la felicidad es…

19. Frustración. Para mí lo más frustrante de estudiar es…

20. Gratitud. La última vez que di las gracias fue…

21. Hostilidad. Un ejemplo de hostilidad en el deporte sería…

22. Ilusión. Lo que más ilusión me hace de este curso es…

23. Incomprensión. Me siento incomprendido por mis padres cuando…

24. Inseguridad. Me siento inseguro cuando…

25. Ira. Siempre me enfado por…

26. Irritación. Lo que más me irrita de mis compañeros de clase es…

27. Melancolía. He estado triste sin llegar a llorar el día que…

28. Miedo. La vez que más miedo he pasado fue un día que…

29. Nostalgia. Lo que más echo de menos del curso pasado es…

30. Odio. Lo que más odio de este mundo es…

31. Orgullo. Hay veces que por orgullo soy capaz de…

32. Placer. La comida que más placer me produce es...

33. Remordimiento. Siento remordimientos cada vez que…

34. Satisfacción. Una de las cosas de las que más satisfecho estoy es de…

35. Serenidad. A mi me produce serenidad…

36. Soledad. La última vez que me sentí solo fue…

37. Tensión. Estoy en tensión cuando…

38. Ternura. La persona más tierna que conozco es…

39. Tristeza. Me pone triste ver…

40. Vergüenza. La última vez que me sonrojé en clase fue…

Definir emociones o vivir estados emocionales. A modo de conclusión.

Las emociones se enseñan, se definen, pero sobre todo se viven. Y se viven tanto fuera como dentro del aula porque forman parte indisoluble de las vidas de tus alumnos. Para mí no existe a día de hoy un reto mayor en el aula que el reto de ir dejando espacio para trabajar las emociones, para experimentar los estados emocionales que hoy he querido compartir en esta entrada. Espero tener la suerte de que me acompañes en este viaje cargado de emociones…

Artículo relacionado: El bazar de las emociones

Libro recomendado: Emocionario. Di lo que sientes
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EDUCAR PARA LA AUTONOMÍA

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, Psicóloga y Pedagoga.

La autonomía es la capacidad que permite que una persona actué siguiendo su criterio, con independencia de la opinión o juicio de otros. Una persona autónoma es capaz de desenvolverse y de solucionar sus problemas sin necesitar a otra persona, es capaz de tomar decisiones y de dejarse guiar por su criterio, principios y valores. Educar a los niños y niñas para fomentar el desarrollo de la autonomía es fundamental, ya que de este modo no se dejaran manipular y no tendrán miedo de tomar sus propias decisiones.



¿Por qué es importante educar para la autonomía?

La autonomía es una capacidad fundamental para que puedan desenvolverse con seguridad y para que sean capaces de tomar sus propias decisiones y seguir sus propios caminos. Educar para la autonomía es muy importante:

*Ser autónomos implica ser capaces de desenvolverse y saber hacer sus quehaceres sin necesidad de que nadie se lo diga.

*La autonomía va unida a la confianza en sí mismos y por lo tanto a una sana autoestima.

*La autonomía es necesaria para la toma de decisiones y la solución de problemas.

*La autonomía les permite ser libres, e independientes, y evita que se comporten de manera sumisa. Ser autónomo no implica dominar o ser agresivo con los demás, pero sí implica ser capaces de defender sus opiniones y no dejarse dominar o someter.

*La autonomía implica ayudarles a desarrollar su propio criterio, valores y principios, sin necesidad de que éstos le sean impuestos desde fuera, así como la capacidad para cuestionarlos.

Educar para desarrollar la autonomía

Educar para desarrollar la autonomía es, por lo tanto, una necesidad que no debemos dejar de lado. Implica ayudarles a madurar y a ser capaces de decidir sin miedo. Algunos consejos para ayudarles a desarrollar la autonomía son:

*Evita hacer demasiadas cosas por ellos y deja que hagan las cosas por sí mismos. A medida que puedan ir ocupándose ellos solos de ciertas cosas, dejaremos que poco a poco lo vayan haciendo, como por ejemplo: en niños y niñas pequeños ponerse la ropa, recoger sus juguetes, …. En niños mayores: poner la mesa, organizar sus deberes,….En un primer momento puede ser que tengan dificultades para hacer cosas por sí mismos, pero a medida que lo hacen poco a poco se irán demostrando a sí mismos que son capaces de hacerlo.

*Guíales cuando hagan las cosas por sí mismos, es decir indícales cómo hacerlo, pero deja que lo hagan solo y poco a poco reducimos las indicaciones.

*Evita sobreprotegerles. A veces cuando a ellos les cuesta enfrentarse a ciertas cosas tendemos a sobreprotegerles y solucionar sus problemas, es muy importante que evitemos hacer esto y que dejemos que ellos intenten solucionar sus problemas, podemos guiarles y aconsejarles, pero solo intervendremos cuando sea demasiado para ellos.

*Enséñales a tomar sus propias decisiones. Es importante que les dejes que decidan, al menos sobre cosas que no sean demasiado importantes como la ropa que van a ponerse, el cuento, la película que quieran ver,… de este modo empiezan a tomar sus propias decisiones sin temor y con independencia, sin buscar la aprobación de otra persona.
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LOBO

REFLEXIONES DE UNA ALUMNA SOBRE LA EDUCACIÓN

Hace unos días una alumna a la que doy clase de Matemáticas II en un grupo de 2º de Bachillerato, se dirigió a mí para hacerme una consulta. Lo que creí que podía ser una duda más sobre alguna cuestión de matemáticas, se convirtió en una agradable petición. Carlota (así se llama mi alumna) me pidió si podía leer unas reflexiones que había escrito. Unas reflexiones sobre educación. Carlota es una alumna más de la clase, pero además, según veo, especialmente implicada en aspectos de nuestras vidas hasta el punto que escribe sobre ello. En este caso escribe sobre educación. Carlota tiene casi 18 años, sobresale en matemáticas y, según veo, también tiene las ideas bastante claras en otras muchas cosas. Y ella ha pensado y escrito sobre cuestiones relacionadas con la educación en general. Me dijo que no tenía inconveniente en que esto se publicara en la Web. Os dejo pues con sus reflexiones (la transcripción es literal, no le he quitado ni le he puesto nada, os la dejo tal cual ella me la envió a mí), no sin antes agradecer a Carlota lo mucho que nos está dando, a través de su palabra, a todos los que estamos metidos en este mundo de la educación.

REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN. POR CARLOTA TAVIRO FERNÁNDEZ.

Siempre he pensado que la educación es aquello que hace que al final no importe de dónde vienes, sino a dónde vas. La forma más inteligente de justicia social, la que permite que todos tengamos las mismas oportunidades, pase lo que pase, y salgamos de la casilla que salgamos en este juego que es la vida. Por ello creo que como sociedad estamos fallando por estar perdiendo el tiempo y no invertir más en educación, aquello que hace que seamos lo que somos. No hablo sólo de dinero, hablo de ideas, de esfuerzos, de proyectos. Hablo de invertir en grandes cambios que propicien mejores resultados, no sólo académicos, también sociales. Y hacerlo a todos los niveles y a todas las edades. Concebir la educación como algo que nos acompaña toda la vida, como una forma más de crecimiento personal que nos permite, además, afrontar el reto de estar en una sociedad cambiante y flexible. Hagamos que ese cambio sea una oportunidad de mejora, no cerremos los ojos a la necesidad de dar un vuelco a la formación para hacerla más adecuada y más humana. Creo en una sociedad en la que se deben tener más en cuenta los méritos, pero para llegar a ella, hace falta primero crear una sociedad justa y llena de oportunidades para todos.

La vida es una escuela constante y debemos irnos preparando para el reto que se nos viene encima a cualquier edad. Debemos aprender siempre… y no sólo aprender conocimiento, sino aprender a aprender, aprender a tener ganas de aprender, aprender a querer ser mejores y despertar a nuevas experiencias. Aprender a pensar y a llevar la contraria si hace falta, a asumir riesgos necesarios para calibrar nuestros logros. Aprender a creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Aprender a hacernos cada vez más preguntas que nos ayuden a evolucionar, a mejorar nuestro entorno. Acabar con la rutina y la resignación, estimularse cada día y darse cuenta de que nunca es tarde. Aprender a generar nuevos empleos de calidad para los que no lo tienen y darle la vuelta a las cifras hasta que estén a nuestro favor. Todos salimos ganando.

No hablo de invertir más dinero, quizá no haga falta, pero sí invertir mejor y dar más herramientas a los formadores para poder evolucionar. No sólo eso, darle la vuelta, zarandearlo todo y cambiar el modelo, empezar de nuevo si hace falta. Buscar la forma de crecer como sociedad, educar como sociedad. No me refiero a tutelar ni a controlar, me refiero a crear las condiciones para que nadie necesite más allá de lo necesario esa tutela y pueda desarrollar sus proyectos de futuro.

Educar es el arte de entusiasmar

Formar a otras personas es algo apasionante, una responsabilidad enorme. El buen maestro entusiasma e ilusiona. Comparte la emoción que siente por lo que conoce y debe encontrar la mejor manera de compartirlo. Por ello, si el maestro está cansado, aburrido o no tiene interés por lo que cuenta porque la falta de recursos le ha agotado el ingenio, nunca será capaz de transmitir conocimiento. El maestro debe motivar y estimular. Contagiar entusiasmo y hacerle ver al alumno que puede y que a donde no llegue, él o ella le contará cómo. Por eso, quién más tiene que invertir en aprender es el maestro y necesita todo el apoyo para ello. Se debe formar siempre con cursos que le capaciten para motivar, para negociar, para ayudar al alumno a darse cuenta de que tiene talento y saber cómo descubrirlo. Cursos que le ayuden a dar nuevos enfoques a nuevos pensamientos. El docente no sólo da respuestas, invita a hacerse nuevas preguntas. Tal vez, no llegan más lejos los que más saben, sino aquellos que lo demuestran y se arriesgan a fallar.

Educar es también enseñar a quererse a uno mismo

Esta es la asignatura más importante de la vida para todos. Quererse y conocerse. Y eso, claro, no es sólo trabajo de maestros, es un trabajo de las familias que deben ser cómplices y de la sociedad en general. Todos debemos participar en ello. Individualmente y como padres, madres, amigos, familiares, hermanos, como profesores y desde los medios de comunicación, desde las aulas hasta las cocinas de cada casa. Todos tenemos un trabajo que hacer para fomentar el desarrollo personal y la autoestima de los más jóvenes. Estoy convencida de que en una sociedad sana donde las personas tuviésemos un índice de autoestima elevado (no hablo de ego, ni de complejo de superioridad) se evitarían grandes atrocidades.

El maestro es siempre el que más aprende

Todos somos maestros y transmitimos valores cada día. Los formadores de las escuelas también lo hacen cuando imparten conocimientos. Por ello deben estar más valorados por todos y tener oportunidades para crecer y tiempo para poder hacer las cosas sin precipitarse. Preparar sus clases buscando la mejor forma de atraer e interesar y tener métodos para que sus alumnos desmotivados cambien de actitud. Creo que educar es más guiar que corregir. Es dejar margen para el error y enseñar a sobrellevarlo para aprender de él. Deberíamos, entre todos, educar para aceptar el fracaso y exprimirlo, para aprender de nuestras emociones y exprimirlas, no ocultarlas. Educar para aprender y levantarse tras la caída. Educar para vivir en armonía y no sólo para buscar un empleo y hundirse en la rutina y la apatía de la seguridad. Educar para depender de nosotros mismos y saber que durante toda la vida tendremos que continuar aprendiendo.

Educar es crear oportunidades, enseñar a verlas y encontrarlas, enseñar a fabricarlas

Cada uno de nosotros es una persona feliz en potencia. Cada alumno debe saber encontrar qué le hace feliz, sea lo que sea. Entre todos tenemos que decirle que puede y que debe, que se lo merece. Iré aún más lejos, si les educamos sólo para que tengan conocimientos académicos o dominen algunos idiomas, algo muy necesario, cuando lleven su currículum a una empresa, no tendrán nada a su favor que les diferencie de los demás, seguirán en una larga fila de aspirantes sin destacar. Por eso, hay que educar en el respeto a la diferencia y potenciarla, para que cada uno sepa lo que le hace auténtico y extraordinario. Para que nadie se sienta excluido. Cada vez más empresas distinguen a los que se presentan con un currículum que refleja inteligencia emocional y los separa de aquellos que como robots repiten conocimientos. Se buscan personas que siempre estén en proceso de aprendizaje, se busca el poso que esos conocimientos aprendidos ha dejado en ellos y sus ganas de experimentar y conocer. No sólo importan las aptitudes, cada vez más se valoran las actitudes y factores como la resiliencia, la empatía, la capacidad para comunicar y crear, la asertividad, la capacidad de innovar y apasionarse en cada proyecto… y, ¿por qué no nuestros valores y nuestro sentido de la ética? Ya no basta el arte de ejecutar a la perfección, sino de generar nuevas maneras, asumir nuevos retos. Eso es lo que se paga, el ingenio, asumir el riesgo en cualquier disciplina, sea humanística o técnica. Eso se aprende desde el primer momento, a base de conocerse y aceptarse, a base de fracasar y perder miedos, a base de enterrar tabús, prejuicios y perezas. Ese es el empleo de calidad al que debemos aspirar. Empleo de calidad y profesionales convencidos y satisfechos con sus vidas porque se sienten realizados, algo que, lamentablemente, estamos obviando.

Seamos egoístas, invirtamos en educación

Hay maravillosos maestros y maravillosos alumnos. Y la mejor noticia es que serlo sólo depende de nosotros. Como sociedad tenemos una asignatura pendiente, invertir en presente y futuro, educar y dar las mismas oportunidades a todos. No sólo para evitar la injusticia, sino porque con ellos invertimos en nosotros mismos. Ahora mismo, entre los niños y niñas que habitan las aulas hay grandes médicos, investigadores, escritores, emprendedores, periodistas, programadores, artistas en todas las disciplinas… lo son en potencia. ¿Vamos a perder todo ese talento? ¿Nos lo podemos permitir como sociedad? Ellos y todos los que tal vez no lleguen a la cima o no sean conocidos en sus profesiones, pero estén satisfechos con lo que hacen y cada día mejoren la vida de los que les rodean con sus acciones lo merecen. Seamos egoístas, no perdamos ese potencial que nos puede cambiar la vida y darle calidad por no ser capaces de ver más allá de esquemas anticuados. Y, sobre todo, no dejemos que nadie pierda la oportunidad de una vida plena y feliz porque no somos capaces de construir nuestro futuro sin prejuicios.

Porque al contrario de lo que decía el refrán, la letra no entra con sangre, entra con esfuerzo, con respeto y motivación.

Por si alguien quiere seguir a Carlota, esta es su cuenta de Twitter: https://twitter.com/carlotataviro13
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E.C.

CONVOCATORIA MOVIMIENTO POR LA LIBERTAD EDUCATIVA

Convocatoria abierta a todas las plataformas, redes e individuos que apuestan por el cambio educativo para buscar terreno común, aunar objetivos y organizarnos en un movimiento conjunto. Dinamizado por Paula Quintana.

Se trata de una primera toma de contacto en la que trabajaremos mano a mano, centrándonos en lo que nos une y respetando la diversidad de enfoques educativos. El objetivo principal es encontrar la forma de promover la libertad educativa junt@s, para que las alternativas a la educación convencional se reconozcan como una opción válida y podamos llevar a cabo nuestra labor debidamente, sin trabas ni situaciones de incertidumbre legal.

Éstas son algunas de las cuestiones que trataremos en la reunión:

- Cómo entendemos que ha de ser la educación y qué características ha de tener.
- Qué aspectos de la legalidad educativa nos gustaría cambiar y cuál sería nuestra propuesta de cara a la Administración.
- Qué vías de acción se nos ocurren para llegar a materializar el cambio.
- De qué manera podemos contribuir cada un@ a este movimiento y cómo nos vamos a organizar.

Si te interesa participar ¡te esperamos esta Semana Santa - del 24 al 27 de marzo - en el Encuentro de Pascua por las Libertades Educativas (EPLE 2016) que se celebrará en El Piélago, Toledo!

Para hacer la reserva, por favor, accede a este formulario, y para no tener dudas al rellenarlo, descarga antes esta hoja de cálculo.

Más información sobre el evento en: http://aleenred.blogspot.com.es/

Si conoces a alguien que pueda estar interesad@ en participar, por favor no dudes en compartir la información.
¡Gracias por la difusión!
Paula.
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LA EDUCACIÓN EMOCIONAL MEJORA EL APRENDIZAJE Y LA MEMORIA

Un artículo de Ana Díaz, periodista.

La emoción es esa energía codificada en la actividad de cientos circuitos del cerebro que nos mantiene vivos. Es nuestra energía base, sin ella nos encontraríamos deprimidos y apagados. Alguien con la emoción apagada no podría ver ni a un elefante que pasase junto a él. Y esa emoción puede apagarse por muchas y variadas circunstancias. Según afirma el neurocientífico Francisco Mora Teruel, “cuando se produce un apagón emocional en el niño, sus consecuencias para la vida en el colegio, para aprender y memorizar, son muy negativas”.



El profesor Mora asegura que “las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención y con ello el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo, desde un alimento o un enemigo a cualquier aprendizaje en el aula. Las emociones son la base más importante sobre la que se sustentan todos los procesos de aprendizaje y memoria”. Por eso, a nadie se le escapa que cualquier acontecimiento nuevo asociado a un episodio emocional, bien sea de placer o de dolor, permite un mayor y mejor almacenamiento y evocación de lo sucedido”.

Estudios que lo demuestran

Durante la presentación del IV Informe de la Fundación Botín sobre Educación Emocional y Social se puso de manifiesto que el bienestar es fundamental para adquirir de manera satisfactoria nuevos contenidos, ya que se ha comprobado que los resultados académicos mejoran cuando se trabajan las habilidades sociales, la resolución de conflictos y la gestión de emociones intensas.

Uno de los estudios que ilustran los efectos de la educación emocional y la interacción social de los niños en el colegio es el que se hizo con niños de ocho años que estaban internados en un orfanato en Bucarest, Rumanía. Este estudio contó con dos grupos de niños. Al primero de ellos se le puso en un programa de ayuda emocional intensa (afecto y empatía) y al segundo no. Al estudio se añadió un tercer grupo de niños de la misma edad (no pertenecientes al orfanato) y que seguían sus enseñanzas regladas en un colegio.

Pasado el tiempo del programa de entrenamiento todos los niños realizaron un test muy sencillo consistente en sentarse delante de un panel que contenía dos pequeñas ventanas iluminadas con luz neutra y un botón. La tarea (que se explicó a los niños) consistía en apretar un botón situado en el panel delante de ellos cada vez que la luz de una de las ventanas se encendía de color verde, pero no hacerlo si, paralelamente a la luz verde, se encendía una luz roja en la otra ventanita. Se trata de una tarea que requiere de una atención constante y sostenida y también de ejecutar o inhibir una conducta, funciones básicas para una función ejecutiva (ya que incluyen la atención y el control de impulsos).

Tanto los niños pertenecientes al grupo del orfanato que habían seguido el programa de ayuda, como los niños del grupo de control (escolarizados) mostraron una mejor atención sostenida, cometieron menos errores y utilizaron tiempos más cortos que los segundos, los que no recibieron el programa de ayuda.

Este estudio mostró dos cosas:

* Que los niños privados de afecto presentan déficits en la adquisición normal de funciones ejecutivas (atención sostenida y control de la impulsividad).

*Que una intervención temprana de afecto puede paliar los efectos.


Bibliografía:

Mora Teruel, Francisco. Neuroeducación. Alianza Editorial.

IV Informe sobre educación emocional y social de la Fundación Botín.
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EDUCACIÓN PARA ALIENÍGENAS

Un artículo de Víctor Bermúdez Torres, Profesor de filosofía.

El hombre no nace, sino que se hace. Y se hace fundamentalmente a través de su trabajo, que es su hacer principal. Cuando no conocemos a alguien la pregunta típica es: "¿Y tú qué eres?" Todo el mundo entiende que se pregunta por la profesión o actividad principal. "Yo soy médico, jardinero, escritor, estudiante..."... El trabajo no solo proporciona autonomía económica; también, y sobre todo, nos dota de identidad. Con él desarrollamos nuestras capacidades humanas, nos expresamos, nos sentimos valorados, nos reconocemos en la obra producida. En una palabra: nos realizamos como seres humanos.


Ahora bien. El trabajo es la actividad mediante la que el hombre se realiza (dice Marx) solo cuando no es alienante. En caso contrario en lugar de hacernos personas, nos deshumaniza, nos embrutece, nos convierte en meros objetos o mercancías.

La alienacion es el estado por el que uno no se reconoce a sí mismo en lo que hace, porque ese hacer suyo no es suyo, sino que es un hacer diseñado por otros, para los fines de otros (y con respecto a los cuales uno es mero instrumento o medio). Como somos lo que hacemos, un hacer que sentimos constantemente como "extraño" a nosotros y a nuestros intereses (que "ni nos va ni nos viene") nos produce un extrañamiento íntimo: no estamos en lo que hacemos. El trabajo alienante, mecánico, en el que no ponemos el alma, nos deja vacíos, nos cosifica y nos convierte en extraños para nosotros mismos (porque ni somos ni podemos ser cosas). Nos vuelve, en suma, alienígenas. "Alien" (de donde "alienado") significa en latín justamente eso: "extraño, ajeno, extranjero...".

Cuando Marx habla de alienación estaba pensando en los obreros industriales del siglo XIX. Todo lo que constituye el trabajo del obrero es ajeno al propio trabajador: la materia que manipula, las máquinas que usa, el diseño de lo que fabrica. El obrero no se puede desarrollar o proyectar como ser humano en su trabajo. Lo que produce no es “obra suya”, sino mera mercancía para el provecho de otro. El propio trabajo es una mercancía más, sujeta al mercado. Incluso las relaciones sociales dadas en el trabajo son alienantes: el obrero es poco más que una "pieza" entre otras de un inmenso y anónimo mecanismo productivo.

Pues bien, para que mis alumnos comprendan todo esto de la alienación no tengo que complicarme nada la vida. Simplemente les pido que miren alrededor y después... ¡Qué se miren a sí mismos!

Los colegios e institutos de enseñanza pueden recordarnos muchas cosas: museos, cuarteles, con frecuencia cárceles, en los peores momentos hasta zoológicos. Lo que a mí siempre me parecen son fábricas. Talleres inmensos en los que, a toque de sirena, los obreros-alumnos ocupan sus pupitres enfilados frente a pizarras y ordenadores, mientras el patrón-profesor se pasea supervisándolo todo.

Recuerdo después sus miradas perdidas al oír las lecciones, sus gestos mecánicos al escribir lo que les dictan, su resignado encorvarse sobre la hoja del examen diario, hora tras hora, semana tras semana, año tras año... Ni lo que hacen en cada una de esas horas de su vida es elegido por ellos, ni (por lo general) las actividades de clase expresan su subjetividad o tienen apenas relación con sus intereses reales. Ni sé si se esfuerzan realmente por sí mismos o más bien por otros: para satisfacer a otros, o para lograr las recompensas con las que han sido adiestrados por otros (padres, profesores, la sociedad entera...).

¡Qué torpes los que los califican a veces de vagos! Yo todavía no he conocido a un alumno vago; todos están deseando siempre hacer cosas; cosa interesantes, claro. En realidad, a los alumnos solo los conozco de dos clases: los que han aprendido ya a disimular su desinterés (o han sido educados en la marcialidad del esfuerzo sin preguntas), y aquellos, más sanos, que no saben disimular y se niegan, a las claras, a malgastar su energía en aquello que no les importa un pimiento. Pero también estos últimos están alienados, sin estar en lo que están, malviviendo de la mínima ración de autenticidad que son la ensoñación en clase, las fugas clandestinas, las pequeñas bromas...

Y para colmo también en las aulas se propicia la alienación social: la competencia entre alumnos, las relaciones no elegidas (disponiendo junto a quién se sientan "para que no hablen"), la segregación por notas, y hasta, en algunos centros, la separación de sexos en aras del rendimiento. Pues los alumnos no son una excepción con respecto a otros productos. Se fabrican para que den beneficios. Para venderse después, como mercancías, en el mercado de trabajo.

Algunos dicen que la escuela que tenemos es una excelente "educación para la vida"... Pero esto es cierto solo si asumimos que las cosas más nobles y humanas (la creatividad, la libertad, las relaciones desinteresadas con los demás, la realización mediante el trabajo vocacional, el placer del conocimiento...) son cosas inútiles e improductivas. Si asumimos, también, que el trabajo es una maldición bíblica (de la que nos libramos cada viernes para sumirnos en la – otra – rutina del ocio), y que la búsqueda del conocimiento es algo insufrible de lo que hay que escapar cuanto antes... Siempre que asumamos, en fin, que eso que nos quieren vender como lo "bueno" de la vida (el pan, el circo, el consumo, las distracciones, cuanto más caras mejor...) está siempre a mano (un poquito menos en las crisis), sin otro coste, ay, que la vida misma, la de verdad...
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GUARDERÍAS VERSUS ESCUELAS INFANTILES

Un artículo de Alicia Alonso.

La acepción guardería ha ganado terreno sin complejos desde que ríos de tinta comentaron la aparición de un bebé con su madre en el Congreso. Se ha opinado sobre conciliación y feminismo, evidenciando la inexistencia de políticas laborales y sociales mínimas. Pero, ¿cuántas opiniones se han vertido desde la perspectiva de quien se pretende conciliar?, ¿qué derechos tiene una criatura?, ¿son las guarderías una respuesta?


Una criatura, desde que nace, ha de construir un apego de calidad con sus progenitores: le va en ello una personalidad global y equilibrada. Su desarrollo es el producto de un buen crecimiento (condiciones sociosanitarias y ambientales) y de una buena educación, que no puede confundirse socialmente con el reduccionismo de instruir; se trata de favorecer la eclosión de todas sus potencialidades. Solo la ignorancia y el desprecio niegan el carácter educativo de estas edades.

Durante su primer año y medio, y muy especialmente en los primeros doce meses, los bebés sufren un enorme estrés cuando son alejados de la figura de apego, no pueden metabolizar aún la hormona que aumenta durante ese proceso (cortisol), por lo que es fundamental reducir y compensar las situaciones que lo incrementan. A medida que van creciendo lo hace su tolerancia, pero muy gradualmente, y hormonas del bienestar como la serotonina y otras endorfinas contribuyen a equilibrarlo. Aumentan las endorfinas el amor, la protección y la seguridad ofrecida por sus figuras vinculares, las ricas experiencias sensoriales que le abren al mundo y el sentimiento de competencia que proporciona la autonomía de movimientos al conquistarlo. Aumentan, en especial, cuando juegan en libertad, captando y aprendiendo, reproduciendo y creando lo necesario para apropiarse de ello y para superar malestares; jugando es como se identifican, socializan, aprenden a tolerar y aceptar para poder jugar más y mejor.

Por ello es muy beneficioso que puedan pasar tiempos con otras criaturas en escuelas que respeten y propicien lo anterior, para complementar lo que les ofrece su propia familia y compensarlo cuando las oportunidades son pobres o lesivas.

Cuando se opta por llevarles a estas instituciones necesitan procesos de adaptación enormemente respetuosos, de la mano de profesionales excelentes para que, apoyados por la presencia familiar y la seguridad afectiva que les proporciona, puedan hacer una transición positiva durante tiempos ajustados.

Así, un buen centro infantil construye para las criaturas la continuación del ambiente de la familia y ve la participación de esta como un derecho y una necesidad en la tarea de compartir la crianza; no ofrece horarios desequilibradores y enriquece sus oportunidades al incluir sus diferentes ritmos y estilos; tiene un proyecto educativo que busca el desarrollo global y óptimo de todas las potencialidades, y la felicidad presente de niños y niñas protagonistas de su desarrollo. Con este fin organiza tiempos, espacios y materiales de alta calidad al servicio de su hacer, y su particular forma de mirar y habitar el mundo. No entiende actividad alguna como no educativa, por lo que los tiempos de cuidados son un privilegio para construir el vínculo con las criaturas, con ternura y respeto, fuente de múltiples aprendizajes que apoyan una identidad ajustada y positiva. Los y las profesionales, en número suficiente, tienen como señas de identidad la alta cualificación, el rigor y la calidez, la avidez por formarse como comunidad más y mejor cada vez; necesitan diseñar e implementar en equipo, y democráticamente, un proceso transparente en el que se incorpora a todos sus participantes.

Por el contrario, las guarderías tienen una función asistencial que procede de su propia denominación, con horarios que, hasta de 24 horas en la última oferta, sirven supuestamente a las familias, a las que demandan apoyo y no ofrecen participación. En ellas, los cuidados son una función biológica, el juego es un pasatiempo y lo educativo es instruccionismo. Un número insuficiente de profesionales con contratos miserables e inestables atienden en espacios inapropiados.

Había una red de Escuelas Infantiles 06 y Casas de Niños públicas que fueron referencia europea y caminaban, aunque con mucho esfuerzo, hacia el horizonte descrito. Pero han sido tratadas por la Administración y sus decisiones políticas como guarderías, al masificarlas, descualificarlas o venderlas, al desterrar a las criaturas de 2 años a favor de los CEIP. Así desvalorizan el conjunto y el concepto. Pero muchos de estos centros, con las señas de identidad posibles en esta dolorosa realidad, siguen siendo escuelas infantiles, y sobreviven con el sacrificio de sus profesionales, por amor a los niños y niñas de este país y a sus derechos educativos.

Una criatura necesita, en primer lugar, a su familia, y por tanto políticas públicas laborales y sociales que la apoyen en su tarea, y tiene derecho al complemento de una Escuela Infantil, nunca de una guardería.
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EL DERECHO A UNA NUEVA EDUCACIÓN

Un artículo de Ana Sáenz de Miera Cárdenas, directora de Ashoka España y co-directora de Ashoka Europa.

Si preguntas a una madre o a un padre si quiere que su hijo sea experto en robótica, alguno te responderá que sí. Si preguntas cuántos padres quieren que sus hijos dominen el francés, probablemente un porcentaje pequeño mostrará interés. Si preguntas cuántos quieren que sus hijos sean eruditos en química, encontrarás diversidad de opiniones. Pero si la pregunta es, ¿quieres que tu hijo sea excelente en mejorar el mundo, en solucionar lo que no funciona? Creo, intuyo, que el 100% responderá que sí.


Sin embargo, así como existen miles de decálogos sobre cómo montar una start-up con éxito, o como llegar al top 100 de la lista Forbes, o qué libros inspiraron a Carlos Slim a crecer con éxito, ¿sabemos qué podemos hacer para que nuestros hijos sepan que tienen la capacidad de mejorar el mundo, y que cuenten con las herramientas necesarias para ello?

Tenemos numerosos modelos de referencia que lo han logrado con éxito, y de ellos hay mucho que aprender. Kailash Satyarthi, premio Nobel de la Paz 2014, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y Premio Príncipe de Asturias, Luz Rello, española creadora del primer sistema mundial de detección de dislexia, Muhammad Yunus, creador del microcrédito y premio Nobel de Economía… todos ellos son emprendedores sociales. Todos ellos han contribuido a cambiar el mundo, a mejor.

¿Y qué sabemos de ellos? ¿Qué tienen de especial? ¿Dónde estudiaron? ¿Qué pasó en sus vidas para que decidieran ponerse a cambiar lo que no funcionaba en lugar de mirar hacia otro lado? Sabemos que en su infancia o juventud muchos de ellos tuvieron unas circunstancias determinadas, o un entorno familiar, laboral o escolar que les enseñó a mirar a su alrededor con empatía, y a aprender las habilidades necesarias para, junto a otros, mejorar lo que no funcionaba. Además de a leer, escribir y memorizar, aprendieron a pensar, a decidir, a trabajar en equipo con gente diferente, a aplicar la creatividad en su día a día.

En el mundo actual estas capacidades que nos permiten mejorar nuestro entorno tienen que dejar de ser algo minoritario, al alcance de unos pocos. Es imprescindible, justo y urgente que estén al alcance de todos. Y el camino para lograrlo es el de la educación formal. Ese camino que todos en España necesariamente hemos de recorrer. Se trata de una oportunidad de oro, de al menos 10 años de duración, que no podemos perder para asegurar que todos los niños y niñas cuentan con las herramientas necesarias para la vida, para hacer el bien, para ser felices. Si la educación no se lo proporciona, habremos perdido una gran oportunidad.

La buena noticia es que hay centros educativos que están asegurando que los alumnos que pasan por sus centros aprenden a ser agentes de cambio. Que aprenden y practican la empatía, ponen en marcha proyectos, fallan, piensan, emprenden. Innovan.

Colegios que no son meros edificios ni instituciones, sino equipos de personas comprometidas, creativas y valientes que están poniendo en práctica nuevos enfoques, modelos y objetivos. Colegios que no sólo lo están haciendo bien con sus alumnos, sino que además quieren compartir lo que hacen, y contribuir a un cambio para el resto de la sociedad.

Y no se trata de una innovación solo en forma de pizarra digital o tablet. Innovación educativa es lo que hace un colegio que, para trabajar la empatía en su máximo exponente, al tener alumnos sordomudos en su centro, incluye la lengua de signos como lengua oficial del centro educativo. Innovación educativa es lograr que el 21% de tu alumnado con discapacidad intelectual no solo deje de ser visto como una carga, sino como una oportunidad única de enseñanza al resto de compañeros. Innovación educativa es que los propios alumnos, en equipo, se encarguen de organizar y dinamizar los recreos de los pequeños, con actividades que van más allá de los columpios y el fútbol. La innovación educativa también es emprender socialmente desde la escuela, practicando el aprendizaje-servicio donde aprendes biología haciendo una campaña de donación de sangre en tu barrio. O producir un programa de informativos TV para contar lo que pasa a tu alrededor. La innovación educativa es todo lo que hace que los más pequeños aprendan a trabajar en equipo, a generar un cambio positivo y a desarrollar las habilidades que les hace mejores personas.

La aterradora cifra del abandono escolar del 22% en España, una de los mayores de Europa, nos dice a gritos que algo gordo está fallando. Que a la educación formal le falta enganchar y motivar a sus alumnos y jugar un papel en construir un mundo de actores de cambio.

Pero empezamos a ver ejemplos que nos dan la esperanza de que hay un cambio en marcha. Por ahora son pocos los casos, pero cada vez son más. Si les damos la fuerza y el reconocimiento necesarios, lograrán cambiar el rumbo de la educación en nuestro país.
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EDUCACIÓN COMO FORMACIÓN EN DEMOCRACIA

Un artículo de Salomón Lerner Febres.

La educación, siempre y cuando ella sea desarrollada de modo que cumpla con los rasgos de equidad y calidad, tiene una importancia capital para la supervivencia y la afirmación de la democracia en el Perú. Esto equivale a decir que «educación para todos» no significa en verdad nada relevante si por ello no entendemos «educación de calidad para todos» lo cual significa, en nuestra sociedad, el tomar conciencia del pacto de mediocridad que, desde hace décadas, impera en nuestra educación para así alejarnos de él.


Se ha constatado que en nuestro país la universalización de la educación iniciada en el siglo XX resultó ser, en cierta medida, una cruel ficción porque si bien se quiso extender este derecho a todo el país, lo que se intentó universalizar fue un servicio de inferior calidad que replicaba las diferencias que se suelen establecer entre peruanos con ciudadanía plena y compatriotas que, más allá de la letra de la ley, no gozaban en realidad del ejercicio pleno de todos sus derechos.

De otro lado no es difícil percibir cómo en nuestro país la educación fue –y sigue siendo aún– en gran parte dogmática en sus contenidos y autoritaria en sus prácticas. Dogmática porque demanda de los estudiantes la dócil repetición de afirmaciones, de visiones del mundo, de instrucciones, cuyo verdadero significado no es comprendido ni explicado pues el sentido que atraviesa los contenidos de aquello que se enseña no pareciera importar realmente. Eso no puede conducir sino a premiar a sujetos que se someten al adocenamiento mental y huyen de la crítica que discierne pues ella amenaza lo establecido y se hace así “peligrosa”. Es también la educación autoritaria pues, muchas veces, lejos de cultivar la progresiva maduración para la conquista de la libertad personal, se opta por establecer hábitos de obediencia ciega a las autoridades que ordenan y no dialogan replicándose así patrones de discriminación étnica y de género que impregnan a la sociedad peruana en general.

Aceptando que la meta de la educación no es otra que la tarea, siempre inacabada, de formar al hombre debemos entonces comprometernos como educadores con la tarea de lograr el desarrollo y realización de todas las capacidades que conforman el carácter esencial de lo humano. De esa manera se haría realidad de manera gradual el perfeccionamiento de nuestra naturaleza ética, dialógica y política. Hallarse en condiciones de conducir a sus alumnos por la senda correcta para lograr en ellos el acercamiento al conocimiento y a la vida buena supone que el maestro comprenda y se comprometa con la verdadera naturaleza de la misión educativa: proponer los contenidos del saber no de modo dogmático sino haciendo espacio a la crítica honesta y razonada; alentar la capacidad reflexiva, la búsqueda de razones y el entendimiento del sentido que encierran los hechos; el acercamiento a lo más propio de la naturaleza humana como es la sociabilidad, la apertura al mundo del arte y la cultura, la búsqueda del cumplimiento de valores tanto teóricos cuanto éticos… todo ello se halla implicado en esa noble misión. Hacia esa meta debiéramos encaminarnos. Supone tomar conciencia de nuestras graves deficiencias y actuar en consecuencia. Esperemos que quienes nos vayan a gobernar luego de estas elecciones así lo comprendan y desarrollen por tanto, con eficacia e inteligencia, las políticas públicas pertinentes que nos acerquen a vivir la educación como tarea de formación permanente e integral.
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ES EL PROFESORADO EL QUE NO RECONOCE AL PROFESORADO

Un artículo de Mariano Fernández Enguita, Sociólogo, catedrático en la Universidad Complutense.

Nunca falta en las conversaciones en torno a la educación la queja propia o ajena de que la sociedad no reconoce al profesorado, hasta el punto de resultar ya aburrida. En repetidas ocasiones he mostrado que, con independencia de tal o cual anécdota (las hay en ambos sentidos), la profesión docente muestra ser objeto de un elevado reconocimiento profesional, como se muestra en los dos indicadores que pueden decirnos algo al respecto: sus salarios comparativos y su posición en las escalas de prestigio. Lo demás son, o bien especulaciones sin fundamento, o bien una retórica oportunista cuyo fin no puede ser otro que pedir más, dar menos o ambas cosas.


Sin embargo, el malestar entre la profesión es real. Esto podría ocurrir porque los profesores tienen unas expectativas o una imagen de sí muy elevadas, quizá demasiado (algo de eso sugieren los datos del estudio de la Fundación Europea Sociedad y Educación, El prestigio de la profesión docente en España) o, sencillamente, porque no aciertan a expresar bien sus propios padecimientos. En la práctica médica se distinguen claramente los síntomas (subjetivos) que siente y narra el paciente (se fatiga, le falta aire, etc.) de los signos (objetivos) que pueden ser constatados y medidos por el profesional (fiebre, hinchazón, anemia, etc). En el caso de la profesión docente los signos, sencillamente, contradicen a los síntomas y viceversa.

¿Que sucede, entonces? Una posible explicación alternativa es que, por un lado, el reconocimiento pretendido e incluso el reconocimiento obtenido por el colectivo profesional se ven ensombrecidos por los resultados de su práctica, mientras que el obtenido por cada profesional individual puede carecer de relevancia para él o ser, sencillamente, insuficiente.

Piénsese, por ejemplo, que para los abogados se por sentado que todo pleito será ganado por uno y perdido por otro, como efectivamente ocurre; ante los médicos, se acepta que todo el mundo terminará muriendo y que las enfermedades y dolencias se curan o se palían o ninguna de las dos cosas, de modo que hay pocas sorpresas colectivas; de la educación, en cambio, se busca que todo el alumnado, o casi todo, alcance el éxito, por lo que resulta difícil aceptar cifras de abandono, fracaso, repetición y clasificación ordinal de dos dígitos sin que caiga siquiera una sombra de sospecha sobre la profesión. El resultado es que el reconocimiento colectivo tiembla –y quizá, sobre todo, entre la propia profesión.

Queda, entonces, el reconocimiento individual: perdimos la batalla, pero con honor; el paciente murió, pero la operación fue un éxito; el avión se estrelló, pero el piloto hizo todo lo que estaba en su mano. Llegados aquí, el problema es que para el profesor individual, como para cualquier profesional, el reconocimiento de su público o su clientela tiene valor, pero ha de ser muy visible y difícilmente puede sustituir al de los pares, es decir, al de los colegas de profesión. Los profesores universitarios, por poner un ejemplo aparentemente próximo (profesores también al fin y al cabo), se exponen y evalúan los unos a los otros, una y otra vez, a través de un sinfín de tribunales de acceso y promoción, comités editoriales, encuentros científicos, agencias de financiación de la investigación, comisiones de adjudicación de ayudas varias, índices de impacto bibliográfico, etc.; además, cuentan con el feedback y las recompensas de un medio-mercado interno (invitaciones a conferencias, seminarios, tribunales doctorales, etc., que son la ocasión de expresarse su mutua admiración, real o ficticia) y un medio-mercado externo (la difusión o extensión universitarias, la aparición en medios, la venta o la simple publicación y distribución gratuita de libros, los contratos de investigación o asesoría con terceros..., que se mide en dinero o en audiencia); todo, dicho sea de paso, menos la docencia, que apenas comienza a ser evaluada de manera tentativa.

Para el profesorado no universitario no existe nada parecido. La carrera docente es prácticamente plana, muy parecida de principio a fin (lo cual la hace muy atractiva al inicio pero vacía de incentivos y recompensas el largo recorrido), y básicamente burocratizada y reducida a la antigüedad. Los resultados son cada vez más objeto de escrutinio externo (pruebas objetivas, estadísticas de logro, evaluaciones de diagnóstico), pero fieramente rechazadas por las organizaciones del sector. En el claustro de cada centro, cualquier iniciativa de mejora o innovación de un profesor tiene tantas o más probabilidades de ser mal recibida ("nadie te lo va a agradecer", "te arriesgas a...", "querrán que todos...", "para lo que nos pagan...", etc.) como de serlo bien. Las profesiones funcionarizadas o semifuncionarizadas (entre las cuales el profesorado de la escuela pública y de la privada) lograron hace mucho, a igual trabajo, igual salario (dentro de cada sector, por ejemplo, entre ambos sexos, entre titulaciones y, aquí, con poco impacto de la antigüedad y ninguno de la calidad); ahora se enfrentan al de conseguir, a igual salario, igual trabajo.

La consecuencia de todo esto puede ser una experiencia muy frustrante para el profesional que realmente intenta hacer algo: nulos o escasos efectos profesionales, un público agradecido pero mejor que no se vea demasiado y unos colegas que miran hacia otro lado o que incluso miran mal. Lo que a menudo le falta al profesor es el reconocimiento individual de sus colegas y el reconocimiento colectivo de su profesión. Cuando menos, resulta muy frustrante, para quien pone más y mejor empeño, ver que quienes no ponen ninguno evitan todo riesgo y reciben el mismo trato. Por eso es tan importante fomentar los procesos de iniciación, la transparencia de las prácticas, la publicidad de los resultados, las recompensas simbólicas. Soy de la opinión, en particular, de que no son los incentivos económicos (aunque a nadie le disgusten –a mí tampoco), sino los incentivos morales, los que pueden elevar la moral del profesorado. No sólo de pan vive el profesor.
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LA "VERDAD" SOBRE CÓMO EDUCAR A NUESTROS HIJOS Y ALUMNOS

Un artículo de Salvador Rodríguez Ojaos, pedagogo, blogger, formador y asesor en innovación educativa, creatividad, educación emocional y educación en valores.

Hace unos días, un buen amigo mío docente me explicó que en su centro, para optimizar los procesos de enseñanza/aprendizaje, habían encargado a un especialista un estudio sobre cómo aprenden los niños. Las conclusiones de este especialista coinciden en buena parte con la líneas maestras de lo que conocemos como Nueva educación: creatividad, colaboración, corazón (educación emocional), carácter (habilidades no cognitivas)... Hasta aquí no hay nada sorprendente ni destacable en lo que os estoy explicando.


Pero resulta que las primeras reticencias a los resultados de este estudio vinieron de buena parte del equipo docente. Tener que cambiar su rutina, su forma de enseñar significaba hacerles salir de su zona de confort, por lo que se produjo un primer momento de rechazo a los nuevos planteamientos. Con no poco esfuerzo y una buena dosis de liderazgo por parte del equipo directivo se vencieron (al menos aparentemente) las muestras de resistencia al cambio.

Lo realmente destacable sucedió cuando convocaron a las familias de los alumnos para explicarles las conclusiones del estudio y cómo eso incidiría en la educación de sus hijos. Me explicó mi amigo que se produjo una verdadera sublevación, en la que buena parte de los padres pidieron que "se dejaran de inventos" que lo que necesitan sus hijos es memorizar lo que se enseña en las clases para obtener buenas notas, que en el fondo es lo único que importa. ¡Cuánta pedagogía nos queda por hacer para explicar las bondades y ventajas del nuevo paradigma educativo!

Nos empeñamos en educar a nuestros hijos y/o alumnos como si la vida fuese siempre como una autopista (ancha, bien asfaltada, sin obstáculos) en la que se puede circular a buena velocidad con poco riesgo o peligro. Como mucho, les preparamos para tener que detenerse ante algún peaje en el que hay que pagar para poder proseguir el viaje. Pero, en realidad, la vida transcurre en su mayor parte por carreteras secundarias llenas de baches y curvas.

En otras palabras, se lo damos todo hecho. Como padres, les sobreprotegemos hasta casi anular su personalidad. Como explica Noelia López-Cheda (@NoeliaLCheda) en No seas la agenda de tus hijos, llegamos al punto de hacerles las tareas escolares para que saquen buenas notas o de ir a revisar un examen con el profesor de la universidad (¡Me cuesta creer que sucedan cosas así!).

Como docentes, nos empeñamos en darles el aprendizaje en lugar de facilitárselo; les decimos qué tiene que saber y cómo deben saberlo, en lugar de plantearles retos y aprovechar su capacidad de asombro para que construyan su propio aprendizaje, que duden, que cuestionen, que busquen soluciones.

Pero así no les hacemos ningún favor, eso es educarles en una gran mentira, es proporcionarles una idea falsa sobre lo que se van a encontrar a lo largo de su vida, es privarles de las herramientas y las destrezas necesarias para tener éxito en la vida.

Pretender que nuestros hijos y alumnos estudien exclusivamente de manera memorística para sacar buenas notas en los exámenes, es darles "pan para hoy y hambre para mañana". No permitir que nuestros hijos y alumnos aprendan de sus errores, es privarles de la capacidad de adaptarse a un mundo de incertidumbre. No dejarles que se equivoquen, es impedirles que aprendan a levantarse cuando se han caído. ¿De verdad que esa es la educación que queremos para nuestros hijos y alumnos?
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LA IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA

Un artículo de Andrés Alagarda Mocholí, inspector de educación.

RESUMEN :


El desarrollo de las competencias emocionales y el papel que juega en las escuelas respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje, así como en la educación de nuevas generaciones de individuos que deben incorporarse a una sociedad cada vez más compleja, hace que en las últimas décadas hayan surgido diferentes estudios que avalan su importancia en la calidad de la educación y en la lucha contra el fracaso escolar. Todo ello en busca de una educación de calidad centrada en el individuo y en sus potenciales como persona más que en la adquisición de conocimientos. En consecuencia con ello, el presente artículo trata de ver la importancia que tienen las competencias y gestión emocional en el rendimiento académico y en el comportamiento del alumno en el aula. Al mismo tiempo trata de cómo se desarrollan las competencias emocionales en las escuelas.
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¡NO QUIERO ESTUDIAR MÁS, ASÍ NO!

Pablo Alía, futuro editor 3D.14 años.

Mi padre es un cachondo…Cuenta que fue de los típicos niños que en la escuela era algo “despistadillo” y que siempre estaba pensando en sus cosas […sobre todo cuando hablaba el profe… tenía la increíble capacidad de desconectar cuando éste empezaba y volver en sí cuando terminaba la explicación… por supuesto… nunca se enteraba de nada]. Y mi madre, una zurda contrariada y con dislexia a la que ataban la mano izquierda para que escribiese con la “buena”.



Mi padre es un cachondo, dice que nosotros hemos heredado lo mejor de cada uno… Le ha pedido a mi madre que siempre lleve consigo las llaves de casa porque dice que cuando se le junte el TDA con el ALZHEIMER no se va a acordar de ella… y quizá algún día no le abra la puerta.

Hola mi nombre es Pablo…y sí, tengo TDA, así que si mi cabeza me lo permite y logro concentrarme lo suficiente os contaré la desdichada y feliz a ratos historia de mi vida.

Lo más grande que tengo es mi familia, por eso digo “a ratos feliz” porque es cuando estoy con ellos cuando las cosas funcionan y la vida no me pasa por encima… – pizza, palomitas y peli los viernes es todo un planazo, no lo cambiaría por nada.

También soy extremadamente feliz cuando hago lo que realmente me gusta, lo que aunque me supone un reto me enseña algo cada día y no me cuesta dedicarle tiempo, todo lo contrario me motiva de tal manera que me paso las horas investigando y probando nuevas posibilidades, acertando y las más veces fallando pero al fin y al cabo aprendiendo.

Por supuesto que quiero estudiar y aprender… pero así no, no dentro de este sistema educativo diseñado para unos pocos. Como ya podréis adivinar yo no estoy en ese grupo de elegidos, gente que con poco esfuerzo saca siempre los mejores resultados, compañeros a los que no les cuesta seguir el ritmo de la clase porque lo cogen todo al vuelo, y encima parece que disfrutan yendo al colegio.

No, no estoy entre ellos, y el problema es que este maldito sistema educativo, para más señas obligatorio, me exige ser uno de ellos, pero mi cabeza no me lo permite, yo ya quisiera poder seguir su ritmo, enterarme como ellos, atender y entender como ellos, sacar los estudios como ellos… pero no, no puedo, por lo que sea… no puedo.

El que ahora pueda estar hablando de esto con esta naturalidad que podéis apreciar en mis palabras no ha sido nada sencillo, todo lo contrario, ha sido un camino muy duro y con muchísimo sufrimiento, demasiado diría yo. No solo para mí, sino también para mis padres, bueno supongo que para toda la familia.

La odisea de mi vida comienza en sexto de primaria aunque ahora soy consciente de que siempre me ha acompañado a lo largo de estos años. Después de momentos de ausencia repartidos a lo largo del día y de las horas de clase, después de infinitas pruebas en el departamento de orientación y otras tantas médicas después de los suspensos, las broncas en casa y los malos ratos que paso y hago pasar gracias a mis malos resultados académicos resulta que… en mi cabeza hay algo que hace que no conecte como el resto de mis compañeros.

Así que si a alguno de los que estáis leyendo esto os suenan palabras como CONCERTA o EQUASYM y tantas otras como dicen que hay entonces supongo que sabréis de qué estoy hablando.

Pablo, esta pastillita va a permitir que te concentres durante algunas horas para que puedas seguir el ritmo de las clases y puedas ir sacando tus estudios, quizá sientas alguno de estos efectos secundarios que ahora paso a enumerarte y tú tendrás que ir viendo para que podamos ajustar la dosis,…- me dijo la neuropediatra. Algún efecto secundario… ¡ya!, si hubiera sido alguno…Varias horas al día con dolor abdominal insufrible durante al menos una semana, intolerancia a la luz, perdida de apetito que casi me lleva a ingresar en el hospital, apatía, insomnio, tics insoportables en los ojos y las manos y lo peor de todo, lo deprimido que me sentía.

Así pasaban los días, meses… vale papá ya me tenéis concentrado en las clases, pero ahora siento como si me hubiese ido del mundo, no estoy y no soy yo en ningún momento, solo cuando se me pasan los efectos de la pastilla, cosa horrible porque además es de efecto rebote, me encuentro peor que al principio y encima me da por llorar, genial ya lo habéis conseguido… vamos aprobando.

Os podréis imaginar que un chico de mi edad, (14 años entonces), con 35 kg de peso, llorando todas las noches y con un estado anímico al borde de la depresión no puede aguantar ese ritmo. Y todo esto por los malditos estudios. Claro que no, así no.

Gracias a Dios ahora la dosis está más ajustada a mi peso, que dicho sea de paso está aumentando y ha conseguido que mi madre me diga estos días que no me pase con la comida. En los estudios me va bien, cuando estoy bajo los efectos de la pastilla puedo llegar a ser el tercero mejor de la clase y cuando se pasa mi vida me recuerda cómo ha sido siempre… un continuo despiste.

Quiero terminar bachillerato para poder reengancharme en lo que verdaderamente me gusta, lo que desde siempre me ha hecho vibrar. Quiero ser animador 3D y quiero dedicarme a la edición de audio y vídeo, hacer pelis, inventar videojuegos, no se, aprender realmente lo que quiero, solo lo que quiero y sin que me resulte una esclavitud.

Mis padres dicen que los chicos TDA y TDAH son, somos muy especiales, porque cuando encontramos realmente nuestro sitio somos capaces de sacarnos el 400% más que esos los elegidos de nuestro sistema educativo, además dice que somos personas con un don especial para los demás, que somos cercanos a todos y que empatizamos como pocos lo hacen, no debe faltarle razón, a mí mis compañeros me han elegido como mediador de conflictos en mi cole, y aunque a veces demostramos estar a años luz de nuestros amigos por nuestro curioso proceso madurativo de al menos en mi caso dos años de retraso con respecto al mundo, somos gente muy sensible y despierta en lo que verdaderamente vale la pena…las personas. Solo tenemos que encontrar nuestro sitio y desarrollar todo ese potencial que llevamos dentro, a veces tan escondido.

Así que ahora tengo que plantearme si todo esto merece la pena, si la pastilla merece la pena para superar este horrible sistema educativo, si la pastilla me merece la pena para conseguir pasar la educación secundaria obligatoria y luego poder dedicarme a la Edición de vídeo y a la Animación 3D. Mis padres y el médico me dicen que esto es un trámite que tengo que pasar, que en cuanto pase la ESO me podré dedicar a estudiar un módulo, y dedicarme a lo que realmente me gusta. Porque de ese modo, al estudiar lo que verdaderamente te gusta, es cuando aprendes de verdad.

Yo quiero dejar la pastilla, incluso algún día la he perdido aposta pero entiendo que por ahora la necesito hasta que aprenda las estrategias necesarias para poder solventarme la vida y evitar esos lapsus que nuestro hándicap lleva de la mano, además no sería justo ni para mí ni para mis padres, prefiero seguir por ahora con ella y poder mantener el ritmo de las clases y de mis compañeros a los que adoro… bueno y últimamente también el de mis compañeras.

Vale que el TDA/H es una barrera, pero a mí me han enseñado a saltar, a agacharme, a luchar y sobre todo…
…a sonreír.
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