"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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CARTA ABIERTA A CIENTÍFICOS, FILÓSOFOS, PROFESORES Y EDUCADORES

Mi deseo para este año 2Q2Q es que sea un año de divulgación cósmica, un año en el que sea posible la liberación de la humanidad mediante el acopio de conocimiento para ser libres con conocimiento de causa, un hondo problema epistemológico expuesto en la ponencia del II COLOQUIO INTERNACIONAL: POSIBILIDADES DE LA RESIGNIFICACIÓN DEL EPISTEME EN LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: DEBATES Y REFLEXIONES.


1 - "La verdad os hará libres"

Una cuestión de la libertad que no es nada fácil, pues hay que saber pensar en libertad. ¿Pero, quién nos enseña a pensar, cuando están quitando la filosofía del sistema educativo? La filosofía, o el “amor a la verdad”, sigue siendo muestra única tabla de salvación, más allá del reduccionismo psicológico al que aboca el materialismo científico al arrogarse el poder de poseer la “verdad”. La ciencia estrecha por un lado y, las religiones por otro lado, han fragmentado las conciencias individuales a la vez que las han disociado de la colectividad. Ese sería el gran fracaso epistemológico excelsamente demostrado por Ken Wilber a través de sus obras: la ausencia de espiritualidad, lo que Bauman tildó como “sociedad líquida”, es la falta de amor en la sociedad y entre las personas.

2 - Ken Wilber: "El Einstein de la conciencia"

Ambos extremos, entre la ciencia y la espiritualidad, requieren de una filosofía conciliadora que incorpore a la metafísica como sendero hacia la espiritualidad. Tal es mi propuesta mediante la filosofía transpersonal como nuevo paradigma de conocimiento, y la educación transracional como misión espiritual. La filosofía transpersonal es una ciencia de la conciencia que aúna la ciencia con la espiritualidad, y estudia los estadios evolutivos de la conciencia a nivel individual y también colectivamente como humanidad. La expresión de este aparente simple párrafo ha requerido estudiar exhaustivamente la obra de Ken Wilber, considerado como el “Einstein de la conciencia”, pero cuyos pensamientos no son conocidos en el ámbito académico tradicional. Con Ken Wilber, he aprendido la historia del pensamiento como nadie me lo ha enseñado en la universidad, por eso creo conveniente que su obra sea incorporada en el sistema educativo, de ahí mis incursiones intelectuales mediante artículos científicos y en congresos.

Fue Ken Wilber quien me señaló el antagonismo histórico entre el camino ascendente y el camino descendente, fue él quien me demostró que la intuición espiritual genuina es aquella que aúna la sabiduría con el amor, fue este inconmensurable pensador quien ha incorporado y trascendido la filosofía platónica así como kantiana mediante su teoría de los “cuatro cuadrantes”. En definitiva, es quien ha demostrado el fracaso epistemológico de la filosofía occidental, esa que aún transmiten en ese anacrónico sistema educativo malévolamente manipulado como instrumento de poder. De ahí la necesidad de una renovada filosofía así como un cambio paradigmático en la educación.

3 - Filosofía transpersonal y educación transracional

Y sobre los pilares epistemológicos y hermenéuticos de Ken Wilber, es cómo este pensador ha fundamentado una filosofía transpersonal (más allá del ego) así como una educación transracional (más allá de la razón), de modo que el “despertar espiritual” en la sabiduría y el amor sea una cuestión susceptible de ser educada como reivindica la Tesis de Maestría de Marely Figueroa y la Tesis Doctoral de Noemí Siverio, unas vanguardistas pioneras en la visión transpersonal aplicada a la educación. La visión transpersonal propugna vivir en sabiduría y amor, consigo mismo, y con los demás, cuestiones que requieren de un camino ascendente hacia la sabiduría no exento de dificultades.

4 - Dualidad y no-dualidad

En efecto, vivir en la sabiduría y en el amor, es decir en la no-dualidad, no es un camino fácil, pues vivimos inmersos en la dualidad: rodeados de ignorancia y sufrimiento provocados por el "yo egoíco", la máscara de nuestra personalidad, quien se considera como una parte diferenciada y separada del Todo.

Salir de ese estado de conciencia personal para trascender hacia la conciencia transpersonal es un “camino ascendente hacia la sabiduría”, y no puede realizarse solamente desde la razón tiránica, sino también desde el corazón: la síntesis entre la razón y el corazón se constituye, entonces, en una genuina inteligencia espiritual.

Y en dicho punto de inflexión trascendental es donde la razón se espiritualiza, es el modo como se inicia el “camino descendente” de la compasión. En ese preciso momento, se comprende que cualquier juicio sobre la dualidad es fútil, pues ese mundo exterior es pura ilusión, como si de un sueño se tratara, tal como demuestran las neurociencias(1). No enjuiciar es una de las primeras lecciones de sabiduría, aún a riesgo de ser considerado un “raro”, efectivamente, por querer salir de la caverna platónica, por querer escapar de esos que te señalan con el dedo.

El problema llega cuando se intenta iluminar a la sociedad de la ignorancia: ¿Cuántos sabios ha dado la historia de la humanidad, y cómo ha sido pisoteada dicha sabiduría por los mismos seres humanos? ¿Cómo iluminar la colectividad desde la individualidad?

5 - La trascendencia metafísica mediante la meditación

Afortunadamente, las ciencias más vanguardistas ya están vislumbrando que hay un inconsciente colectivo (Jung), y unos campos mórficos como soporte de la información que fluye y que nos interconecta (Sheldrake), y que la mente condiciona y transforma el ADN (Lipton), y no al revés como creen los materialistas científicos, que el ADN es un soporte biológico a partir de la cual surge la conciencia. La conciencia preexiste en todos los estratos holísticos, desde la fisiosfera (materia) a la biosfera (vida), y de esta a la noosfera (razón) y luego hasta la teosfera (Dios). Y con los descubrimientos avalados científicamente, de que mediante la meditación es posible la trascendencia metafísica hacia la espiritualidad, tenemos ahí la posibilidad de trascender al fracaso epistemológico de la filosofía y la educación Occidental.

Aquel que haya tenido la dicha de vivir la experiencia del “despertar espiritual”, comprende que debe fluir con el Tao, y que no hay que intervenir en “la voluntad de Dios”, pues toda intervención en los asuntos divinos procede desde el ego del sujeto pensante que, en la soberbia de su propia razón, cree saber más que el Universo, despreciando así la transcendencia espiritual, la cual implica iniciar cada cual por sí mismo el camino ascendente de la sabiduría. Ahí están instalados los materialistas científicos, en su divorcio con la Divinidad, en su soberbia cognitiva.

Afortunadamente, los otrora considerados como “místicos cuánticos” ya no son una panda de “iluminados” sueltos por el mundo, sino que son las propias ciencias, como las señaladas anteriormente, las que han posibilitado argumentar de un modo epistemológico a la metafísica como ciencia del Ser, más allá del materialismo científico, una metafísica conocida como filosofía transpersonal y susceptible de ser educada mediante una educación transracional.

6 - Sabiduría y Amor

Es así como la auténtica no-dualidad, desde un punto de vista conceptual y filosófico como el argumentado anteriormente, es una síntesis atemporal entre la Sabiduría (camino ascendente) y el Amor (camino descendente): entre el conocimiento y las emociones, entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, es un estado de paz interior desde el cual se puede promover la paz en el mundo, porque solamente una persona que vive en paz consigo misma puede ser un ejemplo para los demás. No la “paz” que nos imponen los poderes fácticos desde una razón plutocrática, pues dicha paz mundial y psicológica es socavada, respectivamente, por una ingeniería social y mental para mantenernos en la ignorancia y el sufrimiento. Cuando comprendes todo lo argumentado hasta aquí, ya estás en el proceso del “despertar espiritual”. ¿Tan difícil es explicar todo ello en una clase de filosofía? ¿Tan difícil es explicarle todo ello a los estudiantes para que sean libres con conocimiento de causa?

7 - El abismo cultural por trascender

Creo que ese es el reto más importante que tienen actualmente los profesores, los educadores, la educación en general, los científicos en particular, y las humanidades como revulsivo para orientar la cultura humana más allá del reduccionismo psicológico y de la filosofía materialista que ha imperado en Occidente. El despertar colectivo es posible, y lo es gracias a la meditación y sus beneficios aplicados prácticamente en las aulas, como demuestran muchas experiencias vanguardistas en el ámbito educativo.

El conocimiento es una riqueza intelectual que debe ser gestionada, auspiciada, educada y transmitida por los profesionales de la epistemología, pues necesitamos aún de genuinos epistemólogos para intentar dar un sentido a la vida y de saber cuál es nuestro lugar en este mundo. Y la propuesta de este pensador es que la metafísica es una rama de la filosofía que, de un modo histórico, ha sido relegada al ámbito de las religiones, es decir a la dualidad externa, obviando que es en el Dios interior (no-dualidad), donde es posible educar espiritualmente a nuestros niños, para que se sientan como parte de la totalidad donde Todos somos Uno.

8 - El movimiento transpersonal

Afortunadamente, desde el surgimiento de la psicología transpersonal, el movimiento transpersonal está en fase de expansión, hasta el punto de incursionar en el sistema académico gracias a novedosos y pioneros trabajos científicos. Las publicaciones transpersonales internacionales están cohesionando un punto de vista espiritual que reclama su presencia en el ámbito educativo, pues hay una crisis epistemológica de hondo calado que requiere un cambio de paradigma pensativo, y por tanto con repercusiones en el ámbito educativo.

Nos hallamos, pues, ante tantos cambios de paradigmas (filosófico, psicológico, sociológico, educativo, científico y espiritual) que son los propios maestros, profesores y la educación en general, quienes deberían coger las riendas del conocimiento para debatir su epistemología y consensuar lo que hay que saber, y lo que hay que enseñar en la transmisión del conocimiento.

9 - "Conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses y al Universo"

Ahí queda el reto para científicos, filósofos, profesores y educadores, ahí queda el reto para nuestra civilización y sus mentes pensantes: integrar la espiritualidad en el sistema educativo, tal es el reto que plantea este pensador mediante sus publicaciones. Y ese reto de adentrarse en la no-dualidad entre la sabiduría y el amor es posible, como nos demuestra un texto iluminador de Nisargadatta Maharaj, un gran maestro espiritual de la corriente Advaita. Su enseñanza es admirada por ser directa, provocativa y radical, considerado por muchos como un iluminado, y que nos invita a recorrer ese camino espiritual hacia la no-dualidad, o el Dios interior.


NOTA :

(1) El materialismo es una corriente filosófica que, en oposición al idealismo, resuelve el problema cardinal o fundamental de la filosofía acerca de la relación entre el pensar, el espíritu y la naturaleza, postulando que la materia es lo primario. Según la visión materialista, la conciencia y el pensamiento es una emergencia material a partir de un estado altamente organizado. Según esta concepción, el mundo es material y existe objetivamente, independientemente de la conciencia. Sin embargo, el neurocientífico Francisco J. Rubia, Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, viene a decir todo lo contrario: “Los órganos de los sentidos nos han engañado desde siempre y lo sabemos, como ya lo sabían los filósofos griegos de la naturaleza de las colonias jónicas en Asia Menor. La neurociencia moderna nos dice que ni los colores ni los olores, ni los gustos ni los sonidos existen en la naturaleza, sino que son creaciones del cerebro”. Según Rubia, “la revolución neurocientífica modificará los conceptos del yo y de la realidad. Los hallazgos realizados en este campo en los últimos años han sido múltiples y podrían producir lo que él denomina “la cuarta humillación humana”, tras el final del geocentrismo, la aparición de la teoría de la evolución y el descubrimiento del inconsciente. Estos hallazgos llevarían, de hecho, a cuestionarse conceptos tan fundamentales para nuestra cosmovisión como la naturaleza de la realidad o del yo o la existencia del libre albedrío” (paradójicamente, lo mismo que hizo Kant en sus Tres críticas). (Declaración efectuada en una conferencia dentro del marco del 43º Congreso de la European Brain and Behaviour Society de Sevilla, sobre los últimos avances de la neurociencia).
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Tesis Doctoral de Noemí Siverio en PDF

PSICOLOGÍA COMPLEJA

Este artículo es una reproducción del capítulo del mismo titulo situado en la página 272 de la Tesis Doctoral de Noemí Siverio (Venezuela), titulada:

PSICOLOGÍA DEL HOMO COMPLEXUS PARA UNA EDUCACIÓN DESDE LA COMPRENSIÓN


El peregrinaje de la razón a través de la historia del pensamiento, propició caminos divergentes entre un exacerbado racionalismo pragmático y un descuidado racionalismo espiritual. Así, el reduccionismo psicológico en alianza con la filosofía materialista, serían los encargados de dar cuenta de esa realidad de ahí afuera, una realidad a la que habría que descubrir por ser única, desplazando de esta forma a una psicología compleja que tiene como norte considerar lo antagónico, lo racional e irracional del ser humano, así como la dimensión espiritual que lo constituye.

En atención a esto último afortunadamente, se está produciendo una transcendencia holística desde la razón al espíritu a modo de un segundo renacimiento humanístico. De estas palabras podemos interpretar que la visión espiritual inherente a todo ser humano precisa de un giro participativo a la espiritualidad, al misticismo, en este sentido, la psicología compleja se enmarca en una racionalidad espiritual que propugna la transcendencia de la dualidad, (entre sujeto-objeto), hacia la no dualidad, (misticismo contemplativo). (Martos, 2016).

Cabe destacar, como la historia del pensamiento Occidental es la historia de un ego (yo), fragmentado y disociado de la colectividad (nosotros), esto requiere de una urgente sanación transcendental, tal como propone una psicología compleja, transracional, transpersonal, que aúne la racionalidad del pensamiento occidental con la transcendencia espiritual.

Ante esto somos de la idea que está floreciendo un cambio de paradigma desde la psicología tradicional a la psicología compleja. Por psicología tradicional entendemos a aquella forma de acercarse a lo psíquico mediante un reduccionismo materialista que ejerce violencia sobre los fenómenos de la vida anímica: nociones como “yo”, “alma”, “vivencia”, “voluntad”, “compresión del otro”, “consciencia”, son eliminadas cuando no modificadas por la psicología científica (Martos, 2012).

Pero este camino se ve iluminado, porque frente a una psicología como la descrita, se yergue una ciencia de la conducta transpersonal, que constituye una cuarta fuerza en el campo de la psicología, contribuyendo a sellar la brecha epistemológica entre ciencia y espiritualidad, conllevando a la incubación del futuro paradigma: el racionalismo espiritual. Ante lo que venimos exponiendo cabe una reflexión, si Occidente es la historia de mucha ciencia pero poco espíritu, si Occidente no reconcilia razón y espíritu, si la comprensión del ser humano se presenta como necesaria, además si la sanción transcendental es imperativa; en suma si hay un fracaso epistemológico en Occidente, y la psicología transpersonal compleja puede ser una alternativa frente a este fracaso, ¿tiene sentido dejar de lado una ruta de reconciliación entre la ciencia, la razón y el espíritu?, ¿tiene sentido enceguecernos ante una psicología que toma en cuenta la dimensión espiritual del ser humano, con lo que estaría dándole un espacio al homo complexus?.

Pensamos que no, porque son cada vez más los científicos que se alinean con la visión que reúna la ciencia con la espiritualidad, y por ende con la complejidad de las personas. Desde esta plataforma, pensamos que estamos en los albores de dejar de considerar la mente humana como puramente biológica, ella está abierta a otras interpretaciones con connotaciones cuánticas, es decir, con conexión al universo entero (Martos, 2017), que nos lleve al despertar de la consciencia, transcender el ego, comprender al otro, orientarnos hacia un sentido de la vida; todo esto bajo el acompañamiento de una psicología compleja transpersonal, que nos proporciona una renovada racionalidad envuelta en una espiritualidad cuántica.

En tal sentido, en este viaje espiritual, los psicólogos transpersonales están despejando el horizonte del conocimiento y la espiritualidad mediante un activismo cuántico que proporciona una nueva visión de la naturaleza, del ser humano, del universo.

Pensar en la psicología compleja nos conmina a pensar en una psicología transpersonal porque esta tiene sus bases en la teoría general de sistemas, las teorías de la estructuras disipativas, del caos y la autopoiesis de Maturana y Varela, todas ellas enraizadas en el emergente paradigma de la complejidad. En este sentido, la psicología compleja estima que todo ser humano tiene una forma de ser que se puede explicar desde las rutas disipativas de la teoría del caos. Al respecto, hay por lo menos tres rutas disipativas a través de las cuales se expresa todo lo que es ese ser humano: lo que ha sido su familia, sus traumas y heridas. Hasta que la persona no es capaz de disipar esa estructura no podrá encontrar el verdadero sentido de su vida, ni acceder a los verdaderos mundos de la consciencia. Es por esto que la patología es expresión de todo ese proceso evolutivo, en tal sentido: “la crisis es la palanca” (Almendro), es así como las crisis psíquicas catalogadas de patologías, desde esta psicología, se ven como grietas que se abren hacia la consciencia, resultando ser vías de sanación. Desde tal perspectiva aborda la psicología transpersonal, estas rampantes crisis, que son consideradas oportunidades al conocimiento verdadero.

¿Qué es la psicología compleja o transpersonal? Es aquella que entiende que la psique traspasa al ser humano, que no está constreñida a la personalidad individual, al yo, al ego personal, centrándose y focalizándose en el cosmos. Así mismo, esa psicología reconoce la dimensión espiritual del hombre y por tanto su complejidad. Es importante recordar además, que esa ciencia conductual que venimos referenciado, se mueve en un terreno misterioso y fascinante, reflejado en la dimensión hologramática: Cada parte del conjunto contiene el conjunto entero. ¿Qué dice de esto la psicología clásica?: no lo contempla.

¿Qué más nos permite la psicología compleja? Nos permite concebir la complejidad biológica, cultural, emocional, social, histórica, pero además la espiritual del ser humano, no quedándose en lo conductual sino que refiere a lo conductual espiritual, ya que si vemos el comportamiento desde lo biológico social, cultural, daremos explicaciones del mismo, no obstante, eso no pasará de allí. Es por esto que pensamos que la psicología requiere orientarse hacia lo espiritual, ya que las persona nos comportamos también desde esta dimensión.

En atención a lo que venimos referenciando nos preguntamos: ¿Cómo explica la psicología clásica la conversión de un cristiano, de un místico, de un católico? ¿Cómo se explica desde la psicología el hecho que una persona que presente una adicción asista a un sitio donde se lleven a cabo prácticas espirituales y esta se regenere, experimente una conversión?. De igual forma, ¿Cómo explica el cambio conductual que exhiben las personas que practican yoga?, la cual es una práctica transpersonal. Estos aspectos no son considerados por la psicología clásica, por cuanto desde sus aristas la complejidad humana se vuelve invisible y el hombre se desvanece como una huella en la arena, al entrañar la misma un reduccionismo, en términos positivistas, que no es capaz de dar razones sobre el verdadero sentido de la vida, al dejar de lado la visión espiritual inherente al ser humano, por lo que desde su enfoque se torna difícil comprenderlo al carecer de un camino que facilite reproducir la consciencia transpersonal, e igualmente se torna insuficiente para crear un sistema que le permita desplegar un yo más profundo(Martos, 2017).

La psicología transpersonal o compleja posibilita la trascendencia del ego, sanando así los posibles problemas que nos limitan de manera consciente o inconsciente. Esta psicología es una herramienta excelente para promover la evolución de la consciencia desde al mundo de las sombras al mundo de las ideas, como propone Platón en el Mito de la Caverna. Es por ello, una ciencia conductual que plantea trascender dar un salto en un nuevo campo de la consciencia (Martos, 2018). Por lo anteriormente referenciado es que en esta tesis doctoral estamos apostando a esta psicología de manera que podamos acercarnos a la comprensión compleja del homo complexus.

Complementando lo dicho en líneas que preceden, la psicología compleja o transpersonal trabaja para reconocer esa realidad divina que subyace en la materia (Almendro, 1999), es así como esta ciencia de la conducta humana desestima la visión de la persona que se maneja en la ciencia occidental, que parte de una concepción cartesiana-newtoniana de la realidad, percibiendo al ser humano de manera mecánica, reduccionista y simplista, con lo que busca predecir, controlar y determinar el comportamiento dificultando de tal forma su comprensión. En tanto que una psicología transpersonal viene a proponer un camino que integra y no excluye las distintas dimensiones de lo humano, es por ello que en su estudio no desestima la espiritualidad que lo contiene.

Por otro lado, esta cuarta fuerza psicológica es una nueva forma de conocimiento que puede ser aprehendida mediante un mándala (diagrama místico), epistemológico, que posibilita una interpretación hermenéutica de la historia, la ciencia, y la espiritualidad, pero, eminentemente, desde un revisionismo de la psicología cognitiva (Martos, 2017).

Ante lo descrito pensamos que urge el transitar de una psicología tradicional a la transpersonal, de la consciencia personal a la consciencia transpersonal. Solo de esta manera estaremos en presencia de una psicología para el homo complexus, es decir, una psicología fundamentada en la complejidad del ser humano, que abraza la idea que en cada uno de nosotros está contenida la información sobre el conjunto del universo o la totalidad de la existencia, que a nivel experiencial disponemos potencialmente de acceso a todas sus partes y en cierto sentido somos la totalidad de la estructura cósmica (Duque, Lasso Orejuela, 2010). Desde esta óptica podemos avizorar la complejidad del ser humano, somos alfa, la estrella más brillante de una constelación y omega, la nebulosa más próxima a esa constelación, así también, la primera y última letra del alfabeto griego, somos cóncavo y convexo, somos complexus y por tanto requerimos de una psicología compleja que oriente sus pasos hacia la igualmente complejidad que nos caracteriza, que nos envuelve.

Por tanto, esta ciencia de la conducta promueve la evolución de la consciencia desde el mundo de las sombras al mundo de las ideas, permitiendo así dar un salto a un nuevo campo de la consciencia, al ofrecer una renovada visión y compresión del ser humano y de su complejidad, mediante las experiencias cumbre, místicas. En suma, al abarcar la dimensión espiritual y transcendente de la naturaleza humana y de la existencia, la psicología transpersonal compleja nos permite pasar de una consciencia personal (egocéntrica) hacia la consciencia transpersonal (compasiva) (Martos, 2017).

Finalizamos presentando un gráfico sintético de la teoría presentada en esta tesis Doctoral (ver imagen adjunta).
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ESQUEMA EPISTEMOLÓGICO

EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

Este artículo es una reproducción del capítulo del mismo titulo situado en la página 266 de la Tesis Doctoral de Noemí Siverio (Venezuela), titulada:

PSICOLOGÍA DEL HOMO COMPLEXUS PARA UNA EDUCACIÓN DESDE LA COMPRENSIÓN


La visión transracional concibe a la educación como misión espiritual. En tal sentido, pensamos que nuestra civilización requiere cambiar su derrotero que pasa por una renovada pedagogía para con ello cambiar el mundo, no desde afuera, sino desde el interior de las personas.

Es importante reseñar que a la vista de las experiencias pedagógicas, se puede considerar que el sistema educativo tradicional está atravesando un proceso de metamorfosis gracias a personas que trabajan en pos del empoderamiento humano, en aras a fortalecer la potencial profundidad inherente a todas las personas; y ello solo se puede realizar desde un giro copernicano en el modelo cognitivo de la educación (Martos, 2017).

No hay lugar a dudas que el paradigma educativo tradicional está en tránsito, sin embargo no sabemos hacia donde se dirige. Esto se traduce en un vacío cognitivo ocasionado por la incertidumbre educacional del futuro, y cuya finalidad debería ser buscar la unidad del saber, lo que inquiere una reconstrucción epistemológica en el marco de la psicología compleja transpersonal como un nuevo paradigma de conocimiento, argumentado en la educación cuántica o transracional (Ob.cit).

Bajo el tamiz de esa educación transracional cuántica, es menester que el ego trascienda hacia una regenerada espiritualidad, en una fusión de la razón con el espíritu, sustituyendo el egoísmo por la compasión y la consciencia personal por la transpersonal, toda una trascendencia espiritual que permite ir más allá del ego (Vaughan y Walsh, 2000) y ver el mundo como un todo holístico del cual somos un engranaje más en la naturaleza. Desde luego que a partir de una educación como la descrita estaremos en condiciones de comprender al ser humano, a ese ser complejo que se debate en la paradoja de la unidad múltiple, lo que nos une, nos separa, en fin lo que lo hace ser complejo en el sentido que reúne en sí rasgos contradictorios.

Un aspecto más a tener presente en la educación transracional es que la misma nos demuestra que hay dos modos de conocer: el método científico y el trascendental, diferentes, más complementarios. El primero languidece con el pensamiento occidental que enfatiza la dualidad sujeto-objeto, el materialismo, el poder de la razón; el segundo, el racionalismo espiritual, es el artífice de un nuevo mundo que vislumbra el empoderamiento consciente de las personas y cuya primera condición es trascender el ego, para ver la vida de un modo compasivo, partiendo de la idea que para cambiar el mundo, hay que comenzar por uno mismo, uniendo la sabiduría (Droit, 2011 en Martos 2017), y el amor (Huther, 2015 en Martos 2017), en una nueva percepción consciente no dual, pues conocimiento y amor son como las dos caras de la misma moneda, donde el saber sin amor es puro egoísmo (ob.cit).

Concatenado con lo anterior la educación transracional al implementar la razón con el corazón, permite sumergirnos en la profundidad de la consciencia, construir nuestros objetivos comunes en un intercambio de comunicación libre, alejada del egocentrismo, la incomprensión del otro, el etnocentrismo, abonando así el camino que glorifica la trascendencia. Asimismo, invita a creer en un giro cognitivo según el cual nos trasladamos del “ver para creer”, en atención a lo estipulado por el método científico, al “creer para ver” e incluso al “saber para creer y ver” encaminándonos de esta forma hacia un método trascendental; por lo que nos insta a salir del desconocimiento en el que está sumergido el ego, lo que permitiría su trascender.

Como ha quedado expresado en líneas que anteceden la educación académica tradicional está quedando obsoleta, requiriendo de una nueva mirada pedagógica acorde a los nuevos tiempos cuánticos, donde se da una conexión con el universo entero. Si a ese cambio cuántico se le añade la necesaria renovación moral y espiritual, tendremos así el fundamento epistemológico para poder hablar de la educación transracional (Martos, 2017) Pudiéndose afirmar que esta educación es un emergente contrario a la educación tradicional como garante de una necesaria regeneración humana, al propugnar una evolución holística del “yo” hacia el “nosotros”, mediante la fuerza del amor y del saber.

Es relevante el hecho, que de nada sirve lo argumentado acerca de la educación transracional o cuántica, si todo ello no tiene su correlación práctica con la psicología. De un modo sinérgico, la filosofía transpersonal, la psicología transpersonal junto a la educación cuántica, son tres disciplinas cognitivas que se erigen como un nuevo paradigma de conocimiento, donde el saber y el espíritu colectivo, deberían ir de la mano en ese mundo por construir. Es por ello que al hablar de educación cuántica nos referimos a una revolucionaria pedagogía, cuyas bases epistemológicas e históricas se asientan sobre el movimiento transpersonal (Martos, 2017).

En el marco de lo que venimos expresando, una educación fundamentada en la espiritualidad es un imperativo para instaurar en el futuro una vida espiritual en una sociedad digital (Torralba, 2012), Consecuentemente, espiritualidad y educación social es un binomio para trascender la sociedad de la ignorancia (Mayos, 2011), A partir de aquí pensamos que solo entrelazando los planteamientos anteriores será posible el nacimiento de una nueva consciencia, ya que no se ha producido una socialización efectiva del conocimiento y ello impide que nos dirijamos hacia la sociedad del pensamiento tal como requerimos hacerlo. Por lo que es necesario trabajar en la perspectiva de generar una nueva consciencia crítica de especie. Solamente con una evolución responsable, construida a través de una consciencia transracional, afianzada en una educación cuántica, podremos convertir el conocimiento en pensamiento y alejarnos así de la llamada sociedad de la ignorancia.

En atención a estas ideas, es necesaria la sanación del ego fragmentado y distanciado de los otros, la gran esperanza de la educación transracional. Para tal fin se requiere de las mentes cuánticas aquellas que aúnan la razón con la espiritualidad, las que saben que todo conocimiento surge de lo más profundo del ser humano cuando se pone la razón al servicio del amor (Martos, 2017).

En esta línea de pensamiento es importante significar que la educación transracional o cuántica posibilita un giro copernicano en el modo de aprehender el conocimiento al oponerse a la visión mecanicista, industrial y positivista de la educación tradicional, siendo el fundamento epistemológico de esta educación ( que implementa la razón con el corazón), la filosofía transpersonal que viene a ser una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la consciencia (Martos, 2017). Adicionalmente la educación transracional se enfoca en el pensamiento que orienta la razón hacia la espiritualidad, por tanto, se posiciona en un misticismo contemplativo que enfatiza en la no dualidad sujeto-objeto. Es por ello que dirige su mirada hacia el despertar de la consciencia, que conlleva al nacimiento de una nueva consciencia abrazada a la dimensión espiritual del ser humano.

De lo anterior se desprende que la educación a la que venimos haciendo referencia pretende sintetizar la razón con el espíritu, por lo tanto, ese camino espiritual es difícil de alcanzar, simplemente con la razón (dualidad entre un sujeto pensante y un Dios pensado), sino con la experiencia de la no dualidad donde todos somos una expresión del espíritu divino. Es por esto que se trata de un genuino misticismo vivido conscientemente mediante el amor y desde el silencio, un camino de sabiduría que nos adentra en el misterio de la vida (Martos, 2018).

Es menester mencionar que la educación transracional se alinea a la idea que no se requiere ser demasiado severo con los errores de los estudiantes, sino tratar de eliminarlos a través de la educación, este viene a ser el objetivo pretendido por esa educación cuántica o transracional, esto se logrará mediante el otro modo de saber, el místico, diferente pero complementario con el método científico. Este otro modo de saber se sustenta en la introspección de los propios pensamientos con la finalidad de trascender las connotaciones negativas del egocentrismo, orientándonos hacia la genuina espiritualidad.

Por lo que la educación transracional postula adquirir la maestría interior para la comprensión objetiva de los conceptos de amor, virtud, justicia, compasión, comprensión del otro y de sí mismo, toda una medicina cuántica (Martos, 2018).Por último, es destacable que esta revolucionaria pedagogía filosófica es posibilitada por la física cuántica, por lo que se corresponde con un racionalismo espiritual presente en la filosofía perenne, donde sujeto y objeto son la misma cosa y cuya percepción se realiza mediante una renovada consciencia.

Por todo lo antes mencionado es que en esta investigación doctoral estamos esperanzados en esta educación cuántica o transracional.

Seguidamente presentaremos el esquema epistemológico de la educación cuántica (ver imagen adjunta).
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despertar

DIMENSIÓN ESPIRITUAL: UN DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

Este artículo es una reproducción del capítulo del mismo titulo situado en la página 263 de la Tesis Doctoral de Noemí Siverio (Venezuela), titulada:

PSICOLOGÍA DEL HOMO COMPLEXUS PARA UNA EDUCACIÓN DESDE LA COMPRENSIÓN


La espiritualidad tiene que ver con el amor incondicional, la compasión, la comprensión del otro, la solidaridad, la apertura al infinito, transparencia en las acciones, con un sentido de pertenencia a un todo, por ello el despertar espiritual es el despertar de la consciencia, ver la vida desde el espíritu da plenitud, siendo por esto que estimamos que la verdadera espiritualidad es aquella que produce en el ser humano una transformación interior.

Cabe destacar que las personas no poseen solamente exterioridad, que es su expresión corporal. Ni solo interioridad, que es su universo psíquico interior. Están dotadas también de profundidad, que es su dimensión espiritual, lo que las hace a todas luces un ser humano complejo. Es por ello, que el espíritu nos permite hacer una experiencia de no dualidad bien descrita por el zen budismo: “tú eres el mundo, eres el todo”. La dimensión espiritual hace además referencia a la experiencia interior más profunda de la persona, que la conduce a dotar de sentido y propósito a las propias acciones y existencia, sean cuales sean las circunstancias externas, lo que significa aprender a centrarse en algo que va más allá de uno mismo , esto es trascender el ego que viene aparejado con un despertar de la consciencia, que a su vez permite el uso del potencial creativo, y la contemplación de la vida, aprovechándola de acuerdo con las propias aspiraciones y las del grupo a que pertenece.

Al respecto, si hablamos de espiritualidad, es necesario saber que se trata de transformar el corazón y la mente, que nos lleve a un profundo cambio interior y con ello un trascender el ego, a nuestra consciencia, así nos daremos cuenta que solo a partir de esta concepción estaremos en condiciones de comprendernos y comprender al resto de la humanidad. Metafóricamente, estas ideas reflejan lo que vendría a ser un puente en tres dimensiones por lo que tenemos así, que para una psicología del homo complexus se requiere de una ciencia conductual que reconozca la dimensión espiritual del ser, entre tanto una educación desde y para la comprensión amerita una educación transracional, afianzada en la espiritualidad, complementada por una inteligencia espiritual sustentada en la psicología compleja. Con ello, pensamos que desde el plano de lo místico y de la espiritualidad, podremos llegar a posarnos en una psicología del homo complexus para de esta forma lograr una educación desde la comprensión, esto sería un verdadero despertar de la consciencia, “al trascender el ego mediante un racionalismo espiritual, expandiendo la dimensión personal hasta la transpersonal” (Martos 2014, p. 26).

Ese despertar de la conciencia del que venimos hablando es un sendero que ya Platón nos dio a conocer a través del Mito de la Caverna, rememoremos que el mismo es una analogía sobre la realidad de nuestro conocimiento. Es así como Platón crea ese mito para mostrar en sentido figurativo como la vida nos encadena mirando hacia la pared de una cueva, desde que nacemos y, como las sombras que vemos reflejadas en la misma componen nuestra realidad. En este sentido, el autor nos relata la situación de hombres encadenados a una cueva desde su nacimiento, donde lo único que ven son las sombras reflejadas en el interior de ésta, y solo escuchan algunos ruidos exteriores, con lo que van creando la realidad a partir de lo que van sintiendo. Sin embargo, uno de los prisioneros finalmente se libera de las de cadenas y sale al mundo exterior aprendiendo y conociendo sobre la “realidad”. Cuando el hombre libre vuelve a la caverna para liberar a sus amigos prisioneros, nadie lo escucha, lo acusan de mentiroso y lo condenan a muerte: ¿Cómo liberar al ser humano de las ataduras de la realidad de la caverna?, la masa está cómoda en su ignorancia y violenta hacia quienes insinúan esa ignorancia negando la posibilidad de autogobernarse. Inferimos de lo narrado que el camino ascendente de la consciencia, hacia la sabiduría, hacia su despertar parte de este ensayo de Platón como un corolario que posibilite ver a distancia la salida del mundo de las sombras.

Esto ofrece un reto a los activistas cuánticos quienes como el esclavo liberado que ha visto la luz, tienen que retornar al mundo de las sombras, para contagiar de las buenas nuevas a los demás ignorantes esclavizados a un caduco sistema de creencias, teniendo que luchar contra una poderosa masa crítica artificiosamente manipulada e inducida hacia la sociedad de la ignorancia (Martos, 2017).

¿Cómo llevar a cabo tal tarea de alumbramiento cognitivo y espiritual? Con una actitud pedagógica como la pretendida por la educación transracional, cuántica, una visión espiritual holística del ser humano, considerando que el espíritu no es una parte de las personas al lado de otras, es el ser entero que por su consciencia se descubre perteneciendo a un todo y como porción integrante de él (Martos, 2014).

Es destacable, que por el espíritu tenemos la capacidad de ir más allá de las meras apariencias, de lo que vemos, pensamos, escuchamos y amamos. Podemos aprehender el otro lado de las cosas, su profundidad, en este sentido, solo la vida del espíritu da plenitud al ser humano (Boff, 2017), esto es un bello sinónimo de espiritualidad. Resulta obvio que en nuestra cultura olvidamos cultivar esa vida del espíritu, que es nuestra condición radical, donde se albergan las grandes preguntas, anidan los sueños más osados y se elaboran las utopías más generosas.

Recordemos también que la espiritualidad tiene que ver con una experiencia y no con ideas o códigos, tiene que ver con la vida, no con dogmas y doctrinas y además con el despertar de nuestras consciencias. Asimismo, la espiritualidad es propia de cada ser humano, ya que desde ella desarrollamos la capacidad de dialogar, escuchar, de acoger, de comunicarnos, comprendernos, comprender al otro, e incluir. Por lo tanto, pensamos que la verdadera espiritualidad consiste en saber entender el mundo del otro sin imponerle el nuestro lo que se traduce en empatizar con él.

Concluyendo podemos destacar que hay una diferencia entre espiritualidad y religión, al respecto cuando se le preguntó a Boff (teólogo brasilero) cuál era la diferencia entre religión y espiritualidad respondió: “Las religiones producen guerras, la espiritualidad produce paz”
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Inteligencia espiritual

INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Este artículo es una reproducción del capítulo del mismo titulo situado en la página 260 de la Tesis Doctoral de Noemí Siverio (Venezuela), titulada:

PSICOLOGÍA DEL HOMO COMPLEXUS PARA UNA EDUCACIÓN DESDE LA COMPRENSIÓN


La inteligencia espiritual nos hace un recordatorio sobre el hecho que el despertar espiritual consiste en separar los sentimientos de la consciencia. Caer en cuenta de la identificación de la mente, de la que provenimos, y reconocer que ahí no está nuestra verdadera identidad. Requerimos entender que la espiritualidad o inteligencia espiritual al hacernos crecer en compresión de nuestra verdad, nos pone en camino de desaprobación, por eso a más espiritualidad, menos ego y menos egocentrismo. De esto deviene que el criterio decisivo de una existencia espiritual no puede ser otro que la desegocentración, la bondad, la compasión, la compresión del otro, unidos a la ecuanimidad de quien ya ha descubierto que su verdadera identidad transciende todo vaivén y toda impermanencia. Por lo que el término inteligencia espiritual puede ser definido como la capacidad de encontrar un sentido profundo de la vida, de la existencia.

A lo anterior nos acercamos a través de las siguientes ideas: “La dirección que no ha de variar aunque se cambien los vehículos y los caminos, es el progresivo descentramiento del yo, tanto personal como comunitariamente” (Melloni, 2000, p.18).

Por otro lado, reseñaremos sin ánimos de ser reduccionistas que existe una perspectiva, un planteamiento en torno a la existencia de un gen de Dios, de acuerdo a esto se revela que la inteligencia espiritual, procede de una base biológica que habita en el cerebro humano, al que le confieren el nombre de “punto Dios”, algunos científicos (Boff, 2011). No obstante, tal inteligencia requiere que la desarrollemos a lo largo de nuestra vida, por lo que no basta con constatar ese “punto Dios”. Hay que desarrollar la inteligencia espiritual, volviéndonos hacia nuestro interior, dialogando con nuestro centro y con lo profundo que nos contiene. Podemos así interpretar que si la inteligencia espiritual está en nosotros, y al ser nosotros parte del universo, entonces significa que esta inteligencia constituye una propiedad del universo; por tanto la misma al ser inherente al hombre y al cosmos nos conduce a la comprensión compleja de las personas.

Otro elemento relevante en torno al tema que nos ocupa, es que el ser humano no está dotado solo de inteligencia intelectual y emocional sino también espiritual. Lo que nos permite visualizar además que la integración de las tres, nos abre a una comunión amorosa con todas las cosas, así como a una actitud de respeto, reverencia y comprensión hacia los otros seres humanos (Zohar y Marshall, 2002). Por lo que pensamos que solo a partir de lo descrito podemos integrarnos en el todo, sentirnos parte de la comunidad de vida, acogidos como compañeros en la gran aventura cósmica y planetaria.

Adicionalmente, es importante traer a colación que los términos inteligencia espiritual atesoran gran cantidad de significados: hablamos de una capacidad interior del ser humano, algo que no vemos, no percibimos en el cuerpo o en el rostro de las personas, sin embargo, está en ellas y se expresa a través de su obrar, su decidir, su actuar.

Por tanto es una capacidad interna de cada ser, como lo es la imaginación, la memoria, la voluntad, que lo conduce a un transcender el ego, así como también a un despertar de la consciencia, que son expresados a través de su obrar. Es por todo ello que en esta investigación estamos de acuerdo en que la psicología está llamada a contar con la categoría de “espíritu”, lo que le permitirá acercarse de forma más completa a la vida humana, a la complejidad del ser y por ende a su comprensión.

En este transitar por el tema de la inteligencia espiritual no podemos dejar de lado que la misma da el poder de tomar distancia de la realidad y de nosotros mismos, no en el sentido físico, más si en el sentido mental, es decir, separarse sin dejar de ser, sin dejar el mundo. Por ejemplo, para poder valorar y comprender un vínculo, una amistad, es esencial tomar distancia y, luego desde la contención de las emociones, de las pasiones valorar de manera ecuánime, con lo que estamos comprendiendo así al ser humano. También, la inteligencia espiritual facilita el adéntranos por aquella ruta infinita que nos conduce al conocimiento de nosotros mismos, porque cuando una persona cultiva la inteligencia espiritual tiene capacidad para distinguir el personaje del ser, la representación de la esencia. Esto nos permitirá llegar a desprendernos del ego y abrirnos a la dimensión transcendente que se denomina Self (Torralba, 2017).

Lo anterior nos permite considerar que la inteligencia espiritual conecta al ser humano con el gozo estético, facilita deleitarnos con la belleza natural, con lo artístico y con la simplicidad de las pequeñas cosas. Conectándonos con el sentido del misterio, de lo insondable, lo que va más allá de lo desconocido, o se conoce mal, con lo que está oculto, lo que no se percibe con los sentidos, ni se aclara con la razón.

Por eso esta inteligencia nos lleva a la búsqueda de la sabiduría que permite la labor de síntesis, para la mirada en conjunto. Es así como, desde la perspectiva de la espiritualidad podemos comprender que la inteligencia espiritual facilita el darnos cuenta de que existimos, experimentando una sorpresa que nos conduce a amar la vida y a gozar intensamente de ella, trascendiendo de esta forma nuestro ego y posicionándonos en un “Nosotros”, que conduzca a la compresión del ser humano (Buzan, 2003).

En atención a lo expresado hasta aquí , aunado a las reflexiones a las que nos llevó este constructo es importante tener claro que la inteligencia espiritual no tiene que ver con el intelecto, es una inteligencia que emerge como consecuencia del cultivo de los espiritual, o lo que algunos místicos llaman evolución de la consciencia. En este sentido las persona que se aproximan a esta dimensión llegan a la altura donde sus capacidades intelectivas, perceptivas, e intuitivas se potencian. Es por esto, que nos adherimos a la idea que esta inteligencia que venimos referenciando se da en la medida en la que haya una apertura a lo que es la vivencia espiritual, la compasión hacia el otro, la conexión con nuestra supraconsciencia, la sabiduría, lo que nos conducirá a la comprensión del ser humano. De lo antes expuesto se deriva que la evolución espiritual viene a ser un elemento importante en el proceso de hominización, es decir, nos hacemos más humanos en la medida en la que cultivamos lo espiritual en cada uno de nosotros.

Para concluir deseamos expresar que la inteligencia espiritual nos da la facultad de valorar, tarea esta que es propiamente humana convirtiendo a la persona en un sujeto ético, es por ello que la experiencia ética halla su fundamento en esta inteligencia. Somos seres que podemos experimentar comportamientos éticos porque tenemos capacidad de tomar distancia y llevar a cabos valoraciones. Solo el ser humano es capaz de construir su propia pirámide de valores (pirámide axiológica) y vivir conforme a ella gracias a la experiencia espiritual (Buzan, 2003).
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CHRISTIAN OMAR BAILÓN FERNÁNDEZ (MÉXICO): CONSCIENCIA PLANETARIA Y ÉTICA EN EDGAR MORIN:UN ACERCAMIENTO A LA MIRADA TRANSPERSONAL A PARTIR DE LA COMPLEJIDAD

Artículo científico de Christian Omar Bailón Fernández, publicado en la Revista Girum:

CONSCIENCIA PLANETARIA Y ÉTICA EN EDGAR MORIN: UN ACERCAMIENTO A LA MIRADA TRANSPERSONAL A PARTIR DE LA COMPLEJIDAD

Resumen:


En este artículo se analiza el estatus de los problemas sociales que mantienen las concepciones de desarrollo humano de la época fundamentalmente desde una perspectiva psicológica, se advierte en este sentido que el desarrollo humano que se pregona institucionalmente tiene una base tecnocrática, unidimensional y lineal, pues considera el bienestar vinculado al crecimiento material o mensurable. A partir de la óptica de la complejidad según Edgar Morin, se aboga por una concepción del desarrollo multidimensional desde una ética de la complejidad, de ahí se establece que las concepciones epistemológicas predominantes que se sostienen a nivel psicosocial mantienen una serie de patologías epistemológicas que estructuran una sociedad fragmentada suelo de un infradesarrollo que no abona a la calidad de vida, en función de ello se propone desde el planteamiento Moriniano la necesidad de promover una cosmovisión ecológica que inaugure desde un pensamiento complejo una consciencia planetaria base de una ética transpersonal.
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GIRUM (MÉXICO): REVISTA CIENTÍFICA Y HUMANÍSTICA COMPROMETIDA CON “LO TRANSPERSONAL"

Imperceptiblemente para muchos coetáneos, el movimiento transpersonal es una senda espiritual que está calando en la sociedad y en el mundo académico, sobre todo a raíz de la filosofía transpersonal excelsamente desarrollada por Ken Wilber y, también, paralelamente con el surgimiento de la psicología transpersonal a nivel académico. El movimiento de esa trascendencia espiritual ya no es solamente una reivindicación de unos “místicos cuánticos” , quienes han osado unir la ciencia cuántica con la espiritualidad y la educación, sino que la hermenéutica, la metafísica, la fenomenología, el idealismo trascendental kantiano, todos ellos son conceptos que están haciendo contrapeso académico al materialismo científico como único modo de conocer el mundo exterior de ahí fuera, cuando paradójicamente, la realidad interior es más importante y también más difícil por descubrir. Es en esa línea de introspección interior donde “lo transpersonal” adquiere su verdadera razón de ser, recuperando la sabiduría perenne tan perentoria para esta decadente civilización.

Y en estos tiempos de nuevos horizontes por descubrir en “lo transpersonal”, es de justo merecimiento aplaudir la iniciativa de la revista GIRUM que, en su primer número, ha dado voz a pensadores transpersonales. Muchas gracias al Dr. Héctor Sevilla Godínez, Coordinador Editorial de la Revista Girum por esta vanguardista iniciativa. A continuación, una reproducción de la presentación de dicha revista, de la mano de Héctor Sevilla:

“Girum, la revista que tienes en las manos, es una publicación científica de periodicidad semestral que pertenece a la Universidad Antropológica de Guadalajara (UNAG). Su contenido incluye artículos de investigación en idioma español, caracterizados por mostrar un giro de paradigma y enfocarse en un aparato crítico consistente en la revisión y análisis de las configuraciones conceptuales predominantes. El foco propuesto por la revista está centrado en el área de las humanidades, con el objetivo de comprender de formas alternas lo que es el ser humano, su ser, su saber y hacer en esta tierra. Esta tríada está representada en el logo de la revista, el cual muestra una circunferencia en la letra “G” con una flecha que indica el avance en el terreno científico, a la vez que la inversión de la “u” representa el giro antropológico implícito en los contenidos.

La primera edición de una revista es siempre una carta de presentación ante el público, representa la inicial invitación a la lectura de los contenidos y es una llamada a la reunión de lectores que tendrán en la revista su punto de partida. Muchos han sido los meses de preparación para el alumbramiento del presente volumen, sobre todo considerando que representa el esfuerzo por otorgar a la investigación científica el lugar que le corresponde en una Institución Educativa.

La investigación, entendida como un acto de compromiso con la vida y apasionado cuestionamiento sobre el ser humano y la realidad, puede aportar soluciones ante la mecanización del estudio, el seguimiento de prácticas didácticas obsoletas y la reproducción de actitudes alienantes que esclavizan y adormecen el cuidado de virtudes como la libertad, el respeto, el compromiso y la responsabilidad ante el conocimiento.

La investigación es una función sustantiva que las universidades deben realizar de manera conjunta con la docencia. Las instituciones de estudios superiores constituyen ámbitos privilegiados para la generación de conocimiento científico y humanístico. En la UNAG se entiende a la investigación como un acto humano que es consecuencia de la naturaleza cuestionadora del individuo quien, deseoso de encontrar respuestas, emprende el viaje de la búsqueda de sí mismo a través del conocimiento del entorno. En ese sentido, Girum es una plataforma con la que la UNAG aporta un espacio especializado para la promoción de los hallazgos intelectuales, teóricos y científicos producidos por investigadores de todo el mundo.

Los contenidos de este volumen están centrados principalmente en el paradigma transpersonal, asociado con la psicología, pero presente en otros ámbitos de estudio. El primero de los artículos, escrito por Elías Capriles, presenta una desafiante revisión de los hallazgos ontológicos derivados de las reflexiones de pensadores de Occidente y Oriente. Se muestra al fenómeno de “ser” como una distorsión de la verdadera condición y se ofrecen conclusiones sobre la visión de no dualidad. A la vez, el artículo presenta interesantes objeciones a la psicología integral propuesta por Wilber y promueve la eliminación de estructuras que, según el autor, ocultan la verdadera condición de lo humano.

El segundo artículo, elaborado por Amador Martos, nos invita a incursionar en el ámbito de lo epistemológico a través de la lógica implícita en un mándala. Martos enfrenta la división milenaria entre la ciencia y la espiritualidad proponiendo un giro de paradigma mediante lo que él llama filosofía perenne. Esto, naturalmente, contradice al dualismo imperante en el ámbito racional y enfrenta con ello una de las raíces del pensamiento occidental.

El tercer texto, escrito originalmente por Hartelius, Friedman y Pappas, ha sido traducido por Joshua Velásquez. La que se presenta aquí es la primera oportunidad de leer a estos autores en español; esta tercia de investigadores pone en tela de juicio la vigencia de la condición actual de la Psicología Transpersonal e invitan a la consideración de una Psicología Espiritual. Esto último constituye, sin duda, una propuesta polémica para las visiones científicas que se limitan al estudio de lo meramente tangible y corpóreo. Por tanto, el estudio presentado es pertinente al ofrecer un giro a la lógica científica tradicional con la intención de incursionar en el ámbito psicológico y filosófico bajo una perspectiva más amplia e incluyente.

Finalmente, el presente volumen cierra con un breve artículo de Juan Lafarga, quien profundiza en el sentido de lo epistemológico desde la visión del Desarrollo Humano, la misma que él introdujo a México hace más de cuarenta años. En su escrito, el Doctor Honoris Causa de la UNAG, propone un cuestionamiento sobre el doloso vínculo entre la verdad y la autoridad docente o científica. Su opción integradora se centra en armonizar lo diferente y lo contradictorio en el discurso del investigador.

Sirva el presente volumen para la reflexión y el análisis de lo que el hombre es, de lo que puede lograr y de las distintas alternativas de concebirle. Si el lector encuentra en estas páginas una oportunidad para cuestionar sus propios saberes y comprende la alternativa del giro como una opción deseable, la revista habrá logrado su cometido e intención."

Dr. Héctor Sevilla , Coordinador Editorial de la Revista Girum
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IKER

TESIS DOCTORAL DE IKER PUENTE (ESPAÑA): COMPLEJIDAD Y PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL: CAOS, AUTOORGANIZACIÓN Y EXPERIENCIAS CUMBRE EN PSICOTERAPIA.

En el año 2014 tuve el privilegio de asistir a la defensa de la Tesis Doctoral de Iker Puente, titulada Complejidad y psicología transpersonal: caos, autoorganización y experiencias cumbre en psicoterapia. Y no solo fue un privilegio, sino un honor haber conocido a Iker Puente, pues su Tesis Doctoral es una referencia para toda aquella persona interesada en el marco teórico del pensamiento sistémico y las ciencias de la complejidad: permite un acercamiento y una comprensión a la revolución desde la física clásica (Copérnico, Kepler, Galileo, Newton, Einstein, entre otros) a la física cuántica (Plank, Bohr, Schödinger, Einsenberg) que llevaron a consideraciones filosóficas, del misticismo y del estudio de la conciencia (Capra, Chew, Pribam, Bohm, Grof).

Dicha evolución paradigmática en el ámbito de la física, tuvo como consecuencia el abordaje del pensamiento sistémico y la complejidad (Morín, Munné, Capra Grof, Smuts, Koestler) así como la derivación del estudio de las ciencias de la complejidad (teoría del Caos, teoría de la Geometría Fractal y teorías de la autoorganización en la psicología), lo cual llevó consecuentemente al estudio del recorrido histórico a través de la psicología y sus diversos autores y teorías: desde los filósofos griegos, pasando por Descartes, hasta James Mill, John Stuart Mill, la filosofía de Brentano, la fenomenología de Husserl, la emergencia de la psicología científica con Wundt, James, la psicología de la Gestalt, el psicoanálisis, el conductismo, la psicología humanista y, finalmente, la psicología transpersonal.

Con la psicología transpersonal, se recuperan las principales influencias históricas: el misticismo occidental, las tradiciones espirituales de oriente, la filosofía perenne, el chamanismo, la investigación psicolítica y psiquedelica, hasta llegar a los conceptos básicos acerca de los estados de la conciencia y la espiritualidad (Maslow, Grof, Wilber, Almendro, Fericgla, Cloninger).

Se llega, así, a las perspectivas de la psicología transpersonal y a las investigaciones sobre los estados modificados de conciencia, como son la meditación, la terapìa psiquedelica y la respiración holotrópica, holorenica y la catarsis.

Obviamos en esta breve presentación la investigación empírica de la Tesis Doctoral de Iker Puente, por su extensión y tecnicismos, pero invito al lector interesado a incursionar cognitivamente en esta amplia panorámica del conocimiento desde una perspectiva histórica y científica. Pienso que es una tesis pionera en el panorama intelectual y académico español, que alumbrará las mentes de las futuras generaciones en el estudio de la psicología transpersonal,
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