Este artículo es una reproducción de la nota 110 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 278:
El viejo mundo está moribundo, y su filosofía, y su psicología, y su ciencia. Ahora son tiempos cuánticos, de la filosofía transpersonal, de la psicología transpersonal, de la conciencia transpersonal, de los idealistas, de los humanistas, de las ciencias alternativas (1) , del racionalismo espiritual, de pensar en el nosotros y no en el yo, cambios que requieren, inherentemente, de un cambio en el paradigma educativo, como propone de un modo pedagógico La educación cuántica.
NOTA (1): Tras más de una década de intensa actividad en torno a la investigación, estudio y divulgación a través del blog La ciencia perdida, Artur Sala da paso al proyecto Magna Ciencia, una obra en varios volúmenes donde plasmará los frutos de una fascinante búsqueda que, lejos de detenerse, continua como un proceso vivo, abierto y creativo.
En este primer volumen (Sala, 2018), nos ofrece primero un recorrido por la historia de la física moderna y la cadena de eventos que llevaron a, entre otras cosas, desestimar por completo la existencia del campo etérico (noción fundamental expresada de una u otra forma por todas las tradiciones y culturas ancestrales) o a la consolidación del actual modelo nuclear. Pero sobretodo nos aporta las experiencias de gran cantidad de investigadores que quedan “fuera del relato” convencional de la historia de la ciencia y que son los que, finalmente, nos darán los cimientos para lo que en primicia presenta el autor de esta obra: nada menos que un nuevo modelo nuclear que arroja luz y coherencia a multitud de fenómenos y propiedades de la materia y la vida, sobre los que la ciencia moderna hasta ahora ha pasado de puntillas o de forma poco consistente.
Como colofón, Sala nos regala en el capítulo final una panorámica de algunos de los parámetros fundamentales de las grandes Ciencias Tradicionales de oriente y occidente, ninguneadas y denostadas en la medida en que vamos profundizando en los misterios de la naturaleza, invitándonos a un espacio de entendimiento, sensibilidad y aprendizaje del que durante demasiado tiempo hemos estado huérfanos. Esta es la auténtica Magna Ciencia. Un viaje por el conocimiento proscrito.
Aquí, el enlace a la página-web de Artur Sala.
BIBLIOGRAFÍA:
Sala, Artur. Magna Ciencia. Un viaje por el conocimiento proscrito. Murcia: Editorial Cauac, 2018.
Ver más
Extracto de la página 278:
El viejo mundo está moribundo, y su filosofía, y su psicología, y su ciencia. Ahora son tiempos cuánticos, de la filosofía transpersonal, de la psicología transpersonal, de la conciencia transpersonal, de los idealistas, de los humanistas, de las ciencias alternativas (1) , del racionalismo espiritual, de pensar en el nosotros y no en el yo, cambios que requieren, inherentemente, de un cambio en el paradigma educativo, como propone de un modo pedagógico La educación cuántica.
NOTA (1): Tras más de una década de intensa actividad en torno a la investigación, estudio y divulgación a través del blog La ciencia perdida, Artur Sala da paso al proyecto Magna Ciencia, una obra en varios volúmenes donde plasmará los frutos de una fascinante búsqueda que, lejos de detenerse, continua como un proceso vivo, abierto y creativo.
En este primer volumen (Sala, 2018), nos ofrece primero un recorrido por la historia de la física moderna y la cadena de eventos que llevaron a, entre otras cosas, desestimar por completo la existencia del campo etérico (noción fundamental expresada de una u otra forma por todas las tradiciones y culturas ancestrales) o a la consolidación del actual modelo nuclear. Pero sobretodo nos aporta las experiencias de gran cantidad de investigadores que quedan “fuera del relato” convencional de la historia de la ciencia y que son los que, finalmente, nos darán los cimientos para lo que en primicia presenta el autor de esta obra: nada menos que un nuevo modelo nuclear que arroja luz y coherencia a multitud de fenómenos y propiedades de la materia y la vida, sobre los que la ciencia moderna hasta ahora ha pasado de puntillas o de forma poco consistente.
Como colofón, Sala nos regala en el capítulo final una panorámica de algunos de los parámetros fundamentales de las grandes Ciencias Tradicionales de oriente y occidente, ninguneadas y denostadas en la medida en que vamos profundizando en los misterios de la naturaleza, invitándonos a un espacio de entendimiento, sensibilidad y aprendizaje del que durante demasiado tiempo hemos estado huérfanos. Esta es la auténtica Magna Ciencia. Un viaje por el conocimiento proscrito.
Aquí, el enlace a la página-web de Artur Sala.
BIBLIOGRAFÍA:
Sala, Artur. Magna Ciencia. Un viaje por el conocimiento proscrito. Murcia: Editorial Cauac, 2018.
Este artículo es una reproducción de las notas 108 y 109 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 277:
De nuevo, una ciencia está a punto de abrirnos los ojos a realidades que nada tienen que ver con las que hemos vivido durante siglos: estas han sido producto de nuestro cerebro y las realidades que las sustituyan también lo serán. Pero ahora, soñar con una realidad independiente del cerebro humano será posible pero no real, nos dice Rubia (¿no está apuntando hacia la hipótesis de la simulación? (1)). Hemos descubierto neuronas que son la base de la empatía, probablemente también del lenguaje y de la moralidad, como las neuronas espejo, pero los temas que he mencionado en relación con la revolución subjetiva van más allá porque van a cambiar la imagen que tenemos del mundo y de nosotros mismos. Las humanidades, junto con la neurociencia, tendrán que colaborar para diseñar una nueva imagen del ser humano que, sin duda, será distinta a la que hoy conocemos. La brecha epistemológica entre ciencia y religión lo es también entre la ciencia y las humanidades (2).
NOTAS:
(1) La hipótesis de simulación propone que la realidad es una simulación de la cual los afectados por el simulante no están conscientes. La hipótesis desarrolla la característica del Dios maligno de René Descartes, pero la lleva más allá por analogía en una realidad simulada futura. La misma tecnología ficticia aparece, en parte o totalmente, en películas de ciencia ficción como Star Trek, Dark City,The Thirteenth Floor, Matrix, Abre los ojos, Vanilla Sky, Total Recall, Inception y Source Code.
(2) Según el filósofo francés Edgar Morin (1994), la humanidad se halla ante un “pensamiento complejo”, de difícil acceso para los inducidos ignorantes (Mayos et al., 2011) desde la atalaya del economicismo neoliberal (Navarro, 2012). Dicha ignorancia es extensiva también a nuestra actual cosmovisión del mundo bajo el influjo de la racionalidad positivista que predomina en El espejismo de la ciencia (Sheldrake, 2013) como adalid de la suprema “verdad”, marginando así a las humanidades como medio para una interpretación crítica de la realidad actual, como revitalización de la cultura, como reflexión sobre las grandes cuestiones personales y sociales, y como catalizadores de la creatividad (Alvira y Spang, 2006). Sin embargo, la evolución del Kosmos no se detendrá pues se vislumbra la trascendencia hacia una episteme transracional (Márquez y Díaz, 2011):
"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal."
En esa línea de pensamiento transracional, María Alejandra Rodríguez (2017), Docente universitario en el departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Carabobo (Venezuela), aborda el papel de La filosofía educativa en el ámbito universitario, un punto de vista que bien puede ser extrapolable a cualquier universidad del mundo por sus inherentes principios universales:
"La educación superior en Venezuela, como fundamento formativo para el desarrollo educativo, cultural, filosófico y social puede ser un punto de referencia crucial en función de la construcción de una sociedad humana, justa y libre. Se trata de educar más allá del bienestar individual y colectivo propuesto por una sociedad del éxito personal y del consumo, trabajar en función del porvenir de la civilización y la supervivencia de la raza humana y del planeta; ya que una persona consciente de su compromiso existencial puede alcanzar grandes logros e impactar en el bienestar de los demás gracias a un humanismo trascendental y verdadero. Por eso la educación universitaria debe considerarse como el modo formativo humanista para emprender cualquier objetivo elevado, verdaderamente humano, comunitario y social, sea a través del currículo de carácter ético-espiritual de todas las profesiones, o de una formación filosófica en torno a las dimensiones antropológicas existenciales del sentido de la vida desde el compromiso social."
Dicha cosmovisión de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo mediante una educación transracional (Martos, 2017) inquiere, como objetivo de esta investigación, que el educando aprehenda la síntesis de saberes mediante una genuina intuición espiritual: la integración de la conciencia (yo), la ciencia (ello) y la moral (nosotros) -las tres esferas del saber diferenciadas por Kant mediante sus Tres críticas- como una intuición moral básica (Wilber, 2005) para orientar éticamente sus actos, pensamientos y sentimientos. Una ética epistémica en toda regla bajo una epísteme transracional.
BIBLIOGRAFÍA:
Alvira, R. y Spang, K. Humanidades para el siglo XXI. Navarra: Ediciones Universidad de Navarra, 2006.
Márquez Fernández, Álvaro B.; Díaz Montiel, Zulay C. “La complejidad: hacia una epísteme transracional”. Telos, vol. 13, núm. 1, enero-abril, 2011, pp. 11-29. Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín Maracaibo, Venezuela.
Martos, Amador. Filosofía transpersonal y educación transracional. España: Amazon, 2017.
Mayos, Gonçal et al. La sociedad de la ignorancia. Barcelona: Península, 2011.
Morin, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1994.
Navarro, Vinçens. Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Barcelona: Espasa libros, 2012.
Rodríguez, María Alejandra. La filosofía educativa en el ámbito universitario. Departamento de filosofía, Universidad de Carabobo, Venezuela, 2017.
Sheldrake, Rupert. El espejismo de la ciencia. Barcelona: Kairós, 2013.
Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005.
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Extracto de la página 277:
De nuevo, una ciencia está a punto de abrirnos los ojos a realidades que nada tienen que ver con las que hemos vivido durante siglos: estas han sido producto de nuestro cerebro y las realidades que las sustituyan también lo serán. Pero ahora, soñar con una realidad independiente del cerebro humano será posible pero no real, nos dice Rubia (¿no está apuntando hacia la hipótesis de la simulación? (1)). Hemos descubierto neuronas que son la base de la empatía, probablemente también del lenguaje y de la moralidad, como las neuronas espejo, pero los temas que he mencionado en relación con la revolución subjetiva van más allá porque van a cambiar la imagen que tenemos del mundo y de nosotros mismos. Las humanidades, junto con la neurociencia, tendrán que colaborar para diseñar una nueva imagen del ser humano que, sin duda, será distinta a la que hoy conocemos. La brecha epistemológica entre ciencia y religión lo es también entre la ciencia y las humanidades (2).
NOTAS:
(1) La hipótesis de simulación propone que la realidad es una simulación de la cual los afectados por el simulante no están conscientes. La hipótesis desarrolla la característica del Dios maligno de René Descartes, pero la lleva más allá por analogía en una realidad simulada futura. La misma tecnología ficticia aparece, en parte o totalmente, en películas de ciencia ficción como Star Trek, Dark City,The Thirteenth Floor, Matrix, Abre los ojos, Vanilla Sky, Total Recall, Inception y Source Code.
(2) Según el filósofo francés Edgar Morin (1994), la humanidad se halla ante un “pensamiento complejo”, de difícil acceso para los inducidos ignorantes (Mayos et al., 2011) desde la atalaya del economicismo neoliberal (Navarro, 2012). Dicha ignorancia es extensiva también a nuestra actual cosmovisión del mundo bajo el influjo de la racionalidad positivista que predomina en El espejismo de la ciencia (Sheldrake, 2013) como adalid de la suprema “verdad”, marginando así a las humanidades como medio para una interpretación crítica de la realidad actual, como revitalización de la cultura, como reflexión sobre las grandes cuestiones personales y sociales, y como catalizadores de la creatividad (Alvira y Spang, 2006). Sin embargo, la evolución del Kosmos no se detendrá pues se vislumbra la trascendencia hacia una episteme transracional (Márquez y Díaz, 2011):
"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal."
En esa línea de pensamiento transracional, María Alejandra Rodríguez (2017), Docente universitario en el departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Carabobo (Venezuela), aborda el papel de La filosofía educativa en el ámbito universitario, un punto de vista que bien puede ser extrapolable a cualquier universidad del mundo por sus inherentes principios universales:
"La educación superior en Venezuela, como fundamento formativo para el desarrollo educativo, cultural, filosófico y social puede ser un punto de referencia crucial en función de la construcción de una sociedad humana, justa y libre. Se trata de educar más allá del bienestar individual y colectivo propuesto por una sociedad del éxito personal y del consumo, trabajar en función del porvenir de la civilización y la supervivencia de la raza humana y del planeta; ya que una persona consciente de su compromiso existencial puede alcanzar grandes logros e impactar en el bienestar de los demás gracias a un humanismo trascendental y verdadero. Por eso la educación universitaria debe considerarse como el modo formativo humanista para emprender cualquier objetivo elevado, verdaderamente humano, comunitario y social, sea a través del currículo de carácter ético-espiritual de todas las profesiones, o de una formación filosófica en torno a las dimensiones antropológicas existenciales del sentido de la vida desde el compromiso social."
Dicha cosmovisión de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo mediante una educación transracional (Martos, 2017) inquiere, como objetivo de esta investigación, que el educando aprehenda la síntesis de saberes mediante una genuina intuición espiritual: la integración de la conciencia (yo), la ciencia (ello) y la moral (nosotros) -las tres esferas del saber diferenciadas por Kant mediante sus Tres críticas- como una intuición moral básica (Wilber, 2005) para orientar éticamente sus actos, pensamientos y sentimientos. Una ética epistémica en toda regla bajo una epísteme transracional.
BIBLIOGRAFÍA:
Alvira, R. y Spang, K. Humanidades para el siglo XXI. Navarra: Ediciones Universidad de Navarra, 2006.
Márquez Fernández, Álvaro B.; Díaz Montiel, Zulay C. “La complejidad: hacia una epísteme transracional”. Telos, vol. 13, núm. 1, enero-abril, 2011, pp. 11-29. Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín Maracaibo, Venezuela.
Martos, Amador. Filosofía transpersonal y educación transracional. España: Amazon, 2017.
Mayos, Gonçal et al. La sociedad de la ignorancia. Barcelona: Península, 2011.
Morin, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1994.
Navarro, Vinçens. Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Barcelona: Espasa libros, 2012.
Rodríguez, María Alejandra. La filosofía educativa en el ámbito universitario. Departamento de filosofía, Universidad de Carabobo, Venezuela, 2017.
Sheldrake, Rupert. El espejismo de la ciencia. Barcelona: Kairós, 2013.
Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005.
Este artículo es una reproducción de las notas 33, 101, 102 y 103 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 251:
Para Shelling, y también para su amigo y discípulo Hegel, el Espíritu se enajena de sí mismo para dar lugar a la naturaleza objetiva, despierta a sí mismo en la mente subjetiva y termina retornando así en la pura conciencia inmediata no dual en la que sujeto y objeto son uno, y la naturaleza y la mente se funden en la actualización del Espíritu. El Espíritu se conoce a sí mismo objetivamente como naturaleza, se conoce subjetivamente como mente y se conoce absolutamente como Espíritu. Esos tres momentos también son conocidos como subconsciente, consciente y supraconsciente, o, dicho de otro modo, prepersonal, personal y transpersonal; o preracional, racional y transracional; o biosfera, noosfera y teosfera (Wilber, 2005a: 396-398).
Todo ello, traducido en términos evolutivos y psicológicos (Laszlo, 2004)(1) , equivale a decir que El gen egoísta (Dawkins, 2002) puede ser trascendido conscientemente Más allá del ego (Vaughan y Walsh,2000), dicho de otro modo, el egoísmo puede ser trascendido hacia la compasión y, respectivamente, la conciencia personal hacia la conciencia transpersonal (2) (Martos, 2008). Así, desde dicha perspectiva, la afirmación de Dawkins (2002: 3) de que “el amor universal y el bienestar de las especies consideradas en su conjunto son conceptos que, simplemente, carecen de sentido en cuanto a la evolución”, es un simple reduccionismo desde el materialismo científico, obnibulado por una prepotencial racional en cuanto causa explicativa al obviar que el Kosmos (3) es autotrascendente y regido por los veinte principios (4) . Dicho de otro modo, La evolución del amor (Hüther, 2015) ya es contemplada desde la neurobiología y la sociobiología como un fenómeno de la evolución humana pues, más allá del valor de los genes egoístas o la superviviencia del más fuerte, interviene la capacidad de elección de pareja por motivos distintos a la simple atracción física o el instinto reproductor. Para Hüther, a pesar del surgimiento de la razón y del pensamiento crítico, el sentimiento del amor sigue siendo importante por su influencia en el futuro de la especie humana pues es la fuente de nuestra creatividad y la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales y, más decisiorio aún, nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta. En definitiva, la única fuerza que puede vencer a la competencia autodestructiva es el amor mediante el compromiso de equipo y la creatividad participativa.
NOTAS:
(1) Laszlo (2004) en su obra La ciencia y el campo akásico: Una teoría integral del todo, resumen:
Una obra monumental que incluye y transciende las visiones de Darwin, Newton, Einstein, los pioneros de la mecánica cuántica y otros eminentes científicos. En este libro, Ervin Laszlo hace un repaso de los enigmas que se encuentran en la ciencia contemporánea: el universo como un todo manifiesta correlaciones bien afinadas que desafían cualquier explicación de sentido común; existen correlaciones directas asombrosas, al nivel de la cuántica: cada partícula que haya ocupado alguna vez el mismo nivel cuántico de otra partícula permanece relacionada con ella, de una misteriosa manera no-energética (el enmarañamiento cuántico); la teoría de la evolución post-darwiniana y la biología cuántica descubren enigmáticas correlaciones similares en el organismo y entre el organismo y su entorno; todas las correlaciones que salen a la luz en las más avanzadas investigaciones sobre la conciencia son igual de extrañas: tienen la forma de “conexiones transpersonales” entre la conciencia de una persona y el cuerpo de otra.
(2) Etimológicamente el término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y en la literatura transpersonal se suele utilizar para hacer referencia a inquietudes, motivaciones, experiencias, estadios evolutivos, modos de ser y otros fenómenos que incluyen, pero trascienden la esfera de la individualidad y de la personalidad humana, el yo o ego (Ferrer, 2003). Entre sus intereses centrales se encuentran “los procesos, valores y estados transpersonales, la conciencia unitiva, las experiencias cumbre, el éxtasis, la experiencia mística, la trascendencia, las teorías y prácticas de la meditación, los caminos espirituales, la realización (...) y los conceptos, experiencias y actividades con ellas relacionados” (Walsh y Vaughan, 1982:14). Entre sus objetivos principales se encuentra la delimitación de las fronteras y las variedades de la experiencia humana consciente (Rowan, 1996). (Cita extraída del trabajo de investigación de Doctorado titulado Complejidad y Psicología Transpersonal: Caos y autoorganización en psicoterapia, de Iker Puente Vigiola, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Barcelona, 16 de febrero de 2007).
Sin embargo, a los efectos prácticos de este ensayo, el concepto de conciencia transpersonal se implementa también con la siguiente definición: En los estados modificados de consciencia estudiados por la psicología transpersonal se producen cambios en el flujo del pensamiento, en la percepción de la realidad y a nivel emocional. En estos estados pueden ocurrir experiencias de catarsis y, sobre todo, experiencias místicas o extáticas, que diversos autores han definido como religiosas, trascendentes, transpersonales o experiencias cumbre. En estas vivencias el mundo se percibe como una totalidad, en la que el propio individuo está inmerso. Se produce, al mismo tiempo, una sensación subjetiva de unidad, en la que el Yo individual se diluye, desapareciendo toda distinción significativa entre el Yo y el mundo exterior. Esta experiencia es vivida por la persona como algo positivo, y autores como Maslow o Grof señalan que puede tener efectos beneficiosos y terapéuticos. Sin embargo, la disolución del Yo previa a la sensación subjetiva de unidad, puede ser vivida por el sujeto como un momento de caos, de desequilibrio y desestructuración, de pérdida de los puntos de referencia habituales. Diversos autores se han referido a esta experiencia como muerte del ego. (Grof, 1988; Wilber, 1996; Fericgla, 2006). (Cita extraída del artículo titulado Psicología Transpersonal y Ciencias de la Complejidad: Un amplio horizonte interdisciplinar a explorar, de Iker Puente, Journal of Transpersonal Research, 2009, Vol. 1 (1), pp 19-28 ISSN: 1989-6077).
Por tanto, en este ensayo, el paso de la conciencia personal a la conciencia transpersonal, debe interpretarse como la muerte del ego en su viaje iniciático hacia la percepción unitaria del sujeto cognoscente con el mundo (no dualidad entre sujeto y objeto), donde las emociones egoístas e individualistas dejan paso a la compasión. Se trataría, en suma, de un ascendente viaje iniciático-cognitivo similar al descrito como salida del mundo de las sombras en el Mito de la caverna de Platón, para luego transmitir de un modo descendente la sabiduría adquirida en el Mundo de las Ideas, donde la reina es el Amor.
(3) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que les lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.
(4) Wilber (2005b) en Sexo, Ecología, Espiritualidad,72-119:
1- La realidad como un todo no está compuesta de cosas u de procesos, sino de holones.
2- Los holones muestran cuatro capacidades fundamentales: autopreservación, autoadaptación, autotrascendencia y autodisolución. Estas cuatros características son muy importantes y las vamos a estudiar una a una.
3- Autopreservación. Los holones se definen no por la materia de que están hechos (puede no haber materia) ni por el contexto en el que viven (aunque son inseparables de él), sino por el patrón relativamente autónomo y coherente que presenta. La totalidad del holón se muestra en la capacidad de preservar su patrón.
4- Autoadaptación. Un holón funciona no solo como una totalidad autopreservadora sino también como parte de otro todo mayor, y en su capacidad de ser una parte debe adaptarse o acomodarse a otros holones (no autopoiesis sino alopoiesis; no asimilación sino acomodación).
5- Autotrascendencia (o autotransformación). La autotrascendencia es simplemente la capacidad que tiene un sistema de llegar más allá de lo dado, e introducir en cierta medida algo novedoso; una capacidad sin la cual es seguro que la evolución no hubiera podido ni siquiera comenzar. El universo tiene la capacidad intrínseca de ir más allá de lo que fue anteriormente.
6- Autodisolución. Dado que cada holón es también un supraholón, cuando es borrado –cuando se autodisuelve en sus subholones- tiende a seguir el mismo camino descendente que éstos han seguido en el camino ascendente: las células se descomponen en moléculas, que a su vez se descomponen en átomos, y éstos en partículas que desaparecen en las probabilidades nubes transfinitas de “burbujas dentro de burbujas”.
7- Los holones emergen. Emergen nuevos holones debido a la capacidad de autotrascendencia. Primero las partículas subatómicas; después los átomos, moléculas, los polímeros; después las células, y así sucesivamente.
8- Los holones emergen holárquicamente. Es decir, jerárquicamente, como una serie ascendente de totalidades/partes. Los organismos contienen células, pero no al revés; las células contienen moléculas, pero no al revés; las moléculas contienen átomos, pero no al revés.
9- Cada holón emergente trasciende pero incluye a sus predecesores. Todas las estructuras básica y funciones son preservadas y llevadas a una identidad mayor, pero todas las estructuras de exclusividad y las funciones que existían debido, al aislamiento, a la separación, a la parcialidad, a la individualidad separada, son simplemente abandonadas y reemplazadas por una individualidad más profunda que alcanza una comunión más amplia de desarrollo.
10- Lo inferior establece las posibilidades de lo superior; lo superior estable las probabilidades de lo inferior. Aunque un nivel superior va “más allá” de lo dado en el nivel inferior, no viola las leyes o patrones del nivel inferior; no está determinado por el nivel inferior, pero tampoco puede ignorarlo. Mi cuerpo sigue las leyes de la gravedad, mi mente se rige por otras leyes, las de comunicación simbólica y la sintaxis lingüística; pero si mi cuerpo se cae por un precipicio, mi mente va con él.
11- El número de niveles que comprende una jerarquía determinada si esta es “superficial” o “profunda”; y al número de holones en su nivel dado le llamaremos su “extensión”. Esto es importante porque establece que no es solo el tamaño de una población lo que estable el orden de riqueza (u orden de emergencia cualitativa), sino más bien viene dado por su profundidad. Veremos que una de las confusiones más generalizadas de las teorías ecológicas generales o del nuevo paradigma (ya sean “pop” o “serias”) es que a menudo confunden gran extensión con gran profundidad.
12- Cada nivel sucesivo de la evolución produce MAYOR profundidad y MENOR extensión. Así, el número de moléculas de agua en el universo siempre será menor que el número de átomos de hidrógeno y de oxígeno. El número de células en el universo siempre será menor que el de moléculas, y así sucesivamente. Simplemente quiere decir que el número de totalidades siempre será menor que el número de partes, indefinidamente. Cuando mayor sea la profundidad de un holón, tanto mayor será su nivel de conciencia. El espectro de la evolución es un espectro de conciencia. Y se puede empezar a ver que las dimensiones espirituales constituyen el tejido mismo de la profundidad del Kosmos.
13- Destruye un holón de cualquier tipo y habrás destruido todos sus holones superiores y ninguno de sus inferiores. Es decir: cuando menos profundidad tiene un holón, tanto más fundamental es para el Kosmos, porque es un componente de muchos otros holones.
14- Las holoarquías coevolucionan. Significa que la “unidad” de evolución no es el holón aislado (molécula individual, planta, o animal), sino un holón más dentro del entorno inseparablemente ligado a él. Es decir, la evolución es ecológica en el sentido más amplio.
15- Lo micro está en una relación de intercambio con lo macro en todos los niveles de su profundidad. Por ejemplo, el ser humano y los tres niveles de materia, vida y mente: todos estos niveles mantienen su existencia a través de una red increíblemente rica de relaciones de intercambio con holones de la misma profundidad en su entorno.
16- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor complejidad. El biólogo alemán Woltereck acuño el término anamorfosis – significa, literalmente, “no ser conforme”- para definir lo que vio como rasgo central y universal de la naturaleza: la emergencia de una complejidad cada vez mayor.
17- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor diferenciación/integración. Este principio fue dado en su forma actual, por primera vez, por Herbert Spencer (en First principles, 1862): la evolución es un “cambio desde una homogeneidad incoherente e indefinida a una heterogeneidad coherente y definida, a través de continuas diferenciaciones e integraciones”.
18- La organización/estructuración va en aumento. La evolución se mueve del sistema más simple al más complejo y desde el nivel de organización menor hacia el mayor.
19- La evolución tiende a seguir la dirección de autonomía relativa creciente. Este es un concepto muy poco comprendido. Simplemente hace referencia a la capacidad de un holón para autopreservarse en medio de las fluctuaciones ambientales (autonomía relativa es otra forma de decir individualidad). Y de acuerdo con las ciencias de la complejidad, cuando más profundo es un holón, mayor es su autonomía relativa. La autonomía relativa simplemente se refiere a cierta flexibilidad ante el cambio de las condiciones ambientales.
20- La evolución tiende a seguir la dirección de un Telos creciente. El régimen, canon, código o estructura profunda de un holón actúa como un imán, un atractor, un punto omega en miniatura, para la realización de ese holón en el espacio y el tiempo. Es decir, el punto final del sistema tiene a “atraer” la realización (o desarrollo) del holón en esa dirección, ya sea un sistema físico, biológico o mental. Ha surgido toda una disciplina dentro de la teoría general de sistemas para dedicarse al estudio de las propiedades de los atractores caóticos y de los sistemas por ellos gobernados; se le conoce popularmente como la teoría del caos.
BIBLIOGRAFÍA:
Dawkins, Richard. El gen egoísta. Barcelona: Salvat Editores, 2002.
Fericgla, José M. Los chamanismos a revisión. Barcelona: Kairós, 2006.
Ferrer, Jorge. Espiritualidad creativa: una visión participativa de lo transpersonal. Barcelona: Kairós, 2003.
Grof, Stanislav. Psicología Transpersonal: nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia. Barcelona: Kairós, 1988.
Hüther, Gerald. La evolución del amor. Barcelona: Plataforma, 2015.
Laszlo, Ervin. La ciencia y el campo akásico: una teoría integral del todo. Madrid: Editorial Nowtilus, 2004.
Martos, Amador. Pensar en ser rico. De una conciencia materialista a una conciencia humanística. España: Amazon, 2008 (1ª ed.), 2015 (2ª ed.), 2017 (3ª ed.).
Rowan, John. Lo transpersonal: psicoterapia y counselling. Barcelona: La Liebre de Marzo, 1996.
Wilber, Ken. El proyecto Atman. Barcelona: Kairós, 1996.
Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005a.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005b.
Ver más
Extracto de la página 251:
Para Shelling, y también para su amigo y discípulo Hegel, el Espíritu se enajena de sí mismo para dar lugar a la naturaleza objetiva, despierta a sí mismo en la mente subjetiva y termina retornando así en la pura conciencia inmediata no dual en la que sujeto y objeto son uno, y la naturaleza y la mente se funden en la actualización del Espíritu. El Espíritu se conoce a sí mismo objetivamente como naturaleza, se conoce subjetivamente como mente y se conoce absolutamente como Espíritu. Esos tres momentos también son conocidos como subconsciente, consciente y supraconsciente, o, dicho de otro modo, prepersonal, personal y transpersonal; o preracional, racional y transracional; o biosfera, noosfera y teosfera (Wilber, 2005a: 396-398).
Todo ello, traducido en términos evolutivos y psicológicos (Laszlo, 2004)(1) , equivale a decir que El gen egoísta (Dawkins, 2002) puede ser trascendido conscientemente Más allá del ego (Vaughan y Walsh,2000), dicho de otro modo, el egoísmo puede ser trascendido hacia la compasión y, respectivamente, la conciencia personal hacia la conciencia transpersonal (2) (Martos, 2008). Así, desde dicha perspectiva, la afirmación de Dawkins (2002: 3) de que “el amor universal y el bienestar de las especies consideradas en su conjunto son conceptos que, simplemente, carecen de sentido en cuanto a la evolución”, es un simple reduccionismo desde el materialismo científico, obnibulado por una prepotencial racional en cuanto causa explicativa al obviar que el Kosmos (3) es autotrascendente y regido por los veinte principios (4) . Dicho de otro modo, La evolución del amor (Hüther, 2015) ya es contemplada desde la neurobiología y la sociobiología como un fenómeno de la evolución humana pues, más allá del valor de los genes egoístas o la superviviencia del más fuerte, interviene la capacidad de elección de pareja por motivos distintos a la simple atracción física o el instinto reproductor. Para Hüther, a pesar del surgimiento de la razón y del pensamiento crítico, el sentimiento del amor sigue siendo importante por su influencia en el futuro de la especie humana pues es la fuente de nuestra creatividad y la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales y, más decisiorio aún, nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta. En definitiva, la única fuerza que puede vencer a la competencia autodestructiva es el amor mediante el compromiso de equipo y la creatividad participativa.
NOTAS:
(1) Laszlo (2004) en su obra La ciencia y el campo akásico: Una teoría integral del todo, resumen:
Una obra monumental que incluye y transciende las visiones de Darwin, Newton, Einstein, los pioneros de la mecánica cuántica y otros eminentes científicos. En este libro, Ervin Laszlo hace un repaso de los enigmas que se encuentran en la ciencia contemporánea: el universo como un todo manifiesta correlaciones bien afinadas que desafían cualquier explicación de sentido común; existen correlaciones directas asombrosas, al nivel de la cuántica: cada partícula que haya ocupado alguna vez el mismo nivel cuántico de otra partícula permanece relacionada con ella, de una misteriosa manera no-energética (el enmarañamiento cuántico); la teoría de la evolución post-darwiniana y la biología cuántica descubren enigmáticas correlaciones similares en el organismo y entre el organismo y su entorno; todas las correlaciones que salen a la luz en las más avanzadas investigaciones sobre la conciencia son igual de extrañas: tienen la forma de “conexiones transpersonales” entre la conciencia de una persona y el cuerpo de otra.
(2) Etimológicamente el término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y en la literatura transpersonal se suele utilizar para hacer referencia a inquietudes, motivaciones, experiencias, estadios evolutivos, modos de ser y otros fenómenos que incluyen, pero trascienden la esfera de la individualidad y de la personalidad humana, el yo o ego (Ferrer, 2003). Entre sus intereses centrales se encuentran “los procesos, valores y estados transpersonales, la conciencia unitiva, las experiencias cumbre, el éxtasis, la experiencia mística, la trascendencia, las teorías y prácticas de la meditación, los caminos espirituales, la realización (...) y los conceptos, experiencias y actividades con ellas relacionados” (Walsh y Vaughan, 1982:14). Entre sus objetivos principales se encuentra la delimitación de las fronteras y las variedades de la experiencia humana consciente (Rowan, 1996). (Cita extraída del trabajo de investigación de Doctorado titulado Complejidad y Psicología Transpersonal: Caos y autoorganización en psicoterapia, de Iker Puente Vigiola, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Barcelona, 16 de febrero de 2007).
Sin embargo, a los efectos prácticos de este ensayo, el concepto de conciencia transpersonal se implementa también con la siguiente definición: En los estados modificados de consciencia estudiados por la psicología transpersonal se producen cambios en el flujo del pensamiento, en la percepción de la realidad y a nivel emocional. En estos estados pueden ocurrir experiencias de catarsis y, sobre todo, experiencias místicas o extáticas, que diversos autores han definido como religiosas, trascendentes, transpersonales o experiencias cumbre. En estas vivencias el mundo se percibe como una totalidad, en la que el propio individuo está inmerso. Se produce, al mismo tiempo, una sensación subjetiva de unidad, en la que el Yo individual se diluye, desapareciendo toda distinción significativa entre el Yo y el mundo exterior. Esta experiencia es vivida por la persona como algo positivo, y autores como Maslow o Grof señalan que puede tener efectos beneficiosos y terapéuticos. Sin embargo, la disolución del Yo previa a la sensación subjetiva de unidad, puede ser vivida por el sujeto como un momento de caos, de desequilibrio y desestructuración, de pérdida de los puntos de referencia habituales. Diversos autores se han referido a esta experiencia como muerte del ego. (Grof, 1988; Wilber, 1996; Fericgla, 2006). (Cita extraída del artículo titulado Psicología Transpersonal y Ciencias de la Complejidad: Un amplio horizonte interdisciplinar a explorar, de Iker Puente, Journal of Transpersonal Research, 2009, Vol. 1 (1), pp 19-28 ISSN: 1989-6077).
Por tanto, en este ensayo, el paso de la conciencia personal a la conciencia transpersonal, debe interpretarse como la muerte del ego en su viaje iniciático hacia la percepción unitaria del sujeto cognoscente con el mundo (no dualidad entre sujeto y objeto), donde las emociones egoístas e individualistas dejan paso a la compasión. Se trataría, en suma, de un ascendente viaje iniciático-cognitivo similar al descrito como salida del mundo de las sombras en el Mito de la caverna de Platón, para luego transmitir de un modo descendente la sabiduría adquirida en el Mundo de las Ideas, donde la reina es el Amor.
(3) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que les lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.
(4) Wilber (2005b) en Sexo, Ecología, Espiritualidad,72-119:
1- La realidad como un todo no está compuesta de cosas u de procesos, sino de holones.
2- Los holones muestran cuatro capacidades fundamentales: autopreservación, autoadaptación, autotrascendencia y autodisolución. Estas cuatros características son muy importantes y las vamos a estudiar una a una.
3- Autopreservación. Los holones se definen no por la materia de que están hechos (puede no haber materia) ni por el contexto en el que viven (aunque son inseparables de él), sino por el patrón relativamente autónomo y coherente que presenta. La totalidad del holón se muestra en la capacidad de preservar su patrón.
4- Autoadaptación. Un holón funciona no solo como una totalidad autopreservadora sino también como parte de otro todo mayor, y en su capacidad de ser una parte debe adaptarse o acomodarse a otros holones (no autopoiesis sino alopoiesis; no asimilación sino acomodación).
5- Autotrascendencia (o autotransformación). La autotrascendencia es simplemente la capacidad que tiene un sistema de llegar más allá de lo dado, e introducir en cierta medida algo novedoso; una capacidad sin la cual es seguro que la evolución no hubiera podido ni siquiera comenzar. El universo tiene la capacidad intrínseca de ir más allá de lo que fue anteriormente.
6- Autodisolución. Dado que cada holón es también un supraholón, cuando es borrado –cuando se autodisuelve en sus subholones- tiende a seguir el mismo camino descendente que éstos han seguido en el camino ascendente: las células se descomponen en moléculas, que a su vez se descomponen en átomos, y éstos en partículas que desaparecen en las probabilidades nubes transfinitas de “burbujas dentro de burbujas”.
7- Los holones emergen. Emergen nuevos holones debido a la capacidad de autotrascendencia. Primero las partículas subatómicas; después los átomos, moléculas, los polímeros; después las células, y así sucesivamente.
8- Los holones emergen holárquicamente. Es decir, jerárquicamente, como una serie ascendente de totalidades/partes. Los organismos contienen células, pero no al revés; las células contienen moléculas, pero no al revés; las moléculas contienen átomos, pero no al revés.
9- Cada holón emergente trasciende pero incluye a sus predecesores. Todas las estructuras básica y funciones son preservadas y llevadas a una identidad mayor, pero todas las estructuras de exclusividad y las funciones que existían debido, al aislamiento, a la separación, a la parcialidad, a la individualidad separada, son simplemente abandonadas y reemplazadas por una individualidad más profunda que alcanza una comunión más amplia de desarrollo.
10- Lo inferior establece las posibilidades de lo superior; lo superior estable las probabilidades de lo inferior. Aunque un nivel superior va “más allá” de lo dado en el nivel inferior, no viola las leyes o patrones del nivel inferior; no está determinado por el nivel inferior, pero tampoco puede ignorarlo. Mi cuerpo sigue las leyes de la gravedad, mi mente se rige por otras leyes, las de comunicación simbólica y la sintaxis lingüística; pero si mi cuerpo se cae por un precipicio, mi mente va con él.
11- El número de niveles que comprende una jerarquía determinada si esta es “superficial” o “profunda”; y al número de holones en su nivel dado le llamaremos su “extensión”. Esto es importante porque establece que no es solo el tamaño de una población lo que estable el orden de riqueza (u orden de emergencia cualitativa), sino más bien viene dado por su profundidad. Veremos que una de las confusiones más generalizadas de las teorías ecológicas generales o del nuevo paradigma (ya sean “pop” o “serias”) es que a menudo confunden gran extensión con gran profundidad.
12- Cada nivel sucesivo de la evolución produce MAYOR profundidad y MENOR extensión. Así, el número de moléculas de agua en el universo siempre será menor que el número de átomos de hidrógeno y de oxígeno. El número de células en el universo siempre será menor que el de moléculas, y así sucesivamente. Simplemente quiere decir que el número de totalidades siempre será menor que el número de partes, indefinidamente. Cuando mayor sea la profundidad de un holón, tanto mayor será su nivel de conciencia. El espectro de la evolución es un espectro de conciencia. Y se puede empezar a ver que las dimensiones espirituales constituyen el tejido mismo de la profundidad del Kosmos.
13- Destruye un holón de cualquier tipo y habrás destruido todos sus holones superiores y ninguno de sus inferiores. Es decir: cuando menos profundidad tiene un holón, tanto más fundamental es para el Kosmos, porque es un componente de muchos otros holones.
14- Las holoarquías coevolucionan. Significa que la “unidad” de evolución no es el holón aislado (molécula individual, planta, o animal), sino un holón más dentro del entorno inseparablemente ligado a él. Es decir, la evolución es ecológica en el sentido más amplio.
15- Lo micro está en una relación de intercambio con lo macro en todos los niveles de su profundidad. Por ejemplo, el ser humano y los tres niveles de materia, vida y mente: todos estos niveles mantienen su existencia a través de una red increíblemente rica de relaciones de intercambio con holones de la misma profundidad en su entorno.
16- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor complejidad. El biólogo alemán Woltereck acuño el término anamorfosis – significa, literalmente, “no ser conforme”- para definir lo que vio como rasgo central y universal de la naturaleza: la emergencia de una complejidad cada vez mayor.
17- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor diferenciación/integración. Este principio fue dado en su forma actual, por primera vez, por Herbert Spencer (en First principles, 1862): la evolución es un “cambio desde una homogeneidad incoherente e indefinida a una heterogeneidad coherente y definida, a través de continuas diferenciaciones e integraciones”.
18- La organización/estructuración va en aumento. La evolución se mueve del sistema más simple al más complejo y desde el nivel de organización menor hacia el mayor.
19- La evolución tiende a seguir la dirección de autonomía relativa creciente. Este es un concepto muy poco comprendido. Simplemente hace referencia a la capacidad de un holón para autopreservarse en medio de las fluctuaciones ambientales (autonomía relativa es otra forma de decir individualidad). Y de acuerdo con las ciencias de la complejidad, cuando más profundo es un holón, mayor es su autonomía relativa. La autonomía relativa simplemente se refiere a cierta flexibilidad ante el cambio de las condiciones ambientales.
20- La evolución tiende a seguir la dirección de un Telos creciente. El régimen, canon, código o estructura profunda de un holón actúa como un imán, un atractor, un punto omega en miniatura, para la realización de ese holón en el espacio y el tiempo. Es decir, el punto final del sistema tiene a “atraer” la realización (o desarrollo) del holón en esa dirección, ya sea un sistema físico, biológico o mental. Ha surgido toda una disciplina dentro de la teoría general de sistemas para dedicarse al estudio de las propiedades de los atractores caóticos y de los sistemas por ellos gobernados; se le conoce popularmente como la teoría del caos.
BIBLIOGRAFÍA:
Dawkins, Richard. El gen egoísta. Barcelona: Salvat Editores, 2002.
Fericgla, José M. Los chamanismos a revisión. Barcelona: Kairós, 2006.
Ferrer, Jorge. Espiritualidad creativa: una visión participativa de lo transpersonal. Barcelona: Kairós, 2003.
Grof, Stanislav. Psicología Transpersonal: nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia. Barcelona: Kairós, 1988.
Hüther, Gerald. La evolución del amor. Barcelona: Plataforma, 2015.
Laszlo, Ervin. La ciencia y el campo akásico: una teoría integral del todo. Madrid: Editorial Nowtilus, 2004.
Martos, Amador. Pensar en ser rico. De una conciencia materialista a una conciencia humanística. España: Amazon, 2008 (1ª ed.), 2015 (2ª ed.), 2017 (3ª ed.).
Rowan, John. Lo transpersonal: psicoterapia y counselling. Barcelona: La Liebre de Marzo, 1996.
Wilber, Ken. El proyecto Atman. Barcelona: Kairós, 1996.
Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005a.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005b.
Este artículo es una reproducción de la nota 100 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 249:
Desde el surgimiento de la física cuántica, tal es el debate entre los materialistas científicos (método científico) y los mal llamados “místicos cuánticos” (método trascendental). Dicha dicotomía cognitiva, en realidad, es una réplica epistemológica entre la ciencia como medio de conocimiento objetivo y el misticismo como conocimiento revelado que plantean las diversas religiones. Por tanto, el debate que se plantea desde el surgimiento de la física cuántica es el encontronazo entre la racionalidad y la espiritualidad (Laszlo, 2007) (1) , una cuestión de hondo calado abordada pedagógicamente como La educación cuántica y que propugna ese nuevo paradigma de conocimiento donde el “misticismo cuántico” debe ser reconsiderado como filosofía transpersonal.
Sin embargo, dicha cuestión también puede ser consultada en Cuestiones cuánticas, una obra de Ken Wilber (2013) que recopila los escritos místicos de los físicos más famosos del mundo. Son unos escritos místicos de los científicos más eminentes de nuestra era, los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica. Todos ellos, con un lenguaje asequible y ajeno a la terminología técnica, expresan su convicción de que la física y la mística, de alguna manera, son complementarias. Sin lugar a dudas, son cada vez más los científicos que escapan de la exclusiva mirada del materialismo científico y abrazan a la espiritualidad.
NOTA (1): Ervin Laszlo (2007) en su obra El universo informado, resumen:
En esta visionaria y atrevida obra el eminente filósofo, científico y fundador del Club de Budapest, Ervin Laszlo plantea un campo de información como la sustancia clave del cosmos. El Dr Laszlo toma del sánscrito la palabra “akasha” (que significa “espacio”) y llama a este campo “el campo A”. En la obra Lazslo plantea que el vacío cósmico es la energía fundamental del universo y el campo de transmisión de información que “informa” al universo. Laszlo plantea que la existencia de ese campo es necesaria para explicar las múltiples incógnitas de la ciencia en la actualidad, y permite entender la sorprendente fecundidad y orden de la evolución del universo.
En este libro el autor hace un apasionante repaso de los enigmas sin resolver con los que se enfrenta la ciencia contemporánea (en la física cuántica, cosmología, en las ciencias biológicas y en el nuevo campo de la investigación de la conciencia), y como conclusión plantea el papel del “campo A” como elemento central de una nueva teoría del todo que permite resolver problemas y paradojas de la física cuántica, especialmente el fenómeno de no-localidad y del enmarañamiento quántico. También plantea su teoría del todo como la solución a las perennes disputas entre ciencia y religión.
BIBLIOGRAFÍA:
Laszlo, Ervin. El universo informado. Madrid: Editorial Nowtilus, 2007.
Wilber, Ken. Cuestiones cuánticas. Barcelona: Kairós, 2013.
Ver más
Extracto de la página 249:
Desde el surgimiento de la física cuántica, tal es el debate entre los materialistas científicos (método científico) y los mal llamados “místicos cuánticos” (método trascendental). Dicha dicotomía cognitiva, en realidad, es una réplica epistemológica entre la ciencia como medio de conocimiento objetivo y el misticismo como conocimiento revelado que plantean las diversas religiones. Por tanto, el debate que se plantea desde el surgimiento de la física cuántica es el encontronazo entre la racionalidad y la espiritualidad (Laszlo, 2007) (1) , una cuestión de hondo calado abordada pedagógicamente como La educación cuántica y que propugna ese nuevo paradigma de conocimiento donde el “misticismo cuántico” debe ser reconsiderado como filosofía transpersonal.
Sin embargo, dicha cuestión también puede ser consultada en Cuestiones cuánticas, una obra de Ken Wilber (2013) que recopila los escritos místicos de los físicos más famosos del mundo. Son unos escritos místicos de los científicos más eminentes de nuestra era, los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica. Todos ellos, con un lenguaje asequible y ajeno a la terminología técnica, expresan su convicción de que la física y la mística, de alguna manera, son complementarias. Sin lugar a dudas, son cada vez más los científicos que escapan de la exclusiva mirada del materialismo científico y abrazan a la espiritualidad.
NOTA (1): Ervin Laszlo (2007) en su obra El universo informado, resumen:
En esta visionaria y atrevida obra el eminente filósofo, científico y fundador del Club de Budapest, Ervin Laszlo plantea un campo de información como la sustancia clave del cosmos. El Dr Laszlo toma del sánscrito la palabra “akasha” (que significa “espacio”) y llama a este campo “el campo A”. En la obra Lazslo plantea que el vacío cósmico es la energía fundamental del universo y el campo de transmisión de información que “informa” al universo. Laszlo plantea que la existencia de ese campo es necesaria para explicar las múltiples incógnitas de la ciencia en la actualidad, y permite entender la sorprendente fecundidad y orden de la evolución del universo.
En este libro el autor hace un apasionante repaso de los enigmas sin resolver con los que se enfrenta la ciencia contemporánea (en la física cuántica, cosmología, en las ciencias biológicas y en el nuevo campo de la investigación de la conciencia), y como conclusión plantea el papel del “campo A” como elemento central de una nueva teoría del todo que permite resolver problemas y paradojas de la física cuántica, especialmente el fenómeno de no-localidad y del enmarañamiento quántico. También plantea su teoría del todo como la solución a las perennes disputas entre ciencia y religión.
BIBLIOGRAFÍA:
Laszlo, Ervin. El universo informado. Madrid: Editorial Nowtilus, 2007.
Wilber, Ken. Cuestiones cuánticas. Barcelona: Kairós, 2013.
Este artículo es una reproducción de las notas 96 y 97 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 229:
Cuando la racionalidad llegue a dicha madurez, la humanidad alcanzará una perspectiva planetaria desde el siguiente paradigma en el orden histórico-temporal: la transracionalidad, lo que Wilber denomina visión centáurica-planetaria (1). Pero muchos serán los problemas a superar para que el paradigma del altermundismo dé paso al paradigma de la transracionalidad (2): la profunda brecha entre ricos y pobres, la ausencia de xenofobia y la definitiva instauración práctica de los Derechos Humanos. Será un estadio bastante duro para la humanidad pues habrá que reconsiderar todas las formas obsoletas de producción, así como todos los modos de interrelación entre la población mundial, pues la preservación de la vida o biosfera, será el común denominador para evitar la hecatombe. Para que la racionalidad se instale con mayoría de edad en la noosfera, la conciencia colectiva deberá transitar hacia una pedagogía con la mirada puesta en la conciencia transpersonal (esta es la finalidad pedagógica del presente ensayo). Cuando se logre afianzar el concepto socio-dinámico masa crítica de modo que, en la conciencia colectiva, predomine una mayoría de conciencias transpersonales, podrá entonces darse por iniciado el periodo de la transracionalidad. Será un momento cumbre para la humanidad, pues la racionalidad habrá conectado con la espiritualidad humana : será la culminación del segundo renacimiento humanístico, a saber, la integración simbiótica de las conciencias individuales en la conciencia colectiva. La noosfera emergerá desde su propia interioridad o racionalidad, cobrando cada vez más fuerza el paradigma de la transracionalidad.
NOTAS:
(1) La obra Sexo, Ecología, Espiritualidad de Ken Wilber (2005b) es un compendio de sabiduría científica y filosófica. En el capítulo 5 titulado La emergencia de la naturaleza humana, Wilber aborda la emergencia del Homo sapiens hasta la diferenciación de la biosfera y de la noosfera producida en Occidente aproximadamente en los siglos XVI y XVII. Según Wilber (p.207), “en otras palabras, con la diferenciación de la noosfera y la biosfera, la biología ya no determina el destino. Es decir, ya no lo determinaba necesariamente: las relaciones entre hombres y mujeres (y entre hombres y hombres) ya no estaban necesariamente dominadas por el pesado yugo de las diferencias y determinantes biológicos, la fuerza física y la reproducción”.
Prosigue Wilber (p. 215): “La diferencia principal entre la eco-devastación tribal y la moderna no es la presencia o ausencia de sabiduría, sino la presencia de medios más peligrosos, que utilizados con la misma ignorancia ahora pueden llegar a ser devastadores. Como veremos, nuestros enormes medios nos han llevado, por primera vez en la historia, a una disociación igualmente enorme entre la noosfera y la biosfera, y por tanto la cura no está en reactivar la forma tribal de ignorancia ecológica (deshacernos de nuestros medios), ni en continuar con la forma moderna de ignorancia (el mercado libre nos salvará), sino más bien en evolucionar y desarrollar una estructura de conciencia integradora que por primera vez integre biosfera y noosfera en una unión más alta y más profunda”.
A esa racionalidad en búsqueda de un planteamiento realmente planetario, universal o global, de naturaleza no coercitiva, da lugar a un tipo de conocimiento al que Wilber denomina “visión-lógica”. Según Wilber (p.233): “Cuando la racionalidad da todas sus perspectivas posibles, el conocimiento visión-lógica las suma en totalidad, que es simplemente el nuevo holón interno superior….En otras palabras, la visión lógica es un holón superior que opera sobre (y, por tanto, trasciende) a sus holones menores, como la racionalidad misma. La visión lógica, como tal, puede mantener en mente contradicciones, puede unificar opuestos, es dialéctica y no lineal (véase en ese sentido, a modo de ejemplo, la dinámica espiral propuesta por este pensador), y unifica lo que de otra forma serían nociones incompatibles, siempre y cuando se relacionen en un nuevo holón superior, negadas en su parcialidad pero preservadas en sus contribuciones positivas. Esto es lo que Hegel llamó “Razón” como opuesto a la “comprensión”. Esta es la causa por la que Hegel mantuvo que entre las características definidoras de la Razón (visión-lógica) estaba su capacidad de unificar opuestos y ver la identidad-en-diferencia. Como tal, Hegel fue uno de los primeros grandes filósofos de la visión-lógica, al igual que Schelling y Whitehead…la aprehensión explícita de la identidad diferenciada, “Razón no bifurcada” o visión-lógica, detrás de lo cual está lo transracional en su conjunto”.
A la visión del mundo o al espacio en el mundo de la visión-lógica la llama Wilber “existencial” o “centáurico”. El centauro es el animal mítico, medio humano y medio caballo, que Wilber toma como símbolo de la integración de cuerpo y mente, o biosfera y noosfera. Para Wilber, según sus propias palabras (p.235), “esta visión-lógica con su perspectiva centáurica del mundo, es la que, según mi criterio, representa la esperanza de la integración de la biosfera y la noosfera, la organización supranacional de conciencia planetaria, la cognición genuina del equilibrio ecológico, las formas no restringidas ni forzadas de discurso global, las formas no dominantes y no coercitivas de Estados federales, el flujo libre de intercambio comunicativo a nivel mundial, la producción de ciudadanos del mundo genuinos y la integración cultural de la individualidad femenina (por ejemplo, la integración del hombre y la mujer en la biosfera y la noosfera). Todo lo anterior, en mi opinión, no es sino la plataforma para las formas de conciencia superiores y transpersonales, que serían auténticamente interesantes y nos esperan en nuestro futuro colectivo; si es que llegamos a él”.
A dicha visión emergente, Jean Gebser la denominó como la mente integral-aperspectival que, según Wilber, es un término especialmente adecuado. La mente aperspectival, en otras palabras, es completamente holónica: contextos dentro de contextos dentro de contextos para siempre. Y, según Wilber, este mundo está en medio de los tortuosos dolores de parto de la emergencia colectiva de una nueva estructura de conciencia centáurica o visión-lógica, la mente integral-aperspectival. Así, en propias palabras de Gebser, las perspectivas del mundo egoico-racional son “reemplazadas por la expansión abierta del mundo abierto”, el “mundo aperspectival”: la culminación de la visión centrada en el mundo comenzó con la racionalidad y es completada por la visión-lógica. Pero, insiste Wilber (p.240), “la estructura integral puede integrar fisiosfera, biosfera y noosfera, que tiene el potencial de integrarlas. Depende de ti y de mi, de las acciones que realicemos cada uno de nosotros, que el potencial se actualice”. Consecuentemente, según Wilber (p.245), “hará falta un movimiento de visión-lógica de enorme poder integrador (integral aperspectival y universal-integral) para unir a todos los ciudadanos del mundo sobre una base centáurica: todos tenemos en común materia, cuerpo y mente (por no mencionar el Espíritu y un Yo anteriores a todo ello)”… “La transformación misma, está siendo construida en el corazón y la mente de aquellos individuos que están evolucionando hacia la visión centáurica-planetaria”… “La revolución, como siempre, vendrá desde dentro y se irá encajando en la forma externa”.
Todo lo anterior, según Wilber (p.249), apunta hacia un transnacionalismo: “Así, sin negar la importancia de los factores ecológicos, económicos y financieros en la transformación mundial, no olvidemos que todos ellos descansan, en última instancia, sobre la transformación correlativa de la conciencia humana: el abrazo global y la federación mundial solo pueden ser vistos, entendidos y puestos en práctica por individuos con una visión-lógica universal. Los nuevos recursos escasos incluirán no solo la escasez económico-material, sino también los recursos del significado de la vida, que ya no podrán ser hallados en uno mismo o en la tribu, raza o nación, sino que hallarán su contexto, su terapia, su omega y su liberación en el abrazo mundicéntrico a través del que circula la sangre de nuestra humanidad común y late el corazón único de un pequeño planeta que lucha por la supervivencia y anhela su liberación en un mañana más profundo y verdadero”.
A dicho transnacionalismo le corresponde un pluriculturalismo que debería trascender a los tribalismo mágicos basados en la sangre y el linaje étnico o el imperialismo mitológico, según Wilber (p.250): “remanentes del marxismo como “religión mítico-racional mundial”; fundamentalismos cristiano y musulmán que quieren convertir (obligar) al resto del mundo; misioneros mítico-religiosos con furia de proselitismo global; imperialismo económico-nacional cercano a lo mitológico por parte de los países desarrollados; y, sobre todo, la disolución de algunos de los modernos estados mítico-imperialistas en sus subholones tribales; una disolución bañada en sangre, lucha tribal y relaciones de parentesco a gran escala: la retribalización de grandes partes del mundo. Así, la mayor de las transformaciones a nivel mundial sería simplemente la adopción de la racionalidad global y de la tolerancia pluralista: la adopción de la racionalidad egoica en el camino hacia la visión-lógica centáurica”.
Para Wilber (p.251), “un multiculturalismo genuino no puede ser establecido tampoco por los “sentimientos” o “por la actuación desde el corazón”, porque mis sentimientos son solo míos, no necesariamente tuyos o de otro. Solo en el espacio del pluralismo racional se puede dar un lugar y una voz iguales a los distintos sentimientos, pensamientos y deseos. Desde esta plataforma de lo racional, es desde donde se puede alcanzar el estado siguiente, el verdaderamente integral-aperspectival (y universal-integral)”.
(2) La filosofía transpersonal, vuelvo a recordar, es una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia, sin embargo, es una actividad investigativa muy reciente en la historia del pensamiento (Wilber, 2005a). Con el surgimiento de las ciencias psicológicas y la “cuarta fuerza” de la psicología transpersonal, se ha iniciado un camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egoica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. Sin embargo, el término “transpersonal” no es todavía de dominio popular y menos aún su asunción académica para una futura educación generacional. No obstante, si la humanidad ha evolucionado de lo mítico a lo racional, como apunta Wilber (2005b: 617), estamos ahora situados en el filo de la percepción transracional. En dicho sentido, cabe destacar el artículo de Álvaro B. Márquez-Fernández y Zulay C. Díaz-Montiel (2011) La complejidad: hacia una epísteme transracional, cuyo resumen es el siguiente:
"En las ciencias sociales la crisis del paradigma positivista, es el resultado de su insuficiencia experimental para dar cuenta de la transformación de la experiencia del pensamiento en su interpretación de la realidad natural e histórica de la existencia. En la modernidad no fue posible consolidar un paradigma universalista que solo diera cuenta de espacios objetivados de la realidad a través de modelos racionales reduccionistas. Tal como lo señalan Morin, Najmanovich, Sotolongo-Codima Boaventura de Sousa, Reynoso, en sus postulados teóricos-metodológicos, cuando afirman que la experiencia del pensar racional es mucho más compleja y transdisciplinar, pues considera la realidad como un proceso en curso de estructuras que se recrean poiéticamente sin sujeción a causalidades predeterminadas. Esto es lo que explica, desde la perspectiva de una espíteme crítica, por qué las contingencias materiales de la experiencia racional y las formas de intercambios entre sistemas de diversa índole, le atribuyen al fenómeno del pensamiento una múltiple y transversal racionalidad a partir de la cual se desustantiva el mundo de los objetos y hace presente la subjetividad cognitiva del sujeto de pensamiento. Hacia ese inédito dominio de los procesos de la espíteme transracionales es que se orienta el pensamiento complejo como un momento de superación del positivismo."
Como objetivo ilustrativo de esta nota, destacamos la conclusión final de dicho artículo:
"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal."
BIBLIOGRAFÍA:
Márquez Fernández, Álvaro B.; Díaz Montiel, Zulay C. “La complejidad: hacia una epísteme transracional”. Telos, vol. 13, núm. 1, enero-abril, 2011, pp. 11-29. Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín Maracaibo, Venezuela.
Wilber, Ken. El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós, 2005a.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005b.
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Extracto de la página 229:
Cuando la racionalidad llegue a dicha madurez, la humanidad alcanzará una perspectiva planetaria desde el siguiente paradigma en el orden histórico-temporal: la transracionalidad, lo que Wilber denomina visión centáurica-planetaria (1). Pero muchos serán los problemas a superar para que el paradigma del altermundismo dé paso al paradigma de la transracionalidad (2): la profunda brecha entre ricos y pobres, la ausencia de xenofobia y la definitiva instauración práctica de los Derechos Humanos. Será un estadio bastante duro para la humanidad pues habrá que reconsiderar todas las formas obsoletas de producción, así como todos los modos de interrelación entre la población mundial, pues la preservación de la vida o biosfera, será el común denominador para evitar la hecatombe. Para que la racionalidad se instale con mayoría de edad en la noosfera, la conciencia colectiva deberá transitar hacia una pedagogía con la mirada puesta en la conciencia transpersonal (esta es la finalidad pedagógica del presente ensayo). Cuando se logre afianzar el concepto socio-dinámico masa crítica de modo que, en la conciencia colectiva, predomine una mayoría de conciencias transpersonales, podrá entonces darse por iniciado el periodo de la transracionalidad. Será un momento cumbre para la humanidad, pues la racionalidad habrá conectado con la espiritualidad humana : será la culminación del segundo renacimiento humanístico, a saber, la integración simbiótica de las conciencias individuales en la conciencia colectiva. La noosfera emergerá desde su propia interioridad o racionalidad, cobrando cada vez más fuerza el paradigma de la transracionalidad.
NOTAS:
(1) La obra Sexo, Ecología, Espiritualidad de Ken Wilber (2005b) es un compendio de sabiduría científica y filosófica. En el capítulo 5 titulado La emergencia de la naturaleza humana, Wilber aborda la emergencia del Homo sapiens hasta la diferenciación de la biosfera y de la noosfera producida en Occidente aproximadamente en los siglos XVI y XVII. Según Wilber (p.207), “en otras palabras, con la diferenciación de la noosfera y la biosfera, la biología ya no determina el destino. Es decir, ya no lo determinaba necesariamente: las relaciones entre hombres y mujeres (y entre hombres y hombres) ya no estaban necesariamente dominadas por el pesado yugo de las diferencias y determinantes biológicos, la fuerza física y la reproducción”.
Prosigue Wilber (p. 215): “La diferencia principal entre la eco-devastación tribal y la moderna no es la presencia o ausencia de sabiduría, sino la presencia de medios más peligrosos, que utilizados con la misma ignorancia ahora pueden llegar a ser devastadores. Como veremos, nuestros enormes medios nos han llevado, por primera vez en la historia, a una disociación igualmente enorme entre la noosfera y la biosfera, y por tanto la cura no está en reactivar la forma tribal de ignorancia ecológica (deshacernos de nuestros medios), ni en continuar con la forma moderna de ignorancia (el mercado libre nos salvará), sino más bien en evolucionar y desarrollar una estructura de conciencia integradora que por primera vez integre biosfera y noosfera en una unión más alta y más profunda”.
A esa racionalidad en búsqueda de un planteamiento realmente planetario, universal o global, de naturaleza no coercitiva, da lugar a un tipo de conocimiento al que Wilber denomina “visión-lógica”. Según Wilber (p.233): “Cuando la racionalidad da todas sus perspectivas posibles, el conocimiento visión-lógica las suma en totalidad, que es simplemente el nuevo holón interno superior….En otras palabras, la visión lógica es un holón superior que opera sobre (y, por tanto, trasciende) a sus holones menores, como la racionalidad misma. La visión lógica, como tal, puede mantener en mente contradicciones, puede unificar opuestos, es dialéctica y no lineal (véase en ese sentido, a modo de ejemplo, la dinámica espiral propuesta por este pensador), y unifica lo que de otra forma serían nociones incompatibles, siempre y cuando se relacionen en un nuevo holón superior, negadas en su parcialidad pero preservadas en sus contribuciones positivas. Esto es lo que Hegel llamó “Razón” como opuesto a la “comprensión”. Esta es la causa por la que Hegel mantuvo que entre las características definidoras de la Razón (visión-lógica) estaba su capacidad de unificar opuestos y ver la identidad-en-diferencia. Como tal, Hegel fue uno de los primeros grandes filósofos de la visión-lógica, al igual que Schelling y Whitehead…la aprehensión explícita de la identidad diferenciada, “Razón no bifurcada” o visión-lógica, detrás de lo cual está lo transracional en su conjunto”.
A la visión del mundo o al espacio en el mundo de la visión-lógica la llama Wilber “existencial” o “centáurico”. El centauro es el animal mítico, medio humano y medio caballo, que Wilber toma como símbolo de la integración de cuerpo y mente, o biosfera y noosfera. Para Wilber, según sus propias palabras (p.235), “esta visión-lógica con su perspectiva centáurica del mundo, es la que, según mi criterio, representa la esperanza de la integración de la biosfera y la noosfera, la organización supranacional de conciencia planetaria, la cognición genuina del equilibrio ecológico, las formas no restringidas ni forzadas de discurso global, las formas no dominantes y no coercitivas de Estados federales, el flujo libre de intercambio comunicativo a nivel mundial, la producción de ciudadanos del mundo genuinos y la integración cultural de la individualidad femenina (por ejemplo, la integración del hombre y la mujer en la biosfera y la noosfera). Todo lo anterior, en mi opinión, no es sino la plataforma para las formas de conciencia superiores y transpersonales, que serían auténticamente interesantes y nos esperan en nuestro futuro colectivo; si es que llegamos a él”.
A dicha visión emergente, Jean Gebser la denominó como la mente integral-aperspectival que, según Wilber, es un término especialmente adecuado. La mente aperspectival, en otras palabras, es completamente holónica: contextos dentro de contextos dentro de contextos para siempre. Y, según Wilber, este mundo está en medio de los tortuosos dolores de parto de la emergencia colectiva de una nueva estructura de conciencia centáurica o visión-lógica, la mente integral-aperspectival. Así, en propias palabras de Gebser, las perspectivas del mundo egoico-racional son “reemplazadas por la expansión abierta del mundo abierto”, el “mundo aperspectival”: la culminación de la visión centrada en el mundo comenzó con la racionalidad y es completada por la visión-lógica. Pero, insiste Wilber (p.240), “la estructura integral puede integrar fisiosfera, biosfera y noosfera, que tiene el potencial de integrarlas. Depende de ti y de mi, de las acciones que realicemos cada uno de nosotros, que el potencial se actualice”. Consecuentemente, según Wilber (p.245), “hará falta un movimiento de visión-lógica de enorme poder integrador (integral aperspectival y universal-integral) para unir a todos los ciudadanos del mundo sobre una base centáurica: todos tenemos en común materia, cuerpo y mente (por no mencionar el Espíritu y un Yo anteriores a todo ello)”… “La transformación misma, está siendo construida en el corazón y la mente de aquellos individuos que están evolucionando hacia la visión centáurica-planetaria”… “La revolución, como siempre, vendrá desde dentro y se irá encajando en la forma externa”.
Todo lo anterior, según Wilber (p.249), apunta hacia un transnacionalismo: “Así, sin negar la importancia de los factores ecológicos, económicos y financieros en la transformación mundial, no olvidemos que todos ellos descansan, en última instancia, sobre la transformación correlativa de la conciencia humana: el abrazo global y la federación mundial solo pueden ser vistos, entendidos y puestos en práctica por individuos con una visión-lógica universal. Los nuevos recursos escasos incluirán no solo la escasez económico-material, sino también los recursos del significado de la vida, que ya no podrán ser hallados en uno mismo o en la tribu, raza o nación, sino que hallarán su contexto, su terapia, su omega y su liberación en el abrazo mundicéntrico a través del que circula la sangre de nuestra humanidad común y late el corazón único de un pequeño planeta que lucha por la supervivencia y anhela su liberación en un mañana más profundo y verdadero”.
A dicho transnacionalismo le corresponde un pluriculturalismo que debería trascender a los tribalismo mágicos basados en la sangre y el linaje étnico o el imperialismo mitológico, según Wilber (p.250): “remanentes del marxismo como “religión mítico-racional mundial”; fundamentalismos cristiano y musulmán que quieren convertir (obligar) al resto del mundo; misioneros mítico-religiosos con furia de proselitismo global; imperialismo económico-nacional cercano a lo mitológico por parte de los países desarrollados; y, sobre todo, la disolución de algunos de los modernos estados mítico-imperialistas en sus subholones tribales; una disolución bañada en sangre, lucha tribal y relaciones de parentesco a gran escala: la retribalización de grandes partes del mundo. Así, la mayor de las transformaciones a nivel mundial sería simplemente la adopción de la racionalidad global y de la tolerancia pluralista: la adopción de la racionalidad egoica en el camino hacia la visión-lógica centáurica”.
Para Wilber (p.251), “un multiculturalismo genuino no puede ser establecido tampoco por los “sentimientos” o “por la actuación desde el corazón”, porque mis sentimientos son solo míos, no necesariamente tuyos o de otro. Solo en el espacio del pluralismo racional se puede dar un lugar y una voz iguales a los distintos sentimientos, pensamientos y deseos. Desde esta plataforma de lo racional, es desde donde se puede alcanzar el estado siguiente, el verdaderamente integral-aperspectival (y universal-integral)”.
(2) La filosofía transpersonal, vuelvo a recordar, es una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia, sin embargo, es una actividad investigativa muy reciente en la historia del pensamiento (Wilber, 2005a). Con el surgimiento de las ciencias psicológicas y la “cuarta fuerza” de la psicología transpersonal, se ha iniciado un camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egoica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. Sin embargo, el término “transpersonal” no es todavía de dominio popular y menos aún su asunción académica para una futura educación generacional. No obstante, si la humanidad ha evolucionado de lo mítico a lo racional, como apunta Wilber (2005b: 617), estamos ahora situados en el filo de la percepción transracional. En dicho sentido, cabe destacar el artículo de Álvaro B. Márquez-Fernández y Zulay C. Díaz-Montiel (2011) La complejidad: hacia una epísteme transracional, cuyo resumen es el siguiente:
"En las ciencias sociales la crisis del paradigma positivista, es el resultado de su insuficiencia experimental para dar cuenta de la transformación de la experiencia del pensamiento en su interpretación de la realidad natural e histórica de la existencia. En la modernidad no fue posible consolidar un paradigma universalista que solo diera cuenta de espacios objetivados de la realidad a través de modelos racionales reduccionistas. Tal como lo señalan Morin, Najmanovich, Sotolongo-Codima Boaventura de Sousa, Reynoso, en sus postulados teóricos-metodológicos, cuando afirman que la experiencia del pensar racional es mucho más compleja y transdisciplinar, pues considera la realidad como un proceso en curso de estructuras que se recrean poiéticamente sin sujeción a causalidades predeterminadas. Esto es lo que explica, desde la perspectiva de una espíteme crítica, por qué las contingencias materiales de la experiencia racional y las formas de intercambios entre sistemas de diversa índole, le atribuyen al fenómeno del pensamiento una múltiple y transversal racionalidad a partir de la cual se desustantiva el mundo de los objetos y hace presente la subjetividad cognitiva del sujeto de pensamiento. Hacia ese inédito dominio de los procesos de la espíteme transracionales es que se orienta el pensamiento complejo como un momento de superación del positivismo."
Como objetivo ilustrativo de esta nota, destacamos la conclusión final de dicho artículo:
"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal."
BIBLIOGRAFÍA:
Márquez Fernández, Álvaro B.; Díaz Montiel, Zulay C. “La complejidad: hacia una epísteme transracional”. Telos, vol. 13, núm. 1, enero-abril, 2011, pp. 11-29. Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín Maracaibo, Venezuela.
Wilber, Ken. El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós, 2005a.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005b.
Este artículo es una reproducción de la nota 90 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 176:
Metafóricamente, es difícil ser maestro de orquesta de nuestra propia persona, principalmente, porque nuestro ego proyecta esa responsabilidad en los “líderes democráticos”: políticos, economistas, banqueros, etcétera, perdiéndose así el empoderamiento de la propia conciencia para crear nuestra propia realidad en libertad y con conocimiento de causa. La realidad está, entonces, idealizada de un modo piramidal como quieren y han conseguido los actuales plutócratas, véase el ojo que todo lo ve en el billete de un dólar (1) . Frente a ello, ¿qué salida hay?
NOTA (1):
Un artículo de Alejandro Martínez Gallardo (27-06-2015 en pijamasurf.com) titulado La misteriosa historia de cómo llegó el símbolo del ojo en la pirámide al billete de 1 dólar:
El símbolo del ojo en la pirámide que aparece en el reverso del billete de 1 dólar y en el Gran Sello de los Estados Unidos es posiblemente el símbolo esotérico más reconocido del mundo, asociado actualmente con todo tipo de conspiraciones. En realidad, este símbolo trasciende credos y filiaciones políticas y su origen se pierde en el tiempo entre la iconografía religiosa de todas las eras. Es, por supuesto, el Ojo de la Providencia, un símbolo utilizado por el cristianismo a lo largo de la historia. Guarda relación también con el Ojo de Horus, un símbolo que aparece en los complejos ritos fúnebres egipcios. Horus es el hijo de Isis y Osiris y simboliza la conquista de la muerte por parte de Osiris, que renace a través de él. Esta deidad solar pierde su ojo luchando contra Seth, pero luego Thoth (el Hermes egipcio) restaura este ojo, simbolizando la luz interior que debe desarrollarse para cruzar las regiones oscuras del Am Duat, el ultramundo. En términos generales, es un claro símbolo solar, ya que el ojo es concebido por la mayoría de las culturas como un sol microcósmico; y, también, un símbolo de la visión mística o de los estados de percepción más elevados que son alcanzados desarrollando lo que se conoce como el “tercer ojo”, ubicado comúnmente en la glándula pineal dentro de la anatomía esotérica.
En 1782 se decidió que el símbolo de un ojo sobre una pirámide truncada con 13 escalones fuera parte del Gran Sello de Estados Unidos; a esta imagen le acompañó la rúbrica en latín “Annuit Coeptis”, que se traduce como “aprueba nuestro comienzo” o “aprueba nuestra misión”, posiblemente queriendo decir: la providencia (el ojo en la pirámide) aprueba la fundación y el proyecto de nación; abajo dice Novus Ordo seclorum, una frase adaptada de Virgilio, que significa literalmente el “nuevo orden de los siglos”. En la otra parte del sello aparece un águila con una rama de olivo y 13 flechas (los estados originales). Esta águila, según dice Manly P. Hall, en un principio estuvo inspirada en un fénix renaciendo de sus cenizas.
El Gran Sello de Estados Unidos es el resultado de tres comités que se formaron desde 1776 con la intención de definir este símbolo. La base del símbolo, incluyendo el ojo en la pirámide y la leyenda en latín, fue ideada por Benjamin Franklin, Thomas Jefferson y John Adams, quienes recurrieron para el diseño al dibujante Pierre Eugene du Simitiere. Estos tres “padres fundadores” de Estados Unidos han sido vinculados con los masones de manera bastante contundente. Manly P. Hall, a quien consideramos una autoridad en estos temas, señala en su libro America's Assignment with Destiny que, en la época en que se redactó la constitución de Estados Unidos, 50 de 55 miembros del Congreso eran masones. El historiador Robert Allen Campbell cuenta en su libro Our Flag que un misterioso hombre conocido como “The Professor” tuvo un rol decisivo en la selección de la bandera estadounidense, ejerciendo gran influencia en Washington y Franklin. Hall cree que este hombre, de quien se dice que era vegetariano y tenía un refinado carácter, debía de ser un mítico maestro rosacruz, de quien también se dice que fue clave en la redacción de la Declaración de Independencia. Este es uno de los episodios más extraños de la historia de Estados Unidos, y quizás solo sea un mito para engrandecer la leyenda esotérica del “destino secreto de Estados Unidos”. De cualquier forma, no hay duda que para los fundadores de Estados Unidos la masonería y la simbología oculta eran importantes. Por ejemplo, en el George Washington Memorial Museum se muestra la indumentaria masónica de Washington, y se puede ver en su traje el símbolo del Ojo de la Providencia.
El símbolo del ojo en la pirámide tardaría cerca de 150 años en imprimirse también en el billete de 1 dólar y la historia de cómo llegó ahí no es menos fascinante. Fue la insistencia de Henry Wallace, secretario de Agricultura y Vicepresidente de Estados Unidos bajo Roosevelt, lo que llevó a este poderoso símbolo al papel de mayor circulación en el mundo. Wallace creía que Estados Unidos debía cumplir su destino divino y llevar al mundo a un nuevo y más alto orden bajo la ley del Gran Arquitecto. Por supuesto, Wallace también era masón. Sin embargo, curiosamente fue la influencia de otro místico, el pintor ruso Nicholas Roerich, la que probó ser decisiva en este caso.
Wallace quedó encantado por la refinación espiritual y los conocimientos esotéricos de Roerich, quien había trabajado con Stravinksy y otras personalidades del más alto nivel en el mundo del arte y la política, y quien era conocido en esa época por haber viajado en busca del mítico reino del cielo en la Tierra, Shambhala (en el que se basa la película de Capra sobre Shangri-La). En este lugar perdido cerca de los Himalayas supuestamente hay una ciudad de maestros ascendidos en la que reina la Gran Hermandad Blanca. La pintura de Roerich refleja los mitos y paisajes de este nodo espiritual planetario.
La amistad esotérica de Wallace y Roerich los llevó a celebrar reuniones en el penthouse del museo del pintor ruso en la ciudad de Nueva York (a cuya inauguración habían asistido jefes de estado, Einstein, Tagore, etc.). Se dice que a estas reuniones asistieron entre otros el presidente Roosevelt, que quedó muy impresionado con Roerich, y el historiador hermético Manly P. Hall, quien fundara la Philosophical Research Society, en cuyas instalaciones podemos ver una estatua de Roerich y una de Blavatsky.
Fue la recomendación de Roerich de que pusieran el símbolo del “Ojo que todo lo ve” dentro de la pirámide incompleta en una moneda, lo que llevó al entonces secretario de Agricultura, Henry Wallace, a mostrarle la imagen del Gran Sello al presidente. Wallace escribe en una carta:
"Mientras Roosevelt veía una reproducción a color del Sello lo que primero le llamó la atención fue el “Ojo omnividente”, una representación masónica del Gran Arquitecto del Universo. Luego le impresionó la idea de que la fundación de un nuevo orden de las edades había sido sentada en 1776 pero sería completada solo bajo el Ojo del Gran Arquitecto. Roosevelt, como yo, era un masón grado 32. Sugirió que en vez de una moneda, pusiéramos el símbolo en el billete de 1 dólar."
Roosevelt no solo era masón, era miembro de la sociedad secreta de los “Shriners” (Ancient Arabic Order of Nobles of the Mystics Shrine). En la inscripción Novus Ordo Seclorum, Roosevelt vio una analogía con su “New Deal”, el Nuevo Trato lo que podía verse como sinónimo de Nuevo Orden.
La confianza y la injerencia de Roerich en Wallace y quizá en Roosevelt estaban fincadas en su promesa de obtener la “piedra del destino”. En una serie de cartas en las que llamaba a Roerich “gurú” y que más tarde serían filtradas por la prensa, afectando su carrera política, Wallace escribió:
"He pensado en la advertencia de “Espera la Piedra”. Esperamos la Piedra y te recibimos otra vez con los brazos abiertos a esta gloriosa tierra del destino."
Esta piedra del destino es la también llamada Piedra Chintamani, la cual legendariamente fue traída del cielo y entregada al Rey del Mundo en Shambhala, Sanat Kumara, según la teosofía. Otras versiones cuentan que esta piedra cayó de un meteorito y confiere a quien la tiene poderes especiales. En otra carta Wallace le escribió a Roerich:
"La búsqueda, ya sea por la palabra perdida de la masonería, el Santo Grial o el potencial del porvenir, es un objetivo supremamente valioso. Todo lo demás es deber kármico. Pero seguramente todos somos un potencial Galahad. Así que esmerémonos por el Cáliz y la llama arriba de él."
Nicholas Roerich sostuvo haber encontrado la piedra y por algún tiempo viajó con ella por el mundo, aparentemente exaltado por los poderes psíquicos de la piedra. Se sabe que las expediciones de Roerich por Asia en busca de Shambhala cubrieron más de 25 mil km de 1923 a 1928. Sus pinturas y crónicas de las montañas de Nepal y del desierto de Gobi contribuyeron a mitificar la existencia de esta tierra imaginal, tierra pura de luz, el lugar deseado por todo místico. Se dice que Roerich llevó al Tíbet la piedra Chintamani, para reunirla con su piedra madre, una enorme joya, en el corazón de Shambhala. En este punto la historia se complica y entramos ya a una niebla metafísica, en la que es difícil saber si esta historia es parte de una narración sobrenatural, de una gigantesca fantasía o de una arcana alegoría que no logramos del todo comprender por no estar iniciados.
En la piedra, según cuenta Roerich, yace la siguiente inscripción (traducida del sánscrito):
Through the Stars I come. I bring the chalice covered with the shield. (A través de las estrellas he venido. Traigo el cáliz cubierto con el escudo).
Existen serias dudas sobre si Roerich habría llegado o no a Shambhala -donde los mahatmas habían fundado su ciudad etérica según la teosofía- o si solo accedió a Shigatse, por cuyas cuevas, se dice, se asciende a Shambhala y en donde estudió Blavatsky. Existe posiblemente una contradicción en buscar un lugar que supuestamente yace en otro plano con un largo viaje material, aunque quizás la justificación es que la entrada a ese plano de conciencia elevada era facilitado por un proceso material o que en cierto lugar existe una superposición de planos y una percepción aguda puede, solo en ese sitio, alcanzar a vislumbrar esta ciudad del más grande y sutil esplendor.
Roerich regresó a Asia en representación de la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos en 1934, oficialmente para recolectar hierbas y hacer un compendio botánico de la medicina tradicional de la misma región a la que había peregrinado años antes en busca de Shambhala. Aquí se mezclan las historias, puesto que también se dice que su viaje tenía como finalidad traer la piedra del destino a Estados Unidos (o al menos eso es lo que creía Wallace). Wallace, de manera controversial para su carrera política, financió estos viajes (lo que acabaría costándole caro, como menciona un artículo del New York Times). En 1933 se había impreso el nuevo billete de dólar con el ojo en la pirámide truncada, siguiendo la recomendación de Roerich. La inclusión de este poderoso símbolo en el billete del dólar ha generado una impronta en todo el planeta, reflejando un misterioso designio y convirtiéndose en el emblema de numerosas teorías de la conspiración, la mayoría de las cuales se reúnen bajo el nombre paraguas de los Illuminati, la sociedad secreta fundada curiosamente también el mismo año de la Declaración de Independencia, en 1776, en Bavaria, por Adam Weishaupt. El símbolo del ojo en la pirámide, la leyenda del nuevo orden mundial y el águila-fénix en el dólar son una constelación de símbolos centrales en la época reciente a lo que podemos llamar la historia secreta de este eón; una oscilación confusa entre lo que parece ser un verdadero misterio esotérico (con sus claves iniciáticas) y una enorme cantidad de desinformación que ha desvirtuado y empantanado la posibilidad de acceder a la verdad, al menos para cualquiera que se acerca a esto sin contar con información privilegiada.
En 1935 los fondos se Roerich fueron retirados, al parecer Wallace se había desencantado de su gurú. Demasiado tarde puesto que eventualmente le costaría el apoyo de su partido para la candidatura a la presidencia -la cual más tarde emprendió por el Partido Progresista con un rotundo fracaso. Roerich, sin embargo, logró establecer el Roerich Peace Pact en 1935, un pacto que obliga a las naciones a respetar museos, catedrales, librerías y universidades de la misma manera que se hacía con los hospitales; más tarde sería aceptado por las Naciones Unidas.
La piedra Chintamani, en la tradición budista, es considerada como una piedra capaz de conceder cualquier deseo, una joya (mani) filosófica. Se dice que la piedra cayó del cielo durante el reino de Lha Thothori Nyantsen. Existe todo tipo de especulaciones en torno a un supuesto origen extraterrestre (se habla de la estrella Sirio), al igual que numerosas asociaciones entre esta piedra y el Santo Grial (el lapis exilis) o la piedra filosofal de los alquimistas. Sobra decir que aquí se mezclan metáforas y alegorías filosóficas con interpretaciones literales. Un conocimiento preciso sobre la verdadera naturaleza de esto último -de la piedra, de Shambhala y el secreto de las naciones- va más allá de lo que podemos encontrar investigando someramente y quizás sea imposible de dilucidar a través de la investigación bibliográfica. Probablemente requiera del desarrollo del mismo símbolo utilizado en el billete de 1 dólar, de ese ojo omnividente que logra penetrar los misterios.
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Extracto de la página 176:
Metafóricamente, es difícil ser maestro de orquesta de nuestra propia persona, principalmente, porque nuestro ego proyecta esa responsabilidad en los “líderes democráticos”: políticos, economistas, banqueros, etcétera, perdiéndose así el empoderamiento de la propia conciencia para crear nuestra propia realidad en libertad y con conocimiento de causa. La realidad está, entonces, idealizada de un modo piramidal como quieren y han conseguido los actuales plutócratas, véase el ojo que todo lo ve en el billete de un dólar (1) . Frente a ello, ¿qué salida hay?
NOTA (1):
Un artículo de Alejandro Martínez Gallardo (27-06-2015 en pijamasurf.com) titulado La misteriosa historia de cómo llegó el símbolo del ojo en la pirámide al billete de 1 dólar:
El símbolo del ojo en la pirámide que aparece en el reverso del billete de 1 dólar y en el Gran Sello de los Estados Unidos es posiblemente el símbolo esotérico más reconocido del mundo, asociado actualmente con todo tipo de conspiraciones. En realidad, este símbolo trasciende credos y filiaciones políticas y su origen se pierde en el tiempo entre la iconografía religiosa de todas las eras. Es, por supuesto, el Ojo de la Providencia, un símbolo utilizado por el cristianismo a lo largo de la historia. Guarda relación también con el Ojo de Horus, un símbolo que aparece en los complejos ritos fúnebres egipcios. Horus es el hijo de Isis y Osiris y simboliza la conquista de la muerte por parte de Osiris, que renace a través de él. Esta deidad solar pierde su ojo luchando contra Seth, pero luego Thoth (el Hermes egipcio) restaura este ojo, simbolizando la luz interior que debe desarrollarse para cruzar las regiones oscuras del Am Duat, el ultramundo. En términos generales, es un claro símbolo solar, ya que el ojo es concebido por la mayoría de las culturas como un sol microcósmico; y, también, un símbolo de la visión mística o de los estados de percepción más elevados que son alcanzados desarrollando lo que se conoce como el “tercer ojo”, ubicado comúnmente en la glándula pineal dentro de la anatomía esotérica.
En 1782 se decidió que el símbolo de un ojo sobre una pirámide truncada con 13 escalones fuera parte del Gran Sello de Estados Unidos; a esta imagen le acompañó la rúbrica en latín “Annuit Coeptis”, que se traduce como “aprueba nuestro comienzo” o “aprueba nuestra misión”, posiblemente queriendo decir: la providencia (el ojo en la pirámide) aprueba la fundación y el proyecto de nación; abajo dice Novus Ordo seclorum, una frase adaptada de Virgilio, que significa literalmente el “nuevo orden de los siglos”. En la otra parte del sello aparece un águila con una rama de olivo y 13 flechas (los estados originales). Esta águila, según dice Manly P. Hall, en un principio estuvo inspirada en un fénix renaciendo de sus cenizas.
El Gran Sello de Estados Unidos es el resultado de tres comités que se formaron desde 1776 con la intención de definir este símbolo. La base del símbolo, incluyendo el ojo en la pirámide y la leyenda en latín, fue ideada por Benjamin Franklin, Thomas Jefferson y John Adams, quienes recurrieron para el diseño al dibujante Pierre Eugene du Simitiere. Estos tres “padres fundadores” de Estados Unidos han sido vinculados con los masones de manera bastante contundente. Manly P. Hall, a quien consideramos una autoridad en estos temas, señala en su libro America's Assignment with Destiny que, en la época en que se redactó la constitución de Estados Unidos, 50 de 55 miembros del Congreso eran masones. El historiador Robert Allen Campbell cuenta en su libro Our Flag que un misterioso hombre conocido como “The Professor” tuvo un rol decisivo en la selección de la bandera estadounidense, ejerciendo gran influencia en Washington y Franklin. Hall cree que este hombre, de quien se dice que era vegetariano y tenía un refinado carácter, debía de ser un mítico maestro rosacruz, de quien también se dice que fue clave en la redacción de la Declaración de Independencia. Este es uno de los episodios más extraños de la historia de Estados Unidos, y quizás solo sea un mito para engrandecer la leyenda esotérica del “destino secreto de Estados Unidos”. De cualquier forma, no hay duda que para los fundadores de Estados Unidos la masonería y la simbología oculta eran importantes. Por ejemplo, en el George Washington Memorial Museum se muestra la indumentaria masónica de Washington, y se puede ver en su traje el símbolo del Ojo de la Providencia.
El símbolo del ojo en la pirámide tardaría cerca de 150 años en imprimirse también en el billete de 1 dólar y la historia de cómo llegó ahí no es menos fascinante. Fue la insistencia de Henry Wallace, secretario de Agricultura y Vicepresidente de Estados Unidos bajo Roosevelt, lo que llevó a este poderoso símbolo al papel de mayor circulación en el mundo. Wallace creía que Estados Unidos debía cumplir su destino divino y llevar al mundo a un nuevo y más alto orden bajo la ley del Gran Arquitecto. Por supuesto, Wallace también era masón. Sin embargo, curiosamente fue la influencia de otro místico, el pintor ruso Nicholas Roerich, la que probó ser decisiva en este caso.
Wallace quedó encantado por la refinación espiritual y los conocimientos esotéricos de Roerich, quien había trabajado con Stravinksy y otras personalidades del más alto nivel en el mundo del arte y la política, y quien era conocido en esa época por haber viajado en busca del mítico reino del cielo en la Tierra, Shambhala (en el que se basa la película de Capra sobre Shangri-La). En este lugar perdido cerca de los Himalayas supuestamente hay una ciudad de maestros ascendidos en la que reina la Gran Hermandad Blanca. La pintura de Roerich refleja los mitos y paisajes de este nodo espiritual planetario.
La amistad esotérica de Wallace y Roerich los llevó a celebrar reuniones en el penthouse del museo del pintor ruso en la ciudad de Nueva York (a cuya inauguración habían asistido jefes de estado, Einstein, Tagore, etc.). Se dice que a estas reuniones asistieron entre otros el presidente Roosevelt, que quedó muy impresionado con Roerich, y el historiador hermético Manly P. Hall, quien fundara la Philosophical Research Society, en cuyas instalaciones podemos ver una estatua de Roerich y una de Blavatsky.
Fue la recomendación de Roerich de que pusieran el símbolo del “Ojo que todo lo ve” dentro de la pirámide incompleta en una moneda, lo que llevó al entonces secretario de Agricultura, Henry Wallace, a mostrarle la imagen del Gran Sello al presidente. Wallace escribe en una carta:
"Mientras Roosevelt veía una reproducción a color del Sello lo que primero le llamó la atención fue el “Ojo omnividente”, una representación masónica del Gran Arquitecto del Universo. Luego le impresionó la idea de que la fundación de un nuevo orden de las edades había sido sentada en 1776 pero sería completada solo bajo el Ojo del Gran Arquitecto. Roosevelt, como yo, era un masón grado 32. Sugirió que en vez de una moneda, pusiéramos el símbolo en el billete de 1 dólar."
Roosevelt no solo era masón, era miembro de la sociedad secreta de los “Shriners” (Ancient Arabic Order of Nobles of the Mystics Shrine). En la inscripción Novus Ordo Seclorum, Roosevelt vio una analogía con su “New Deal”, el Nuevo Trato lo que podía verse como sinónimo de Nuevo Orden.
La confianza y la injerencia de Roerich en Wallace y quizá en Roosevelt estaban fincadas en su promesa de obtener la “piedra del destino”. En una serie de cartas en las que llamaba a Roerich “gurú” y que más tarde serían filtradas por la prensa, afectando su carrera política, Wallace escribió:
"He pensado en la advertencia de “Espera la Piedra”. Esperamos la Piedra y te recibimos otra vez con los brazos abiertos a esta gloriosa tierra del destino."
Esta piedra del destino es la también llamada Piedra Chintamani, la cual legendariamente fue traída del cielo y entregada al Rey del Mundo en Shambhala, Sanat Kumara, según la teosofía. Otras versiones cuentan que esta piedra cayó de un meteorito y confiere a quien la tiene poderes especiales. En otra carta Wallace le escribió a Roerich:
"La búsqueda, ya sea por la palabra perdida de la masonería, el Santo Grial o el potencial del porvenir, es un objetivo supremamente valioso. Todo lo demás es deber kármico. Pero seguramente todos somos un potencial Galahad. Así que esmerémonos por el Cáliz y la llama arriba de él."
Nicholas Roerich sostuvo haber encontrado la piedra y por algún tiempo viajó con ella por el mundo, aparentemente exaltado por los poderes psíquicos de la piedra. Se sabe que las expediciones de Roerich por Asia en busca de Shambhala cubrieron más de 25 mil km de 1923 a 1928. Sus pinturas y crónicas de las montañas de Nepal y del desierto de Gobi contribuyeron a mitificar la existencia de esta tierra imaginal, tierra pura de luz, el lugar deseado por todo místico. Se dice que Roerich llevó al Tíbet la piedra Chintamani, para reunirla con su piedra madre, una enorme joya, en el corazón de Shambhala. En este punto la historia se complica y entramos ya a una niebla metafísica, en la que es difícil saber si esta historia es parte de una narración sobrenatural, de una gigantesca fantasía o de una arcana alegoría que no logramos del todo comprender por no estar iniciados.
En la piedra, según cuenta Roerich, yace la siguiente inscripción (traducida del sánscrito):
Through the Stars I come. I bring the chalice covered with the shield. (A través de las estrellas he venido. Traigo el cáliz cubierto con el escudo).
Existen serias dudas sobre si Roerich habría llegado o no a Shambhala -donde los mahatmas habían fundado su ciudad etérica según la teosofía- o si solo accedió a Shigatse, por cuyas cuevas, se dice, se asciende a Shambhala y en donde estudió Blavatsky. Existe posiblemente una contradicción en buscar un lugar que supuestamente yace en otro plano con un largo viaje material, aunque quizás la justificación es que la entrada a ese plano de conciencia elevada era facilitado por un proceso material o que en cierto lugar existe una superposición de planos y una percepción aguda puede, solo en ese sitio, alcanzar a vislumbrar esta ciudad del más grande y sutil esplendor.
Roerich regresó a Asia en representación de la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos en 1934, oficialmente para recolectar hierbas y hacer un compendio botánico de la medicina tradicional de la misma región a la que había peregrinado años antes en busca de Shambhala. Aquí se mezclan las historias, puesto que también se dice que su viaje tenía como finalidad traer la piedra del destino a Estados Unidos (o al menos eso es lo que creía Wallace). Wallace, de manera controversial para su carrera política, financió estos viajes (lo que acabaría costándole caro, como menciona un artículo del New York Times). En 1933 se había impreso el nuevo billete de dólar con el ojo en la pirámide truncada, siguiendo la recomendación de Roerich. La inclusión de este poderoso símbolo en el billete del dólar ha generado una impronta en todo el planeta, reflejando un misterioso designio y convirtiéndose en el emblema de numerosas teorías de la conspiración, la mayoría de las cuales se reúnen bajo el nombre paraguas de los Illuminati, la sociedad secreta fundada curiosamente también el mismo año de la Declaración de Independencia, en 1776, en Bavaria, por Adam Weishaupt. El símbolo del ojo en la pirámide, la leyenda del nuevo orden mundial y el águila-fénix en el dólar son una constelación de símbolos centrales en la época reciente a lo que podemos llamar la historia secreta de este eón; una oscilación confusa entre lo que parece ser un verdadero misterio esotérico (con sus claves iniciáticas) y una enorme cantidad de desinformación que ha desvirtuado y empantanado la posibilidad de acceder a la verdad, al menos para cualquiera que se acerca a esto sin contar con información privilegiada.
En 1935 los fondos se Roerich fueron retirados, al parecer Wallace se había desencantado de su gurú. Demasiado tarde puesto que eventualmente le costaría el apoyo de su partido para la candidatura a la presidencia -la cual más tarde emprendió por el Partido Progresista con un rotundo fracaso. Roerich, sin embargo, logró establecer el Roerich Peace Pact en 1935, un pacto que obliga a las naciones a respetar museos, catedrales, librerías y universidades de la misma manera que se hacía con los hospitales; más tarde sería aceptado por las Naciones Unidas.
La piedra Chintamani, en la tradición budista, es considerada como una piedra capaz de conceder cualquier deseo, una joya (mani) filosófica. Se dice que la piedra cayó del cielo durante el reino de Lha Thothori Nyantsen. Existe todo tipo de especulaciones en torno a un supuesto origen extraterrestre (se habla de la estrella Sirio), al igual que numerosas asociaciones entre esta piedra y el Santo Grial (el lapis exilis) o la piedra filosofal de los alquimistas. Sobra decir que aquí se mezclan metáforas y alegorías filosóficas con interpretaciones literales. Un conocimiento preciso sobre la verdadera naturaleza de esto último -de la piedra, de Shambhala y el secreto de las naciones- va más allá de lo que podemos encontrar investigando someramente y quizás sea imposible de dilucidar a través de la investigación bibliográfica. Probablemente requiera del desarrollo del mismo símbolo utilizado en el billete de 1 dólar, de ese ojo omnividente que logra penetrar los misterios.
Este artículo es una reproducción de la nota 88 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 169:
El reduccionismo psicológico, en sentido positivista, no es capaz de dar razones sobre ese verdadero sentido de la vida, pues deja de lado la visión espiritual inherente al ser humano, una cuestión que pertenece propiamente a la metafísica (1). En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
NOTA (1):
Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica (González y Trías, 2003:26-27). La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).
BIBLIOGRAFÍA:
González, J. y Trías, E. Cuestiones metafísicas . Madrid: Editorial Trotta, 2003.
Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
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Extracto de la página 169:
El reduccionismo psicológico, en sentido positivista, no es capaz de dar razones sobre ese verdadero sentido de la vida, pues deja de lado la visión espiritual inherente al ser humano, una cuestión que pertenece propiamente a la metafísica (1). En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
NOTA (1):
Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica (González y Trías, 2003:26-27). La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).
BIBLIOGRAFÍA:
González, J. y Trías, E. Cuestiones metafísicas . Madrid: Editorial Trotta, 2003.
Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
Este artículo es una reproducción de la nota 85 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 154:
Muchos pensamos que el capitalismo como ideología dominante está próximo a su fin, pero ello solo se llevará a cabo si hay un pensamiento alternativo suficientemente edificado epistemológica, filosófica, psicológica, social y educacionalmente (1). En suma, un pensamiento alternativo al actual y eufemístico pensamiento único neoliberal (Martos, 2017), porque la lucha por la vida es la lucha por las ideas y, en la actualidad, los ricos llevan ventaja como bien se jactó Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del planeta: “Hay una lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la clase rica, la que hace la guerra y estamos ganado”. Más claro, imposible. ¿Qué hacer? La educación cuántica., amigos lectores…
NOTA (1):
La complejidad de la filosofía es de tal magnitud que, ni en las universidades ni en los estudios secundarios, hay una metodología para abordar el estudio de la historia del pensamiento de modo que el educando pueda entresacar un esquema básico para aprehender un pasado que le permita comprender su presente y, consecuentemente, decidir sobre su futuro con conocimiento de causa. Mi obra Una filosofía alternativa al capitalismo (Martos, 2017) tiene como motivación intentar erradicar la complejidad de la filosofía, de modo que, el estudiante disponga de una guía para entresacar el esqueleto cognitivo del embrollo filosófico que ha predominado en la historia de la filosofía occidental. He aquí el resumen de dicha obra:
Esta obra aborda la historia de la filosofía occidental desde los dualismos de la filosofía griega hasta la “rígida estructura” dualista entre sujeto y objeto que colapsó con el surgimiento de la física cuántica. El dualismo por antonomasia de la filosofía occidental son los ascendentes que aspiran a un cielo que no es de este mundo (religiones) y los descendentes que orientan la razón hacia el mundo de los sentidos (materialismo científico). Esa fractura dualista entre los ascendentes y los descendentes está en el origen de la falta de integración entre la conciencia (yo), la naturaleza (ello) y la moral (nosotros) desde que estas tres esferas fueron diferenciadas por Kant mediante sus Tres críticas.
Con el surgimiento de la razón en la edad moderna y el posterior capitalismo, la realidad histórico-social ha devenido en una deconstrucción del “nosotros” en “yoes” egocéntricos y, así, la realidad socio-psicológica ha concluido en una fragmentación de la conciencia individual y su disociación de la conciencia colectiva: ahí reside el gran fracaso epistemológico de la filosofía occidental. Para revertir ese colapso del Kosmos, Ken Wilber mediante su teoría de los cuatro cuadrantes, nos ilustra para salvar dicho abismo cultural, la crisis medioambiental y entrever la futura evolución del mundo mediante una intuición moral básica.
Ken Wilber, considerado como el “Einstein de la conciencia”, nos alumbra sobre dos modos de saber -racionalidad versus espiritualidad-, y nos permite vislumbrar una integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable como condición para trascender los viejos paradigmas de la humanidad hacia nuevos paradigmas sustentados en la filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia.
Así, la filosofía transpersonal se constituye en una filosofía alternativa al capitalismo y en un fundamento epistemológico para una educación transracional que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.
BIBLIOGRAFÍA:
Martos, Amador. Una filosofía alternativa al capitalismo. España: Amazon, 2017.
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Extracto de la página 154:
Muchos pensamos que el capitalismo como ideología dominante está próximo a su fin, pero ello solo se llevará a cabo si hay un pensamiento alternativo suficientemente edificado epistemológica, filosófica, psicológica, social y educacionalmente (1). En suma, un pensamiento alternativo al actual y eufemístico pensamiento único neoliberal (Martos, 2017), porque la lucha por la vida es la lucha por las ideas y, en la actualidad, los ricos llevan ventaja como bien se jactó Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del planeta: “Hay una lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la clase rica, la que hace la guerra y estamos ganado”. Más claro, imposible. ¿Qué hacer? La educación cuántica., amigos lectores…
NOTA (1):
La complejidad de la filosofía es de tal magnitud que, ni en las universidades ni en los estudios secundarios, hay una metodología para abordar el estudio de la historia del pensamiento de modo que el educando pueda entresacar un esquema básico para aprehender un pasado que le permita comprender su presente y, consecuentemente, decidir sobre su futuro con conocimiento de causa. Mi obra Una filosofía alternativa al capitalismo (Martos, 2017) tiene como motivación intentar erradicar la complejidad de la filosofía, de modo que, el estudiante disponga de una guía para entresacar el esqueleto cognitivo del embrollo filosófico que ha predominado en la historia de la filosofía occidental. He aquí el resumen de dicha obra:
Esta obra aborda la historia de la filosofía occidental desde los dualismos de la filosofía griega hasta la “rígida estructura” dualista entre sujeto y objeto que colapsó con el surgimiento de la física cuántica. El dualismo por antonomasia de la filosofía occidental son los ascendentes que aspiran a un cielo que no es de este mundo (religiones) y los descendentes que orientan la razón hacia el mundo de los sentidos (materialismo científico). Esa fractura dualista entre los ascendentes y los descendentes está en el origen de la falta de integración entre la conciencia (yo), la naturaleza (ello) y la moral (nosotros) desde que estas tres esferas fueron diferenciadas por Kant mediante sus Tres críticas.
Con el surgimiento de la razón en la edad moderna y el posterior capitalismo, la realidad histórico-social ha devenido en una deconstrucción del “nosotros” en “yoes” egocéntricos y, así, la realidad socio-psicológica ha concluido en una fragmentación de la conciencia individual y su disociación de la conciencia colectiva: ahí reside el gran fracaso epistemológico de la filosofía occidental. Para revertir ese colapso del Kosmos, Ken Wilber mediante su teoría de los cuatro cuadrantes, nos ilustra para salvar dicho abismo cultural, la crisis medioambiental y entrever la futura evolución del mundo mediante una intuición moral básica.
Ken Wilber, considerado como el “Einstein de la conciencia”, nos alumbra sobre dos modos de saber -racionalidad versus espiritualidad-, y nos permite vislumbrar una integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable como condición para trascender los viejos paradigmas de la humanidad hacia nuevos paradigmas sustentados en la filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia.
Así, la filosofía transpersonal se constituye en una filosofía alternativa al capitalismo y en un fundamento epistemológico para una educación transracional que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.
BIBLIOGRAFÍA:
Martos, Amador. Una filosofía alternativa al capitalismo. España: Amazon, 2017.
Este artículo es una reproducción de la nota 84 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 148:
El rígido e inamovible dualismo que ha dominado el pensamiento occidental ha sido resquebrajado con el surgimiento de la física cuántica y, desde entonces, la filosofía transpersonal y psicología transpersonal remiten al estudio del Ser ( Martos, 2017), es decir, hay que filosofar en más profundidad pues los actuales conocimientos adquiridos por la humanidad están en manos de peligrosos psicópatas (Navarro, 2012) que solo buscan expoliar el planeta y degenerar a la humanidad (1). Dicho de otro modo, el actual estadio de cognición de la humanidad, en un gran bucle temporal como diría Hegel, retrocede sobre sí mismo para descubrir que la racional-modernidad ha tocando fondo en su dialéctica materialista. No lo aguanta ya nadie: ni las personas, ni los pueblos, ni el planeta. Es una crisis de pensamiento en toda regla. La pregunta que planea en la desesperación de los pueblos que sufren la estafa de los plutócratas es: ¿qué hacer?
NOTA (1):
El periodista Rafael Palacios (Rafapal), con quien tuve el placer de compartir mesa de debate acerca de la reunión del Club de Bilderberg en Sitges (España) en el año 2010 es, a mi humilde entender, el que más enfoque ha puesto sobre la degeneración moral y cultural de la humanidad por parte de los peligrosos psicópatas que gobiernan al mundo desde el “estado profundo”, más allá y por encima de los pretendidos gobiernos democráticos. Las obras de Rafapal son un perseverante trabajo de denuncia acerca de la manipulación cultural por partes de las élites, cuyo único objetivo es degenerar a la humanidad:
-Cómo nos robaron la salud, el dinero, el amor y el tiempo (Palacios, 2011a), como una conspiración desde la historia.
-La conspiración del movimiento gay (Palacios, 2011b), como apoteosis de la guerra de sexos.
-Ingeniería social para destruir el amor (Palacios, 2012), cómo los hombres y mujeres de los siglos XX y XXI fueron coaccionados a enfrentarse mediante un sutil lavado de cerebro compuesto de medias verdades, datos censurados y flagrantes mentiras, una ciencia de la manipulación mental más conocida como “ingeniería social”.
-La historia secreta de Hollywood (Palacios, 2014), donde ficción y realidad son dos caras de la misma moneda.
-El asesinato de la música (Palacios, 2015), donde analiza las muertes de los artistas en plena juventud y su relación con la industria musical y el poder.
BIBLIOGRAFÍA:
Martos, Amador. Una filosofía alternativa al capitalismo. España: Amazon, 2017.
Navarro, Vinçens. Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Barcelona: Espasa libros, 2012.
Palacios, Rafael. Cómo nos robaron la salud, el dinero, el amor y el tiempo. Madrid: Mandala ediciones, 2011a.
Palacios, Rafael. La conspiración del movimiento gay. Madrid: Mandala ediciones, 2011b.
Palacios, Rafael. Ingeniería social para destruir el amor. Madrid: Mandala ediciones, 2012.
Palacios, Rafael. La historia secreta de Hollywood. Madrid: Mandala ediciones, 2014.
Palacios, Rafael. El asesinato de la música. Madrid: Mandala ediciones, 2015.
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Extracto de la página 148:
El rígido e inamovible dualismo que ha dominado el pensamiento occidental ha sido resquebrajado con el surgimiento de la física cuántica y, desde entonces, la filosofía transpersonal y psicología transpersonal remiten al estudio del Ser ( Martos, 2017), es decir, hay que filosofar en más profundidad pues los actuales conocimientos adquiridos por la humanidad están en manos de peligrosos psicópatas (Navarro, 2012) que solo buscan expoliar el planeta y degenerar a la humanidad (1). Dicho de otro modo, el actual estadio de cognición de la humanidad, en un gran bucle temporal como diría Hegel, retrocede sobre sí mismo para descubrir que la racional-modernidad ha tocando fondo en su dialéctica materialista. No lo aguanta ya nadie: ni las personas, ni los pueblos, ni el planeta. Es una crisis de pensamiento en toda regla. La pregunta que planea en la desesperación de los pueblos que sufren la estafa de los plutócratas es: ¿qué hacer?
NOTA (1):
El periodista Rafael Palacios (Rafapal), con quien tuve el placer de compartir mesa de debate acerca de la reunión del Club de Bilderberg en Sitges (España) en el año 2010 es, a mi humilde entender, el que más enfoque ha puesto sobre la degeneración moral y cultural de la humanidad por parte de los peligrosos psicópatas que gobiernan al mundo desde el “estado profundo”, más allá y por encima de los pretendidos gobiernos democráticos. Las obras de Rafapal son un perseverante trabajo de denuncia acerca de la manipulación cultural por partes de las élites, cuyo único objetivo es degenerar a la humanidad:
-Cómo nos robaron la salud, el dinero, el amor y el tiempo (Palacios, 2011a), como una conspiración desde la historia.
-La conspiración del movimiento gay (Palacios, 2011b), como apoteosis de la guerra de sexos.
-Ingeniería social para destruir el amor (Palacios, 2012), cómo los hombres y mujeres de los siglos XX y XXI fueron coaccionados a enfrentarse mediante un sutil lavado de cerebro compuesto de medias verdades, datos censurados y flagrantes mentiras, una ciencia de la manipulación mental más conocida como “ingeniería social”.
-La historia secreta de Hollywood (Palacios, 2014), donde ficción y realidad son dos caras de la misma moneda.
-El asesinato de la música (Palacios, 2015), donde analiza las muertes de los artistas en plena juventud y su relación con la industria musical y el poder.
BIBLIOGRAFÍA:
Martos, Amador. Una filosofía alternativa al capitalismo. España: Amazon, 2017.
Navarro, Vinçens. Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Barcelona: Espasa libros, 2012.
Palacios, Rafael. Cómo nos robaron la salud, el dinero, el amor y el tiempo. Madrid: Mandala ediciones, 2011a.
Palacios, Rafael. La conspiración del movimiento gay. Madrid: Mandala ediciones, 2011b.
Palacios, Rafael. Ingeniería social para destruir el amor. Madrid: Mandala ediciones, 2012.
Palacios, Rafael. La historia secreta de Hollywood. Madrid: Mandala ediciones, 2014.
Palacios, Rafael. El asesinato de la música. Madrid: Mandala ediciones, 2015.
Este artículo es una reproducción de la nota 80 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 133:
El racionalismo pragmático ha tocado fondo, principalmente, porque el egocentrismo ha predominado en la conciencia de clase (ricos), y los demás (pobres) no han sabido ejercer su fuerza racional y moral de modo colectivo hasta la aparición de las modernas telecomunicaciones, las cuales se han convertido en el objetivo para una guerra sin cuartel por el control de la noosfera por parte de los mismos que han controlado el dinero (1) . En términos de Marx, la clase rica le va ganado la partida a la clase pobre, y la única solución para estos desgraciados, pasa por la unión del “nosotros” kantiano, la solidaridad social, la empatía y el cuidado de la naturaleza, en suma, requiere El nacimiento de una nueva conciencia, como bien apunta Carbonell (2007) mediante el saber y el amor, un racionalismo espiritual como nuevo paradigma de conocimiento.
NOTA (1):
Josep Ibáñez es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Sus principales ámbitos de interés científico son la economía política internacional, la teoría de las relaciones internacionales y el análisis de la política exterior. Un resumen de su obra El control de Internet. Poder y autoridad en los mercados electrónicos (Ibañez, 2005):
Las transformaciones experimentadas por el poder y la autoridad en el ámbito de los mercados electrónicos están vinculadas a uno de los fenómenos más significativos de las últimas décadas: el cambio político, económico y social operado por las tecnologías de procesamiento de la información y la comunicación. Más allá de la dimensión técnica del ciberespacio, el control de internet ha respondido a valores, intereses y objetivos que se sitúan en una dimensión que trasciende las fronteras geográficas y políticas de los Estados. A través de un estudio que se basa en un concepto amplio de política para demostrar que los fenómenos aparentemente económicos -como es el comercio electrónico en internet- son esencialmente políticos, puesto que afectan a la distribución mundial del poder y la riqueza, esta obra identifica los riesgos y analiza los efectos de la delegación de funciones por parte de las autoridades públicas en actores privados en este terreno. Así, el autor extrae de sus conclusiones una agenda político-social y adopta un posicionamiento abierto a favor de la recuperación de internet como espacio público, abierto, libre y gratuito en contra de su actual evolución como espacio privado, cerrado, controlado y de pago.
BIBLIOGRAFÍA:
Carbonell, Eudald. El nacimiento de una nueva conciencia. Barcelona: Ara Llibres, 2007.
Ibañez, Josep. El control de Internet. Poder y autoridad en los mercados electrónicos. Madrid: La catarata, 2005.
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Extracto de la página 133:
El racionalismo pragmático ha tocado fondo, principalmente, porque el egocentrismo ha predominado en la conciencia de clase (ricos), y los demás (pobres) no han sabido ejercer su fuerza racional y moral de modo colectivo hasta la aparición de las modernas telecomunicaciones, las cuales se han convertido en el objetivo para una guerra sin cuartel por el control de la noosfera por parte de los mismos que han controlado el dinero (1) . En términos de Marx, la clase rica le va ganado la partida a la clase pobre, y la única solución para estos desgraciados, pasa por la unión del “nosotros” kantiano, la solidaridad social, la empatía y el cuidado de la naturaleza, en suma, requiere El nacimiento de una nueva conciencia, como bien apunta Carbonell (2007) mediante el saber y el amor, un racionalismo espiritual como nuevo paradigma de conocimiento.
NOTA (1):
Josep Ibáñez es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Sus principales ámbitos de interés científico son la economía política internacional, la teoría de las relaciones internacionales y el análisis de la política exterior. Un resumen de su obra El control de Internet. Poder y autoridad en los mercados electrónicos (Ibañez, 2005):
Las transformaciones experimentadas por el poder y la autoridad en el ámbito de los mercados electrónicos están vinculadas a uno de los fenómenos más significativos de las últimas décadas: el cambio político, económico y social operado por las tecnologías de procesamiento de la información y la comunicación. Más allá de la dimensión técnica del ciberespacio, el control de internet ha respondido a valores, intereses y objetivos que se sitúan en una dimensión que trasciende las fronteras geográficas y políticas de los Estados. A través de un estudio que se basa en un concepto amplio de política para demostrar que los fenómenos aparentemente económicos -como es el comercio electrónico en internet- son esencialmente políticos, puesto que afectan a la distribución mundial del poder y la riqueza, esta obra identifica los riesgos y analiza los efectos de la delegación de funciones por parte de las autoridades públicas en actores privados en este terreno. Así, el autor extrae de sus conclusiones una agenda político-social y adopta un posicionamiento abierto a favor de la recuperación de internet como espacio público, abierto, libre y gratuito en contra de su actual evolución como espacio privado, cerrado, controlado y de pago.
BIBLIOGRAFÍA:
Carbonell, Eudald. El nacimiento de una nueva conciencia. Barcelona: Ara Llibres, 2007.
Ibañez, Josep. El control de Internet. Poder y autoridad en los mercados electrónicos. Madrid: La catarata, 2005.