8 - VIEJOS Y NUEVOS PARADIGMAS
VIEJOS Y NUEVOS PARADIGMAS: DE LA FILOSOFÍA TRADICIONAL A LA FILOSOFÍA TRANSPERSONAL
Este artículo está reproducido en el capítulo 14 de la obra UNA FILOSOFÍA ALTERNATIVA AL CAPITALISMO.
Son tiempos de repensar la relación entre la racionalidad y la espiritualidad. Son tiempos de integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable, una tarea emprendida desde la filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia. Así, la filosofía transpersonal se presenta como una paradigmática trascendencia de la filosofía tradicional.
Desde una perspectiva de la historia del pensamiento, cabe distinguir entre la filosofía tradicional (“pasado”, aunque presente en el pensamiento dominante) y la filosofía transpersonal (“presente”, aunque en situación de emergencia hacia el “futuro”) eruditamente elaborada por Ken Wilber. Por filosofía tradicional se entiende, en esta investigación, el cuerpo de conocimientos que se iniciaron con la filosofía moderna hasta llegar a la postmodernidad y concluyeron en la filosofía contemporánea. Esta filosofía tradicional ha desembocado en el pensamiento único neoliberal (1) (Dumenil, 2014) que ha secuestrado a la racionalidad colectiva expresada en las democracias occidentales (Rubiales, 2005), sometiendo a estas a una plutocracia. Del mismo modo que la filosofía escolástica supeditó la razón a la fe, el economicismo neoliberal ha sometido la razón al servicio de la fe ciega en los mercados económicos globalizados a manos de Los amos del mundo (Navarro, 2012), todo un terrorismo financiero en contra de la humanidad. Al reincorporar la espiritualidad en la razón humana, la filosofía transpersonal es una renovada visión y una superación paradigmática de la filosofía tradicional.
La filosofía transpersonal, vuelvo a recordar, es una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia, sin embargo, es una actividad investigativa muy reciente en la historia del pensamiento (Wilber, 2005b). Con el surgimiento de las ciencias psicológicas y la “cuarta fuerza” de la psicología transpersonal, se ha iniciado una camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egóica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. Sin embargo, el término “transpersonal” no es todavía de dominio popular y menos aún su asunción académica para una futura educación generacional. No obstante, si la humanidad ha evolucionado de lo mítico a lo racional, como apunta Wilber (2005a: 617), estamos ahora situados en el filo de la percepción transracional.
El reduccionismo psicológico en alianza con la filosofía materialista, serían los encargados de dar cuenta de esa “realidad” de ahí fuera, desplazando así de un modo histórico y psicológico a la filosofía perenne (Huxley, 2010), hasta que el movimiento peyorativamente llamado “misticismo cuántico” recuperó esa ancestral sabiduría como un sendero de sanación trascendental para los males de Occidente. Imperceptiblemente para muchos, se está produciendo una trascendencia holística desde la razón al espíritu a modo de un segundo renacimiento humanístico .
La visión espiritual inherente al ser humano precisa de un giro participativo (Ferrer y Sherman, 2011) a la espiritualidad, el misticismo y el estudio de las religiones, cuestiones que pertenecen propiamente a la metafísica. En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
Los pensadores transpersonales tienen una característica pensativa en común: poseen un racionalismo espiritual que propugna la trascendencia de la dualidad (entre sujeto y objeto) hacía la no-dualidad (misticismo contemplativo). Sin embargo, ese modo de saber trascendental ha sido injustamente tildado como “misticismo cuántico” por el materialismo científico y debería ser referido como filosofía transpersonal, un incipiente paradigma de pensamiento sin el pertinente reconocimiento desde una perspectiva académica e histórica. La historia es siempre cruel con los genuinos pensadores que piensan más allá del pensamiento dominante establecido (Gregori, 2000). Descartes (1999) camufló sus reglas del pensamiento como “Discurso” en vez de “Tratado” para escapar así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo. También el poder de los burgueses capitalistas fue puesto en entredicho por Marx, cuyo reconocimiento intelectual está siendo evidente en la actualidad (Martos, 2012). Anacrónicamente, la historia del pensamiento occidental es la historia de un ego (yo) fragmentado y disociado de la colectividad (nosotros), un trastorno epistemológico que necesita de una urgente sanación trascendental, tal como propone de un modo pedagógico La educación cuántica mediante la filosofía transpersonal.
En efecto, una sanación trascendental del ser humano así argumentada contempla una auténtica intuición espiritual o intuición moral básica que debe ser aprehendida con el deseo de expandir la profundidad del “yo” a la amplitud del “nosotros” y al estado objetivo del propio “ello” mediante la asunción de los correspondientes derechos y responsabilidades; dicho de otro modo, la intuición moral básica argüida por Ken Wilber se constituye en una ética epistémica (2) que debe ser aprehendida desde la no dualidad por el sujeto cognoscente para orientar certeramente sus actos, pensamientos y sentimientos. En definitiva, dicha sanación trascendental se sustenta en una cuestión ética con sólidos pilares epistemológicos enmarcados en una antropología filosófica que propugna a la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia y en una alternativa esperanzadora para trascender la crisis de la filosofía occidental mediante una educación transracional.
Ciertamente, como apunta el filósofo y físico Mario Bunge (2002), la filosofía académica actual se encuentra en un preocupante estancamiento. Bunge sustenta un materialismo emergentista pues la ciencia, según él, es la única forma de conocimiento legítima. Sin embargo, a pesar de los impresionantes logros de la neurobiología, todavía no han llegado a determinar donde se encuentra el centro de la conciencia (Félix, 2008: 33). Por tanto, la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia se presenta como esperanzadora para transcender a la crisis del concepto de sujeto reconocido por el propio Bunge.
Ken Wilber (2005a) ha logrado estructurar una filosofía transpersonal que aúna la racionalidad del pensamiento occidental con la trascendencia espiritual. A ello hay que sumar la psicología transpersonal (3) surgida como “cuarta fuerza” tras el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Existen iniciativas desde el ámbito de la psicología académica para integrar lo “transpersonal” como objeto de estudio serio y científico, como acredita la revista Journal of Transpersonal Research (4), integrada en la Asociación Transpersonal Europea (EUROTAS)(5). En el ámbito universitario, es digna de mención la tesis doctoral de Iker Puente titulada Complejidad y psicología transpersonal: Caos, autoorganización y experiencia cumbre en psicoterapia (Universidad Autónoma de Barcelona, 2014).
NOTAS:
(1) El concepto de pensamiento único fue descrito por primera vez por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en 1819 como aquel pensamiento que se sostiene a sí mismo, constituyendo una unidad lógica independiente sin tener que hacer referencia a otras componentes de un sistema de pensamiento. En 1964, el filósofo Herbert Marcuse describió un concepto similar que él denominó pensamiento unidimensional. Para Marcuse este tipo de pensamiento es el resultante del “cierre del universo del discurso” impuesto por la clase política dominante y los medios suministradores de información de masas. El concepto es reintroducido en la última década por el sociólogo y periodista español Ignacio Ramonet, quien lo define partiendo de una idea de izquierda anticapitalista: “¿Qué es el pensamiento único? La traducción a términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en especial las del capital internacional”. Según su opinión, el economicismo neoliberal se había erigido en el único pensamiento aceptable, monopolizando todos los foros académicos e intelectuales.
(2) Álvaro B. Márquez-Fernández y Zulay C. Díaz-Montiel (2011) en La complejidad: hacia una epísteme transracional, resumen del artículo:
"En las ciencias sociales la crisis del paradigma positivista, es el resultado de su insuficiencia experimental para dar cuenta de la transformación de la experiencia del pensamiento en su interpretación de la realidad natural e histórica de la existencia. En la modernidad no fue posible consolidar un paradigma universalista que sólo diera cuenta de espacios objetivados de la realidad a través de modelos racionales reduccionistas. Tal como lo señalan Morin, Najmanovich, Sotolongo-Codima Boaventura de Sousa, Reynoso, en sus postulados teóricos-metodológicos, cuando afirman que la experiencia del pensar racional es mucho más compleja y transdiciplinar, pues considera la realidad como un proceso en curso de estructuras que se recrean poiéticamente sin sujeción a causalidades predeterminadas. Esto es lo que explica, desde la perspectiva de una espíteme crítica, por qué las contingencias materiales de la experiencia racional y las formas de intercambios entre sistemas de diversa índole, le atribuyen al fenómeno del pensamiento una múltiple y transversal racionalidad a partir de la cual se desustantiva el mundo de los objetos y hace presente la subjetividad cognitiva del sujeto de pensamiento. Hacia ese inédito dominio de los procesos de la espíteme transracionales es que se orienta el pensamiento complejo como un momento de superación del positivismo."
Como objetivo ilustrativo de esta nota, destacamos la conclusión final de dicho artículo:
"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal."
(3) La psicología transpersonal nació a finales de los años sesenta en los EE.UU. a raíz del interés de un grupo de psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas (entre los que se encontraba Anthony Sutich y Abraham Maslow, fundadores de la psicología humanista, y el psiquiatra Stanislav Grof) en expandir el marco de la psicología humanista más allá de su centro de atención sobre el yo individual, interesándose por el estudio de la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia. Sus fundadores pretendían realizar una integración de las tradiciones místicas occidentales y orientales con la psicología humanista. La orientación transpersonal surge, pues, del encuentro entre la psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalíticas junguiana, humanista y existencial) y las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el budismo zen, el taoísmo y el hinduismo).
(4) El sentido de of Transpersonal Research es el de promover, reunir y difundir el estudio de la investigación en psicología y psicoterapia transpersonal, así como cualquier campo de estudio relacionado con este. Esta iniciativa surge desde el ámbito de la psicología académica, para conseguir una serie de objetivos en el estudio de lo transpersonal, como son:
-Continuar el objetivo de estudio serio y científico, con que nació esta disciplina.
-Generar y aumentar la investigación experimental y empírica (tanto cualitativa como cuantitativa), en psicología y psicoterapia transpersonal.
-Ampliar la investigación transpersonal a disciplinas afines y relacionadas con ella, sin ser propiamente llamadas “transpersonales”.
-Dar a conocer más la psicología transpersonal en la psicología académica, a través de la inclusión de esta revista en las bases de datos y directorios académicos nacionales e internacionales.
-Publicar las investigaciones más relevantes que se están llevando a cabo en lengua castellana.
El interés principal de esta revista es la publicación de investigaciones experimentales y empíricas (cuantitativas/cualitativas), para contribuir a la integración de lo transpersonal en la psicología académica.
Todos los artículos publicados en esta revista versan sobre la ciencia e investigación transpersonal, concretamente en la disciplina de psicología, aunque también tienen lugar los trabajos de otras disciplinas del conocimiento que se relacionen con la psicología y/o la psicoterapia a través de su dimensión transpersonal.
El objetivo de esta revista es la difusión, presentación y discusión de la nueva investigación generada, tanto a nivel teórico como experimental (especialmente este último), en materia de psicología transpersonal, así como cualquier saber relacionado con el dominio transpersonal de la persona.
El público al que está dirigida esta revista, es todo aquel interesado en la investigación de la dimensión espiritual del ser humano, como parte constituyente del mismo, junto con la biológica, psicológica y social.
Journal of Transpersonal Research está avalado por el Departamento de Filosofía, Universidad Autónoma de Barcelona (España), el East West Psychology Department, CIIS, San Francisco, California (U.S.A.) y por el Departamento de Didáctica y Teoría de la Educación, Universidad Autónoma de Madrid (España).
(5)EUROTAS es la única asociación Transpersonal de ámbito Europeo, y su origen se remonta al año 1984. Se funda durante la Primera Conferencia Europea Transpersonal celebrada en Bruselas, organizada por la asociación Transpersonal de Bélgica, y liderada por un grupo variado de profesionales, tanto del ámbito de la salud, como de la ciencia y la espiritualidad. Con el objetivo de difundir, debatir e investigar el fenómeno Transpersonal en todas sus facetas, EUROTAS incluye entre sus miembros a las diferentes asociaciones Transpersonales europeas, y también a personas a título individual. Como garantía de rigor profesional, se ha creado una certificación Europea de psicoterapia Transpersonal, así como una certificación de formación homologada para centros e institutos. Hoy en día, cuenta con miembros de 25 países diferentes, funcionando como una red profesional de comunicación e investigación. Anualmente se organiza una conferencia a nivel internacional en uno de estos países, coordinada por la Asociación Transpersonal representante del mismo. El año 2008 l’ Associació Catalana Transpersonal tuvo el honor de coordinar la X Conferencia Europea que tuvo lugar en Barcelona. EUROTAS combina el rigor científico y espiritual con las oportunidades de cooperación, beneficio mutuo, intercambio y amistad.
BIBLIOGRAFÍA:
Bunge, Mario. Crisis y reconstrucción de la filosofía. Barcelona: Gedisa, 2002.
Descartes, René. Discurso del método. Madrid: Ediciones escolares, 1999.
Dumenil, Gerard. La gran bifurcación. Acabar con el neoliberalismo. Madrid: La catarata, 2014.
Félix, Alejandro. Las consecuencias teóricas del materialismo emergentista de Bunge: trascendencia del pensamiento filosófico, crisis del sujeto y afirmación del devenir. En: Konvergencias Filosofía, ISSN 1669-9092, Año VI, Número 19, 2008.
Ferrer, Jorge y Sherman, Jacob. El giro participativo. Barcelona: Kairós, 2011.
Gregori, Javier. ¡Esto es imposible!: científicos visionarios a quienes nadie creyó, pero que cambiaron el mundo. Madrid: Aguilar, 2000.
Huxley, Aldous. La filosofía perenne. Barcelona: Edhasa, 2010.
Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. España: Amazon, 2012 (1ª ed.), 2017 (2ª ed.).
Navarro, Vinçens. Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Barcelona : Espasa libros, 2012.
Rubiales, Francisco. Democracia secuestrada. Córdoba: Almuzara, 2005.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005a.
Wilber, Ken. El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós, 2005b.
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Son tiempos de repensar la relación entre la racionalidad y la espiritualidad. Son tiempos de integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable, una tarea emprendida desde la filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia. Así, la filosofía transpersonal se presenta como una paradigmática trascendencia de la filosofía tradicional.
Desde una perspectiva de la historia del pensamiento, cabe distinguir entre la filosofía tradicional (“pasado”, aunque presente en el pensamiento dominante) y la filosofía transpersonal (“presente”, aunque en situación de emergencia hacia el “futuro”) eruditamente elaborada por Ken Wilber. Por filosofía tradicional se entiende, en esta investigación, el cuerpo de conocimientos que se iniciaron con la filosofía moderna hasta llegar a la postmodernidad y concluyeron en la filosofía contemporánea. Esta filosofía tradicional ha desembocado en el pensamiento único neoliberal (1) (Dumenil, 2014) que ha secuestrado a la racionalidad colectiva expresada en las democracias occidentales (Rubiales, 2005), sometiendo a estas a una plutocracia. Del mismo modo que la filosofía escolástica supeditó la razón a la fe, el economicismo neoliberal ha sometido la razón al servicio de la fe ciega en los mercados económicos globalizados a manos de Los amos del mundo (Navarro, 2012), todo un terrorismo financiero en contra de la humanidad. Al reincorporar la espiritualidad en la razón humana, la filosofía transpersonal es una renovada visión y una superación paradigmática de la filosofía tradicional.
La filosofía transpersonal, vuelvo a recordar, es una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia, sin embargo, es una actividad investigativa muy reciente en la historia del pensamiento (Wilber, 2005b). Con el surgimiento de las ciencias psicológicas y la “cuarta fuerza” de la psicología transpersonal, se ha iniciado una camino esperanzador de trascendencia de la conciencia egóica hacia la espiritualidad o “transpersonalidad”. Sin embargo, el término “transpersonal” no es todavía de dominio popular y menos aún su asunción académica para una futura educación generacional. No obstante, si la humanidad ha evolucionado de lo mítico a lo racional, como apunta Wilber (2005a: 617), estamos ahora situados en el filo de la percepción transracional.
El reduccionismo psicológico en alianza con la filosofía materialista, serían los encargados de dar cuenta de esa “realidad” de ahí fuera, desplazando así de un modo histórico y psicológico a la filosofía perenne (Huxley, 2010), hasta que el movimiento peyorativamente llamado “misticismo cuántico” recuperó esa ancestral sabiduría como un sendero de sanación trascendental para los males de Occidente. Imperceptiblemente para muchos, se está produciendo una trascendencia holística desde la razón al espíritu a modo de un segundo renacimiento humanístico .
La visión espiritual inherente al ser humano precisa de un giro participativo (Ferrer y Sherman, 2011) a la espiritualidad, el misticismo y el estudio de las religiones, cuestiones que pertenecen propiamente a la metafísica. En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
Los pensadores transpersonales tienen una característica pensativa en común: poseen un racionalismo espiritual que propugna la trascendencia de la dualidad (entre sujeto y objeto) hacía la no-dualidad (misticismo contemplativo). Sin embargo, ese modo de saber trascendental ha sido injustamente tildado como “misticismo cuántico” por el materialismo científico y debería ser referido como filosofía transpersonal, un incipiente paradigma de pensamiento sin el pertinente reconocimiento desde una perspectiva académica e histórica. La historia es siempre cruel con los genuinos pensadores que piensan más allá del pensamiento dominante establecido (Gregori, 2000). Descartes (1999) camufló sus reglas del pensamiento como “Discurso” en vez de “Tratado” para escapar así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo. También el poder de los burgueses capitalistas fue puesto en entredicho por Marx, cuyo reconocimiento intelectual está siendo evidente en la actualidad (Martos, 2012). Anacrónicamente, la historia del pensamiento occidental es la historia de un ego (yo) fragmentado y disociado de la colectividad (nosotros), un trastorno epistemológico que necesita de una urgente sanación trascendental, tal como propone de un modo pedagógico La educación cuántica mediante la filosofía transpersonal.
En efecto, una sanación trascendental del ser humano así argumentada contempla una auténtica intuición espiritual o intuición moral básica que debe ser aprehendida con el deseo de expandir la profundidad del “yo” a la amplitud del “nosotros” y al estado objetivo del propio “ello” mediante la asunción de los correspondientes derechos y responsabilidades; dicho de otro modo, la intuición moral básica argüida por Ken Wilber se constituye en una ética epistémica (2) que debe ser aprehendida desde la no dualidad por el sujeto cognoscente para orientar certeramente sus actos, pensamientos y sentimientos. En definitiva, dicha sanación trascendental se sustenta en una cuestión ética con sólidos pilares epistemológicos enmarcados en una antropología filosófica que propugna a la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia y en una alternativa esperanzadora para trascender la crisis de la filosofía occidental mediante una educación transracional.
Ciertamente, como apunta el filósofo y físico Mario Bunge (2002), la filosofía académica actual se encuentra en un preocupante estancamiento. Bunge sustenta un materialismo emergentista pues la ciencia, según él, es la única forma de conocimiento legítima. Sin embargo, a pesar de los impresionantes logros de la neurobiología, todavía no han llegado a determinar donde se encuentra el centro de la conciencia (Félix, 2008: 33). Por tanto, la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia se presenta como esperanzadora para transcender a la crisis del concepto de sujeto reconocido por el propio Bunge.
Ken Wilber (2005a) ha logrado estructurar una filosofía transpersonal que aúna la racionalidad del pensamiento occidental con la trascendencia espiritual. A ello hay que sumar la psicología transpersonal (3) surgida como “cuarta fuerza” tras el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Existen iniciativas desde el ámbito de la psicología académica para integrar lo “transpersonal” como objeto de estudio serio y científico, como acredita la revista Journal of Transpersonal Research (4), integrada en la Asociación Transpersonal Europea (EUROTAS)(5). En el ámbito universitario, es digna de mención la tesis doctoral de Iker Puente titulada Complejidad y psicología transpersonal: Caos, autoorganización y experiencia cumbre en psicoterapia (Universidad Autónoma de Barcelona, 2014).
NOTAS:
(1) El concepto de pensamiento único fue descrito por primera vez por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en 1819 como aquel pensamiento que se sostiene a sí mismo, constituyendo una unidad lógica independiente sin tener que hacer referencia a otras componentes de un sistema de pensamiento. En 1964, el filósofo Herbert Marcuse describió un concepto similar que él denominó pensamiento unidimensional. Para Marcuse este tipo de pensamiento es el resultante del “cierre del universo del discurso” impuesto por la clase política dominante y los medios suministradores de información de masas. El concepto es reintroducido en la última década por el sociólogo y periodista español Ignacio Ramonet, quien lo define partiendo de una idea de izquierda anticapitalista: “¿Qué es el pensamiento único? La traducción a términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en especial las del capital internacional”. Según su opinión, el economicismo neoliberal se había erigido en el único pensamiento aceptable, monopolizando todos los foros académicos e intelectuales.
(2) Álvaro B. Márquez-Fernández y Zulay C. Díaz-Montiel (2011) en La complejidad: hacia una epísteme transracional, resumen del artículo:
"En las ciencias sociales la crisis del paradigma positivista, es el resultado de su insuficiencia experimental para dar cuenta de la transformación de la experiencia del pensamiento en su interpretación de la realidad natural e histórica de la existencia. En la modernidad no fue posible consolidar un paradigma universalista que sólo diera cuenta de espacios objetivados de la realidad a través de modelos racionales reduccionistas. Tal como lo señalan Morin, Najmanovich, Sotolongo-Codima Boaventura de Sousa, Reynoso, en sus postulados teóricos-metodológicos, cuando afirman que la experiencia del pensar racional es mucho más compleja y transdiciplinar, pues considera la realidad como un proceso en curso de estructuras que se recrean poiéticamente sin sujeción a causalidades predeterminadas. Esto es lo que explica, desde la perspectiva de una espíteme crítica, por qué las contingencias materiales de la experiencia racional y las formas de intercambios entre sistemas de diversa índole, le atribuyen al fenómeno del pensamiento una múltiple y transversal racionalidad a partir de la cual se desustantiva el mundo de los objetos y hace presente la subjetividad cognitiva del sujeto de pensamiento. Hacia ese inédito dominio de los procesos de la espíteme transracionales es que se orienta el pensamiento complejo como un momento de superación del positivismo."
Como objetivo ilustrativo de esta nota, destacamos la conclusión final de dicho artículo:
"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal."
(3) La psicología transpersonal nació a finales de los años sesenta en los EE.UU. a raíz del interés de un grupo de psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas (entre los que se encontraba Anthony Sutich y Abraham Maslow, fundadores de la psicología humanista, y el psiquiatra Stanislav Grof) en expandir el marco de la psicología humanista más allá de su centro de atención sobre el yo individual, interesándose por el estudio de la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia. Sus fundadores pretendían realizar una integración de las tradiciones místicas occidentales y orientales con la psicología humanista. La orientación transpersonal surge, pues, del encuentro entre la psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalíticas junguiana, humanista y existencial) y las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el budismo zen, el taoísmo y el hinduismo).
(4) El sentido de of Transpersonal Research es el de promover, reunir y difundir el estudio de la investigación en psicología y psicoterapia transpersonal, así como cualquier campo de estudio relacionado con este. Esta iniciativa surge desde el ámbito de la psicología académica, para conseguir una serie de objetivos en el estudio de lo transpersonal, como son:
-Continuar el objetivo de estudio serio y científico, con que nació esta disciplina.
-Generar y aumentar la investigación experimental y empírica (tanto cualitativa como cuantitativa), en psicología y psicoterapia transpersonal.
-Ampliar la investigación transpersonal a disciplinas afines y relacionadas con ella, sin ser propiamente llamadas “transpersonales”.
-Dar a conocer más la psicología transpersonal en la psicología académica, a través de la inclusión de esta revista en las bases de datos y directorios académicos nacionales e internacionales.
-Publicar las investigaciones más relevantes que se están llevando a cabo en lengua castellana.
El interés principal de esta revista es la publicación de investigaciones experimentales y empíricas (cuantitativas/cualitativas), para contribuir a la integración de lo transpersonal en la psicología académica.
Todos los artículos publicados en esta revista versan sobre la ciencia e investigación transpersonal, concretamente en la disciplina de psicología, aunque también tienen lugar los trabajos de otras disciplinas del conocimiento que se relacionen con la psicología y/o la psicoterapia a través de su dimensión transpersonal.
El objetivo de esta revista es la difusión, presentación y discusión de la nueva investigación generada, tanto a nivel teórico como experimental (especialmente este último), en materia de psicología transpersonal, así como cualquier saber relacionado con el dominio transpersonal de la persona.
El público al que está dirigida esta revista, es todo aquel interesado en la investigación de la dimensión espiritual del ser humano, como parte constituyente del mismo, junto con la biológica, psicológica y social.
Journal of Transpersonal Research está avalado por el Departamento de Filosofía, Universidad Autónoma de Barcelona (España), el East West Psychology Department, CIIS, San Francisco, California (U.S.A.) y por el Departamento de Didáctica y Teoría de la Educación, Universidad Autónoma de Madrid (España).
(5)EUROTAS es la única asociación Transpersonal de ámbito Europeo, y su origen se remonta al año 1984. Se funda durante la Primera Conferencia Europea Transpersonal celebrada en Bruselas, organizada por la asociación Transpersonal de Bélgica, y liderada por un grupo variado de profesionales, tanto del ámbito de la salud, como de la ciencia y la espiritualidad. Con el objetivo de difundir, debatir e investigar el fenómeno Transpersonal en todas sus facetas, EUROTAS incluye entre sus miembros a las diferentes asociaciones Transpersonales europeas, y también a personas a título individual. Como garantía de rigor profesional, se ha creado una certificación Europea de psicoterapia Transpersonal, así como una certificación de formación homologada para centros e institutos. Hoy en día, cuenta con miembros de 25 países diferentes, funcionando como una red profesional de comunicación e investigación. Anualmente se organiza una conferencia a nivel internacional en uno de estos países, coordinada por la Asociación Transpersonal representante del mismo. El año 2008 l’ Associació Catalana Transpersonal tuvo el honor de coordinar la X Conferencia Europea que tuvo lugar en Barcelona. EUROTAS combina el rigor científico y espiritual con las oportunidades de cooperación, beneficio mutuo, intercambio y amistad.
BIBLIOGRAFÍA:
Bunge, Mario. Crisis y reconstrucción de la filosofía. Barcelona: Gedisa, 2002.
Descartes, René. Discurso del método. Madrid: Ediciones escolares, 1999.
Dumenil, Gerard. La gran bifurcación. Acabar con el neoliberalismo. Madrid: La catarata, 2014.
Félix, Alejandro. Las consecuencias teóricas del materialismo emergentista de Bunge: trascendencia del pensamiento filosófico, crisis del sujeto y afirmación del devenir. En: Konvergencias Filosofía, ISSN 1669-9092, Año VI, Número 19, 2008.
Ferrer, Jorge y Sherman, Jacob. El giro participativo. Barcelona: Kairós, 2011.
Gregori, Javier. ¡Esto es imposible!: científicos visionarios a quienes nadie creyó, pero que cambiaron el mundo. Madrid: Aguilar, 2000.
Huxley, Aldous. La filosofía perenne. Barcelona: Edhasa, 2010.
Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. España: Amazon, 2012 (1ª ed.), 2017 (2ª ed.).
Navarro, Vinçens. Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Barcelona : Espasa libros, 2012.
Rubiales, Francisco. Democracia secuestrada. Córdoba: Almuzara, 2005.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005a.
Wilber, Ken. El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós, 2005b.
Este artículo surgió de una consulta que me ha realizado un estudiante de filosofía y que, por su interés general, se reproduce íntegramente con el permiso de Christiam Alexis De La Cruz Huaccha.
Christiam: Buenas tardes desde Perú. El contenido que usted comparte desde su cuenta de la red social es muy bueno, le agradezco por ello. Quisiera pedir su ayuda. Soy estudiante de Filosofía, debo trabajar una tesina en este campo. ¿Me podría sugerir un tema en el filósofo Kierkergard para poder estudiarlo? Estaré muy agradecido con su aporte. ¡Saludos!
Respuesta: Hola, pienso que una excelente tesis a trabajar en Kierkergard es la siguiente: El salto de fe es su concepción de cómo un individuo cree en Dios, o cómo una persona actúa en el amor. No es una decisión racional, ya que trasciende la racionalidad en favor de algo más extraordinario: la fe. Esta tesis subyace en mis pensamientos aunque no cite textualmente a Kierkergard porque, y ahí estaría la tesis a defender: “La razón termina donde comienza el camino de la fe”. La razón pone en duda todo, hasta la fe. Pero la fe no pone en duda a la razón, porque ésta es la manifestación de un plan divino para hacer dudar a los hombres de su propia fe. ¿Serías capaz de defender esa tesis?
Christiam: ¡El tema me emociona! Ciertamente que sí. Soy seminarista y quisiera poner en marcha esta empresa. Ayúdeme por favor. ¿Cómo puedo empezar? ¿Qué libros me recomienda? ¡Le agradezco por haberme dedicado su tiempo!
Respuesta: Hola. Yo no soy un filósofo académico tradicional, nunca he dado clases y estoy muy en contra de cómo enseñan la filosofía en el sistema educativo actual sin contemplar a la espiritualidad. Por tanto, he elaborado mi propio sistema de pensamiento, el cual intenta integrar la razón y el espíritu. Esa labor me ha llevado toda una vida de preguntas y diez años de investigación que han concluido con mis 8 libros, los cuales están disponibles todos en PDF.
Por esos motivos no puedo recomendar más que mis propias obras así como las de Ken Wilber como mi mentor intelectual. Pero hay dos de mis libros que tratan específicamente la cuestión de la razón y la fe:
El primero es La educación cuántica, donde argumento un cambio de paradigma desde la razón instrumental (dualismo) hacia el misticismo contemplativo (no dualidad).
Y la segunda obra es Filosofía transpersonal y educación transracional, donde argumento que la razón y la espiritualidad van de la mano y debería ser enseñado ello en el sistema educativo.
En esas dos obras hay abundante bibliografía que te podría servir como referencia. Otra referencia a añadir sería la obra de San Agustín, pues trata específicamente de justificar la fe desde la razón, pero yo no lo he estudiado ni incorporado en mis obras y deberás hacerlo tú por tu cuenta. Esto es todo lo que te puedo decir, espero te sea de utilidad y te deseo mucho éxito en esa labor que te has propuesto.
Una última consideración:
La razón y la fe es un dualismo que ha fragmentado al hombre occidental, y ese es su mayor pecado del cual estamos sufriendo las consecuencias mediante el capitalismo. Ello podrás verlo más ampliamente en mi obra Una filosofía alternativa al capitalismo. Con ello quiero decirte que el problema de la humanidad es que está dividida entre los que tienen fe (pero alejados de la razón y por tanto en la ignorancia) y los que viven con la razón (un ego que les aleja de la espiritualidad y por tanto de la fe). Y esa dicotomía conceptual, existencial y moral está en el origen de todos los males de nuestra civilización.
Tu labor de intentar justificar la fe desde la razón, o de elevar el raciocinio hasta la fe, es una empresa que solo puede ser llevada a cabo en la propia experiencia del sujeto cognoscente que se plantea dichas preguntas trascendentales. Y esa experiencia solo se puede dar en la propia consciencia de cada cual, es decir en el desvelamiento de la razón hacia la fe mediante el camino ascendente hacia la sabiduría, lo cual ya fue ilustrado metafóricamente por el inconmensurable Platón en su alegoría El mito de la caverna.
En definitiva, la vida es una experiencia mística de la cual la mayoría de personas no son conscientes, no obstante, algunas pueden vislumbrar a la divinidad, pero pocas se consagran a vivirla en acto, pensamiento y sentimiento.
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Christiam: Buenas tardes desde Perú. El contenido que usted comparte desde su cuenta de la red social es muy bueno, le agradezco por ello. Quisiera pedir su ayuda. Soy estudiante de Filosofía, debo trabajar una tesina en este campo. ¿Me podría sugerir un tema en el filósofo Kierkergard para poder estudiarlo? Estaré muy agradecido con su aporte. ¡Saludos!
Respuesta: Hola, pienso que una excelente tesis a trabajar en Kierkergard es la siguiente: El salto de fe es su concepción de cómo un individuo cree en Dios, o cómo una persona actúa en el amor. No es una decisión racional, ya que trasciende la racionalidad en favor de algo más extraordinario: la fe. Esta tesis subyace en mis pensamientos aunque no cite textualmente a Kierkergard porque, y ahí estaría la tesis a defender: “La razón termina donde comienza el camino de la fe”. La razón pone en duda todo, hasta la fe. Pero la fe no pone en duda a la razón, porque ésta es la manifestación de un plan divino para hacer dudar a los hombres de su propia fe. ¿Serías capaz de defender esa tesis?
Christiam: ¡El tema me emociona! Ciertamente que sí. Soy seminarista y quisiera poner en marcha esta empresa. Ayúdeme por favor. ¿Cómo puedo empezar? ¿Qué libros me recomienda? ¡Le agradezco por haberme dedicado su tiempo!
Respuesta: Hola. Yo no soy un filósofo académico tradicional, nunca he dado clases y estoy muy en contra de cómo enseñan la filosofía en el sistema educativo actual sin contemplar a la espiritualidad. Por tanto, he elaborado mi propio sistema de pensamiento, el cual intenta integrar la razón y el espíritu. Esa labor me ha llevado toda una vida de preguntas y diez años de investigación que han concluido con mis 8 libros, los cuales están disponibles todos en PDF.
Por esos motivos no puedo recomendar más que mis propias obras así como las de Ken Wilber como mi mentor intelectual. Pero hay dos de mis libros que tratan específicamente la cuestión de la razón y la fe:
El primero es La educación cuántica, donde argumento un cambio de paradigma desde la razón instrumental (dualismo) hacia el misticismo contemplativo (no dualidad).
Y la segunda obra es Filosofía transpersonal y educación transracional, donde argumento que la razón y la espiritualidad van de la mano y debería ser enseñado ello en el sistema educativo.
En esas dos obras hay abundante bibliografía que te podría servir como referencia. Otra referencia a añadir sería la obra de San Agustín, pues trata específicamente de justificar la fe desde la razón, pero yo no lo he estudiado ni incorporado en mis obras y deberás hacerlo tú por tu cuenta. Esto es todo lo que te puedo decir, espero te sea de utilidad y te deseo mucho éxito en esa labor que te has propuesto.
Una última consideración:
La razón y la fe es un dualismo que ha fragmentado al hombre occidental, y ese es su mayor pecado del cual estamos sufriendo las consecuencias mediante el capitalismo. Ello podrás verlo más ampliamente en mi obra Una filosofía alternativa al capitalismo. Con ello quiero decirte que el problema de la humanidad es que está dividida entre los que tienen fe (pero alejados de la razón y por tanto en la ignorancia) y los que viven con la razón (un ego que les aleja de la espiritualidad y por tanto de la fe). Y esa dicotomía conceptual, existencial y moral está en el origen de todos los males de nuestra civilización.
Tu labor de intentar justificar la fe desde la razón, o de elevar el raciocinio hasta la fe, es una empresa que solo puede ser llevada a cabo en la propia experiencia del sujeto cognoscente que se plantea dichas preguntas trascendentales. Y esa experiencia solo se puede dar en la propia consciencia de cada cual, es decir en el desvelamiento de la razón hacia la fe mediante el camino ascendente hacia la sabiduría, lo cual ya fue ilustrado metafóricamente por el inconmensurable Platón en su alegoría El mito de la caverna.
En definitiva, la vida es una experiencia mística de la cual la mayoría de personas no son conscientes, no obstante, algunas pueden vislumbrar a la divinidad, pero pocas se consagran a vivirla en acto, pensamiento y sentimiento.
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LA EDUCACIÓN CUÁNTICA
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UNA FILOSOFÍA ALTERNATIVA AL CAPITALISMO
KEN WILBER Y LOS NUEVOS PARADIGMAS DE LA HUMANIDAD
CAPITALISMO Y CONCIENCIA
PENSAR EN SER RICO
PENSAR EN SER LIBRE
PODEMOS
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Gracias a todas las personas que han mostrado su interés por estas obras!!
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Este artículo está reproducido en la segunda parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
Este artículo es una SINOPSIS EPISTEMOLÓGICA de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA y está incluido en el PREÁMBULO METODOLÓGICO de la 4ª edición revisada y ampliada de dicha obra.
Este artículo es una reflexión filosófica, y nadie está obligado a creerse lo que escribo a continuación. Este artículo es un resumen de años de investigación y cuyas argumentaciones pueden ser consultadas en mis publicaciones. Sin embargo, voy a tratar de explicar de una forma sencilla la esencia de mis pensamientos acerca de los conceptos “dualidad” y “no-dualidad” para todo aquel que no quiera perderse en lecturas complejas desde un punto de vista argumental.
En la página 38 del prólogo de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA , se halla el esquema epistemológico, el cual ha requerido 710 páginas de profusa argumentación. No obstante, voy a tratar de sintetizar dicha investigación en un lenguaje lo más explícito y sencillo posible. Vamos allá.
1 - Dualidad entre razón y metafísica
Nadie puede poner en duda que el ser humano está dotado de razón y espíritu, excepto los escépticos materialistas científicos quienes niegan a la metafísica misma. La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).
Tradicionalmente, la razón ha sido la herramienta por antonomasia que nos ha permitido conocer el mundo mediante la filosofía y la ciencia. En la razón interviene un sujeto que piensa (yo) en algo pensado (objeto). Es decir, cada vez que surge un pensamiento, se produce un dualismo entre el sujeto que piensa y el objeto pensado. Dicho de otra manera, la razón quiere conocer a la naturaleza (fisiosfera), a la naturaleza biológica (biosfera) así como a la naturaleza humana (noosfera), por no hablar de la teosfera (divinidad). Toda la filosofía occidental está sustentada en el dualismo que divide al ser humano entre ese mundo interior que pregunta y ese otro mundo exterior por conocer.
Por otro lado, tenemos al espíritu. Según las posturas religiosas tanto exotéricas como esotérica, el espíritu (o Dios) es inmanente a la naturaleza, es decir, está presente en toda manifestación física (nuestro planeta, galaxias y el universo en general); también Dios es omnipresente, es decir, está presente entre todos nosotros, pero también ha sido presente en el pasado y, cómo no, lo estará en el futuro. El espíritu es también omnisciente, es decir, está presente en toda inteligencia manifestada y, particularmente, en la humana mediante la razón.
Consecuentemente, el ser humano está dotado por un lado de una razón que divide al mundo en su intento de conocerlo (recuerde: un sujeto que piensa al mundo como objeto), lo cual crea un dualismo. Y por otro lado, todo ser humano tiene acceso al espíritu que mora en el interior de todos nosotros.
2 - El problema epistemológico
El problema desde un punto de vista de la cronología histórica, es que la ciencia se ha adueñado de la razón humana como único método de conocimiento humano buscando hallar la “verdad” en la naturaleza. Y por otro lado, las religiones se han apoderado del espíritu, convirtiendo a Dios en un dogma de fe. Con dicha dicotomía entre razón y espíritu, el ser humano sufre una división ontológica entre lo que piensa (razón) y lo que cree (espíritu divino). Y ahí está el gran problema epistemológico de la filosofía occidental. Analicemos pues esa dicotomía que fragmenta al ser humano.
Cuando alguien piensa en Dios (o espíritu), ¿qué operación está haciendo el pensamiento? El sujeto que piensa en Dios (ya sea creyente o ateo), por el acto mismo de pensar, está convirtiendo a Dios en un objeto pensado, es decir, el pensamiento está haciendo un reduccionismo del espíritu inmanente. Dicho de otro modo, Dios que es inmanente, omnipresente y omnisciente es reconvertido en un objeto de pensamiento y, por tanto, su unicidad subyacente en todos los seres vivos del universo es fragmentada.
¿Cómo es posible pensar a Dios si, el pensamiento, es la manifestación inteligible de Dios mismo? Pensar a Dios implica crear un dualismo mediante el pensamiento, pues Dios es intrínsecamente indivisible ya que todo lo integra, hasta nuestros pensamientos. Incluso la física cuántica apunta a la posibilidad de que todos somos uno y remite, por tanto, a esa unidad divina. Consecuentemente, la ciencia cuántica evidencia el fracaso de la razón humana en su intento de crear un dualismo entre el sujeto que piensa y el espíritu como objeto pensado. En última instancia, la grandeza de la mecánica cuántica es hacer patente la presencia de la conciencia como un observador que “ve” y que no puede manipular al objeto, pues sujeto y objeto son una y la misma cosa: Dios ve a través de nuestra conciencia, Dios y tú sois uno; tú y yo somos uno; todos somos uno.
3 - El misterio de la no-dualidad
Dicha unidad intrínseca donde Dios y el sujeto pensante se reconocen como unidad es conocida como misticismo contemplativo en la filosofía perenne, y cuya máxima devoción es expresada mediante el amor: se trata de una conciencia de unidad desde un estado de no-dualidad. Dicho de otro modo, yo como sujeto pensante ya no divido al espíritu entre un sujeto que piensa y Dios como objeto pensado. Cuando hacemos esa división, estamos creando un dualismo que genera un estado de ilusión al creer erróneamente que nuestra personalidad (lo que pensamos que somos: nuestro ego) puede apoderarse del mundo, y de ahí surge el sufrimiento propugnado por la razón porque nos apartamos de la unidad divina.
El ego, en su ilusión de estar separado del espíritu, vive como en un sueño y se lanza a la conquista del mundo mediante el poder, el dinero, la fama, las posesiones, etcétera y, así, se genera un sufrimiento mediante el apego a los sentidos físicos, lo cual nos aparta del camino de la conciencia de unidad y del amor a nuestros semejantes. Ahí reside todo el misterio de la vida. Un misterio que los materialistas científicos niegan pues niegan la existencia misma del espíritu. Un misterio que los dirigentes de las religiones ocultan a sus fieles ya sea conscientemente con el objetivo de manipularlos, ya sea inconscientemente por ignorancia de las tesis aquí defendidas.
4 - La experiencia mística
Ahora que el misterio ha sido desvelado, ¿cómo debemos enfrentarnos a esa nueva realidad? Lo difícil y más conveniente es dejar de pensar dualmente, es decir, no pensar en el espíritu (o Dios) como algo alejado o ajeno a uno mismo, sino como conciencia de unidad (donde el espíritu y nosotros somos uno). Dicho de otro modo, la experiencia mística (es decir: no-dual) sería la actitud correcta. ¿Y qué compromiso implica ello?
Muchas respuestas acerca de la no-dualidad pueden ser halladas aquí en esta página de la mano de muchos sabios, quienes han experimentado de un modo similar dicho tránsito desde la dualidad a la no-dualidad. No obstante, explicado de un modo sencillo, la no-dualidad implica aceptar a los demás como son, con sus virtudes y sus defectos, implica aceptar que todo lo que ocurre en nuestra vida es una oportunidad para aprender una lección, implica que no debemos forzar las cosas mediante nuestro ego, sino pedir respuestas a nuestras más profundas preguntas y, ello, en una atmósfera sagrada inherentemente asociada a una actitud ética.
5 - La meditación
Cuando aprendamos a vivir en la no-dualidad, entonces, estaremos preparados para vivir en el “no esfuerzo”, es decir, que nos llegarán señales o respuestas a nuestras peticiones, lo que Carl Jung acuño como “sincronicidades” (1), siempre y cuando sintamos al espíritu (o Dios) como algo interno y no como un objeto de nuestro pensamiento. Entonces viene la gran pregunta: ¿qué hacer para vivir acorde al desvelamiento de dicho misterio? La meditación y el silencio interior son el camino.
La meditación es un retiro de la vida exterior hacia el mundo interior, es aislarnos por unos momentos del ajetreo diario para adentrarnos en la contemplación del Ser. Y la práctica de la meditación es un camino espiritual consciente de nuestra unión con el espíritu (o Dios). No se trata de una “reflexión” con Dios, ni un pensamiento sobre Dios, sino sentirse uno con Dios mientras meditamos, es decir, vemos el “rostro” de Dios mediante arquetipos o señales que nos son desvelados mediante la meditación. Platón ya lo expresó certeramente: “La filosofía es un silencioso diálogo del alma entorno al ser”.
6 - El camino ascendente hacia la sabiduría
Probablemente lo explicado hasta aquí sea algo difícil de comprender mediante la “razón”, pero si cree que lo explicado hasta aquí es posible, entonces le invito a la posibilidad de iniciar un camino de sabiduría en la experiencia del Dios interior mediante la meditación. No se trata de un Dios “pensado” o basado en la “fe”, sino experimentado las 24 horas del día cuando el camino espiritual se convierte en un propósito de vida. En ese camino espiritual se hallarán a personas que sentirán sus mismas experiencias y que pueden ser compartidas.
Cuando se abandona a la dualidad como camino existencial basado en un mundo de ilusión, creencias o simple fe, y se reconvierte a uno mismo a la no-dualidad, entonces, se estará en presencia de la divinidad y cada cual será el creador de su propia realidad para alcanzar la libertad y felicidad: el objetivo por antonomasia perseguido por todo ser humano.
7 - El camino descendente: la compasión
Una libertad y una felicidad que solo pueden hallarse cuando coincidan con la libertad y a felicidad de los demás seres humanos a través del amor. Por eso mismo dijo Jesucristo: “Ama a los demás como a ti mismo”. Aquí está el secreto de toda enseñanza referida al misterio de la vida. El espíritu vive en nosotros, se expresa a través de nosotros, y nosotros somos la expresión de su amor divino como unidad. Y ese camino espiritual no se puede alcanzar simplemente con la razón (dualidad entre un sujeto pensante y un Dios pensado), sino con la experiencia de la no-dualidad donde todos somos una expresión del espíritu divino. Se trata de un genuino misticismo vivido conscientemente mediante el amor y desde el silencio, un camino de sabiduría que nos adentra en el misterio de la vida.
8 - La sanación trascendental del ser humano
Aquí acaba esta reflexión. Puede aceptar o rechazar todo lo dicho hasta aquí. Puede incluso investigar, como lo he realizado yo a través de mis diversas publicaciones. Haga lo que haga, será su propio camino hacia Dios o el espíritu. Pero, decida lo que decida, el hecho mismo que lea este artículo ya es de por sí una situación de no-dualidad donde, sencillamente, lo que tenía que ocurrir ha ocurrido, aunque nuestra razón no alcance a escrudiñar la verdad más allá de nuestros sentidos físicos. Y, aunque “los caminos del Señor son inescrutables”, el actual estadio evolutivo de la humanidad permite vislumbrar la integración de la epistemología de lo conmensurable (ciencia) con la hermenéutica de lo inconmensurable (espíritu) mediante una intuición espiritual desde la no-dualidad.
Y dicha síntesis de saberes mediante la intuición espiritual es una apertura, entonces, a la sanación trascendental del ser humano como posibilidad para una educación transracional que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.
BIBLIOGRAFÍA:
Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
NOTA:
(1) Mediante el Principio de sincronicidad, Carl Gustav Jung (1875-1961) intenta dar cuenta de una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera acausal, es decir, que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a la tradicional lógica causa-efecto. Un típico ejemplo de sincronicidad se da cuando una persona constata que una imagen mental suya, netamente subjetiva, es reflejada, sin explicación causal, por un evento material exterior a él. En términos de Jung, sería la concordancia, en el nivel del significado, de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. Por lo tanto, Jung considera que las sincronicidades son “concordancias significativas acausales”.Para él, la sincronicidad es “la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante”. Una experiencia sincrónica suele venir a nuestras vidas cuando menos nos lo esperamos, pero en el momento exacto, cambiando en ocasiones la dirección de nuestras vidas e influyendo en nuestros pensamientos. Pero para ello, tenemos que estar receptivos y atentos al mundo que nos rodea, creando la apertura a esa posibilidad de sincronicidad.
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Este artículo es una SINOPSIS EPISTEMOLÓGICA de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA y está incluido en el PREÁMBULO METODOLÓGICO de la 4ª edición revisada y ampliada de dicha obra.
Este artículo es una reflexión filosófica, y nadie está obligado a creerse lo que escribo a continuación. Este artículo es un resumen de años de investigación y cuyas argumentaciones pueden ser consultadas en mis publicaciones. Sin embargo, voy a tratar de explicar de una forma sencilla la esencia de mis pensamientos acerca de los conceptos “dualidad” y “no-dualidad” para todo aquel que no quiera perderse en lecturas complejas desde un punto de vista argumental.
En la página 38 del prólogo de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA , se halla el esquema epistemológico, el cual ha requerido 710 páginas de profusa argumentación. No obstante, voy a tratar de sintetizar dicha investigación en un lenguaje lo más explícito y sencillo posible. Vamos allá.
1 - Dualidad entre razón y metafísica
Nadie puede poner en duda que el ser humano está dotado de razón y espíritu, excepto los escépticos materialistas científicos quienes niegan a la metafísica misma. La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).
Tradicionalmente, la razón ha sido la herramienta por antonomasia que nos ha permitido conocer el mundo mediante la filosofía y la ciencia. En la razón interviene un sujeto que piensa (yo) en algo pensado (objeto). Es decir, cada vez que surge un pensamiento, se produce un dualismo entre el sujeto que piensa y el objeto pensado. Dicho de otra manera, la razón quiere conocer a la naturaleza (fisiosfera), a la naturaleza biológica (biosfera) así como a la naturaleza humana (noosfera), por no hablar de la teosfera (divinidad). Toda la filosofía occidental está sustentada en el dualismo que divide al ser humano entre ese mundo interior que pregunta y ese otro mundo exterior por conocer.
Por otro lado, tenemos al espíritu. Según las posturas religiosas tanto exotéricas como esotérica, el espíritu (o Dios) es inmanente a la naturaleza, es decir, está presente en toda manifestación física (nuestro planeta, galaxias y el universo en general); también Dios es omnipresente, es decir, está presente entre todos nosotros, pero también ha sido presente en el pasado y, cómo no, lo estará en el futuro. El espíritu es también omnisciente, es decir, está presente en toda inteligencia manifestada y, particularmente, en la humana mediante la razón.
Consecuentemente, el ser humano está dotado por un lado de una razón que divide al mundo en su intento de conocerlo (recuerde: un sujeto que piensa al mundo como objeto), lo cual crea un dualismo. Y por otro lado, todo ser humano tiene acceso al espíritu que mora en el interior de todos nosotros.
2 - El problema epistemológico
El problema desde un punto de vista de la cronología histórica, es que la ciencia se ha adueñado de la razón humana como único método de conocimiento humano buscando hallar la “verdad” en la naturaleza. Y por otro lado, las religiones se han apoderado del espíritu, convirtiendo a Dios en un dogma de fe. Con dicha dicotomía entre razón y espíritu, el ser humano sufre una división ontológica entre lo que piensa (razón) y lo que cree (espíritu divino). Y ahí está el gran problema epistemológico de la filosofía occidental. Analicemos pues esa dicotomía que fragmenta al ser humano.
Cuando alguien piensa en Dios (o espíritu), ¿qué operación está haciendo el pensamiento? El sujeto que piensa en Dios (ya sea creyente o ateo), por el acto mismo de pensar, está convirtiendo a Dios en un objeto pensado, es decir, el pensamiento está haciendo un reduccionismo del espíritu inmanente. Dicho de otro modo, Dios que es inmanente, omnipresente y omnisciente es reconvertido en un objeto de pensamiento y, por tanto, su unicidad subyacente en todos los seres vivos del universo es fragmentada.
¿Cómo es posible pensar a Dios si, el pensamiento, es la manifestación inteligible de Dios mismo? Pensar a Dios implica crear un dualismo mediante el pensamiento, pues Dios es intrínsecamente indivisible ya que todo lo integra, hasta nuestros pensamientos. Incluso la física cuántica apunta a la posibilidad de que todos somos uno y remite, por tanto, a esa unidad divina. Consecuentemente, la ciencia cuántica evidencia el fracaso de la razón humana en su intento de crear un dualismo entre el sujeto que piensa y el espíritu como objeto pensado. En última instancia, la grandeza de la mecánica cuántica es hacer patente la presencia de la conciencia como un observador que “ve” y que no puede manipular al objeto, pues sujeto y objeto son una y la misma cosa: Dios ve a través de nuestra conciencia, Dios y tú sois uno; tú y yo somos uno; todos somos uno.
3 - El misterio de la no-dualidad
Dicha unidad intrínseca donde Dios y el sujeto pensante se reconocen como unidad es conocida como misticismo contemplativo en la filosofía perenne, y cuya máxima devoción es expresada mediante el amor: se trata de una conciencia de unidad desde un estado de no-dualidad. Dicho de otro modo, yo como sujeto pensante ya no divido al espíritu entre un sujeto que piensa y Dios como objeto pensado. Cuando hacemos esa división, estamos creando un dualismo que genera un estado de ilusión al creer erróneamente que nuestra personalidad (lo que pensamos que somos: nuestro ego) puede apoderarse del mundo, y de ahí surge el sufrimiento propugnado por la razón porque nos apartamos de la unidad divina.
El ego, en su ilusión de estar separado del espíritu, vive como en un sueño y se lanza a la conquista del mundo mediante el poder, el dinero, la fama, las posesiones, etcétera y, así, se genera un sufrimiento mediante el apego a los sentidos físicos, lo cual nos aparta del camino de la conciencia de unidad y del amor a nuestros semejantes. Ahí reside todo el misterio de la vida. Un misterio que los materialistas científicos niegan pues niegan la existencia misma del espíritu. Un misterio que los dirigentes de las religiones ocultan a sus fieles ya sea conscientemente con el objetivo de manipularlos, ya sea inconscientemente por ignorancia de las tesis aquí defendidas.
4 - La experiencia mística
Ahora que el misterio ha sido desvelado, ¿cómo debemos enfrentarnos a esa nueva realidad? Lo difícil y más conveniente es dejar de pensar dualmente, es decir, no pensar en el espíritu (o Dios) como algo alejado o ajeno a uno mismo, sino como conciencia de unidad (donde el espíritu y nosotros somos uno). Dicho de otro modo, la experiencia mística (es decir: no-dual) sería la actitud correcta. ¿Y qué compromiso implica ello?
Muchas respuestas acerca de la no-dualidad pueden ser halladas aquí en esta página de la mano de muchos sabios, quienes han experimentado de un modo similar dicho tránsito desde la dualidad a la no-dualidad. No obstante, explicado de un modo sencillo, la no-dualidad implica aceptar a los demás como son, con sus virtudes y sus defectos, implica aceptar que todo lo que ocurre en nuestra vida es una oportunidad para aprender una lección, implica que no debemos forzar las cosas mediante nuestro ego, sino pedir respuestas a nuestras más profundas preguntas y, ello, en una atmósfera sagrada inherentemente asociada a una actitud ética.
5 - La meditación
Cuando aprendamos a vivir en la no-dualidad, entonces, estaremos preparados para vivir en el “no esfuerzo”, es decir, que nos llegarán señales o respuestas a nuestras peticiones, lo que Carl Jung acuño como “sincronicidades” (1), siempre y cuando sintamos al espíritu (o Dios) como algo interno y no como un objeto de nuestro pensamiento. Entonces viene la gran pregunta: ¿qué hacer para vivir acorde al desvelamiento de dicho misterio? La meditación y el silencio interior son el camino.
La meditación es un retiro de la vida exterior hacia el mundo interior, es aislarnos por unos momentos del ajetreo diario para adentrarnos en la contemplación del Ser. Y la práctica de la meditación es un camino espiritual consciente de nuestra unión con el espíritu (o Dios). No se trata de una “reflexión” con Dios, ni un pensamiento sobre Dios, sino sentirse uno con Dios mientras meditamos, es decir, vemos el “rostro” de Dios mediante arquetipos o señales que nos son desvelados mediante la meditación. Platón ya lo expresó certeramente: “La filosofía es un silencioso diálogo del alma entorno al ser”.
6 - El camino ascendente hacia la sabiduría
Probablemente lo explicado hasta aquí sea algo difícil de comprender mediante la “razón”, pero si cree que lo explicado hasta aquí es posible, entonces le invito a la posibilidad de iniciar un camino de sabiduría en la experiencia del Dios interior mediante la meditación. No se trata de un Dios “pensado” o basado en la “fe”, sino experimentado las 24 horas del día cuando el camino espiritual se convierte en un propósito de vida. En ese camino espiritual se hallarán a personas que sentirán sus mismas experiencias y que pueden ser compartidas.
Cuando se abandona a la dualidad como camino existencial basado en un mundo de ilusión, creencias o simple fe, y se reconvierte a uno mismo a la no-dualidad, entonces, se estará en presencia de la divinidad y cada cual será el creador de su propia realidad para alcanzar la libertad y felicidad: el objetivo por antonomasia perseguido por todo ser humano.
7 - El camino descendente: la compasión
Una libertad y una felicidad que solo pueden hallarse cuando coincidan con la libertad y a felicidad de los demás seres humanos a través del amor. Por eso mismo dijo Jesucristo: “Ama a los demás como a ti mismo”. Aquí está el secreto de toda enseñanza referida al misterio de la vida. El espíritu vive en nosotros, se expresa a través de nosotros, y nosotros somos la expresión de su amor divino como unidad. Y ese camino espiritual no se puede alcanzar simplemente con la razón (dualidad entre un sujeto pensante y un Dios pensado), sino con la experiencia de la no-dualidad donde todos somos una expresión del espíritu divino. Se trata de un genuino misticismo vivido conscientemente mediante el amor y desde el silencio, un camino de sabiduría que nos adentra en el misterio de la vida.
8 - La sanación trascendental del ser humano
Aquí acaba esta reflexión. Puede aceptar o rechazar todo lo dicho hasta aquí. Puede incluso investigar, como lo he realizado yo a través de mis diversas publicaciones. Haga lo que haga, será su propio camino hacia Dios o el espíritu. Pero, decida lo que decida, el hecho mismo que lea este artículo ya es de por sí una situación de no-dualidad donde, sencillamente, lo que tenía que ocurrir ha ocurrido, aunque nuestra razón no alcance a escrudiñar la verdad más allá de nuestros sentidos físicos. Y, aunque “los caminos del Señor son inescrutables”, el actual estadio evolutivo de la humanidad permite vislumbrar la integración de la epistemología de lo conmensurable (ciencia) con la hermenéutica de lo inconmensurable (espíritu) mediante una intuición espiritual desde la no-dualidad.
Y dicha síntesis de saberes mediante la intuición espiritual es una apertura, entonces, a la sanación trascendental del ser humano como posibilidad para una educación transracional que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.
BIBLIOGRAFÍA:
Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
NOTA:
(1) Mediante el Principio de sincronicidad, Carl Gustav Jung (1875-1961) intenta dar cuenta de una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera acausal, es decir, que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a la tradicional lógica causa-efecto. Un típico ejemplo de sincronicidad se da cuando una persona constata que una imagen mental suya, netamente subjetiva, es reflejada, sin explicación causal, por un evento material exterior a él. En términos de Jung, sería la concordancia, en el nivel del significado, de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. Por lo tanto, Jung considera que las sincronicidades son “concordancias significativas acausales”.Para él, la sincronicidad es “la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante”. Una experiencia sincrónica suele venir a nuestras vidas cuando menos nos lo esperamos, pero en el momento exacto, cambiando en ocasiones la dirección de nuestras vidas e influyendo en nuestros pensamientos. Pero para ello, tenemos que estar receptivos y atentos al mundo que nos rodea, creando la apertura a esa posibilidad de sincronicidad.
Este artículo está reproducido en el capítulo 1-4 de la tercera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA
Garnier necesitó nueve años de trabajo intensivo, de noches en vela, para obtener la recompensa tan esperada: el Tiempo iba a ser coronado por una teoría universal pudiendo ir más allá de lo imaginable, explicando paradojas, barriendo postulados, dando por fin sólidas certezas científicas a confusas aproximaciones esotéricas o a creencias ancestrales, empíricas, metafísicas o religiosas. En 1998, los experimentos de Saul Perlmutter y Brian Schmidt, por fin le dieron la razón: una energía desconocida fue descubierta en el universo y la observación de la misma permitía decir que representaba el 66,6 % de la energía total. El teorema de Garnier (gravitación 33,3%, antigravitación 66,6 %, equilibrio 0,1%) relacionado con las tres energías de desdoblamiento, fue por fin aceptada. Ciertamente, no fue sencillo que ello fuera aceptado todo de golpe, sobre todo, el hecho de que la información se desplaza más rápido que la velocidad de la luz. Desde Einstein, este era un postulado intocable. En el año 2003, nuevos experimentos científicos, probaban la exactitud de su demostración: la información entre elementos desdoblados, o la energía necesaria para desplazarla, iba mucho más rápida que la luz. Con esta famosa propiedad del tiempo, rigurosamente puesta en evidencia (1), la memorización de futuros potenciales se volvió científicamente posible, lo cual confirmaba la “hyperincursión”-noción todavía demasiado reciente para ser difundida en el amplio público-, del que hablaban los científicos a la cúspide de la investigación en cibernética e informática. La hyperincursión permite anticipar y memorizar un futuro sin vivirlo en el presente.
Entonces, ¿por qué no se serviría el hombre de esa facultad de anticipación? La utilizamos de continuo sin saberlo, pero tan mal que cansamos nuestro organismo y enfermamos. Este principio universal que nos hace vivir en el futuro antes de tomar acción en el presente es verdaderamente imprescindible y fundamental. Es innato en todos los seres vivos: un animal no reflexiona para sobrevivir, sus instintos naturales le mantienen con vida. La ley del desdoblamiento del tiempo, nos dice Garnier, era ya conocida al principio de nuestra era, puesto que San Juan, en el Apocalipsis, hablaba de ello sin ningún misterio: “Yo soy el Alfa y el Omega, dice el señor Dios, Él es, Él era, y Él vendrá”. Bien conocida antiguamente, esta idea del pasado, presente y futuro sigue siendo una definición perfecta del desdoblamiento de los tiempos. También Platón, como los Egipcios, enseñaban la división de un Creador Único por desdoblamiento de los tiempos: “Yo soy el Ayer y yo conozco el Mañana”… “El ayer me dio la luz, he aquí que yo creo los Mañanas”. Algunos pueblos africanos también hablan de su “doble”, como los chamanes de América del Norte, o los “bushmen” de Namibia, y los aborígenes australianos utilizan su “imagen” para viajar en los sueños.
NOTA (1):
La teoría del desdoblamiento de Jean-Pierre Garnier Malet ha sido publicada en cuatro artículos científicos sucesivos bajo arbitraje científico internacional:
1 - J.P. Garnier-Malet, 1998, Modelling and Computing of Anticipatory System: Application to the Solar System, International Journal of Computing Anticipatory Systems. Vol 2. 132-156, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
2 - J.P. Garnier-Malet, 1999, Geometrical Model of Anticipatory Embedded Systems, International Journal of Computing Anticipatory Systems. Vol 3. 143-159, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
3 - J.P. Garnier-Malet, 2000, The Doubling Theory, International Journal of Computing Anticipatory Systems Vol 5. 39-62, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
4 - J.P. Garnier-Malet, 2001, The Three Time Flows of Any Quantum or Cosmic Particle, International Journal of Computing Anticipatory Systems Vol 10. 311-321, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium
Le siguieron tres publicaciones científicas sobre las aplicaciones de la teoría del desdoblamiento:
5 - J.P. Garnier Malet and al., 2002, The Doubling Theory Can Explain Homeopathy, International Journal of Computing Anticipatory Systems, Ed. By D.M.Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
6 - J.P. Garnier Malet and al., 2003, The Relativistic Correction According to the Doubling Theory, Physical Interpretation of Relativity Theory (PIRT VIII) Ed. Michael C. Duffy, University of Sunderland, London.
7 - J.P. Garnier Malet and al., 2003 The Explanation of the E.P.R. Oaradox and the Big Bang, According to the Doubling Theory, Physical Interpretation of Relativity Theory (PIRT IX) Ed. Michael C. Duffy, University of Sunderland, London.7.
En el 2006, escribe un artículo detallado sobre cómo su teoría explica los nuevos planetas (o planetoides) descubiertos recientemente en nuestro sistema solar, más allá de Plutón.
8 - J.P. Garnier Malet, 2007, The Doubling Theory Corrects The Titius Bode Law and Compute the Fine Structure Constant in The Solar System, American Institute of Physics, Melville, New York.
Un resumen en francés de las cuatro primeras publicaciones puede consultarse en la página www.garnier-malet.com
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Garnier necesitó nueve años de trabajo intensivo, de noches en vela, para obtener la recompensa tan esperada: el Tiempo iba a ser coronado por una teoría universal pudiendo ir más allá de lo imaginable, explicando paradojas, barriendo postulados, dando por fin sólidas certezas científicas a confusas aproximaciones esotéricas o a creencias ancestrales, empíricas, metafísicas o religiosas. En 1998, los experimentos de Saul Perlmutter y Brian Schmidt, por fin le dieron la razón: una energía desconocida fue descubierta en el universo y la observación de la misma permitía decir que representaba el 66,6 % de la energía total. El teorema de Garnier (gravitación 33,3%, antigravitación 66,6 %, equilibrio 0,1%) relacionado con las tres energías de desdoblamiento, fue por fin aceptada. Ciertamente, no fue sencillo que ello fuera aceptado todo de golpe, sobre todo, el hecho de que la información se desplaza más rápido que la velocidad de la luz. Desde Einstein, este era un postulado intocable. En el año 2003, nuevos experimentos científicos, probaban la exactitud de su demostración: la información entre elementos desdoblados, o la energía necesaria para desplazarla, iba mucho más rápida que la luz. Con esta famosa propiedad del tiempo, rigurosamente puesta en evidencia (1), la memorización de futuros potenciales se volvió científicamente posible, lo cual confirmaba la “hyperincursión”-noción todavía demasiado reciente para ser difundida en el amplio público-, del que hablaban los científicos a la cúspide de la investigación en cibernética e informática. La hyperincursión permite anticipar y memorizar un futuro sin vivirlo en el presente.
Entonces, ¿por qué no se serviría el hombre de esa facultad de anticipación? La utilizamos de continuo sin saberlo, pero tan mal que cansamos nuestro organismo y enfermamos. Este principio universal que nos hace vivir en el futuro antes de tomar acción en el presente es verdaderamente imprescindible y fundamental. Es innato en todos los seres vivos: un animal no reflexiona para sobrevivir, sus instintos naturales le mantienen con vida. La ley del desdoblamiento del tiempo, nos dice Garnier, era ya conocida al principio de nuestra era, puesto que San Juan, en el Apocalipsis, hablaba de ello sin ningún misterio: “Yo soy el Alfa y el Omega, dice el señor Dios, Él es, Él era, y Él vendrá”. Bien conocida antiguamente, esta idea del pasado, presente y futuro sigue siendo una definición perfecta del desdoblamiento de los tiempos. También Platón, como los Egipcios, enseñaban la división de un Creador Único por desdoblamiento de los tiempos: “Yo soy el Ayer y yo conozco el Mañana”… “El ayer me dio la luz, he aquí que yo creo los Mañanas”. Algunos pueblos africanos también hablan de su “doble”, como los chamanes de América del Norte, o los “bushmen” de Namibia, y los aborígenes australianos utilizan su “imagen” para viajar en los sueños.
NOTA (1):
La teoría del desdoblamiento de Jean-Pierre Garnier Malet ha sido publicada en cuatro artículos científicos sucesivos bajo arbitraje científico internacional:
1 - J.P. Garnier-Malet, 1998, Modelling and Computing of Anticipatory System: Application to the Solar System, International Journal of Computing Anticipatory Systems. Vol 2. 132-156, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
2 - J.P. Garnier-Malet, 1999, Geometrical Model of Anticipatory Embedded Systems, International Journal of Computing Anticipatory Systems. Vol 3. 143-159, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
3 - J.P. Garnier-Malet, 2000, The Doubling Theory, International Journal of Computing Anticipatory Systems Vol 5. 39-62, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
4 - J.P. Garnier-Malet, 2001, The Three Time Flows of Any Quantum or Cosmic Particle, International Journal of Computing Anticipatory Systems Vol 10. 311-321, Ed. by D.M. Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium
Le siguieron tres publicaciones científicas sobre las aplicaciones de la teoría del desdoblamiento:
5 - J.P. Garnier Malet and al., 2002, The Doubling Theory Can Explain Homeopathy, International Journal of Computing Anticipatory Systems, Ed. By D.M.Dubois, Publ. By CHAOS, Liège-Belgium.
6 - J.P. Garnier Malet and al., 2003, The Relativistic Correction According to the Doubling Theory, Physical Interpretation of Relativity Theory (PIRT VIII) Ed. Michael C. Duffy, University of Sunderland, London.
7 - J.P. Garnier Malet and al., 2003 The Explanation of the E.P.R. Oaradox and the Big Bang, According to the Doubling Theory, Physical Interpretation of Relativity Theory (PIRT IX) Ed. Michael C. Duffy, University of Sunderland, London.7.
En el 2006, escribe un artículo detallado sobre cómo su teoría explica los nuevos planetas (o planetoides) descubiertos recientemente en nuestro sistema solar, más allá de Plutón.
8 - J.P. Garnier Malet, 2007, The Doubling Theory Corrects The Titius Bode Law and Compute the Fine Structure Constant in The Solar System, American Institute of Physics, Melville, New York.
Un resumen en francés de las cuatro primeras publicaciones puede consultarse en la página www.garnier-malet.com
1 - La sociedad de la ignorancia
El texto siguiente es una reproducción de la nota número 19 de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.)
En este ensayo, el lector podrá apreciar que, en reiteradas ocasiones, aludiré a La sociedad de la ignorancia. No debe interpretarse dicha alusión en un sentido peyorativo hacia mis coetáneos, o como una postura de soberbia de quien escribe esto, sino más bien, como un pensamiento crítico, tomando prestada la expresión de los autores intelectuales (Mayos, Brey, Campàs, Innerarity, Ruiz y Subirats) de la obra con el mismo título: La sociedad de la ignorancia.
En el prólogo de dicha obra, se justifica ya plenamente el por qué dicho título: por paradójico que resulte, la potente y exitosa sociedad del conocimiento que están construyendo las avanzadas sociedades postindustriales conlleva un riesgo creciente de incultura. En términos cuantitativos, ningún individuo puede competir con el ritmo hiperbólico actual en la producción de información, pues esa producción crece exponencialmente gracias a que -como nunca antes- es una labor colectiva potenciada porque estamos continuamente entrelazados mediante Internet, lo cual excede a la capacidad de los individuos para procesar dicha información.
Así, cada vez más individuos tienden a percibir tras la sociedad del conocimiento la sombra amenazante de una “sociedad de la incultura” que les condena a una inevitable obsolescencia cognitiva. Cualquier solución o enmienda, dicen los autores, que nos planteemos pasa por entender a fondo el vínculo radical que existe entre la sociedad del conocimiento y los “nuevos analfabetos”, es decir, los nuevos tipos de ignorantes, incultos y marginados. Por desgracia, ni en Internet ni en la sociedad del conocimiento se asegura la visibilidad a quien tenga algo que decir o un conocimiento valiosos que aportar. ¿Quién es hoy el genio o el sabio que no necesita especializarse con todo el saber colectivo que generamos o, simplemente, dispone de una amplia y suficiente “cultura general”?
Como respuesta, se dice, de un modo un tanto irónico, que los “filósofos”. ¿Está aumentando de manera inevitable y acelerada la distancia entre lo que los individuos -cada uno de nosotros- puede conocer o controlar con un mínimo de solvencia crítica y el conocimiento que produce la humanidad en su conjunto? Por todo ello, orientarse con criterio y sentido personal dentro de la cultura o conocimiento colectivos resulta cada vez más difícil, costoso y problemático (tal es el objetivo pretendido por este ensayo: ofrecer un mapa epistemológico con una finalidad pedagógica, como está reproducido esquemáticamente en el prólogo).
Los autores de La sociedad de la ignorancia sostienen que la obsolescencia cognitiva que el crecimiento exponencial del conocimiento disponible ha producido en los individuos no amenaza tanto su campo profesional y especializado, sino sobre todo las coordenadas generales que estos precisan para decidir de manera democrática y con conocimiento de causa sobre los procesos crecientemente complejos que configuran la vida humana actual. Por eso, la otra cara de la sociedad del conocimiento es, sobre todo, la “sociedad de la incultura” y “de la ignorancia” (de ahí la imperiosa necesidad de reivindicar a la filosofía como baluarte para dar un sentido a la vida, y a La educación cuántica como su pedagógica función).
Concluyen estos autores de que el poder y el dominio también acechan, ocultas tras Internet y la “sociedad del conocimiento” (prueba de ello son las escuchas ilegales a escala mundial realizadas por la NSA estadounidense). Para minimizar esos riesgos y poder “empoderarnos”democráticamente en esas nuevas posibilidades, todos tenemos que estar vigilantes, atentos y decididos a ejercer nuestros derechos ciudadanos (como se verá en este ensayo, la filosofía de la mente propuesta aboga por el empoderamiento “consciente” de la consciencia, un “ despertar de la conciencia” que ya Platón anticipó en su Mito de la Caverna).
2 - Las repercusiones epistemológicas de La sociedad de la ignorancia
El texto siguiente es una reproducción del capítulo 5-3 de la primera parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.)
Las consecuencias de La sociedad de la ignorancia son visibles en este decadente sistema capitalista de producción: predomina un egoísmo propulsor del infinito crecimiento en un planeta finito, lo cual invita al decrecimiento (Latouche, 2011) ya que plantea graves consecuencias humanas en la globalización en la que se halla inmersa este mundo (Bauman, 2003); también la libertad de los mercados está por encima de la de las personas; sin olvidar el acopio del conocimiento científico para el belicismo y la manipulación de la humanidad por una minoría de peligrosos psicópatas que gobiernan en la sombra (Estulin, 2007) (1) . Vuelvo a insistir, nos hallamos antes un caos civilizatorio en toda regla, principalmente, porque todavía no se ha logrado la integración de esos tres mundos diferenciados por Kant: ciencia, ego y moralidad.
La ciencia es usada servil y criminalmente por los poderes fácticos; el ego está sodomizado por el sistema capitalista; y la moralidad social está supeditada a los dogmas religiosos y a la oligarquía plutocrática. Kant (2007) fue consciente de los riesgos de la diferenciación entre la ciencia, el ego y la moralidad, y así lo expresó en su ensayo ¿Qué es la ilustración? La integración de esos tres mundos -ciencia, ego y moralidad-, sin lugar a dudas, se vislumbra como posible gracias al movimiento “transpersonal” surgido como “cuarta fuerza” de la psicología: tiene como objetivo integrar la racionalidad con la espiritualidad. Este racionalismo espiritual ha sido conceptuado en un magistral sistema de pensamiento por Ken Wilber (2005) mediante su obra cumbre Sexo, Ecología, Espiritualidad, erguido así este pensador como el representante más emblemático de la filosofía transpersonal y psicología transpersonal.
Siguiendo la estela de Wilber, mi obra Pensar en ser libre, de la filosofía tradicional a la filosofía transpersonal es una humilde revisión de la historia del pensamiento al propugnar que el “movimiento transpersonal” debe ser rehabilitado históricamente más allá del misticismo cuántico, término acuñado peyorativamente por los caducos materialistas científicos. Evidencio en dicha obra que el pasado pertenece a la razón individualista, pero el futuro pertenece al espíritu colectivo. Así, esa razón egocéntrica, muy a su pesar, se está retorciendo de dolor (Jara, 2007), un daño causado por el hombre al hombre, todo un contra sentido holístico de la naturaleza. Así, el giro natural, nunca mejor dicho, es que el genuino cogito cartesiano se auxilie con el espíritu kantiano mediante su imperativo categórico, lo que perennemente se ha conocido como amor. Lo que viene a decir la historia es que no se puede vivir sin amor (Hüther, 2015), porque es la más alta motivación que nos alienta a vivir, una cuestión ahora reconocida y evidenciada desde la neurobiología y la sociobiología (2) . ¿Acaso no hacemos lo que hacemos por amor a nuestros seres queridos? Pero ese amor ha sido también desahuciado del corazón de las personas por el perverso sistema capitalista que pone todo en venta, hasta nuestras emociones y nuestros sentimientos, anulando incluso nuestra voluntad sobre nuestros actos y pensamientos, convirtiéndonos entonces en autómatas productores de bienes de consumo para la exclusiva satisfacción del ego, descuidando así plenamente al espíritu. Desolador pensamiento occidental.
NOTAS:
(1) Los señores de las sombras (Estulin, 2007) es una investigación que pone al descubierto los vínculos entre los gobiernos, Servicios de Inteligencia, traficantes de drogas, terroristas internacionales y grandes empresas petroleras. Descubre toda la verdad sobre: El asesinato con polonio del ex espía ruso Alexander Litvinenko. El beneficio que, protegidos por la CIA, obtienen del negocio mundial de la droga las grandes corporaciones y los bancos occidentales. Cómo Roman Abramovich, actual propietario del Chelsea F. C., y Boris Berezovsky, el mayor oligarca de Rusia, robaron más de 2.800 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional. Cómo las ONG están expoliando Darfur (Sudán) con la ayuda de las grandes multinacionales, que quieren hacerse con los yacimientos petrolíferos de todo el país. La estrecha relación de Victor Bout, el mayor traficante de armas del mundo, y el gobierno de George W. Bush. Cómo el fundamentalismo cristiano estadounidense está relacionado con Al Qaeda y el tráfico de drogas en Afganistán. La relación de la Hermandad Musulmana -que mantiene fuertes vínculos con la Casa Blanca- con los atentados del 11 de marzo en Madrid.
(2) El darwinismo y la teoría de la evolución y la selección natural se han convertido en pilares de la biología moderna. Gracias a ellos entendemos un poco mejor cómo se ha desarrollado la vida en sus múltiples manifestaciones. Sin embargo, cuando hablamos de animales superiores, como el ser humano, no todo parece justificarse a través de un naturalismo simple. Gerald Hüther (2015), neurobiólogo y autor de La evolución del amor, afirma que hay que tener en cuenta también otro ingrediente crucial, que afecta a hacia dónde se dirige nuestra especie y por dónde ha transcurrido hasta la fecha. Ese ingrediente, para este prestigioso científico, es el amor.
Hüther considera que el amor, como manifestación biológica, resulta crucial para explicar la historia de la evolución humana reciente, como elemento de cohesión personal, de garantía de la unión en una pareja o de cooperación en un grupo social. Sin el amor, un fenómeno creado por la propia evolución, la intrincada red de enlaces familiares que se han venido sucediendo a lo largo de la historia sería muy diferente, y distintos también, con seguridad, los rumbos seguidos por nuestra especie. Gracia a él, no solo tienen valor los genes egoístas, o la supervivencia del más fuerte, sino también la capacidad de elección de pareja por motivos distintos a la simple atracción física o el instinto reproductor.
En esta obra, el también catedrático de ciencias naturales y doctor en medicina reflexiona sobre el concepto del amor y sus raíces biológicas, así como las consecuencias de su existencia. Puede decirse que nuestra comprensión del amor ha evolucionado con los tiempos, pero que a pesar del surgimiento de la razón y del pensamiento crítico, este sentimiento sigue siendo importante por su influencia en el futuro de la especie.
Hüther nos cuenta como, con el auge del naturalismo y la ilustración, Darwin y otros científicos tuvieron que convivir con los nuevos descubrimientos y con conceptos ya caducos, como las explicaciones de la religión sobre el origen del hombre. Pero a pesar de la llegada de la razón en este campo, aún costaba explicar el papel que tenía en todo ello el amor. Así, del darwinismo más descarnado, se pasó al darwinismo social, y posteriormente al determinismo del comportamiento. Finalmente, la sociobiología se apoderó de la escena.
Para Hüther, el amor también es la fuente de nuestra creatividad, no solo en el caso de músicos y artistas; también lo es para muchos grandes políticos y científicos. Es la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales. Por el contrario, el estrés, la presión y la ansiedad no resultan del amor, sino de la competencia, que es la fuerza motora de la especialización, no de la creatividad. Según Hüther, todos somos “hijos del amor”, aunque a veces lo olvidamos porque la competencia y la guerra han impulsado grandes invenciones. Sin embargo, lo que nos une y lo que nos mantiene unidos a la naturaleza y a los demás es el amor, pese a la competencia.
Así, el amor es nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta. Estamos a punto de agotar nuestros propios recursos naturales, al explotarlos y contaminarlos, porque competimos entre nosotros, como individuos y como naciones. La única fuerza que puede vencer esta competencia autodestructiva es el amor, o si prefieres un término más cognitivo, el compromiso de equipo y la creatividad participativa. El amor es la fuente de logros evolutivos fundamentales. La selección sexual, es decir, la elección de pareja basada en un sentimiento que llamamos amor, provocó el moldeado de nuestros cuerpos en función de las preferencias y gustos de la pareja. Además, el amor paternal permitió fomentar las capacidades de nuestros hijos. Sin el cariño no seríamos capaces de dedicarnos a los demás y comprometernos. Tampoco podríamos alentarnos e inspirarnos los unos a los otros.
Para Hüther, es evidente de que para sacar provecho de nuestro potencial tenemos que encontrarnos los unos con los otros como sujetos en lugar de tratarnos como objetos. Solo la gente “amorosa” es capaz de tratar a los demás como sujetos. Pero, en la actualidad, nuestra cultura favorece a aquellos que usan y manipulan a los demás para lograr sus propósitos. A menos que este tipo de relaciones interpersonales y culturales desarrolladas a lo largo de la historia se supere, no seremos capaces de resolver ninguno de los problemas a los que nos enfrentamos ahora. La lucha por el poder y la dominación es la verdadera causa de todos nuestros problemas.
Ya es posible pues afirmar que el papel del amor es tan importante en el devenir de nuestra especie como puedan serlo otros factores biológicos. En este libro encontraremos los argumentos que lo confirman.
BIBLIOGRAFÍA:
Bauman, Zygmunt. La globalización: consecuencias humanas. México: Fondo de Cultura Económica de España, 2003.
Estulin, Daniel. Los señores de las sombras. Madrid: Del Bronce, 2007.
Hüther, Gerald. La evolución del amor. Barcelona: Plataforma, 2015.
Jara, Miguel. Conspiraciones tóxicas. Cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales. Barcelona: Martinez Roca, 2007.
Kant, Inmanuel. ¿Qué es la ilustración? Madrid: Alianza, 2007.
Latouche, Serge. La hora del decrecimiento. Barcelona: Octaedro, 2011.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005.
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El texto siguiente es una reproducción de la nota número 19 de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.)
En este ensayo, el lector podrá apreciar que, en reiteradas ocasiones, aludiré a La sociedad de la ignorancia. No debe interpretarse dicha alusión en un sentido peyorativo hacia mis coetáneos, o como una postura de soberbia de quien escribe esto, sino más bien, como un pensamiento crítico, tomando prestada la expresión de los autores intelectuales (Mayos, Brey, Campàs, Innerarity, Ruiz y Subirats) de la obra con el mismo título: La sociedad de la ignorancia.
En el prólogo de dicha obra, se justifica ya plenamente el por qué dicho título: por paradójico que resulte, la potente y exitosa sociedad del conocimiento que están construyendo las avanzadas sociedades postindustriales conlleva un riesgo creciente de incultura. En términos cuantitativos, ningún individuo puede competir con el ritmo hiperbólico actual en la producción de información, pues esa producción crece exponencialmente gracias a que -como nunca antes- es una labor colectiva potenciada porque estamos continuamente entrelazados mediante Internet, lo cual excede a la capacidad de los individuos para procesar dicha información.
Así, cada vez más individuos tienden a percibir tras la sociedad del conocimiento la sombra amenazante de una “sociedad de la incultura” que les condena a una inevitable obsolescencia cognitiva. Cualquier solución o enmienda, dicen los autores, que nos planteemos pasa por entender a fondo el vínculo radical que existe entre la sociedad del conocimiento y los “nuevos analfabetos”, es decir, los nuevos tipos de ignorantes, incultos y marginados. Por desgracia, ni en Internet ni en la sociedad del conocimiento se asegura la visibilidad a quien tenga algo que decir o un conocimiento valiosos que aportar. ¿Quién es hoy el genio o el sabio que no necesita especializarse con todo el saber colectivo que generamos o, simplemente, dispone de una amplia y suficiente “cultura general”?
Como respuesta, se dice, de un modo un tanto irónico, que los “filósofos”. ¿Está aumentando de manera inevitable y acelerada la distancia entre lo que los individuos -cada uno de nosotros- puede conocer o controlar con un mínimo de solvencia crítica y el conocimiento que produce la humanidad en su conjunto? Por todo ello, orientarse con criterio y sentido personal dentro de la cultura o conocimiento colectivos resulta cada vez más difícil, costoso y problemático (tal es el objetivo pretendido por este ensayo: ofrecer un mapa epistemológico con una finalidad pedagógica, como está reproducido esquemáticamente en el prólogo).
Los autores de La sociedad de la ignorancia sostienen que la obsolescencia cognitiva que el crecimiento exponencial del conocimiento disponible ha producido en los individuos no amenaza tanto su campo profesional y especializado, sino sobre todo las coordenadas generales que estos precisan para decidir de manera democrática y con conocimiento de causa sobre los procesos crecientemente complejos que configuran la vida humana actual. Por eso, la otra cara de la sociedad del conocimiento es, sobre todo, la “sociedad de la incultura” y “de la ignorancia” (de ahí la imperiosa necesidad de reivindicar a la filosofía como baluarte para dar un sentido a la vida, y a La educación cuántica como su pedagógica función).
Concluyen estos autores de que el poder y el dominio también acechan, ocultas tras Internet y la “sociedad del conocimiento” (prueba de ello son las escuchas ilegales a escala mundial realizadas por la NSA estadounidense). Para minimizar esos riesgos y poder “empoderarnos”democráticamente en esas nuevas posibilidades, todos tenemos que estar vigilantes, atentos y decididos a ejercer nuestros derechos ciudadanos (como se verá en este ensayo, la filosofía de la mente propuesta aboga por el empoderamiento “consciente” de la consciencia, un “ despertar de la conciencia” que ya Platón anticipó en su Mito de la Caverna).
2 - Las repercusiones epistemológicas de La sociedad de la ignorancia
El texto siguiente es una reproducción del capítulo 5-3 de la primera parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.)
Las consecuencias de La sociedad de la ignorancia son visibles en este decadente sistema capitalista de producción: predomina un egoísmo propulsor del infinito crecimiento en un planeta finito, lo cual invita al decrecimiento (Latouche, 2011) ya que plantea graves consecuencias humanas en la globalización en la que se halla inmersa este mundo (Bauman, 2003); también la libertad de los mercados está por encima de la de las personas; sin olvidar el acopio del conocimiento científico para el belicismo y la manipulación de la humanidad por una minoría de peligrosos psicópatas que gobiernan en la sombra (Estulin, 2007) (1) . Vuelvo a insistir, nos hallamos antes un caos civilizatorio en toda regla, principalmente, porque todavía no se ha logrado la integración de esos tres mundos diferenciados por Kant: ciencia, ego y moralidad.
La ciencia es usada servil y criminalmente por los poderes fácticos; el ego está sodomizado por el sistema capitalista; y la moralidad social está supeditada a los dogmas religiosos y a la oligarquía plutocrática. Kant (2007) fue consciente de los riesgos de la diferenciación entre la ciencia, el ego y la moralidad, y así lo expresó en su ensayo ¿Qué es la ilustración? La integración de esos tres mundos -ciencia, ego y moralidad-, sin lugar a dudas, se vislumbra como posible gracias al movimiento “transpersonal” surgido como “cuarta fuerza” de la psicología: tiene como objetivo integrar la racionalidad con la espiritualidad. Este racionalismo espiritual ha sido conceptuado en un magistral sistema de pensamiento por Ken Wilber (2005) mediante su obra cumbre Sexo, Ecología, Espiritualidad, erguido así este pensador como el representante más emblemático de la filosofía transpersonal y psicología transpersonal.
Siguiendo la estela de Wilber, mi obra Pensar en ser libre, de la filosofía tradicional a la filosofía transpersonal es una humilde revisión de la historia del pensamiento al propugnar que el “movimiento transpersonal” debe ser rehabilitado históricamente más allá del misticismo cuántico, término acuñado peyorativamente por los caducos materialistas científicos. Evidencio en dicha obra que el pasado pertenece a la razón individualista, pero el futuro pertenece al espíritu colectivo. Así, esa razón egocéntrica, muy a su pesar, se está retorciendo de dolor (Jara, 2007), un daño causado por el hombre al hombre, todo un contra sentido holístico de la naturaleza. Así, el giro natural, nunca mejor dicho, es que el genuino cogito cartesiano se auxilie con el espíritu kantiano mediante su imperativo categórico, lo que perennemente se ha conocido como amor. Lo que viene a decir la historia es que no se puede vivir sin amor (Hüther, 2015), porque es la más alta motivación que nos alienta a vivir, una cuestión ahora reconocida y evidenciada desde la neurobiología y la sociobiología (2) . ¿Acaso no hacemos lo que hacemos por amor a nuestros seres queridos? Pero ese amor ha sido también desahuciado del corazón de las personas por el perverso sistema capitalista que pone todo en venta, hasta nuestras emociones y nuestros sentimientos, anulando incluso nuestra voluntad sobre nuestros actos y pensamientos, convirtiéndonos entonces en autómatas productores de bienes de consumo para la exclusiva satisfacción del ego, descuidando así plenamente al espíritu. Desolador pensamiento occidental.
NOTAS:
(1) Los señores de las sombras (Estulin, 2007) es una investigación que pone al descubierto los vínculos entre los gobiernos, Servicios de Inteligencia, traficantes de drogas, terroristas internacionales y grandes empresas petroleras. Descubre toda la verdad sobre: El asesinato con polonio del ex espía ruso Alexander Litvinenko. El beneficio que, protegidos por la CIA, obtienen del negocio mundial de la droga las grandes corporaciones y los bancos occidentales. Cómo Roman Abramovich, actual propietario del Chelsea F. C., y Boris Berezovsky, el mayor oligarca de Rusia, robaron más de 2.800 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional. Cómo las ONG están expoliando Darfur (Sudán) con la ayuda de las grandes multinacionales, que quieren hacerse con los yacimientos petrolíferos de todo el país. La estrecha relación de Victor Bout, el mayor traficante de armas del mundo, y el gobierno de George W. Bush. Cómo el fundamentalismo cristiano estadounidense está relacionado con Al Qaeda y el tráfico de drogas en Afganistán. La relación de la Hermandad Musulmana -que mantiene fuertes vínculos con la Casa Blanca- con los atentados del 11 de marzo en Madrid.
(2) El darwinismo y la teoría de la evolución y la selección natural se han convertido en pilares de la biología moderna. Gracias a ellos entendemos un poco mejor cómo se ha desarrollado la vida en sus múltiples manifestaciones. Sin embargo, cuando hablamos de animales superiores, como el ser humano, no todo parece justificarse a través de un naturalismo simple. Gerald Hüther (2015), neurobiólogo y autor de La evolución del amor, afirma que hay que tener en cuenta también otro ingrediente crucial, que afecta a hacia dónde se dirige nuestra especie y por dónde ha transcurrido hasta la fecha. Ese ingrediente, para este prestigioso científico, es el amor.
Hüther considera que el amor, como manifestación biológica, resulta crucial para explicar la historia de la evolución humana reciente, como elemento de cohesión personal, de garantía de la unión en una pareja o de cooperación en un grupo social. Sin el amor, un fenómeno creado por la propia evolución, la intrincada red de enlaces familiares que se han venido sucediendo a lo largo de la historia sería muy diferente, y distintos también, con seguridad, los rumbos seguidos por nuestra especie. Gracia a él, no solo tienen valor los genes egoístas, o la supervivencia del más fuerte, sino también la capacidad de elección de pareja por motivos distintos a la simple atracción física o el instinto reproductor.
En esta obra, el también catedrático de ciencias naturales y doctor en medicina reflexiona sobre el concepto del amor y sus raíces biológicas, así como las consecuencias de su existencia. Puede decirse que nuestra comprensión del amor ha evolucionado con los tiempos, pero que a pesar del surgimiento de la razón y del pensamiento crítico, este sentimiento sigue siendo importante por su influencia en el futuro de la especie.
Hüther nos cuenta como, con el auge del naturalismo y la ilustración, Darwin y otros científicos tuvieron que convivir con los nuevos descubrimientos y con conceptos ya caducos, como las explicaciones de la religión sobre el origen del hombre. Pero a pesar de la llegada de la razón en este campo, aún costaba explicar el papel que tenía en todo ello el amor. Así, del darwinismo más descarnado, se pasó al darwinismo social, y posteriormente al determinismo del comportamiento. Finalmente, la sociobiología se apoderó de la escena.
Para Hüther, el amor también es la fuente de nuestra creatividad, no solo en el caso de músicos y artistas; también lo es para muchos grandes políticos y científicos. Es la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales. Por el contrario, el estrés, la presión y la ansiedad no resultan del amor, sino de la competencia, que es la fuerza motora de la especialización, no de la creatividad. Según Hüther, todos somos “hijos del amor”, aunque a veces lo olvidamos porque la competencia y la guerra han impulsado grandes invenciones. Sin embargo, lo que nos une y lo que nos mantiene unidos a la naturaleza y a los demás es el amor, pese a la competencia.
Así, el amor es nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta. Estamos a punto de agotar nuestros propios recursos naturales, al explotarlos y contaminarlos, porque competimos entre nosotros, como individuos y como naciones. La única fuerza que puede vencer esta competencia autodestructiva es el amor, o si prefieres un término más cognitivo, el compromiso de equipo y la creatividad participativa. El amor es la fuente de logros evolutivos fundamentales. La selección sexual, es decir, la elección de pareja basada en un sentimiento que llamamos amor, provocó el moldeado de nuestros cuerpos en función de las preferencias y gustos de la pareja. Además, el amor paternal permitió fomentar las capacidades de nuestros hijos. Sin el cariño no seríamos capaces de dedicarnos a los demás y comprometernos. Tampoco podríamos alentarnos e inspirarnos los unos a los otros.
Para Hüther, es evidente de que para sacar provecho de nuestro potencial tenemos que encontrarnos los unos con los otros como sujetos en lugar de tratarnos como objetos. Solo la gente “amorosa” es capaz de tratar a los demás como sujetos. Pero, en la actualidad, nuestra cultura favorece a aquellos que usan y manipulan a los demás para lograr sus propósitos. A menos que este tipo de relaciones interpersonales y culturales desarrolladas a lo largo de la historia se supere, no seremos capaces de resolver ninguno de los problemas a los que nos enfrentamos ahora. La lucha por el poder y la dominación es la verdadera causa de todos nuestros problemas.
Ya es posible pues afirmar que el papel del amor es tan importante en el devenir de nuestra especie como puedan serlo otros factores biológicos. En este libro encontraremos los argumentos que lo confirman.
BIBLIOGRAFÍA:
Bauman, Zygmunt. La globalización: consecuencias humanas. México: Fondo de Cultura Económica de España, 2003.
Estulin, Daniel. Los señores de las sombras. Madrid: Del Bronce, 2007.
Hüther, Gerald. La evolución del amor. Barcelona: Plataforma, 2015.
Jara, Miguel. Conspiraciones tóxicas. Cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales. Barcelona: Martinez Roca, 2007.
Kant, Inmanuel. ¿Qué es la ilustración? Madrid: Alianza, 2007.
Latouche, Serge. La hora del decrecimiento. Barcelona: Octaedro, 2011.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005.
Este artículo está reproducido como nota número 2 en la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Para el pensador universalista francés Edgar Morin, “pensamiento complejo” es cuando se trata de construir un método nuevo sobre la base de las ideas complejas que emanan de las ciencias y su conjugación con el pensamiento humanista, político, social y filosófico. También se utiliza pensamiento complejo en un sentido más estrecho, para designar a los estudios científicos que intentan explicar las dinámicas complejas de los objetos en estudio, sin extraer de ello consecuencias cosmovisivas o metodológicas más generales. Edgar Morin ha denominado esta postura complejidad restringida, para diferenciarla de aquella más amplia y humanista que sostiene, donde lo define como un método de pensamiento nuevo, válido para comprender la naturaleza, la sociedad, reorganizar la vida humana, y para buscar soluciones a las crisis de la humanidad contemporánea. La evolución de las ideas complejas en el siglo XX puede caracterizarse en tres grandes momentos. El primero, en los sesenta, donde se trabaja en varios campos científicos sin que trasciendan los nuevos desarrollos conceptuales más a allá de áreas muy específicas. Entre los setentas y ochentas, se produce una mayor socialización de las ideas complejas entre diversos campos disciplinarios. Finalmente en los noventas, se produce un boom mediático que colocó la complejidad y lo complejo en documentales científicos, revistas de divulgación y la prensa.
En el artículo científico titulado El paradigma complejo. Un cadáver exquisito, publicado en Cinta de Moebio (septiembre del 2002), una revista de epistemología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, se propone una sistematización de las bases conceptuales del Paradigma o Pensamiento Complejo. Se revisan sus supuestos fundamentales y se ejemplifican algunos aportes en las ciencias sociales. Para los propósitos de este trabajo, cito las conclusiones de dicha investigación:
“La aproximación reseñada sugiere algunas reflexiones y nuevas preguntas para continuar el flujo indeterminado y entrelazado del conocimiento. En primer lugar, en autores como Sheldrake (resonancia mórfica), Thom (Catástrofe) y otros, se percibe un apego a formas de validación: experimentos, generalización, leyes implícitas, correspondientes al paradigma cartesiano-newtoniano, lo que resulta comprensible pues se encuentran entre los precursores de esta ruptura epistémica y en consecuencia, representan el pensamiento intermedio de la transición paradigmática”.
“Por otra parte, la excesiva generalización y vulgarización de términos y conceptos que a una velocidad inimaginada se transfieren a disciplinas, áreas, teorías y espacios científicos, conlleva al germen de su posible destrucción, al correrse el riesgo de perder o desvirtuar su fuerza explicativa”.
“Igualmente, la tentadora “poética de la complejidad” puede conducir a la generación de un lenguaje poco riguroso y sistemático que termine por no explicar la realidad ya de por sí definida como “incognoscible”. La discusión se hace obligada para todos aquellos que de una u otra forma se compenetran con procesos de investigación y aprendizaje”.
“Muchos temas posibles de investigación se encuentran al interior y en las fronteras del pensamiento complejo: actos de distinción, procesos de observación, delineamientos de perspectivas, descubrimiento de otras lógicas, puentes teóricos intra y transdisciplinarios, cartografías de conceptos y principios, herramientas y metodologías de abordaje de la complejidad aún inexploradas, que hacen de este nuevo milenio, un territorio virgen para nuevos descubrimientos”.
“Más que modificar y cambiar la manera de comprender, conocer y aprehender la realidad, el esfuerzo se orientaría a desaprender nuestra manera tradicional de interrogarnos, ya que en cada pregunta va implícita una determinada visión del mundo y en consecuencia, los mismos límites de esas infinitas respuestas que constituyen el conocimiento”.
“Desaprender nuestra manera tradicional de interrogarnos” e indagar “los límites de esas infinitas respuestas que constituyen el conocimiento”, en dicho sentido está escrita La educación cuántica, explicitando en la medida de lo posible un nuevo paradigma de conocimiento en el que se hayan involucradas todas las instancias sociales, desde las económicas y políticas, hasta las intelectuales y espirituales, lo cual insta a una regenerada interpretación de la “visión del mundo” por cada persona ( “mapa sociológico” ). Todo un reto filosófico que inquiere una reinterpretación de la historia del pensamiento, como si de un segundo renacimiento se tratara donde, la razón cartesiana, enfangada en el materialismo científico, en un proceso de autopoiesis, redirige la mirada hacia el “nosotros” kantiano, todo un racionalismo espiritual ( “mapa psicológico” ). Consecuentemente, además de un “mapa sociológico” que informe correctamente de ese mundo de ahí fuera, también se hace indispensable un “mapa psicológico” que permita el discernimiento interior en orden a tener una correcta cosmovisión. Ambos “mapas”, respectivamente, corresponden al tradicional problema filosófico de la dualidad objeto-sujeto que durante varios siglos ha sostenido la ciencia reduccionista (método científico), hasta que la física cuántica aseveró de que sujeto y objeto son una y la misma cosa, la no dualidad postulada por la filosofía perenne (misticismo contemplativo). El “territorio” de la verdadera realidad todavía por conocer es una gran incógnita, a decir de Heisenberg: “La realidad objetiva se ha evaporado y lo que nosotros observamos no es la naturaleza en sí sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación”. Por ello, más que nunca, se hace necesario un “mapa sociológico” así como un “mapa psicológico” que permita construir una perfecta cosmovisión de nuestra era contemporánea. Vivir en la verdad demostrada epistemológicamente (no dualidad entre sujeto-objeto), con conocimiento de causa en el ejercicio de la libertad, es la piedra de toque para evolucionar conscientemente hacia la sabiduría.
Tal es el camino ascendente de la conciencia hacia la sabiduría que se propugnará en este ensayo y, en ese viaje de la conciencia por el espacio y el tiempo, el saber y el amor se presentan como las premisas epistemológicas a recuperar por esta decadente civilización. En otras palabras, la asignatura de filosofía, denostada por los poderes fácticos para anular el pensamiento crítico, es reivindicada en este ensayo como única tabla de salvación de la humanidad, porque “conocimientos puede tenerlos cualquiera, pero el arte de pensar es el regalo más escaso de la naturaleza” (Federico II El Grande, rey de Prusia).
Es así como, desde una perspectiva histórica y psicológica, la razón humana ha caído por la pendiente del racionalismo pragmático y el materialismo científico, descuidando al otro polo de conocimiento, a saber, el genuino misticismo exento de apriorismos dogmáticos religiosos. Así, ese “yo” fragmentado y disociado de la colectividad o “nosotros”, se presenta como el fundamento epistemológico de la presente crisis económica y política que, implícitamente, conlleva un trance intelectual y espiritual a superar por esta decrépita civilización. Como se puede apreciar, es tal el pensamiento complejo en el que se halla la humanidad, que hace necesaria una renovada filosofía de la mente mediante una educación acorde a los tiempos cuánticos, La educación cuántica que es preciso transmitir a las nuevas generaciones para que se empoderen con conocimiento de causa de su libertad moral, jerárquicamente superior esta a la libertad sensible y la libertad intelectual.
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Para el pensador universalista francés Edgar Morin, “pensamiento complejo” es cuando se trata de construir un método nuevo sobre la base de las ideas complejas que emanan de las ciencias y su conjugación con el pensamiento humanista, político, social y filosófico. También se utiliza pensamiento complejo en un sentido más estrecho, para designar a los estudios científicos que intentan explicar las dinámicas complejas de los objetos en estudio, sin extraer de ello consecuencias cosmovisivas o metodológicas más generales. Edgar Morin ha denominado esta postura complejidad restringida, para diferenciarla de aquella más amplia y humanista que sostiene, donde lo define como un método de pensamiento nuevo, válido para comprender la naturaleza, la sociedad, reorganizar la vida humana, y para buscar soluciones a las crisis de la humanidad contemporánea. La evolución de las ideas complejas en el siglo XX puede caracterizarse en tres grandes momentos. El primero, en los sesenta, donde se trabaja en varios campos científicos sin que trasciendan los nuevos desarrollos conceptuales más a allá de áreas muy específicas. Entre los setentas y ochentas, se produce una mayor socialización de las ideas complejas entre diversos campos disciplinarios. Finalmente en los noventas, se produce un boom mediático que colocó la complejidad y lo complejo en documentales científicos, revistas de divulgación y la prensa.
En el artículo científico titulado El paradigma complejo. Un cadáver exquisito, publicado en Cinta de Moebio (septiembre del 2002), una revista de epistemología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, se propone una sistematización de las bases conceptuales del Paradigma o Pensamiento Complejo. Se revisan sus supuestos fundamentales y se ejemplifican algunos aportes en las ciencias sociales. Para los propósitos de este trabajo, cito las conclusiones de dicha investigación:
“La aproximación reseñada sugiere algunas reflexiones y nuevas preguntas para continuar el flujo indeterminado y entrelazado del conocimiento. En primer lugar, en autores como Sheldrake (resonancia mórfica), Thom (Catástrofe) y otros, se percibe un apego a formas de validación: experimentos, generalización, leyes implícitas, correspondientes al paradigma cartesiano-newtoniano, lo que resulta comprensible pues se encuentran entre los precursores de esta ruptura epistémica y en consecuencia, representan el pensamiento intermedio de la transición paradigmática”.
“Por otra parte, la excesiva generalización y vulgarización de términos y conceptos que a una velocidad inimaginada se transfieren a disciplinas, áreas, teorías y espacios científicos, conlleva al germen de su posible destrucción, al correrse el riesgo de perder o desvirtuar su fuerza explicativa”.
“Igualmente, la tentadora “poética de la complejidad” puede conducir a la generación de un lenguaje poco riguroso y sistemático que termine por no explicar la realidad ya de por sí definida como “incognoscible”. La discusión se hace obligada para todos aquellos que de una u otra forma se compenetran con procesos de investigación y aprendizaje”.
“Muchos temas posibles de investigación se encuentran al interior y en las fronteras del pensamiento complejo: actos de distinción, procesos de observación, delineamientos de perspectivas, descubrimiento de otras lógicas, puentes teóricos intra y transdisciplinarios, cartografías de conceptos y principios, herramientas y metodologías de abordaje de la complejidad aún inexploradas, que hacen de este nuevo milenio, un territorio virgen para nuevos descubrimientos”.
“Más que modificar y cambiar la manera de comprender, conocer y aprehender la realidad, el esfuerzo se orientaría a desaprender nuestra manera tradicional de interrogarnos, ya que en cada pregunta va implícita una determinada visión del mundo y en consecuencia, los mismos límites de esas infinitas respuestas que constituyen el conocimiento”.
“Desaprender nuestra manera tradicional de interrogarnos” e indagar “los límites de esas infinitas respuestas que constituyen el conocimiento”, en dicho sentido está escrita La educación cuántica, explicitando en la medida de lo posible un nuevo paradigma de conocimiento en el que se hayan involucradas todas las instancias sociales, desde las económicas y políticas, hasta las intelectuales y espirituales, lo cual insta a una regenerada interpretación de la “visión del mundo” por cada persona ( “mapa sociológico” ). Todo un reto filosófico que inquiere una reinterpretación de la historia del pensamiento, como si de un segundo renacimiento se tratara donde, la razón cartesiana, enfangada en el materialismo científico, en un proceso de autopoiesis, redirige la mirada hacia el “nosotros” kantiano, todo un racionalismo espiritual ( “mapa psicológico” ). Consecuentemente, además de un “mapa sociológico” que informe correctamente de ese mundo de ahí fuera, también se hace indispensable un “mapa psicológico” que permita el discernimiento interior en orden a tener una correcta cosmovisión. Ambos “mapas”, respectivamente, corresponden al tradicional problema filosófico de la dualidad objeto-sujeto que durante varios siglos ha sostenido la ciencia reduccionista (método científico), hasta que la física cuántica aseveró de que sujeto y objeto son una y la misma cosa, la no dualidad postulada por la filosofía perenne (misticismo contemplativo). El “territorio” de la verdadera realidad todavía por conocer es una gran incógnita, a decir de Heisenberg: “La realidad objetiva se ha evaporado y lo que nosotros observamos no es la naturaleza en sí sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación”. Por ello, más que nunca, se hace necesario un “mapa sociológico” así como un “mapa psicológico” que permita construir una perfecta cosmovisión de nuestra era contemporánea. Vivir en la verdad demostrada epistemológicamente (no dualidad entre sujeto-objeto), con conocimiento de causa en el ejercicio de la libertad, es la piedra de toque para evolucionar conscientemente hacia la sabiduría.
Tal es el camino ascendente de la conciencia hacia la sabiduría que se propugnará en este ensayo y, en ese viaje de la conciencia por el espacio y el tiempo, el saber y el amor se presentan como las premisas epistemológicas a recuperar por esta decadente civilización. En otras palabras, la asignatura de filosofía, denostada por los poderes fácticos para anular el pensamiento crítico, es reivindicada en este ensayo como única tabla de salvación de la humanidad, porque “conocimientos puede tenerlos cualquiera, pero el arte de pensar es el regalo más escaso de la naturaleza” (Federico II El Grande, rey de Prusia).
Es así como, desde una perspectiva histórica y psicológica, la razón humana ha caído por la pendiente del racionalismo pragmático y el materialismo científico, descuidando al otro polo de conocimiento, a saber, el genuino misticismo exento de apriorismos dogmáticos religiosos. Así, ese “yo” fragmentado y disociado de la colectividad o “nosotros”, se presenta como el fundamento epistemológico de la presente crisis económica y política que, implícitamente, conlleva un trance intelectual y espiritual a superar por esta decrépita civilización. Como se puede apreciar, es tal el pensamiento complejo en el que se halla la humanidad, que hace necesaria una renovada filosofía de la mente mediante una educación acorde a los tiempos cuánticos, La educación cuántica que es preciso transmitir a las nuevas generaciones para que se empoderen con conocimiento de causa de su libertad moral, jerárquicamente superior esta a la libertad sensible y la libertad intelectual.