"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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18 - LA SANACIÓN TRASCENDENTAL DEL SER HUMANO

Este artículo está reproducido en el capítulo 13 de la tercera parte de la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

“Ciencia y espiritualidad están aproximándose la una a la otra gracias a las investigaciones de los propios científicos, y vislumbra un nuevo paradigma de conocimiento todavía por descubrir, y cuyas reglas habrá que escribir” (Amador Martos, filósofo transpersonal).

Es indudable que existen dos modos de saber y que, también, han sido contemplados por los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica y, correlativamente, aluden los mundos antagónicos entre la ciencia y la religión, respectivamente, entre el saber racional y el metafísico, ambos aunados por los “místicos cuánticos” en un racionalismo espiritual adoptado como filosofía transpersonal (1), y convirtiéndose en un fundamento epistemológico para un nuevo paradigma de conocimiento integrador de la filosofía con la espiritualidad , en el mismo sentido como lo definiera el inconmensurable Kant en su imperativo categórico (2) .

Kant (2008), mediante La crítica de la razón práctica, nos remite a la esfera práctica o razón moral, la interactuación pragmática, la interrelación en términos que tenemos algo en común, es decir, el entendimiento mutuo. El imperativo categórico de Kant, es una excelsa definición racional del amor, todo un racionalismo espiritual cuya aplicación práctica posibilitaría la sanación trascendental. Efectivamente, el pensamiento kantiano debe ser reivindicado y trascendido por el pensamiento occidental, quien remite al “nosotros” como asignatura pendiente (Martos, 2015, 276): “Ahí radica el gran fracaso de la actual civilización, la falta de entendimiento y acuerdos para volver a poner al hombre en el centro de nuestro universo, y no simplemente como medio de explotación del hombre por el hombre, una lucha de clases presente en el pensamiento marxista y que, a día de hoy, sigue más vigente que nunca en la historia”.

Por un lado, el dualismo entre ciencia y religión (saber racional y saber revelado), son dos modos de saber que deben ser integrados desde la no-dualidad por el sujeto cognoscente en tanto que debe ser objeto de conocimiento de sí mismo, haciendo asertivo el aforismo griego: “Conócete a ti mismo”. Por otro lado, la todavía insuperable filosofía kantiana remite hacia el “nosotros”. El camino a seguir es indudable: por un lado la introspección de los propios pensamientos hasta alcanzar la pretendida sabiduría, y por otro lado, la aplicación práctica de dichos conocimientos mediante el amor. La sabiduría y la compasión son los fundamentos de toda espiritualidad que se precie de ser llamada así (Wilber, 2005a, 389-392): “El camino del Ascenso es el camino de lo Bueno; el camino del Descenso es el camino de la Bondad. (…) Los Muchos volviendo al Uno y uniéndose a Él es lo Bueno, y es conocido como sabiduría; el Uno de vuelta y abrazando los Muchos es Bondad, y es conocido como compasión”.

Sí, efectivamente, El ideal de la sabiduría y el amor son los bálsamos para la sanación trascendental del ser humano (Martos, 2015, 289): “La sabiduría y el amor no pueden ser encapsulados y prescritos por un médico, sino que deben ser aprehendidos consciente y prácticamente por todo sincero buscador de la verdad. Porque no hay mayor verdad que el amor [espiritualidad], y el amor a la verdad es el camino [filosofía]”.

¿Y cómo es posible integrar esos dos modos de saber? La filosofía perenne (3) propugna la trascendencia del ilusorio dualismo entre cuerpo y mente mediante la meditación, logrando así la unicidad del propio ser humano con el universo, un camino de sabiduría que pretendidamente conduce hasta la iluminación (Wilber, 2005b). En dicho sentido, un equipo de psiquiatras del Hospital General de Massachusetts ha realizado el primer estudio que documenta cómo ejercitar la meditación durante ocho semanas puede afectar al cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research (Lazar, 2011), la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.

En este sentido, cabe señalar que la meditación está siendo introducida en el ámbito escolar con resultados especialmente esperanzadores. Ese es el planteamiento de Robert W. Coleman, profesor de un colegio en Baltimore. El programa funciona junto a una organización sin ánimo de lucro llamada Holistic Life Foundation. Los resultados están siendo magníficos, con un increíble cambio de actitud en la mayoría de los niños con problemas de violencia y mal comportamiento en general. Del mismo modo, una escuela pública en Montevideo, Uruguay, previene la violencia y el bullying con la meditación y los ejercicios de la disciplina espiritual Falun Dafa. Es un proyecto escolar introducido por la docente de 6° grado Yennyfer Quartino que busca construir una cultura en convivencia pacífica, permitiendo que los niños experimenten paz interna y solucionen sus conflictos en armonía. En consecuencia, Quartino diseñó un proyecto enfocado en los Derechos Humanos como camino hacia una cultura para la paz.

Concluyendo, pues, la meditación es una herramienta esencial para aumentar la inteligencia emocional, transformar emociones y alcanzar un estado de paz y concentración. Muchos colegios están integrando ya estas técnicas en sus dinámicas educativas en busca de los beneficios que aporta a su alumnado. En dicho sentido, unos 200 colegios públicos españoles han incorporado el “mindfulness” al horario escolar. Es una práctica de raíces budistas, pero sin sus connotaciones religiosas y que consiste en tomar consciencia del momento presente, atendiendo a las emociones: en clases con alumnos cada vez más hiperestimulados, les permite parar 15 minutos al día. Niños y profesores del colegio Ramiro Soláns de Zaragoza lo practican después del recreo.

Pero si hablamos de iluminación, es imperativo recordar la alegoría del Mito de la Caverna de Platón, que alude al despertar cognitivo del sujeto cognoscente en el Mundo de las Ideas, cuya idea suprema es el Bien. Es el mismo amor profesado por santos, budas, yoguis, místicos, chamanes, sacerdotes y videntes en su interior. Ese camino de crecimiento interior ha sido obviado por Occidente y evidenciado por pensadores cualificados: Baudrillard con la hiperrealidad, y Bauman con la sociedad líquida, respectivamente la conciencia fragmentada -del “yo”- y la ausencia de amor -entre “nosotros”-, son las causas de todos los males de Occidente. A dicha degeneración cultural cabe sumar una razón obnubilada por un pensamiento débil que solo apuesta por el individualismo, la competencia y un imposible crecimiento infinito en un mundo finito, y que conduce a la destrucción no solo de la biosfera sino también de la noosfera. La razón (yo-ego) aniquilando al espíritu colectivo (nosotros), esa es la historia de Occidente y, por antonomasia, el fracaso epistemológico de la filosofía materialista requiriendo, por tanto, de una sanación trascendental mediante la perenne espiritualidad, mediante el otro modo de saber contemplado en el misticismo contemplativo, el cual propugna una dimensión moral hacia el “nosotros” kantiano (4) . Así, la sanación trascendental sustentada en una aprehensión cognitiva desde la no-dualidad (misticismo contemplativo), se constituye en un nuevo paradigma de conocimiento amparado en la filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia.

En efecto, una sanación trascendental del ser humano así argumentada contempla una auténtica intuición espiritual o intuición moral básica que debe ser aprehendida con el deseo de expandir la profundidad del “yo” a la amplitud del “nosotros” y al estado objetivo del propio “ello” mediante la asunción de los correspondientes derechos y responsabilidades, tal como han sido explicitados en la primera parte de esta investigación; dicho de otro modo, la intuición moral básica se constituye en una ética epistémica (5) que debe ser aprehendida desde la no-dualidad por el sujeto cognoscente para orientar certeramente sus actos, pensamientos y sentimientos. En definitiva, dicha sanación trascendental se sustenta en una cuestión ética con sólidos pilares epistemológicos enmarcados en una antropología filosófica que propugna a la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia y en una alternativa esperanzadora para trascender la crisis de la filosofía occidental.

Ciertamente, como apunta el filósofo y físico Mario Bunge (2002), la filosofía académica actual se encuentra en un preocupante estancamiento. Bunge sustenta un materialismo emergentista pues la ciencia, según él, es la única forma de conocimiento legítima. Sin embargo, a pesar de los impresionantes logros de la neurobiología, todavía no han llegado a determinar donde se encuentra el centro de la conciencia (Félix, 2008: 33). Por tanto, la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia se presenta como esperanzadora para transcender a la crisis del concepto de sujeto reconocido por el propio Bunge.


NOTAS:

(1) La filosofía transpersonal es una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia. El filósofo Ken Wilber es un emblemático representante del movimiento transpersonal que surge del encuentro entre la psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalíticas, junguiana, humanista y existencial) y las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el budismo zen, el taoísmo y el hinduismo).

(2) El imperativo categórico kantiano, nacido en la razón y con una finalidad eminentemente moral, tiene tres formulaciones. El imperativo categórico es un concepto central en la ética kantiana, y de toda la ética deontológica moderna posterior. Pretende ser un mandamiento autónomo (no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Kant (2006) empleó por primera vez el término en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785). Según Kant, del imperativo categórico existen tres formulaciones: 1- “Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”. 2- “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio”. 3- “Obra como si, por medio de tus máximas, fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines”.

(3) Según el psicólogo transpersonal Iker Puente (2011,18):

"La idea de una filosofía perenne aparece a lo largo de toda la filosofía occidental, y ha ido tomando diversas formas a lo largo de su historia. El término philosophia perennis fue empleado por primera vez por Agustino Steuco en 1540 en su libro De perenni phiolosophia, un tratado de filosofía cristiana en el que defendía la existencia de un núcleo común en la filosofía de toda la humanidad que se mantiene idéntico a través del curso de la historia. (…) Esta unidad en el conocimiento humano deriva, según los partidarios de la filosofía perenne, de la existencia de una realidad última que puede ser aprehendida por el intelecto en determinadas condiciones especiales".

Dicha dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia, en el ámbito de la psicología, tiene su correlato con el surgimiento de la psicología transpersonal como “cuarta fuerza” tras el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Según Iker Puente (2011, 24):

"La psicología transpersonal nació a finales de los años sesenta en los EE.UU. a raíz del interés de un grupo de psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas (entre los que se encontraba Anthony Sutich y Abraham Maslow, fundadores de la psicología humanista, y el psiquiatra Stanislav Grof) en expandir el marco de la psicología humanista más allá de su centro de atención sobre el yo individual, interesándose por el estudio de la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia. Sus fundadores pretendían realizar una integración de las tradiciones místicas occidentales y orientales con la psicología humanista. La orientación transpersonal surge, pues, del encuentro entre la psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalíticas junguiana, humanista y existencial) y las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el budismo zen, el taoísmo y el hinduismo)".

(4) En este ensayo se hará sucesivas referencias al “nosotros” kantiano, el cual hay que interpretar como la esfera práctica o razón moral, es decir, a cómo tú y yo podemos interactuar pragmáticamente e interrelacionarnos en términos que tenemos algo en común, es decir, un entendimiento mutuo. La obra Crítica de la razón práctica de Kant (2008) trata de la filosofía ética y moral que, durante el siglo XX, se convirtió en el principal punto de referencia para toda la filosofía moral. El imperativo categórico es un concepto central en la ética kantiana, y de toda la ética deontológica moderna posterior. Pretende ser un mandamiento autónomo (no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Kant empleó por primera vez el término en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (Kant, 2006). Según Kant, del imperativo categórico existen tres formulaciones: 1- “Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”. 2- “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio”. 3- “Obra como si, por medio de tus máximas, fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines”.

(5) Álvaro B. Márquez-Fernández y Zulay C. Díaz-Montiel (2011) en La complejidad: hacia una epísteme transracional, resumen del artículo:

"En las ciencias sociales la crisis del paradigma positivista, es el resultado de su insuficiencia experimental para dar cuenta de la transformación de la experiencia del pensamiento en su interpretación de la realidad natural e histórica de la existencia. En la modernidad no fue posible consolidar un paradigma universalista que solo diera cuenta de espacios objetivados de la realidad a través de modelos racionales reduccionistas. Tal como lo señalan Morin, Najmanovich, Sotolongo-Codima Boaventura de Sousa, Reynoso, en sus postulados teóricos-metodológicos, cuando afirman que la experiencia del pensar racional es mucho más compleja y transdiciplinar, pues considera la realidad como un proceso en curso de estructuras que se recrean poiéticamente sin sujeción a causalidades predeterminadas. Esto es lo que explica, desde la perspectiva de una espíteme crítica, por qué las contingencias materiales de la experiencia racional y las formas de intercambios entre sistemas de diversa índole, le atribuyen al fenómeno del pensamiento una múltiple y transversal racionalidad a partir de la cual se desustantiva el mundo de los objetos y hace presente la subjetividad cognitiva del sujeto de pensamiento. Hacia ese inédito dominio de los procesos de la espíteme transracionales es que se orienta el pensamiento complejo como un momento de superación del positivismo."

Como objetivo ilustrativo de esta nota, destacamos la conclusión final de dicho artículo:

"Es necesario que esta riquísima cosmovisión que nos revela el aura de una nueva racionalidad para pensar y rehacer el mundo, se convierta en un programa transdisciplinar de investigaciones que logren desplazar nuestra experiencia deconstructiva de los fenómenos de la realidad en todos los órdenes del conocimiento hacia éticas epistémicas. La infinitud de formas posibles a las que apuntan las redes complejas de conocimiento, no es más que la posibilidad humana y natural de entender los ciclos y procesos de la vida en sentido generativo, nunca progresivo ni lineal. "


BIBLIOGRAFÍA:

Bunge, Mario. Crisis y reconstrucción de la filosofía. Barcelona: Gedisa, 2002.

Félix, Alejandro. Las consecuencias teóricas del materialismo emergentista de Bunge: trascendencia del pensamiento filosófico, crisis del sujeto y afirmación del devenir. En: Konvergencias Filosofía, ISSN 1669-9092, Año VI, Número 19, 2008.

Kant, Immanuel (2006), Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Tecnos, Madrid.

Kant, Immanuel (2008), La crítica de la razón práctica, Losada, Buenos Aires.

Lazar, S. (2011). “Mindfulness practice leads to increases in regional brain gray matter density”. En:Psychiatry Research: Neuroimaging, Nº 191(1), 36 a 43.Hospital General de Massachusetts, Harvard Medical School, Boston, EE.UU.

Márquez Fernández, Álvaro B.; Díaz Montiel, Zulay C. “La complejidad: hacia una epísteme transracional”. Telos, vol. 13, núm. 1, enero-abril, 2011, pp. 11-29. Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín Maracaibo, Venezuela.

Martos, Amador (2015), La educación cuántica, Corona Borealis, Málaga.

Puente, I. (2011). “Filosofía oriental y ciencias cognitivas: una introducción”. En: Enrahonar. Quaderns de Filosofía , Nº 47, 15 a 37. Universidad Autónoma de Barcelona, España.

Wilber, Ken (2005a), Sexo, Ecología, Espiritualidad,Gaia Ediciones, Madrid.

Wilber, Ken (2005b), “Aquello que está siempre listo”, en: Wilber, El espectro de la conciencia (pp.375-432), Kairós, Barcelona.
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HUMANIDAD

19 - LA SANACIÓN TRASCENDENTAL DE LA HUMANIDAD MEDIANTE LA MEDITACIÓN

Este artículo es una reproducción del capítulo 10 de la segunda parte del libro CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD

1 - LA MEDITACIÓN COMO SANACIÓN TRASCENDENTAL

La filosofía perenne propugna la trascendencia del ilusorio dualismo entre cuerpo y mente mediante la meditación, logrando así la unicidad del propio ser humano con el universo, un camino de sabiduría que pretendidamente conduce hasta la iluminación (Wilber, 2005a). En dicho sentido, un equipo de psiquiatras del Hospital General de Massachusetts ha realizado el primer estudio que documenta cómo ejercitar la meditación durante ocho semanas puede afectar al cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research (Lazar, 2011), la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.

En dicho sentido, cabe señalar que la meditación, aplicada prácticamente en los centros escolares, tiene espectaculares resultados: estimula la creatividad de los niños, ayuda en el desarrollo de la inteligencia emocional, reduce la violencia conocida como bullying, mejora los procesos de aprendizaje, aminora la sobre estimulación propia de la era de Internet y mejora la convivencia escolar (Martos, 2018: 345). La meditación, pues, es una herramienta esencial para aumentar la inteligencia emocional, transformar emociones y alcanzar un estado de paz y concentración. Muchos colegios están integrando ya estas técnicas en sus dinámicas educativas en busca de los beneficios que aporta a su alumnado. No en vano, unos doscientos colegios públicos españoles han incorporado el “mindfulness” al horario escolar. Es una práctica de raíces budistas, pero sin sus connotaciones religiosas, y que consiste en tomar consciencia del momento presente, atendiendo a las emociones. La meditación aplicada prácticamente en los centros escolares, será aludida más extensamente en la tercera parte de esta obra. La meditación se convierte, así, en un medio para la sanación trascendental del ser humano desde la infancia Como aseveró el matemático griego Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

2 - LA MEDITACIÓN COMO EXPERIENCIA INTERIOR

Si, como se ha visto anteriormente, vivimos en la locura esquizofrénica de un mundo exterior donde solo hay caos e ignorancia, es preciso buscar el propio orden de cada cual en la profundidad de nuestro ser. Ahora bien, ¿por dónde empezar a poner orden en nuestras ideas?, ¿a quién acudir? Obviamente, hay que acudir a la Fuente que lo sabe todo, incluso lo que más nos conviene. Solo hay que dirigirse a la fuente de sabiduría con humildad y sinceridad, y preguntar sobre aquello que nos atormenta o nos preocupa. Preguntar se convierte en el método más directo para hallar soluciones a nuestros problemas o preocupaciones. Y ello se puede llevar a cabo mediante la meditación, según Wilber (2005b: 290.291):

“Los arquetipos, los auténticos arquetipos, son una experiencia meditativa imposible de comprender hasta que se realice la experiencia. No se trata de imágenes que se muevan en el espacio mítico ni de conceptos filosóficos que existan en el espacio racional, sino de experiencias meditativas que aparecen en el espacio sutil. De modo que la experiencia meditativa puede proporcionarle los datos arquetipos que luego deberá interpretar. Y la interpretación más comúnmente aceptada es que usted está contemplando las formas básicas y los fundamentos del mundo manifiesto, contemplando directamente el Rostro de lo Divino. Como decía Emerson, que los intrusos se quiten los zapatos porque nos adentramos ahora en los dominios del Dios interior.”

Efectivamente, en nuestro interior es donde debemos hallar las respuestas, donde se nos está permitido contemplar el Rostro de lo Divino, algo que los modernos investigadores desdeñan como “mera metafísica” porque no puede ser demostrado. Una cuestión que Wilber (2005b: 292-293) rebate con la siguiente argumentación:

“Pero el hecho es que, para ello [contemplar el Rostro de lo Divino mediante los arquetipos], usted debería llevar a cabo el experimento y descubrir los datos por sí mismo y luego tendría que interpretarlos. Si no lleva a cabo el experimento -la meditación, el modelo, el paradigma- carecerá de los datos necesarios para llevar a cabo la interpretación. Si usted trata de explicarle a alguien que se halle en la visión mágica o mítica del mundo que la suma de los cuadrados de los catetos de un triángulo rectángulo es igual al cuadrado de la hipotenusa, no llegará muy lejos, porque se trata de un algo ajeno al mundo empírico y que carece, en consecuencia, de localización simple. Y no por ello, sin embargo, su afirmación dejará de ser completamente cierta. Usted está realizando un experimento matemático en el interior de su conciencia, una experiencia cuyos resultados pueden ser verificados por quienes lleven a cabo el mismo experimento. Se trata de algo público, reproducible y falsable, de un conocimiento comunal cuyos resultados existen en el espacio racional del mundo y pueden ser fácilmente corroborados por todos aquellos que realicen el experimento. Y esto mismo es aplicable para cualquier otro tipo de experiencia interior de la conciencia, de los cuales la meditación es uno de los más antiguos, estudiados y reproducidos. Mantener, pues, una actitud escéptica es sumamente saludable, pero yo le invito a llevar a cabo ese experimento interior conmigo, a descubrir los datos por sí mismo, y luego le ayudaré a interpretarlos. Pero, en el caso de que no quiera llevar a cabo el experimento, no deberá reírse de quienes sí lo hacen.”

Así, pues, la trascendencia del ilusorio dualismo entre cuerpo y mente mediante la meditación, se constituye en un camino de sabiduría que posibilita la sanación trascendental al lograr paz interior, mejoramiento de la salud y bienestar individual. Sin embargo, también es posible mediante la meditación alcanzar un bienestar colectivo para la humanidad, como se demuestra a continuación.

3 - EL EFECTO SUPER RADIANCE DE LA MEDITACIÓN

¿Qué es el efecto Super Radiance?

Super Radiance es el extraordinario efecto positivo irradiado al resto de la sociedad por un grupo de meditadores especialmente entrenados. Este efecto único solo tiene lugar cuando un número suficiente de estos meditadores forman un grupo para practicar meditación juntos al mismo tiempo y diariamente. La meditación particular requerida para crear este poderoso efecto social es una forma avanzada de Meditación Trascendental conocida como el programa TM-Sidhi .

Una característica fascinante del programa TM-Sidhi es que estimula las ondas cerebrales altamente coherentes para el meditador individual o TM-Sidha como se les llama. La importancia de esto es que un cerebro altamente coherente tiene acceso a facultades mentales y emocionales superiores que generalmente se encuentran inactivas cuando el cerebro está en un estado más estresado. Pero eso no es todo. Cuando se realiza en grupo esta meditación TM-Sidhi, no solo genera ondas cerebrales altamente coherentes para cada TM-Sidha, sino que también irradia este poderoso efecto de ondas cerebrales a la población circundante que no medita .

Sin embargo, para crear el efecto deseado para cualquier población dada, tenemos que tener números suficientes en el grupo. Super Radiance ocurre en el momento preciso en que los números en un grupo de TM-Sidhas alcanzan un tamaño equivalente a la raíz cuadrada del 1% de una población dada. En ese punto crucial hay una reducción inmediata y dramática de la hostilidad y la violencia dentro de la comunidad anfitriona, así como un aumento en la actividad creativa y la positividad.

Este cambio repentino en las tendencias sociales, activado en el momento en que una comunidad llega a Super Radiance, es tan consistente que el efecto se controla fácilmente a partir de estadísticas sociales disponibles al público.

El primer estudio de Super Radiance

El primer estudio de Super Radiance se realizó en junio de 1978 en el Estado de Rhode Island, EE. UU. Los investigadores predijeron que habría una mejora en un índice compuesto de calidad de vida (QOL) en Rhode Island cuando un grupo de 300 TM-Sidhas practicara su técnica de meditación en el Estado durante un período de tres meses desde junio de 1978 hasta septiembre de 1978.

La llegada de los TM-Sidhas aumentó la capacidad de la población de 5.045 personas que medita en TM para alcanzar el umbral de Super Radiancia para todo el Estado. Los investigadores compararon los datos durante el período de intervención de tres meses con datos mensuales similares disponibles para un período de siete años entre 1974 y 1980. El análisis de series de tiempo se utilizó para mejorar la precisión de los hallazgos. Los resultados confirmaron exactamente las predicciones hechas al comienzo del proyecto. Las estadísticas mostraron que el período del proyecto mostró una mejora significativa en un índice de calidad de vida en ocho factores variables. Estas variables fueron:

-Tasa de criminalidad total, estadísticas del FBI.
-Tasa de mortalidad, Oficina del Censo de los Estados Unidos.
-Tasa de mortalidad de vehículos automotores, Departamentos de Transporte RI y Delaware.
-Índice de accidentes automovilísticos, Departamentos de Transporte RI y Delaware.
-Tasa de desempleo, Departamento de Seguridad del Empleo, RI; Departamento de Trabajo, Delaware.
-Contaminación (partículas), Departamento de Gestión Ambiental, RI; Departamento de Recursos Naturales y Control Ambiental, Delaware.
-Tasa de consumo de cerveza, Asociación de Cerveceros de los Estados Unidos.
-Tasa de consumo de cigarrillos, Tobacco Tax Council, Richmond Virginia.

La investigación indica claramente una relación causal entre el número de TM-Sidhas que participan en el proyecto y la mejora de la calidad de vida en el Estado. Esta mejora de la calidad de vida contrastaba con los resultados observados para Delaware, el Estado utilizado como control para el estudio.

Autores de la investigación:
Dillbeck MC; Foss APO; y Zimmermann WJ, Maharishi University of Management, Fairfield, Iowa, EE. UU., y el Instituto de Investigación MERU, Mentmore, Buckinghamshire, Inglaterra, 1983.

Título de la investigación:
La conciencia como campo: el programa de Meditación Trascendental y TM-Sidhi y los cambios en los indicadores sociales.

Publicaciones:
The Journal of Mind and Behavior 8: 67-103, 1987. Investigación científica sobre la meditación trascendental de Maharishi y la prensa MERU del programa TM-Sidhi, volumen 4 de los documentos recopilados. Documento 321.

Amplia investigación sobre Super Radiance

Como resultado, cincuenta y tres proyectos de investigación llevados a cabo en numerosos países de todo el mundo durante los últimos cuarenta años muestran menos muertes por guerra, menos terrorismo, menos criminalidad, menos llamadas de emergencia, menos suicidios y accidentes, incluso menos consumo de alcohol.

En el aspecto económico, cuando una población en particular alcanza el umbral de Super Radiance, hay más empresas nuevas, más solicitudes de patentes, mejores índices bursátiles, menor inflación, mayores tasas de empleo, mayores tasas de crecimiento económico, etc.

Es importante señalar que esta transformación en las tendencias sociales negativas no es generada por ninguna interacción social o física por parte de los TM-Sidhas con el resto de la población. El efecto se crea de forma silenciosa y anónima e incluso se puede transmitir desde otros países.

Una característica importante del efecto Super Radiance es que cuanto más grande es el grupo, más desproporcionado es el impacto. Cuanto más grande es el grupo de TM-Sidhas, más amplio se extiende el efecto. Entonces, por ejemplo, para producir el efecto deseado para un país del tamaño del Reino Unido, necesitamos alrededor de 750 TM-Sidhas, para los Estados Unidos necesitamos alrededor de 1.800. Pero para todo el mundo de 7 mil millones de personas solo necesitamos unos 9.300 TM-Sidhas.

9.300 TM-Sidhas es todo lo que se requiere para lograr un cese inmediato de la guerra y la violencia política en todo el mundo. Esta es la razón por lo cual el objetivo final del Grupo de Paz Mundial es establecer un grupo global Super Radiance permanente.

La transición de fase

La transformación inmediata generada por la raíz cuadrada del efecto 1% a veces se denomina “transición de fase". Los científicos usan el término transición de fase para denotar el cambio en una característica de un sistema físico que resulta en una transición discreta de ese sistema a otro estado. Por ejemplo, la ebullición del agua es una transición de fase del agua de una fase líquida a una fase gaseosa y se activa exactamente a 100 grados, no antes.

La transición de la fase Super Radiance comienza inmediatamente, la raíz cuadrada de la cifra del 1% se ha alcanzado para cualquier población dada, no antes. El proceso, una vez iniciado, es realmente muy rápido. Las personas que lo han experimentado dicen que es casi como encender un interruptor de luz.

El fenómeno de la raíz cuadrada del efecto 1% se ha llamado efecto Super Radiance debido a su paralelo con el fenómeno de super radiance en física. La súper radiancia se ejemplifica con la generación de luz altamente coherente en los láseres. Mientras que, en la luz ordinaria, la intensidad es proporcional al número de fotones, la intensidad de la luz láser es proporcional al cuadrado del número de fotones.

Meditación para la paz mundial

El efecto de la Super Radiance inspiró un ambicioso proyecto de investigación de paz global. Aunque el período de estudio duró solo tres semanas desde diciembre de 1983 hasta enero de 1984, los resultados fueron profundamente dramáticos y demostraron una vez más el increíble poder del efecto Super Radiance.

El proyecto atrajo a un máximo de 8.000 TM-Sidhas de 50 países diferentes que se unieron para meditar en el campus de la Universidad de Administración de Maharishi en Iowa. En ese momento, 6.900, era la raíz cuadrada del 1% para la población mundial de aproximadamente 5 mil millones de personas. Esta cifra era el número mínimo requerido para mantener la coherencia y la positividad en la conciencia mundial.

Aunque la duración del proyecto de paz global fue de tres semanas, la cifra de coherencia global solo se alcanzó durante un total de nueve días durante ese período. Los investigadores predijeron que habría mejoras en los nueve indicadores sociales y eso fue exactamente lo que sucedió. Obviaremos aquí la extensión técnica del estudio, pero, para aquellos lectores interesados, reproducimos a continuación los datos esenciales de dicho estudio:

Autores de la investigación:
Orme-Johnson DW; Cavanaugh KL; Alexander CN; Gelderloos P; Dillbeck M; Lanford AG; y Abou Nader TM.

Institutos de investigación:
-Departamento de Psicología y Departamento de Gestión y Asuntos Públicos, Universidad de Gestión de Maharishi, Fairfield, Iowa, EE. UU.,
-Departamento de Nutrición y Ciencias de los Alimentos, Instituto de Tecnología de Massachusetts, Cambridge, Massachusetts, EE. UU., 1984.

Título del estudio:
La influencia de la Tecnología Maharishi del Campo Unificado en los eventos mundiales y los indicadores sociales globales: Los efectos de la Asamblea “Taste of Utopia”.

Publicación:
Los artículos recopilados de Investigación científica sobre la meditación trascendental de Maharishi y el programa TM-Sidhi Volumen 4, documento 337.

Fuente de la información: www.worldpeacegroup.org/super_radiance.html


4 - BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN SEGÚN ESTUDIOS CIENTÍFICOS

Beneficios de la meditación en la felicidad

Título de la investigación:
Eficacia de la meditación Rajayoga en el pensamiento positivo: un índice de autosatisfacción y felicidad en la vida

Objetivos de la investigación:
Los estudios psicológicos han demostrado que un breve período de meditación consciente mejora significativamente las habilidades cognitivas críticas. Pero no hay estudios que hayan evaluado los efectos de la práctica de la meditación Brahma Kumaris Rajayoga (BKRM) sobre el pensamiento positivo y la felicidad en la vida. El presente estudio fue diseñado para probar la hipótesis de que BKRM mejora el pensamiento positivo y que es esencial para alcanzar niveles más altos de autosatisfacción y felicidad en la vida.

Conclusiones de la investigación:
BKRM ayuda a aumentar significativamente la autosatisfacción y la felicidad en la vida al mejorar el pensamiento positivo. Independientemente de la edad y los años de práctica de meditación a corto o largo plazo, el pensamiento positivo mejorado aumenta la autosatisfacción y la felicidad en la vida.

Publicación:
Journal of Clinical & Diagnostic Research, ISSN-0973-709X, Octubre 2013, 7(10): 2265-2267

La meditación combate la depresión

Título de la investigación:
Análisis crítico de la eficacia de las terapias de meditación para el tratamiento en fase aguda y subaguda de los trastornos depresivos: una revisión sistemática.

Objetivos de la investigación:
Recientemente, la aplicación de prácticas meditativas para el tratamiento de los trastornos depresivos se ha encontrado con un creciente interés clínico y científico, debido a una menor carga de efectos secundarios, una posible reducción de la polifarmacia y consideraciones teóricas de que tales intervenciones pueden dirigirse a algunas de las raíces cognitivas de depresión. Nuestro objetivo era determinar el estado de la evidencia que respalda esta solicitud.

Conclusiones de la investigación:
Una gran cantidad de evidencia indica que las terapias de meditación pueden tener efectos saludables en pacientes con trastornos depresivos clínicos durante las fases aguda y subaguda del tratamiento. Debido a deficiencias metodológicas y heterogeneidad de los ensayos, se necesitan ensayos controlados aleatorios a gran escala con intervenciones comparativas bien descritas y medidas de expectativa para aclarar el papel de la meditación en el arsenal de tratamiento de la depresión.

Publicación:
ScienceDirect, Psicosomática, Volumen 56, Número 2, marzo-abril de 2015, 140-152.

La meditación reduce la ansiedad

Título de la investigación:
Programas de meditación para el estrés psicológico y el bienestar: Una revisión sistemática y metaanálisis.

Objetivos de la investigación:
Determinar la eficacia de los programas de meditación para mejorar los resultados relacionados con el estrés (ansiedad, depresión, estrés/angustia, estado de ánimo positivo, calidad de vida relacionada con la salud mental, atención, uso de sustancias, hábitos alimenticios, sueño, dolor y peso) en diversas poblaciones clínicas adultas.

Conclusiones de la investigación:
Los médicos deben ser conscientes de que los programas de meditación pueden dar como resultado reducciones pequeñas o moderadas de múltiples dimensiones negativas del estrés psicológico. Por lo tanto, los médicos deben estar preparados para hablar con sus pacientes sobre el papel que podría tener un programa de meditación para abordar el estrés psicológico. Se necesitan diseños de estudio más sólidos para determinar los efectos de los programas de meditación en la mejora de las dimensiones positivas de la salud mental y el comportamiento relacionado con el estrés.

Muchas personas usan la meditación para tratar el estrés y las afecciones relacionadas con el estrés y para promover la salud general. Para aconsejar adecuadamente a los pacientes, los médicos necesitan saber más sobre los programas de meditación y cómo pueden afectar los resultados de salud. Los programas de capacitación en meditación varían de varias maneras, incluido el tipo de actividad mental promovida, la cantidad de capacitación recomendada, el uso y las calificaciones de un instructor y el grado de énfasis en la religión o la espiritualidad. Algunas técnicas meditativas se integran en un enfoque alternativo más amplio que incluye terapias dietéticas y/o de movimiento (p. Ej., Ayurveda o yoga).

Publicación:
JAMA Medicina Interna, 2014, 174 (3): 357-368, doi: 10.1001/jamainternmed.2013.13018

La meditación alivia el estrés

Título de la investigación:
Reducción del estrés basada en la atención plena para individuos sanos: un metaanálisis.

Objetivos de la investigación:
Se está llevando a cabo un número cada vez mayor de estudios de reducción de estrés basados en la atención plena (MBSR) con poblaciones no clínicas, pero se sabe muy poco sobre su efectividad. Objetivo: Evaluar la eficacia, los mecanismos de acción y los moderadores de MBSR para poblaciones no clínicas.

Conclusiones de la investigación:
MBSR es moderadamente efectivo para reducir el estrés, la depresión, la ansiedad y la angustia y para mejorar la calidad de vida de las personas sanas; sin embargo, se justifica más investigación para identificar los elementos más efectivos de MBSR.

Publicación:
Journal of Psychosomatic Research, Volumen 78 (6), junio de 2015, 519-528.

Beneficios de la meditación en el cerebro

Título de la investigación:
El entrenamiento de meditación de atención plena cambia la estructura del cerebro en 8 semanas.

Objetivos de la investigación:
Participar en un programa de meditación de atención plena de 8 semanas parece hacer cambios medibles en las regiones del cerebro asociadas con la memoria, el sentido de sí mismo, la empatía y el estrés.

Conclusiones de la investigación:
Los participantes del grupo de meditación informaron que pasaron un promedio de 27 minutos cada día practicando ejercicios de atención plena, y sus respuestas a un cuestionario de atención plena indicaron mejoras significativas en comparación con las respuestas previas a la participación. El análisis de imágenes de RM, que se centró en áreas donde se observaron diferencias asociadas a la meditación en estudios anteriores, encontró una mayor densidad de materia gris en el hipocampo, que se sabe que es importante para el aprendizaje y la memoria, y en estructuras asociadas con la autoconciencia, la compasión y la introspección. Las reducciones del estrés informadas por los participantes también se correlacionaron con una disminución de la densidad de la materia gris en la amígdala, que se sabe que juega un papel importante en la ansiedad y el estrés. Aunque no se observaron cambios en una estructura asociada a la autoconciencia llamada ínsula, que habían sido identificados en estudios anteriores, los autores sugieren que la práctica de meditación a largo plazo podría ser necesaria para producir cambios en esa área. Ninguno de estos cambios se observó en el grupo de control, lo que indica que no fueron resultado simplemente del paso del tiempo.

Publicación:
Lazar, S. (2011). “Mindfulness practice leads to increases in regional brain gray matter density”. En: Psychiatry Research: Neuroimaging, Nº 191(1), 36 a 43. Hospital General de Massachusetts, Harvard Medical School, Boston, EE.UU.

La meditación despliega la creatividad

Título de la investigación:
Medite para crear: el impacto de la capacitación centrada en la atención y el monitoreo abierto en el pensamiento convergente y divergente.

Objetivos de la investigación:
Investigar el posible impacto de la meditación basada en la atención enfocada (FA) y la meditación basada en el monitoreo abierto (OM) en las tareas de creatividad que aprovechan el pensamiento convergente y divergente.

Conclusiones de la investigación:
El objetivo de nuestro estudio es evaluar la posibilidad de que diferentes tipos de meditación (OM vs. FA) induzcan o sesguen a las personas hacia estados particulares de control cognitivo. Se suponía que la meditación OM inducía un estado de control cognitivo relativamente “distribuido” que se caracteriza por un sesgo débil de arriba hacia abajo del procesamiento de la información y una competencia local débil entre pensamientos alternativos, mientras que se suponía que la meditación FA inducía un estado de control cognitivo relativamente centrado caracterizado por un fuerte control de arriba hacia abajo y una fuerte competencia local. Si es así, se esperaría que la práctica de meditación OM facilite el pensamiento divergente, según lo evaluado por el AUT, pero no el pensamiento convergente. Y esto es exactamente lo que muestran los datos: las personas sobresalen en la tarea AUT después de la meditación OM.

Nuestra segunda predicción fue que la práctica de meditación FA debería facilitar el pensamiento convergente, según lo evaluado por la RAT, pero no el pensamiento divergente. Aunque el rendimiento RAT fue mejor después de la meditación FA, este aumento estuvo lejos de ser significativo. Sin embargo, los puntajes del estado de ánimo muestran que ambos tipos de meditación practican el estado de ánimo elevado de maneras comparables. Dado que el estado de ánimo elevado facilita el pensamiento divergente, en lugar de convergente, e incluso puede interferir con este último ( Akbari Chermahini y Hommel, en prensa), es posible que la práctica de la meditación haya afectado el pensamiento convergente de dos maneras opuestas: el carácter enfocado de la meditación podría haber mejorado el rendimiento del pensamiento convergente, mientras que el aspecto relajante del procedimiento podría haberlo obstaculizado. Sin embargo, en este punto, esto sigue siendo una especulación que requiere más investigación, tal vez utilizando una práctica más extensa.

Publicación:
Instituto de Investigación Psicológica e Instituto de Leiden para el Cerebro y la Cognición, Universidad de Leiden, Leiden, Países Bajos. Abril 2012, https://doi.org/10.3389/fpsyg.2012.00116

La meditación reduce el dolor físico

Título de la investigación:
Mecanismos cerebrales que apoyan la modulación del dolor mediante la meditación de atención plena.

Objetivos de la investigación:
La experiencia subjetiva del entorno se construye mediante interacciones entre procesos sensoriales, cognitivos y afectivos. Durante siglos, se ha pensado que la meditación influye en tales procesos al permitir una representación no valorativa de los eventos sensoriales. Para comprender mejor cómo la meditación influye en la experiencia sensorial, utilizamos el etiquetado de espín arterial con imágenes de resonancia magnética funcional para evaluar los mecanismos neuronales por los cuales la meditación de atención plena influye en el dolor en participantes humanos sanos.

Conclusiones de la investigación:
Después de 4 días de entrenamiento de meditación de atención plena, la meditación en presencia de estimulación nociva redujo significativamente la incomodidad del dolor en un 57% y las calificaciones de intensidad del dolor en un 40% en comparación con el descanso. Se utilizó un ANOVA de medidas repetidas de dos factores para identificar las interacciones entre la meditación y la activación cerebral relacionada con el dolor. La meditación redujo la activación relacionada con el dolor de la corteza somatosensorial primaria contralateral. El análisis de regresión múltiple se usó para identificar regiones cerebrales asociadas con diferencias individuales en la magnitud de las reducciones de dolor relacionadas con la meditación. Las reducciones inducidas por la meditación en las clasificaciones de intensidad del dolor se asociaron con una mayor actividad en la corteza cingulada anterior y la ínsula anterior, áreas involucradas en la regulación cognitiva del procesamiento nociceptivo. Las reducciones en los índices de desagrado del dolor se asociaron con la activación de la corteza orbitofrontal, un área implicada en la reformulación de la evaluación contextual de los eventos sensoriales. Además, las reducciones en el dolor desagradable también se asociaron con la desactivación talámica, que puede reflejar un mecanismo de activación límbico involucrado en la modificación de las interacciones entre la entrada aferente y las áreas cerebrales de orden ejecutivo. Juntos, estos datos indican que la meditación involucra múltiples mecanismos cerebrales que alteran la construcción de la experiencia del dolor subjetivamente disponible a partir de información aferente.

Publicación:
The Journal of Neuroscience. Abril 2011, 31 (14): 5540-5548, doi: 10.1523/JNEUROSCI.5791-10.2011

Beneficios de la meditación para fumadores

Título de la investigación:
Entrenamiento de atención plena para dejar de fumar: resultados de un ensayo controlado aleatorio.

Objetivos de la investigación:
Fumar cigarrillos es la principal causa de muerte evitable en el mundo, y las tasas de abstinencia a largo plazo siguen siendo modestas. El entrenamiento de la atención plena (MT) ha comenzado a mostrar beneficios en una serie de trastornos psiquiátricos, incluida la depresión, la ansiedad y, más recientemente, en las adicciones. Sin embargo, MT no se ha evaluado para dejar de fumar a través de ensayos clínicos aleatorios.

Conclusiones de la investigación:
El 88% de las personas que recibieron MT y el 84% de las personas que recibieron FFS completaron el tratamiento. En comparación con los asignados al azar a la intervención FFS, las personas que recibieron MT mostraron una mayor tasa de reducción en el uso de cigarrillos durante el tratamiento y mantuvieron estas ganancias durante el seguimiento (F = 11.11, p = .001). También mostraron una tendencia hacia una mayor tasa de abstinencia de prevalencia puntual al final del tratamiento (36% frente a 15%, p = 0,063), que fue significativa en el seguimiento de 17 semanas (31% frente a 6%, p = .012). Esta prueba inicial del entrenamiento de atención plena puede conferir beneficios mayores que los asociados con los tratamientos estándar actuales para dejar de fumar.

Publicación:
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, New Haven, CT 06510, EE. UU. Diciembre de 2011; 119 (1-2): 72-80. doi: 10.1016 / j.drugalcdep.2011.05.027. Epub 2011 1 de julio.

La meditación reduce el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón

Título de la investigación:
Reducción del estrés en la prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular. Ensayo controlado aleatorizado de meditación trascendental y educación sanitaria en personas de raza negra.

Objetivos de la investigación:
Las personas de raza negra tienen tasas desproporcionadamente altas de enfermedad cardiovascular. El estrés psicosocial puede contribuir a esta disparidad. Ensayos sobre la reducción del estrés con el programa de Meditación Trascendental (TM) han informado mejoras en los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad en personas de raza negra.

Conclusiones de la investigación:
Una intervención seleccionada mente-cuerpo, el programa TM, redujo significativamente el riesgo de mortalidad, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular en pacientes con enfermedad coronaria. Estos cambios se asociaron con una presión arterial más baja y factores de estrés psicosocial. Por lo tanto, esta práctica puede ser clínicamente útil en la prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares.

Publicación:
AHA Journals, Volumen 5 (6), 750-758 noviembre 2012, https://doi.org/10/CIRCUITCOMES.112.967406

Podemos concluir este capítulo afirmando que, los beneficios de la meditación, avalados científicamente, constituyen una puerta de acceso a la espiritualidad, a esa metafísica que, hasta ahora, estaba desahuciada por los materialistas científicos. Dicho de otro modo, la epistemología de lo conmensurable (ciencia) y la hermenéutica de lo inconmensurable (espíritu) hallan un punto de intersección mediante los beneficios de la meditación demostrados científicamente. He ahí, precisamente, en la síntesis de saberes entre la epistemología y la hermenéutica, donde cada cual puede aprehenderse a uno mismo como conciencia de unidad mediante una auténtica intuición espiritual (Martos, 2017). Y, ello, se constituye entonces en un anclaje epistemológico para considerar a la filosofía transpersonal de Ken Wilber como un nuevo paradigma de conocimiento (Martos, 2018), cuyo objeto de estudio es la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia.

Dicho despertar espiritual ya no es una cuestión individual solamente, sino también un inherente deber de la colectividad humana, de ahí la necesidad de una educación transracional (Martos, 2017), pues como se ha visto anteriormente, es posible la sanación trascendental desde la infancia gracias a la aplicación práctica de la meditación en los centros escolares. Y dicho despertar espiritual, tanto individual como colectivo, conduce ineludiblemente a considerar al amor como nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta, dos cuestiones que es preciso abordar en el siguiente capítulo.


Bibliografía:

Lazar, S. (2011). “Mindfulness practice leads to increases in regional brain gray matter density”. En: Psychiatry Research: Neuroimaging, Nº 191(1), 36 a 43. Hospital General de Massachusetts, Harvard Medical School, Boston, EE.UU.

Martos, Filosofía transpersonal y educación transracional. España: Amazon, 2017.

Martos, Amador. La educación cuántica. Un nuevo paradigma de conocimiento. España: Amazon, 2018.

Wilber, Ken (2005a), “Aquello que está siempre listo”, en: Wilber, El espectro de la conciencia (pp.375-432), Kairós, Barcelona.

Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005b.
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1 - LIBERTAD Y SABER

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-3 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Y una verdad indiscutible, al menos para mí, es que la libertad y el saber son dos caras de la misma moneda. Sin embargo, el conocimiento es objeto de control por el “gran hermano”, es decir, manipulado por los poderes fácticos mediante la inoculación del virus de la desinformación a los incautos ciudadanos. El aforismo aristotélico “El saber es poder”, nunca como ahora está siendo más evidente en la oligarquía burguesa y financiera que ha dominado el pensamiento occidental y, convirtiéndose así, en Los amos del mundo. Cada vez son más las personas que tienen consciencia de que el conocimiento es la piedra angular para dejar de ser esclavo de un perverso sistema explotador del ser humano, incluso, surgen denuncias en forma de arrepentimiento, como la de John Perkins quien acredita haber sido un gánster económico al servicio del imperialismo estadounidense. Asimismo, la libertad es un derecho de todo hombre, quien debe estar presto a defenderse a sí mismo y preservar a los suyos contra el empuje cada vez más poderoso de los movimientos sociales exterminadores de la libertad.

El imperialismo económico ha impuesto la ley del dinero por encima de los valores humanos, allende de la libertad de los pueblos a decidir su futuro, más allá de los límites de la biosfera, socavando el derecho universal al conocimiento y secuestrando la natural libertad de los individuos. A las personas y a los pueblos le han sido arrebatados tales derechos mediante unas pretendidas libertades civiles reguladas por leyes que, también, están siendo controladas por los poderes fácticos: una cárcel en toda regla, un secuestro de la conciencia colectiva mediante el eufemístico pensamiento único neoliberal. ¿Cómo se ha llegado a dicha situación?

En el último siglo ha habido más cambios sociales, científicos y tecnológicos como nunca en dos mil años atrás. No es mucho exagerar si digo que la mayoría de nosotros tenemos la sensación de vivir en un mundo tan acelerado (1) , que no nos detenemos a pensar ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, o ¿cuál es el sentido de la vida? Es tal la degeneración pensativa ocurrida durante la postmodernidad, que se ha perdido la conciencia de clase. No son pocas las personas que niegan que haya lucha de clases. Sin embargo, la realidad se obstina en mostrar que estamos inmersos en una, de incalculables consecuencias, precisamente porque una de las clases, la de abajo, parece haber renunciado a la lucha, quizá porque se ha perdido la conciencia de pertenencia a esas clases en un intento de formar parte de las “clases medias”. Sin embargo, Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta, vuelve a poner sobre el tapete la cruda realidad al declarar: “La lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando” (2) .


NOTAS:

(1): A mediados de la década de los años cincuenta, el Dr. Schumann quien prestaba servicios en la UTN de Múnich, Alemania, descubrió un efecto de resonancia en el sistema Tierra-Aire-Ionosfera, que mostraba la particularidad de polarizarse e imponer posibles direcciones perpendiculares de vibraciones. En Física, a este efecto se le denomina “Onda transversal-magnética” y el descubrimiento del Dr. Schumann es hoy conocido con el término de “Resonancia Schumann”.

Por miles de años la Tierra ha tenido esta frecuencia de pulsaciones y la vida se ha desarrollado en un relativo equilibrio ecológico. Sin embargo, en 2008, el autor estadounidense de literatura new age Gregg Braden afirmó que desde 1980 las resonancias Schumann habían aumentado desde 7,8 Hz a 12,0 Hz. Sobre la base de dicha elevación de la frecuencia, defiende que el día que vivimos como de 24 horas, en realidad, tiene 16 horas y por eso los tiempos de hoy se ven tan acelerados.

Este tema es objeto de controversia entre los defensores de postulados esotéricos y la ciencia ortodoxa. En este ensayo ni se aprueba ni se desaprueba tal teoría, pero ahí queda la “Resonancia Schumann” como un punto más de fricción entre los materialistas científicos y los defensores de las ciencias alternativas. Que cada cual saque sus propias conclusiones.

(2): Declaración efectuada en The New York Times, el 14 de agosto del 2011
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2 - SABER O NO SABER, ESA ES LA CUESTIÓN

Este artículo está reproducido en el capítulo 2 de la segunda parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Puedo afirmar, con poco riesgo a equivocarme, de que el verdadero sentido que hay que dar cada cual a su vida, depende en gran medida del determinismo histórico, las circunstancias exógenas sociales y biológicas, así como de una certera educación que permita el empoderamiento consciente de esos condicionantes, de modo que el educando sea un ser libre en sus decisiones con conocimiento de causa sobre el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.

En este respecto, los dos mil años de cristianismo solo han reportado un sometimiento de la razón a la fe. Podríamos creer que la razón colectiva ha logrado su máxima expresión mediante las democracias. Sin embargo, es innegable que vivimos bajo una plutocracia en connivencia con las jerarquías eclesiásticas. Los mercaderes y los curas, sin olvidar a las monarquías, como siempre en la historia, tienen el dominio sobre la humanidad, esclavizando a esta ultima en la caverna platónica mediante el materialismo científico como único modo de saber. El pasado es la historia del hombre esclavizado a la fe hasta el desvelamiento del cogito cartesiano y, desde entonces, la libertad generada con el surgimiento del racionalismo, ha estado en manos del ego plutocrático. Sin embargo, el presente es la lucha por la genuina libertad cooperativa frente al libertinaje del egocentrismo, y el futuro solo puede pertenecer a los hombres que luchan por la libertad con conocimiento de causa. Y en ese camino liberador, la física cuántica ha jugado un crucial papel al girar la mirada desde el “ver para creer” (método científico) al “creer para ver” (método trascendental), dos modos de saber que diferencian epistemológicamente al viejo mundo del nuevo mundo, respectivamente.

Gracias a la física cuántica, las cuestiones espirituales ya no son del pleno dominio de las religiones, sino que son los propios científicos quienes postulan una integración de la razón con el espíritu. Así, el giro copernicano que se está produciendo en la historia del pensamiento, es que el viejo mundo sustentado en el materialismo científico y el racionalismo pragmático está agotado, y un nuevo mundo emerge gracias a un racionalismo espiritual, una integración de la razón y el espíritu tal como postula la filosofía transpersonal. Enseñar ello en una clase de filosofía, y además en un solo folio, es dar al estudiante un conocimiento contextual de la historia del pensamiento para que pueda ubicarse existencial, racional y espiritualmente con conocimiento de causa. Así, fuera las imposiciones educativas orientadas a satisfacer las demandas de un sistema de producción que solo crea miseria; también fuera de la educación el adoctrinamiento ideológico desde los dogmas religiosos. Saber y educar ello hará a todo estudiante un ser libre con conocimiento de causa para dar el mejor de los sentidos a su vida. Cada uno hace lo que puede con lo que sabe para dar el mejor de los sentidos a su vida, pero cuando ese saber es reconvertido en una democracia secuestrada, entonces no hay duda que se vive en una ignorancia inducida histórica y socialmente por las misma castas que se transmiten el poder generacionalmente entre ricos, y entre papas en la curia eclesiástica. Saber ello es la antesala de la libertad y la preconización de la muerte del viejo mundo. Porque solo el saber hará de nosotros hombres libres. Entre la vida y la muerte solo hay saber: nacemos para aprender y moriremos con alguna lección aprendida.

Entonces, ¿Tiene sentido la vida?

Cuando algo muere, inherentemente en el plano psicológico, se tiende a pensar que ha desaparecido para siempre, siendo una concepción materialista de la vida. Por otro lado, hay personas que creen que hay vida tras la muerte, siendo entonces una concepción idealista o espiritual. Esa dicotomía psicológica entre el materialismo y el idealismo, los contrarios por antonomasia, es una apertura ontológica para que toda persona tenga que dar un sentido a su vida, libre e inexorablemente, en función de sus propias creencias así como los conocimiento adquiridos. Pero la cuestión fundamental en la interpretación de lo que es la vida, es que debe ser comprendida desde una correcta lectura del pasado e interpretación del presente para poder decidir certeramente sobre el futuro. Por tanto, la primera regla es tener un “mapa” lo suficientemente fidedigno, emulando a Descartes, para no perderse en el camino de la investigación de la verdad. Tal fue la primera regla que aprendí en el Discurso del método. El mundo tan complejo en el cual vivimos es una maraña que presenta confusión y nihilismo en las personas, principalmente, porque la actividad filosófica ha sido denostada, pisoteada y arrinconada. Sin un referente educativo fiable que invite a la reflexión, ¿cómo emprender la reconstrucción pensativa sobre este viejo mundo moribundo? ¿Cómo dar el mejor de los sentidos a la nueva vida?
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4 - LA CIENCIA DE LA CONCIENCIA: DOS MODOS DE SABER: RACIONALIDAD VERSUS ESPIRITUALIDAD

Este artículo está reproducido en el capítulo 8 de la tercera parte de la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

Este artículo está reproducido en la segunda parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD

“La filosofía ha sido sustituida por un reduccionismo psicológico, en sentido positivista, que no es capaz de dar razones sobre el verdadero sentido de la vida, pues deja de lado la visión espiritual inherente al ser humano” (Amador Martos, filósofo transpersonal).

El artículo Dos modos de saber: la falacia del sistema educativo occidental ha motivado preguntas como éstas: ¿ Cómo se relaciona la física cuántica con los místico?, ¿Cómo evidenciar las raíces científicas que entronan con la espiritualidad? Para dar respuesta a ello, reproduzco a continuación un capítulo-resumen de esos Dos modos de saber, extraído de La educación cuántica y a su vez de El espectro de la conciencia de Ken Wilber.

1 - No dualidad

Desde el surgimiento de la física cuántica, han sido innumerables los intentos por buscar un acercamiento y un entendimiento del viaje de la transformación interior, una cuestión que Platón dejó explicada metafóricamente mediante el Mito de la Caverna. La educación cuántica postulada en este ensayo no pretende ser un manual más de autoayuda y de crecimiento personal, aunque también, sino pretende evidenciar las raíces científicas que entronan con la espiritualidad. En esa dirección, Ken Wilber, mediante su obra El espectro de la conciencia, realiza un sesudo esfuerzo y explica que la conciencia, al igual que la radiación y la luz, se proyecta en una multitud de “longitudes de ondas” al descender hacia el tiempo y el espacio. En consecuencia, diversas religiones y terapias se corresponden con distintas zonas del “espectro de la conciencia”. La obra de Wilber es una magnífica síntesis de religión, física y psicología que refuta la filosofía del materialismo, convirtiéndose en el esfuerzo más serio y documentado para conciliar en un solo cuerpo de doctrina las dos grandes tradiciones de Oriente y Occidente. A partir de la obra de Wilber, la física cuántica (método científico) y el misticismo (método trascendental), se evidencian como dos modos de saber, diferentes pero complementarios. Así, el pensamiento cuántico (no dualidad entre sujeto y objeto) se presenta como una alternativa epistemológica al tradicional materialismo científico (dualidad entre sujeto y objeto), aunque los escépticos lo descalifiquen peyorativamente como “misticismo cuántico”.

2 - Tres niveles de conciencia: ego, existencial y mental

Sin embargo, para zanjar esa dicotomía cognitiva, es preciso argumentar debidamente el giro copernicano en la mirada del “ver para creer” (materialismo científico) al “creer para ver” (fenomenología de la conciencia). Para tal objetivo, voy a argumentar dicha cuestión con los razonamientos argüidos por Wilber en la citada obra El espectro de la conciencia. De un modo sinóptico, Wilber distingue entre tres niveles en el espectro de la conciencia: el del ego, el existencial y el mental. El nivel del ego es aquella banda de la conciencia que abarca nuestro papel, la idea que tenemos de nosotros mismos, nuestra imagen, con sus aspectos conscientes e inconscientes, así como la naturaleza analítica y discriminatoria de nuestro intelecto, de nuestra “mente”. El segundo nivel principal, el nivel existencial, incluye la totalidad de nuestro organismo, tanto somático como psíquico, y por consiguiente comprende nuestro sentido básico de la existencia, de nuestro ser, unido a nuestras premisas culturales que, en muchos sentidos, moldean esta sensación básica de la existencia. El tercer nivel, el mental, es conocido comúnmente como “conciencia mística”, y comprende la sensación de ser fundamentalmente uno con el universo. Así como el nivel del ego incluye la mente, y el nivel existencial incluye la mente y el cuerpo, el nivel mental incluye la mente, el cuerpo y el resto del universo .

En resumen, el nivel del ego es lo que uno experimenta cuando se siente padre, madre, abogado, ejecutivo, norteamericano, o asume cualquier otro papel o imagen. El nivel existencial es lo que uno siente “bajo” la imagen de uno mismo; es decir, la sensación de una existencia orgánica total, la convicción profunda de que uno existe como sujeto independiente de todas sus experiencias. El nivel mental es exactamente lo que uno siente en este mismo momento antes de sentir cualquier otra cosa: la sensación de ser uno con el cosmos. El nivel del ego y el existencial unidos constituyen nuestra sensación general de ser un individuo autoexistente e independiente: este es el nivel al que se dirigen la mayoría de los enfoques occidentales. Las escuelas orientales, por otra parte, suelen mostrar un mayor interés por el nivel mental, eludiendo así por completo los niveles egocéntricos. En pocas palabras, el propósito de las psicoterapias occidentales es el de “reparar” el yo individual, mientras que en los enfoques orientales se proponen trascender el yo. Si deseamos ir más allá de los confines del yo individual, encontrar un nivel de conciencia todavía más rico y generoso, aprendamos entonces de los investigadores del nivel mental, en su mayoría “orientales”, que se ocupan del concienciamiento místico y de la conciencia cósmica. La inmensa mayoría de la gente, especialmente la sociedad occidental, no está preparada, dispuesta o capacitada para seguir una experiencia mística, ni es conveniente empujarla a dicha aventura.

El objetivo primordial de los enfoques orientales no son el de reforzar el ego, sino el de trascenderlo de un modo total y completo, para alcanzar la liberación y la iluminación. Estos enfoquen pretenden conectar con un nivel de conciencia que ofrece una libertad total y la liberación completa de la raíz de todo sufrimiento. Los enfoques orientales y occidentales son, por consiguiente, asombrosamente dispares. Tras esta breve introducción al espectro de la conciencia según Ken Wilber, veamos a continuación su argumentación acerca de los dos modos de saber.

Dada la actual superabundancia de técnicas, métodos, escuelas, filosofías y disciplinas psicológicas, el auténtico problema, tanto para el terapeuta como para el lego, consiste en descubrir una similitud ordinal, una lógica interna, un hilo de continuidad en esta vasta complejidad de sistemas psicológicos distintos y frecuentemente contradictorios. En términos generales, podemos por consiguiente afirmar que los campos principales de la psicoterapia oriental y occidental se ocupan de diferentes niveles del espectro. Por consiguiente, una psicología auténticamente integradora y compaginadora puede y debe servirse de las introspecciones complementarias procedentes de cada una de esas escuelas psicológicas.

3 - La filosofía perenne

Dada nuestra voluntad experimental de investigar todos los niveles de la conciencia, desembocamos en la filosofía perenne, ya que en realidad no se trata de una filosofía basada en la especulación, sino de una experiencia basada en uno de nuestros niveles de la conciencia: el mental. En todo caso, siguiendo dicha filosofía perenne, es inevitable considerar el yo individual, en cierto sentido, como una ilusión y su mundo como un sueño. No obstante, con esto no se menosprecian en absoluto los enfoques occidentales, ya que, aunque las disciplinas orientales puedan despertarnos de dicho sueño, los occidentales pueden evitar, entretanto, que el sueño se convierta en una pesadilla. Aprovechemos ambas. Así es como hay dos modos de saber.

4 - Dos modos de saber

Del mismo modo que un cuchillo no puede cortarse a sí mismo, el universo tampoco es capaz de verse en su totalidad como objeto, sin mutilarse por completo. Todo intento de asimilar el universo como objeto de conocimiento es, por consiguiente, profunda e inextirpablemente contradictorio; y cuando mayor parece su éxito, mayor es en realidad su fracaso. No obstante, es curioso que ese tipo de conocimiento dualista según el cual el universo se divide en sujeto y objeto (así como verdad y mentira, bueno y malo, etcétera) constituya la base fundamental de la filosofía, la teología y la ciencia de Occidente. La filosofía occidental, en general, es la filosofía griega, y la filosofía griega es la filosofía de los dualismos. La mayoría de los principales temas filosóficos debatidos todavía hoy fueron creados y modelados por los filósofos de la antigua Grecia. De ahí que Whitehead afirmara que la filosofía occidental es una esmerada nota a pie de página en la obra de Platón. Lamentablemente, la investigación de la historia del “tronco principal” del pensamiento occidental en busca de una solución convincente al problema del dualismo equivale tan solo a aproximarse todo lo posible a la muerte por aburrimiento. Solo en la historia reciente hemos comenzado a presenciar la eliminación de los dualismos que impregnan el pensamiento occidental desde hace veinticinco siglos.

Esta increíble historia empezó en Europa durante el siglo XII. Fue la época de los descubrimientos, del Renacimiento, de las exploraciones, de hombres como Gutenberg, Petrarca, Vasco de Gama, Colón, Cortés, Da Vinci, Miguel Ángel, Tiziano, Marco Polo, Copérnico. El hombre dejó de considerarse como un peón pasivo en un juego divino, para dedicarse a la exploración y a la investigación en un sinfín de direcciones distintas: nuevos ideales, nuevos conceptos geográficos, nuevas formas de experimentar su existencia personal. Sin embargo, este ímpetu explorador colectivo siguió siendo oscuro, difuso y descoordinado hasta que se introdujo el concepto dualista más influyente concebido por la mente humana: alrededor de 1600, Kepler y Galileo formularon simultánea e independientemente el principio de que las leyes de la naturaleza pueden ser descubiertas a través de las mediciones, y aplicaron dicho principio a su propio trabajo. Así como Aristóteles se había dedicado a clasificar, Kepler y Galileo se propusieron medir.

En el transcurso de un siglo, el hombre europeo se quedó plenamente intoxicado con este nuevo concepto de la medición, la cuantificación; no era solo una mejora progresiva de la humanidad, ni la felicidad garantizada, lo que prometía la nueva ciencia de la medición, sino el conocimiento de la realidad absoluta y definitiva que jamás había estado al alcance del hombre en épocas anteriores. Los científicos de aquella época habían empezado a construir una metodología a partir del dualismo cartesiano del sujeto frente al objeto, de tal persistencia que acabaría por desintegrar el propio dualismo en el que se basaba. La ciencia clásica estaba destinada a ser autoaniquilada.

A pesar de negar rotundamente todo lo no medible, no objetivo y no verificable, la ciencia estaba dispuesta a seguir su propio rumbo con rigor y honradez hasta sus últimas consecuencias, que no tardarían en manifestarse. En 1900, la ciencia estaba convencida de que había llegado casi al fin de la realidad. Había, sin embargo, dos fenómenos importantes para los que la mecánica clásica no ofrecía explicación alguna. Uno de ellos era el efecto fotoeléctrico; el otro es el que ahora, sin poder evitar una carcajada, se denomina catástrofe ultravioleta. Fue verdaderamente una catástrofe, ya que introdujo la primera fisura en la “rígida estructura” del dualismo científico.

El problema hace referencia a la radiación de energía procedente de ciertos cuerpos térmicos y los datos experimentales no correspondían a las teorías físicas existentes. A esta incógnita acudió el ingenio de Max Planck que, en un audaz y radical salto genial, propuso que la energía no era continua, como se suponía, sino que aparecía en discretos paquetes o quanta. Albert Einstein tomó la teoría de Planck y la aplicó con éxito al efecto fotoeléctrico, al tiempo que Neils Bohr la aplicaba a la física subatómica. Louis de Broglie supo aprovechar estos acontecimientos para demostrar que la materia, al igual que la energía, producía ondas, lo cual indujo a Erwin Schroedinger a formular la monumental mecánica cuántica. Y todo ello en el plazo escaso de una generación.

Todos estos formidables descubrimientos culminaron en la ineludible y sin embargo devastadora conclusión, formulada como principio de indeterminación de Heisenberg, cuyo alcance fue (y sigue siendo) enorme. Recordemos que la ciencia había progresado basándose en el dualismo de un sujeto frente a un objeto, un observador frente a un acontecimiento, considerando que la realidad era aquello susceptible de ser medido y verificado objetivamente. Esta investigación dualista se extendió por fin al mundo de la física subatómica y, como es natural, el objetivo de los científicos era el de señalar y medir las “partículas”, tales como los electrones, que componía el átomo, ya que se las suponía la realidad de las realidades, los componentes finales e irreductibles de toda la naturaleza. He ahí precisamente la clave del problema.

Los físicos en cuestión habían llegado al punto de aniquilación y el supuesto que les había conducido hasta el mismo, el de que el observador es independiente del acontecimiento, y el de que se puede manipular dualmente el universo sin alterarlo, resultó ser insostenible. De algún modo misterioso, el sujeto y el objeto estaban íntimamente unidos, y las múltiples teorías que habían supuesto lo contrario se tambaleaban. Como el físico Eddington declaró: “Algo desconocido hace algo que no comprendemos; he ahí a lo que se reduce nuestra teoría. No parece una teoría particularmente esclarecedora”. Esta incapacidad de definir totalmente las “realidades definitivas” del universo halló su expresión matemática en el principio de indeterminación de Heisenberg, y marcó el fin del enfoque clásico y puramente dualista de la realidad. En este sentido, Whitehead afirmó: “El progreso de la ciencia ha llegado ahora a un nuevo punto de partida. Los sólidos cimientos de la física se han desmoronado. Los viejos cimientos del pensamiento científico se convierten en incomprensibles. Tiempo, espacio, materia, material, éter, electricidad, mecanismo, organismo, configuración, estructura, pauta, función; todo ello debe ser reinterpretado. ¿Qué sentido tiene hablar de explicación mecánica cuando no sabemos lo que se entiende por mecánica?”.

La revolución cuántica fue tan cataclísmica debido a que no atacó una o dos conclusiones de la física clásica, sino sus propios cimientos, la base que servía de soporte para la totalidad de su estructura, es decir, el dualismo sujeto-objeto. Estas últimas realidades se desplazan cada vez que uno intenta medirlas. Quedó perfectamente claro para dichos físicos que la medición objetiva y la verificación no podían ser ya determinantes de la realidad absoluta, debido a que el objeto medido no se podía separar nunca por completo del sujeto medidor; lo medido y el medidor, lo verificado y el verificador, a este nivel, son una y la misma cosa. El sujeto no puede manipular el objeto, porque el sujeto y el objeto son en definitiva una y la misma cosa.

Al mismo tiempo que se desintegraba la “rígida estructura” del dualismo científico en la física, un joven matemático llamado Kurt Gödel elaboraba lo que fue sin duda el tratado más increíble en su género. En esencia, es una especie de analogía lógica del principio físico de indeterminación de Heisenberg. Conocido en la actualidad como “teorema de Gödel”, consiste en una rigurosa demostración matemática de que todo sistema lógico cerrado debe poseer por lo menos una premisa, que no se puede demostrar o verificar sin contradecirse a sí misma. Así pues, tanto desde un punto de vista lógico como físico, la verificación “objetiva” no es prueba de la realidad. Si todo debe ser verificado, ¿cómo se verifica al verificador, ya que sin duda forma parte del todo?

En otras palabras, cuando el universo se divide en sujeto y objeto, en un estado que ve y otro que es visto, algo queda siempre al margen. En el fondo del mundo físico, el principio de indeterminación; en el fondo del mundo mental, el teorema de Gödel: la misma brecha, el mismo universo que se alude a sí mismo, el mismo “algo falta” (nos encontramos asimismo con el mismo principio a nivel psicológico en la generación del inconsciente). Cuando la ciencia empezó con el dualismo entre el sujeto y el objeto cometió un error y en las primeras décadas del siglo XX había llegado al borde de la aniquilación. ¿Es la conciencia en realidad materia, o es la materia en realidad conciencia? La decisión final dependía por lo general de la inclinación individual. Bertrand Rusell lo resumió sucintamente: “Podemos denominar al mundo físico o mental, o ambas cosas, según se nos antoje; en realidad las palabras no cumplen ningún propósito”.

En breve, la física cuántica había conducido a otro dualismo, el de lo mental frente a lo material, al borde de la aniquilación, donde se había desvanecido. Son numerosas las conclusiones que se pueden sacar de la introspección de la revolución cuántica: a decir verdad, tan numerosas que la mayoría de los filósofos modernos utilizan el principio de indeterminación de Heisenberg y la mecánica cuántica de Schroedinger como prueba irrefutable de cualquier teoría en la que, a la sazón, crean. La conclusión de Heisenberg es clara: “Desde el primer momento participamos en el debate entre el hombre y la naturaleza, en el que la ciencia solo juega una parte, de modo que la división habitual del mundo entre sujeto y objeto, mundo interno y mundo externo, cuerpo y alma, ha dejado de ser adecuada y crea dificultades”. Erwin Schroedinger coincide plenamente con ello y se limita a afirmar: “Es imposible evitar dichas dificultades, a no ser que se abandone el dualismo”. “Abandonar el dualismo” era exactamente lo que la nueva física había hecho. Además de eliminar la barrera ilusoria entre sujeto y objeto, onda y partícula, mente y cuerpo, mental y material, con la brillante ayuda de Albert Einstein, la nueva física abandonó también el dualismo de espacio y tiempo, energía y materia, e incluso espacio y objetos. Al eliminar el dualismo fundamental entre sujeto y objeto, dichos físicos abandonaron en principio todos los dualismos.

Es precisamente en el dualismo de “crear dos mundos de uno solo” donde el universo se divide y mutila. Y la propia base de esta “creación de dos mundos de uno solo” la constituye la ilusión dualista de que el sujeto es fundamentalmente distinto e independiente del objeto. Como hemos visto, esto fue precisamente lo que los mencionados físicos acabaron por descubrir, la introspección culminante de trescientos años de investigación científica consistente y persistente. Este descubrimiento es de suma importancia, ya que permitió que los científicos en cuestión comprendieran lo inadecuado del conocimiento dualista, a condición de reconocer (aunque solo fuera vagamente) la posibilidad de otro modo de conocer la realidad, que no separe al conocedor de lo conocido, ni al sujeto del objeto. Respecto a este segundo modo, Eddington dice: “Tenemos dos géneros de conocimiento que yo denomino conocimiento simbólico y conocimiento íntimo. Las formas más comunes de razonar han sido desarrolladas exclusivamente para el conocimiento simbólico. El conocimiento profundo no es susceptible de codificación ni análisis; o mejor dicho, cuando intentamos analizarlo se pierde su intimidad y la remplaza el simbolismo”. Eddington denomina el segundo modo de conocimiento “íntimo”, porque el sujeto y el objeto están íntimamente unidos en dicha operación.

La física, y para el caso la mayoría de las disciplinas intelectuales occidentales, no trataban del “mundo propiamente dicho” debido a que operaban a través del modo dualista del conocimiento, y de lo que se ocupaban por consiguiente era de las representaciones simbólicas de dicho mundo. Por consiguiente, nuestras palabras, nuestras ideas, nuestros conceptos, nuestras teorías, e incluso nuestro lenguaje cotidiano no son más que “mapas” del mundo real. Así, nuestras ideas científicas y filosóficas sobre la realidad no son la realidad propiamente dicha.

Por consiguiente, de acuerdo con lo descubierto por los mencionados físicos, disponemos de dos modos básicos de conocer: el primero denominado mapa, conocimiento simbólico, inferencial o dualista (“método científico” a partir del cual se puede inferir el “mapa sociológico”), y el segundo conocido como íntimo, directo o conocimiento no dual (“misticismo contemplativo” como corolario al “mapa psicológico”). Como hemos visto, la ciencia en general partió exclusivamente del conocimiento simbólico y dualista “estilo mapa”, concentrándose en las “sombras”, pero como consecuencia de los últimos descubrimientos en las ciencias físicas, este modo de conocer ha resultado inadecuado, por lo menos en ciertos aspectos, para el “conocimiento auténtico” tan falazmente prometido. Dicha insuficiencia ha inducido a numeroso físicos a recurrir al segundo modo, o íntimo, de conocer, o por lo menos a plantearse la necesidad de dicho tipo de conocimiento.

Estas dos formas de conocimiento se distinguen también con toda claridad en el hinduismo, que en el Mundaka Upanishad (1.1.4) declara: “Existen dos modos de conocimiento que podemos alcanzar, que los conocedores de Brahma denominan superior e inferior”. El mundo inferior corresponde a lo que nosotros hemos denominado mapa simbólico del conocimiento. El mundo superior “no se alcanza avanzando progresivamente a través de las órdenes inferiores del conocimiento, como si se tratara de la última etapa de una serie, sino de golpe, de un modo, por así decirlo, intuitivo e inmediato”. Esto corresponde a nuestro segundo modo de conocimiento, o no dual, ya que se trata de una visión intuitiva de la no dualidad.

Quizá ningún filósofo moderno ha hecho tanto hincapié en la importancia fundamental de distinguir dichos dos modos de conocimiento como Alfred North Whitehead, que ha señalado insistentemente que las características fundamentales del conocimiento simbólico son la abstracción y la bifurcación (es decir, la dualidad), haciendo caso omiso de todo lo demás, por lo que “la abstracción no es más que la omisión de parte de la verdad”.

El conocimiento simbólico o representativo es un modo de conocimiento con el que todos estamos familiarizados: se considera al sujeto “independiente” del objeto y el “saber” consiste en establecer una cadena externa de intermediarios físicos o mentales que vinculen el pensamiento con el objeto. Sin embargo, el segundo modo de conocimiento no contiene dicha duplicidad ya que, en palabras de William James, “cuando el conocimiento es inmediato e intuitivo, el contenido mental y el objeto son idénticos”.

Ahora bien, si es cierto que al dividir el universo en sujeto y objeto, en conocedor y conocido, al crear “dos mundos de uno solo”, el universo queda desgarrado y aislado de sí mismo, nuestra única esperanza de conectar con la realidad-si es que efectivamente existe- dependerá necesariamente del abandono total del modo dualista de conocimiento, que no hace más que repetir dicho acto primigenio de mutilación en cada uno de sus pasos. En tal caso, debemos abandonar el modo simbólico-dualista de conocimiento, que desgarra la textura de la realidad en el propio intento de comprenderla. En otras palabras, lo que debemos hacer es salir de las tinieblas del conocimiento crepuscular, para entrar en el resplandor del conocimiento diurno; si nuestro propósito es conocer la realidad, es al segundo modo de conocimiento al que debemos recurrir. De momento nos basta con saber que poseemos dicho conocimiento diurno, pero nuestra satisfacción será enorme cuando logremos despertarlo plenamente.

5 - Un nuevo paradigma de conocimiento: la conciencia transpersonal

Hasta aquí la argumentación, pienso, magistralmente expuesta por Ken Wilber respecto a los dos modos de saber. Desde el surgimiento de la física cuántica, tal es el debate entre los materialistas científicos (método científico) y los mal llamados “místicos cuánticos”(método trascendental). Dicha dicotomía cognitiva, en realidad, es una réplica epistemológica entre la ciencia como medio de conocimiento objetivo y el misticismo como conocimiento revelado que plantean las diversas religiones. Por tanto, el debate que se plantea desde el surgimiento de la física cuántica es el encontronazo entre la racionalidad y la espiritualidad (Laszlo, 2007), una cuestión de hondo calado abordada pedagógicamente como La educación cuántica y que propugna ese nuevo paradigma de conocimiento donde el “misticismo cuántico” debe ser reconsiderado como filosofía transpersonal.

Sin embargo, dicha cuestión también puede ser consultada en Cuestiones cuánticas, una obra de Ken Wilber (2013) que recopila los escritos místicos de los físicos más famosos del mundo. Son unos escritos místicos de los científicos más eminentes de nuestra era, los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica. Todos ellos, con un lenguaje asequible y ajeno a la terminología técnica, expresan su convicción de que la física y la mística, de alguna manera, son complementarias. Sin lugar a dudas, son cada vez más los científicos que escapan de la exclusiva mirada del materialismo científico y abrazan a la espiritualidad.

Ken Wilber, en esta magistral clase de filosofía de la ciencia, nos demuestra que hay dos modos de conocer: el método científico y el trascendental, diferentes pero complementarios. El primero languidece con el pensamiento occidental al proyectarse el sujeto en el objeto, el materialismo, el poder de la razón destruyendo la biosfera, en definitiva, todo un racionalismo pragmático; y el segundo, el racionalismo espiritual, es el artífice de un nuevo mundo que vislumbra el empoderamiento consciente de las personas, y cuya primera condición es trascender el ego para ver la vida de un modo compasivo, y que para cambiar el mundo, hay que comenzar precisamente por uno mismo, uniendo la sabiduría (Droit, 2011) y el amor (Hüther, 2015) en una nueva percepción consciente no dual, pues conocimiento y amor son como dos caras de la misma moneda donde, el saber sin amor, es puro egoísmo.

Es dicho proceso de autopoiesis desde la razón al espíritu colectivo el causante del problema epistemológico entre los materialistas científicos y los místicos cuánticos. El método científico como único medio de llegar al conocimiento, mediante la física cuántica, ha llegado a los confines del universo: el propio sujeto, pues objeto y sujeto son una y la misma cosa. Todo un giro copernicano del “ver para creer” al “creer para ver”, uno nuevo paradigma de conocimiento propuesto por los místicos cuánticos al aunar ciencia y espiritualidad, restando así supremacía respectivamente a los poderes fácticos quienes controlan la ciencia, y a las religiones quienes obnubilan la razón de sus fieles. Dicha introspección inquiere, inexorablemente, de un nuevo paradigma de conocimiento, una tarea ya emprendida por científicos como Ken Wilber (2005a), Fritjof Capra (2000), Amit Goswami (2010), Rupert Sheldrake (1994), Deepak Chopra (2007), Joe Dispenza (2012), Jean-Pierre Garnier Malet (2012), Bruce Lipton (2007), Félix Torán (2011), Pim Van Lommel (2012), Alexander Eben (2013), Michio Kaku (2007), Eduardo Zancolli (2003), Francisco Barsonell (2012), José Miguel Gaona (2012), etcétera.

Hay dos modos de saber. Que cada cual, según sus convicciones, elija el suyo. Sin embargo, mediante la sabia argumentación de Ken Wilber, esos dos modos de saber se constituyen en sustratos epistemológicos y permiten diferenciar respectivamente entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable (Martos, 2015), entre la ciencia y la religión, entre la razón y el espíritu. Con la emergencia de la mente a partir de la modernidad, el Espíritu comienza a tomar conciencia de sí mismo, lo cual, entre otras cosas, introduce en el mundo la conciencia moral, una moral, por cierto, completamente ajena al mundo de la naturaleza. Por tanto, el Espíritu está comenzando a despertar a sí mismo, conocerse a sí mismo a través de los símbolos, los conceptos, dando así origen al mundo de la razón y, en particular, al mundo de las morales conscientes. Así, pues, la naturaleza es Espíritu objetivo, mientras que la mente es Espíritu subjetivo. En ese momento histórico -en el momento en que la mente y la naturaleza se diferenciaron-, el mundo parece escindirse en dos, la mente reflexiva y la naturaleza reflejada, pero la modernidad se hallaba temporalmente estancada en la batalla entre la mente y la naturaleza, entre el ego y el eco. En opinión de Shelling, esta síntesis no dual como identidad entre el sujeto y el objeto en un acto atemporal de autoconocimiento, es una intuición mística directa. Para Shelling, y también para su amigo y discípulo Hegel, el Espíritu se enajena de sí mismo para dar lugar a la naturaleza objetiva, despierta a sí mismo en la mente subjetiva y termina retornando así en la pura conciencia inmediata no dual en la que sujeto y objeto son uno, y la naturaleza y la mente se funden en la actualización del Espíritu. El Espíritu se conoce a sí mismo objetivamente como naturaleza, se conoce subjetivamente como mente y se conoce absolutamente como Espíritu. Esos tres momentos también son conocidos como subconsciente, consciente y supraconsciente, o dicho de otro modo, prepersonal, personal y transpersonal; o preracional, racional y transracional; o biosfera, noosfera y teosfera (Wilber, 2005b: 396-398).

Todo ello, traducido en términos evolutivos y psicológicos (Laszlo, 2004), equivale a decir que El gen egoísta (Dawkins, 2002) puede ser trascendido conscientemente Más allá del ego (Vaughan y Walsh,2000), dicho de otro modo, el egoísmo puede ser trascendido hacia la compasión y, respectivamente, la conciencia personal hacia la conciencia transpersonal (1) (Martos, 2008). Así, desde dicha perspectiva, la afirmación de Dawkins (2002: 3) de que “el amor universal y el bienestar de las especies consideradas en su conjunto son conceptos que, simplemente, carecen de sentido en cuanto a la evolución”, es un simple reduccionismo desde el materialismo científico, obnibulado por una prepotencial racional en cuanto causa explicativa al obviar que el Kosmos (2) es autotrascendente y regido por los veinte principios (3). Dicho de otro modo, La evolución del amor (Hüther, 2015) ya es contemplada desde la neurobiología y la sociobiología como un fenómeno de la evolución humana pues, más allá del valor de los genes egoístas o la superviviencia del más fuerte, interviene la capacidad de elección de pareja por motivos distintos a la simple atracción física o el instinto reproductor. Para Hüther, a pesar del surgimiento de la razón y del pensamiento crítico, el sentimiento del amor sigue siendo importante por su influencia en el futuro de la especie humana pues es la fuente de nuestra creatividad y la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales y, más decisorio aún, nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta. En definitiva, la única fuerza que puede vencer a la competencia autodestructiva es el amor mediante el compromiso de equipo y la creatividad participativa.


NOTAS:

(1) Etimológicamente el término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y en la literatura transpersonal se suele utilizar para hacer referencia a inquietudes, motivaciones, experiencias, estadios evolutivos, modos de ser y otros fenómenos que incluyen pero trascienden la esfera de la individualidad y de la personalidad humana, el yo o ego (Ferrer, 2002). Entre sus intereses centrales se encuentran “los procesos, valores y estados transpersonales, la conciencia unitiva, las experiencias cumbre, el éxtasis, la experiencia mística, la trascendencia, las teorías y prácticas de la meditación, los caminos espirituales, la realización (...) y los conceptos, experiencias y actividades con ellas relacionados” (Walsh y Vaughan, 1982:14). Entre sus objetivos principales se encuentra la delimitación de las fronteras y las variedades de la experiencia humana consciente (Rowan, 1996). (Cita extraída del trabajo de investigación de Doctorado titulado Complejidad y Psicología Transpersonal: Caos, autoorganización y experiencia cumbre en psicoterapia, de Iker Puente Vigiola, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Barcelona, 16 de Febrero de 2007).

Sin embargo, a los efectos prácticos de este ensayo, el concepto de conciencia transpersonal se implementa también con la siguiente definición: En los estados modificados de consciencia estudiados por la psicología transpersonal se producen cambios en el flujo del pensamiento, en la percepción de la realidad y a nivel emocional. En estos estados pueden ocurrir experiencias de catarsis y, sobre todo, experiencias místicas o extáticas, que diversos autores han definido como religiosas, trascendentes, transpersonales o experiencias cumbre. En estas vivencias el mundo se percibe como una totalidad, en la que el propio individuo está inmerso. Se produce, al mismo tiempo, una sensación subjetiva de unidad, en la que el Yo individual se diluye, desapareciendo toda distinción significativa entre el Yo y el mundo exterior. Esta experiencia es vivida por la persona como algo positivo, y autores como Maslow o Grof señalan que puede tener efectos beneficiosos y terapéuticos. Sin embargo, la disolución del Yo previa a la sensación subjetiva de unidad, puede ser vivida por el sujeto como un momento de caos, de desequilibrio y desestructuración, de pérdida de los puntos de referencia habituales. Diversos autores se han referido a esta experiencia como muerte del ego. (Grof, 1988; Wilber, 1996; Fericgla, 2006). (Cita extraída del artículo titulado Psicología Transpersonal y Ciencias de la Complejidad: Un amplio horizonte interdisciplinar a explorar, de Iker Puente, Journal of Transpersonal Research, 2009, Vol. 1 (1), pp 19-28 ISSN: 1989-6077).

Por tanto, en este ensayo, el paso de la conciencia personala la conciencia transpersonal, debe interpretarse como la muerte del ego en su viaje iniciático hacia la percepción unitaria del sujeto cognoscente con el mundo (no dualidad entre sujeto y objeto), donde las emociones egoístas e individualistas dejan paso a la compasión. Se trataría, en suma, de un ascendente viaje iniciático-cognitivo similar al descrito como salida del mundo de las sombras en el Mito de la Caverna de Platón, para luego transmitir de un modo descendente la sabiduría adquirida en el Mundo de las Ideas, donde la reina es el Amor.

(2) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que les lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.

(3) Wilber en Sexo, Ecología, Espiritualidad,72-119:

1- La realidad como un todo no está compuesta de cosas u de procesos, sino de holones.

2- Los holones muestran cuatro capacidades fundamentales: autopreservación, autoadaptación, autotrascendencia y autodisolución. Estas cuatros características son muy importantes y las vamos a estudiar una a una.

3- Autopreservación. Los holones se definen no por la materia de que están hechos (puede no haber materia) ni por el contexto en el que viven (aunque son inseparables de él), sino por el patrón relativamente autónomo y coherente que presenta. La totalidad del holón se muestra en la capacidad de preservar su patrón.

4- Autoadaptación. Un holón funciona no solo como una totalidad autopreservadora sino también como parte de otro todo mayor, y en su capacidad de ser una parte debe adaptarse o acomodarse a otros holones (no autopoiesis sino alopoiesis; no asimilación sino acomodación).

5- Autotrascendencia (o autotransformación). La autotrascendencia es simplemente la capacidad que tiene un sistema de llegar más allá de lo dado, e introducir en cierta medida algo novedoso; una capacidad sin la cual es seguro que la evolución no hubiera podido ni siquiera comenzar. El universo tiene la capacidad intrínseca de ir más allá de lo que fue anteriormente.

6- Autodisolución. Dado que cada holón es también un supraholón, cuando es borrado –cuando se autodisuelve en sus subholones- tiende a seguir el mismo camino descendente que éstos han seguido en el camino ascendente: las células se descomponen en moléculas, que a su vez se descomponen en átomos, y éstos en partículas que desaparecen en las probabilidades nubes transfinitas de “burbujas dentro de burbujas”.

7- Los holones emergen. Emergen nuevos holones debido a la capacidad de autotrascendencia. Primero las partículas subatómicas; después los átomos, moléculas, los polímeros; después las células, y así sucesivamente.

8- Los holones emergen holárquicamente. Es decir, jerárquicamente, como una serie ascendente de totalidades/partes. Los organismos contienen células, pero no al revés; las células contienen moléculas, pero no al revés; las moléculas contienen átomos, pero no al revés.

9- Cada holón emergente trasciende pero incluye a sus predecesores. Todas las estructuras básica y funciones son preservadas y llevadas a una identidad mayor, pero todas las estructuras de exclusividad y las funciones que existían debido, al aislamiento, a la separación, a la parcialidad, a la individualidad separada, son simplemente abandonadas y reemplazadas por una individualidad más profunda que alcanza una comunión más amplia de desarrollo.

10- Lo inferior establece las posibilidades de lo superior; lo superior estable las probabilidades de lo inferior. Aunque un nivel superior va “más allá” de lo dado en el nivel inferior, no viola las leyes o patrones del nivel inferior; no está determinado por el nivel inferior, pero tampoco puede ignorarlo. Mi cuerpo sigue las leyes de la gravedad, mi mente se rige por otras leyes, las de comunicación simbólica y la sintaxis lingüística; pero si mi cuerpo se cae por un precipicio, mi mente va con él.

11- El número de niveles que comprende una jerarquía determinada si esta es “superficial” o “profunda”; y al número de holones en su nivel dado le llamaremos su “extensión”. Esto es importante porque establece que no es solo el tamaño de una población lo que estable el orden de riqueza (u orden de emergencia cualitativa), sino más bien viene dado por su profundidad. Veremos que una de las confusiones más generalizadas de las teorías ecológicas generales o del nuevo paradigma (ya sean “pop” o “serias”) es que a menudo confunden gran extensión con gran profundidad.

12- Cada nivel sucesivo de la evolución produce MAYOR profundidad y MENOR extensión. Así, el número de moléculas de agua en el universo siempre será menor que el número de átomos de hidrógeno y de oxígeno. El número de células en el universo siempre será menor que el de moléculas, y así sucesivamente. Simplemente quiere decir que el número de totalidades siempre será menor que el número de partes, indefinidamente. Cuando mayor sea la profundidad de un holón, tanto mayor será su nivel de conciencia. El espectro de la evolución es un espectro de conciencia. Y se puede empezar a ver que las dimensiones espirituales constituyen el tejido mismo de la profundidad del Kosmos.

13- Destruye un holón de cualquier tipo y habrás destruido todos sus holones superiores y ninguno de sus inferiores. Es decir: cuando menos profundidad tiene un holón, tanto más fundamental es para el Kosmos, porque es un componente de muchos otros holones.

14- Las holoarquías coevolucionan. Significa que la “unidad” de evolución no es el holón aislado (molécula individual, planta, o animal), sino un holón más dentro del entorno inseparablemente ligado a él. Es decir, la evolución es ecológica en el sentido más amplio.

15- Lo micro está en una relación de intercambio con lo macro en todos los niveles de su profundidad. Por ejemplo, el ser humano y los tres niveles de materia, vida y mente: todos estos niveles mantienen su existencia a través de una red increíblemente rica de relaciones de intercambio con holones de la misma profundidad en su entorno.

16- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor complejidad. El biólogo alemán Woltereck acuño el término anamorfosis – significa, literalmente, “no ser conforme”- para definir lo que vio como rasgo central y universal de la naturaleza: la emergencia de una complejidad cada vez mayor.

17- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor diferenciación/integración. Este principio fue dado en su forma actual, por primera vez, por Herbert Spencer (en First principles, 1862): la evolución es un “cambio desde una homogeneidad incoherente e indefinida a una heterogeneidad coherente y definida, a través de continuas diferenciaciones e integraciones”.

18- La organización/estructuración va en aumento. La evolución se mueve del sistema más simple al más complejo y desde el nivel de organización menor hacia el mayor.

19- La evolución tiende a seguir la dirección de autonomía relativa creciente. Este es un concepto muy poco comprendido. Simplemente hace referencia a la capacidad de un holón para autopreservarse en medio de las fluctuaciones ambientales (autonomía relativa es otra forma de decir individualidad). Y de acuerdo con las ciencias de la complejidad, cuando más profundo es un holón, mayor es su autonomía relativa. La autonomía relativa simplemente se refiere a cierta flexibilidad ante el cambio de las condiciones ambientales.

20- La evolución tiende a seguir la dirección de un Telos creciente. El régimen, canon, código o estructura profunda de un holón actúa como un imán, un atractor, un punto omega en miniatura, para la realización de ese holón en el espacio y el tiempo. Es decir, el punto final del sistema tiene a “atraer” la realización (o desarrollo) del holón en esa dirección, ya sea un sistema físico, biológico o mental. Ha surgido toda una disciplina dentro de la teoría general de sistemas para dedicarse al estudio de las propiedades de los atractores caóticos y de los sistemas por ellos gobernados; se le conoce popularmente como la teoría del caos.


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saber

5 - DOS MODOS DE SABER: LA FALACIA DEL SISTEMA EDUCATIVO OCCIDENTAL

El pensamiento occidental se ha caracterizado por la constante universal de abordar el problema del hombre desde el dualismo: materia y espíritu, cuerpo y alma, cerebro y mente. Las teorías dualistas acerca de los principios de la realidad humana se inspiraron en el pensamiento griego platónico-aristotélico, después asumido por las escuelas escolásticas. Toda la historia de la filosofía occidental está transitada por la inquietud de encontrar la solución al problema del conocimiento, en definitiva, intentar dar una explicación coherente de la conciencia.

En la Edad de la Razón, Kant mediante sus Tres críticas, La crítica de la razón pura (Kant, 2005), La crítica del juicio (Kant, 2006a) y La crítica de la razón práctica (Kant, 2008), produjo la diferenciación de las tres grandes categorías platónicas: la Bondad (la moral, el “nosotros”-cultura), la Verdad (la verdad objetiva propia del “ello”-ciencia) y la Belleza (la dimensión estética percibida por cada “yo”-arte). El resultado tras la diferenciación, a decir de Wilber (2005a, 466), fue concluyente: “Dios en cualquiera de sus formas fue declarado muerto, solo la naturaleza estaba viva. La razón, en reacción al mito, eligió así mirar casi exclusivamente hacia abajo, y en esa mirada fulminante nació el mundo occidental moderno”. La mala noticia, por lo contrario, es que la postmodernidad no ha logrado la integración respectivamente de la cultura, la naturaleza y la conciencia.

La división dualista entre materia y mente, naturaleza e ideas que ha persistido en la civilización occidental, se convertiría en un exacerbado racionalismo pragmático (mundo externo o “ mapa sociológico”) y un descuidado racionalismo espiritual (mundo interno o “mapa psicológico”) (Martos, 2012a). La psicología positivista y reduccionista relegó la esencia del ser humano a un simple subjetivismo, dando así alas a la filosofía materialista, cuyas ciencias nos prometieron el conocimiento último de toda realidad mediante el instrumento más novedoso descubierto por Kepler y Galileo: la medición. Así como Aristóteles se había dedicado a clasificar, Kepler y Galileo se propusieron medir. Así procedieron todas las disciplinas científicas hasta descomponer la naturaleza en tantas partes como ciencias tenemos hoy en día hasta la llegada de la física cuántica, quien posibilitó considerar el otro modo de saber, el no dual entre sujeto y objeto, el místico, el trascendental, diferente pero complementario con el método científico. Dos modos de saber epistemológicamente argumentados por Ken Wilber (2005b,55-56) en su obra El espectro de la conciencia, a saber, el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto): “Esos dos modos de conocer son universales, es decir, han sido reconocidos de una forma u otra en diversos momentos y lugares a lo largo de la historia de la humanidad, desde el taoísmo hasta William James, desde el Vedanta hasta Alfred North Whitehead y desde el Zen hasta la teología cristiana. (…) También con toda claridad en el hinduismo”.

Al hilo de la anterior reflexión, es evidente que el ejercicio de filosofar para dar una explicación coherente de la conciencia se ha convertido en un pensamiento complejo (Morin, 1994) en orden a tener una comprensión del mundo como sistema entrelazado. El estudio de lo complejo ha impactado también en el ámbito más directo de las interacciones de los seres humanos: la educación, la interpretación de la sociedad, la política, y la comprensión del momento actual que vive la humanidad. Esa complejidad, la expresa certeramente el filósofo francés Edgar Morin (2004:224): "Se trata de enfrentar la dificultad de pensar y vivir en la búsqueda de soluciones a los problemas contemporáneos y la construcción del futuro".

Para tal fin, Edgar Morin (2005: 661) nos indica el camino a seguir: "Educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad".

Pero social y políticamente, ¿quién controla lo que hay que saber y cómo transmitirlo? Iván Illich (2011), ya en 1971, realizó una crítica a la educación tal y como se lleva a cabo en las economías modernas, pues considera que dicha educación se reduce al consumismo, forzando a los aprendices a cursar un currículo obligatorio que perpetúa la sociedad de clases. Si cada época en la historia ha requerido de un tipo de pedagogía o una escuela de pensamiento, ¿qué tipo de pedagogía y pensamiento requieren los tiempos actuales?

No es hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 cuando se alude expresamente al derecho de la educación en su artículo veintiséis. Primeramente dice que “toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”. En segundo lugar que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz. Y en tercer lugar que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Toda una declaración de intenciones que no se cumple a lo ancho y largo del planeta. ¿Por qué? Principalmente porque la educación es un instrumento de poder, como lo es el dinero, y las materias primas, y los alimentos, y la salud, y la política, una cuestión argumentada en Capitalismo y conciencia (Martos, 2012b). La educación instrumentalizada por la élite capitalista va en detrimento del respeto a las libertades fundamentales recogidas en los Derechos Humanos, y que han sido sistemáticamente vulnerados por los poderes fácticos. En esa pugna entre la egolatría plutocrática y la renovada conciencia global, se está deliberando el actual caos civilizatorio.

Los actuales cambios en nuestra civilización obedecen a causas históricas, sociales y filosóficas pero, inherentemente, conlleva también cambios en la educación y en la forma que se adquiere el conocimiento como nunca ha habido en la historia. Los cambios humanos operados en el ámbito del conocimiento han sido de tal calibre y calidad que ha provocado una verdadera revolución científica, solo comparable a la revolución industrial. La educación se encuentra en un proceso de transformación. El modelo educativo vigente está desfasado desde hace décadas. Es hasta estúpido intentar enseñar a nuestros niños y adolescentes un contenido al que pueden acceder cuando lo deseen desde cualquier dispositivo con una conexión a Internet. Al respecto, muchos movimientos de vanguardia se están suscitando en todo el mundo, y las conocidas como “escuelas activas” es el movimiento pedagógico que abandera el cambio de paradigma educativo.

Es oportuno e importante recordar la diferenciación pedagógica entre las escuelas tradicionales y las escuelas activas. Mientras que en la escuela tradicional prima el aprendizaje memorístico, en la escuela activa se imparte un aprendizaje comprensivo, crítico u multidisciplinar. En la escuela tradicional, la relación entre maestro y alumno es de autoridad y pasiva recepción de conocimientos, respectivamente. Sin embargo, en la escuela activa, se plantea el aprendizaje a partir de las necesidades e intereses del alumno, siendo el maestro un acompañante participativo en la construcción del conocimiento. En la escuela tradicional se hacen exámenes. Sin embargo, en las escuelas activas, se evalúa el progreso del alumno de manera global, no por área y materias, sino por medio de acuerdo de las normas entre todos, es decir, consenso frente a la actitud represiva de la escuela tradicional.

La educación académica tradicional, en la acepción anteriormente argumentada, está quedando obsoleta y requiere de una nueva mirada pedagógica acorde a los nuevos tiempos cuánticos. Si a ese campo cuántico se le añade la necesaria renovación moral y espiritual, tenemos así el fundamento epistemológico para poder hablar de La educación cuántica (Martos, 2015) mediante una actitud pedagógica que busca el empoderamiento consciente de los alumnos. Es conveniente ver algunos ejemplos de ello.

El maestro de física Carlos González Pérez (2011) mediante su obra Veintitrés maestros, de corazón: un salto cuántico en la enseñanza, ayuda a descubrir los enormes potenciales que habitan en el interior de los alumnos, posibilitando el empoderamiento más allá de la mente programada y de las creencias.

Mediante La educación prohibida (película-documental sobre la educación progresista en oposición a la educación tradicional en: www.educacionprohibida.com), German Doin se ha convertido también en un referente del proyecto Reevo, una plataforma web de una comunidad de activistas en red con el fin de documentar, mapear e impulsar iniciativas vinculadas a experiencias de la educación no convencional que se centran en el aprendizaje y pleno desarrollo de los seres humanos en comunidad respetando su vida, su cultura y su entorno.

María Acaso con sus libros La educación artística no son manualidades (Acaso, 2009a), El lenguaje visual (Acaso, 2009b) y Reduvolution (Acaso, 2013), empodera a los educadores que desean llevar a la práctica el cambio de paradigma que la educación necesita: mientras que todo se transforma, el mundo de la educación permanece anclado en un paradigma más cercano al siglo XIX y a la producción industrial que a las dinámicas propias del siglo XXI.

Por último, La educación cuántica (Martos, 2015) es una obra epistemológica que propone un nuevo paradigma de conocimiento al reinterpretar la historia del pensamiento occidental mediante la recuperación de la sabiduría presente en la filosofía perenne; replantea las relaciones entre la ciencia y la espiritualidad a la luz de las diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica; cuestiona el tradicional sistema educativo y propone una pedagogía activa y libertaria. Para tales fines, propugna una renovada filosofía de la mente (epistemología hermenéutica) en oposición a la visión mecanicista, industrial y positivista de la escolarización tradicional.

Desde luego que, a la vista de estas heterogéneas propuestas y experiencias pedagógicas, se puede afirmar que el sistema educativo tradicional está metamorfoseándose gracias a personas o colectivos que trabajan en pos del empoderamiento humano, en aras a trabajar la potencial profundidad inherente a todo ser humano; y ello solo se puede realizar desde un giro copernicano en el modelo cognitivo de la educación, como pretende este filósofo con La educación cuántica. Y no es una simple impresión subjetiva del que escribe esto pues, a decir del catedrático de sociología y experto en educación Mariano Fernández Enguita, el origen del fracaso escolar se debe a la rigidez del sistema educativo. No hay lugar a dudas que el paradigma educativo tradicional está en un tránsito hacia no sabe nadie dónde. Ese vacío cognitivo por la incertidumbre educacional del futuro, es un posibilismo para la construcción epistemológica de La educación cuántica en el marco de la filosofía transpersonal.

Desde 1948, el artículo veintiséis de los Derechos Humanos referente al derecho de la educación, como en otras facetas sociales, económicas y políticas, ha sido ninguneado por los poderes fácticos. Sin embargo, novedosas iniciativas de hacer pedagogía están llegando al estamento educacional. Son tiempos de un revisionismo educacional como se ha visto, pero también de un revisionismo humano en el modo como percibimos nuestro mundo y el universo. En definitiva, son tiempos de repensar la relación entre la racionalidad y la espiritualidad. Son tiempos de integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable.



Bibliografía:

Acaso, María. La educación artística no son manualidades. Madrid: La catarata, 2009a.

Acaso, María. El lenguaje visual. Barcelona: Paidós Ibérica, 2009b.

Acaso, María. Reduvolution. Barcelona: Paidós Ibérica, 2013.

González,Carlos. Veintitrés maestros, de corazón: un salto cuántico en la enseñanza. Madrid: Mandala, 2011.

Illich, Iván. La sociedad desescolarizada. Argentina: Ediciones Godot, 2011.

Kant, Immanuel (2005), La crítica de la razón pura, Taurus, Madrid.

Kant, Immanuel (2006a), Crítica del juicio, Espasa Libros, Barcelona.

Kant, Immanuel (2008), La crítica de la razón práctica, Losada, Buenos Aires.

Martos, A. (2012a), “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico transpersonal”. En: Journal of Transpersonal Research, Nº 4 (1), 47-68.

Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. Madrid: Bubok, 2012b.

Martos, Amador. La educación cuántica. Málaga: Corona Borealis, 2015.

Morin, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1994.

Morin, Edgar. El Método, Tomo 6. La Ética. Paris: Seuil, col. Points, 2004.

Morin, E. (2005). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. En: Ra Ximhai, Nº1 (3), 653-665. Universidad Autónoma Indígena de México.

Wilber, Ken (2005a), Sexo, Ecología, Espiritualidad,Gaia Ediciones, Madrid.

Wilber, Ken (2005b), El espectro de la conciencia, Kairós, Barcelona.
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6 - LA EDUCACIÓN TRANSRACIONAL: LA SÍNTESIS DE SABERES MEDIANTE LA INTUICIÓN ESPIRITUAL

Este artículo es una reproducción del capítulo 4 de la tercera parte del libro CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD

1 - Una educación para una sociedad visión-lógico informática

Este capítulo es una reproducción del capítulo 17 del libro FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

“La historia del pensamiento no es como nos la enseñan en nuestro actual sistema educativo occidental, sino que está amputada de su otra mitad: la filosofía perenne” (Amador Martos, filósofo transpersonal).

Desde la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente, ha tenido lugar el lento proceso de transformación de una sociedad racional-industrial a una sociedad informática visión-lógica, pero de ningún modo se trata -como afirman los portavoces de la Nueva Era- (Merlo, 2007), de una transformación espiritual. La especie humana ha experimentado a lo largo de su desarrollo tres grandes y profundas transformaciones a escala mundial: la agraria, la industrial y la informática. Ahora nos hallamos al comienzo de la llamada “tercera ola” (Toffler, 1993). Lentamente, está surgiendo un nuevo centro de gravedad sociocultural, la sociedad visión-lógico informática, una sociedad que posee una visión del mundo existencial o aperspectivista (interior colectivo-intersubjetivo), asentada en una base tecnoeconómica de transferencia de información digital (exterior colectivo-interobjetivo) y un yo centáurico (1) (interior individual-subjetivo) que debe integrar su materia, su cuerpo y su mente -integrar la fisiosfera, la biosfera y la noosfera- para ajustar funcionalmente su conducta (exterior individual-objetivo) al nuevo espacio del mundo.

Pero esa transformación corresponde a un orden muy elevado que impone una nueva y terrible carga sobre el mundo: la necesidad de trascender e incluir lo superior con lo inferior. Y la pesadilla es que, aunque dispongamos de un nuevo y superior espacio del mundo, todo ser humano debe comenzar su proceso de desarrollo partiendo de la primera casilla. Todos, sin excepción, debemos comenzar en el fulcro 1 y crecer y evolucionar a través de todos los estadios inferiores hasta llegar a alcanzar el nuevo estadio superior. De modo que, por más que, una persona nazca en una cultura visión-lógica global, su singladura deberá comenzar en el nivel fisiocéntrico e ir superando, a partir de ahí, los estadios biocéntrico, egocéntrico y sociocéntrico (2) . Y, cuanto más nivel de desarrollo tenga una determinada cultura, mayor es su probabilidad de que las cosas vayan mal pues, cuanta mayor es la profundidad de una sociedad, mayores son también las cargas impuestas sobre la educación y transformación de sus ciudadanos. La transformación del mundo implica, pues, un abismo cultural por superar.

Al hilo de la anterior conclusión de Wilber, es imperativa una educación que contemple una antropología filosófica integradora de la racionalidad con la espiritualidad, una cuestión que implica inherentemente una reconstrucción epistemológica desde la filosofía transpersonal, como tesis de esta investigación.

2 - La educación como misión espiritual

Este capítulo es una reproducción del capítulo 18 del libro FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

“La educación no debería estar supeditada a los poderes políticos pervertidos ideológicamente, como lo está también la justicia, sino de libre acceso y gratuita como bien supremo al que pueda acceder todo ser humano” (Amador Martos, filósofo transpersonal).

Sin embargo, el ejercicio de filosofar se ha convertido en un pensamiento complejo (Morin, 1994) en orden a tener una comprensión del mundo como sistema entrelazado. El estudio de lo complejo ha impactado también en el ámbito más directo de las interacciones de los seres humanos: la educación, la interpretación de la sociedad, la política, y la comprensión del momento actual que vive la humanidad. Esa complejidad, la expresa certeramente el filósofo francés Edgar Morin (2004:224):

“Se trata de enfrentar la dificultad de pensar y vivir en la búsqueda de soluciones a los problemas contemporáneos y la construcción del futuro.”

Para tal fin, Edgar Morin (2005: 661) nos indica el camino a seguir:

“Educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad.”

Pero social y políticamente, ¿quién controla lo que hay que saber y cómo transmitirlo? Iván Illich (2011), ya en 1971, realizó una crítica a la educación tal y como se lleva a cabo en las economías modernas, pues considera que dicha educación se reduce al consumismo, forzando a los aprendices a cursar un currículo obligatorio que perpetúa la sociedad de clases. Si cada época en la historia ha requerido de un tipo de pedagogía o una escuela de pensamiento, ¿qué tipo de pedagogía y pensamiento requieren los tiempos actuales?

3 - Una educación transracional

Este capítulo es una reproducción del capítulo 22 del libro FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

Soy consciente de la dificultad cognoscitiva que entraña este trabajo de investigación al proponer una integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable como síntesis de saberes mediante una genuina intuición espiritual (intuición moral básica): una cuestión ética así aprehendida desde la no-dualidad por el sujeto cognoscente es el fundamento epistemológico por excelencia para una educación transracional que implemente la razón con el corazón (Toro, 2014), y se presenta como un imperativo para trascender la crisis de conciencia en la que está inmersa la filosofía occidental. La crisis de Occidente no es solo una crisis económica y política sino, eminentemente, una crisis social derivada a su vez de una crisis de conciencia, de profundidad, una crisis de pensamiento que debiera ser trascendida mediante la espiritualidad contemplada en la filosofía transpersonal, todo un giro participativo (Ferrer y Sherman, 2011) hacia el misticismo y el estudio de las religiones (Teología), cuestiones que convergen inevitablemente con la metafísica (Filosofía).

Sin embargo, cambiar un paradigma de pensamiento no es tarea fácil, que se lo digan a Descartes, Kant, o el mismo Wilber. Se necesita años de investigación para hacer una aportación intelectual en orden a cambiar el pensamiento dominante: Descartes (1999) en el Discurso del método (3) , camufló sus reglas del pensamiento como “Discurso” en vez de “Tratado” para escapar así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo; Kant (2005) se enclaustró durante diez años para concluir su Crítica de la razón pura, y seis años más para obtener el correspondiente reconocimiento intelectual; Wilber (2005a) se encerró durante otros tres años para escribir su obra Sexo, Ecología, Espiritualidad. Yo soy más lento, llevo toda mi vida. Pero es que, este sistema, se las trae, pues han escondido las reglas del juego mediante el secuestro de las leyes, el dinero, la ciencia, la educación y el sistema productivo, todo ello bajo una oligarca globalización al servicio de un eufemístico pensamiento único neoliberal (Martos, 2017b); afortunadamente, vivimos tiempos de divulgación cósmica en la que todas las mentiras están saliendo a flote y dejando en evidencia al “Estado profundo” y su maquiavélica manipulación para esclavizar a la humanidad a través de la historia, la política, la economía, la ciencia y la educación, una cuestión que será aludida en el epílogo de esta obra. Para el resto de la humanidad, pobreza y esclavitud. Hay días que dan ganas de llorar y tirar la toalla.

Pero la vida sigue y cada cual tiene que hacer aquello para lo cual se ha preparado, en mi caso, filosofar sobre la complejidad de nuestro mundo contemporáneo. A tal efecto, estoy totalmente de acuerdo con el filósofo francés Edgar Morin (1994) en que la humanidad se halla ante un “pensamiento complejo”, de difícil acceso para los inducidos ignorantes (Mayos et al., 2011) desde la atalaya del economicismo neoliberal (Navarro, 2012). Dicha ignorancia es extensiva también a nuestra actual cosmovisión del mundo bajo el influjo de la racionalidad positivista que predomina en El espejismo de la ciencia (Sheldrake, 2013) como adalid de la suprema “verdad”, marginando así a las humanidades como medio para una interpretación crítica de la realidad actual, como revitalización de la cultura, como reflexión sobre las grandes cuestiones personales y sociales, y como catalizadores de la creatividad (Alvira y Spang, 2006).

4 - La síntesis de saberes mediante la intuición espiritual

Este capítulo es una reproducción del capítulo 23 del libro FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

La síntesis cognitiva de las tres esferas kantianas (ello, yo y nosotros) -véase capítulo dos de la segunda parte- solo es posible ontológicamente en el sujeto cognoscente desde una visión no-dual mediante una genuina intuición espiritual (intuición moral básica), una cuestión ética que debe ser contemplada por una antropología filosófica que aúna la razón con el espíritu bajo el amparo de la filosofía transpersonal. Solamente así será posible trascender la brecha epistemológica entre la racionalidad y la espiritualidad, tal es la conclusión que se desprende de la renovada interpretación de la historia del pensamiento, de su ciencia y de la propia espiritualidad realizada en este trabajo de investigación. Y ese imperativo solo puede llevarse a cabo mediante un revisionismo de la psicología cognitiva y educativa que incorpore la sabiduría perenne como trampolín para la sanación trascendental del ser humano. Por tanto, la síntesis de saberes mediante la intuición espiritual es un imperativo para trascender la racionalidad hacia la transracionalidad, y nos permite entrever qué nos puede deparar el futuro a cada uno de nosotros, a la sociedad en general y al universo del saber en su paradigmática trascendencia hacia la espiritualidad (4) en estas áreas del conocimiento:

FILOSOFÍA: De la filosofía tradicional a la filosofía transpersonal (Martos, 2017a).

PSICOLOGÍA: De la psicología tradicional a la psicología transpersonal y, por tanto, de la conciencia personal a la conciencia transpersonal (Martos, 2017c).

SOCIOLOGÍA: Del neoliberalismo al altermundismo (5) (Martos, 2017b).

CIENCIA: De la filosofía materialista a la filosofía perenne (Martos, 2015).

EDUCACIÓN: De la educación tradicional a La educación cuántica (Martos, 2018).

ESPIRITUALIDAD: De las religiones exotéricas a la religión esotérica (6) (Wilber, 2005b).

Esa síntesis de saberes mediante la intuición espiritual puede ser aprehendida mediante una visión no-dual -una epistemología hermenéutica- simbolizada en nuestro mándala epistemológico (7) (ver figura).

La epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable son dos modos de saber que pueden ser sintetizados mediante una genuina intuición espiritual o intuición moral básica, una cuestión ética fundamentada bajo una antropología filosófica que contemple a la filosofía transpersonal como disciplina que estudia a la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia, lo cual implica una reconstrucción epistemológica desde la sabiduría perenne para lograr la sanación trascendental del ser humano. Así, la filosofía transpersonal como nuevo paradigma de conocimiento (Martos, 2018), es postulada como asignatura educativa y en una cuestión de sentido para una educación transracional que implemente la razón con el corazón (Toro, 2014). Por tanto, la síntesis entre la filosofía transpersonal y la educación transracional es una condición sine qua non para trascender así la crisis de conciencia en la que está inmersa la filosofía occidental.

Consecuentemente, la filosofía transpersonal se constituye en un fundamento pedagógico y epistemológico para una educación transracional con una misión eminentemente espiritual. Solo así se me antoja que será posible un repensar humano para salvar el abismo cultural desde que Kant diferenció la ciencia (ello), la conciencia (yo) y la moralidad (nosotros), Dios libre de culpa a este inconmensurable pensador. La integración y síntesis de estas tres esferas kantianas del saber debe realizarse eminentemente en la conciencia de cada uno de nosotros, insisto una vez más, mediante una genuina intuición espiritual o intuición moral básica como sustrato ético de nuestros actos, pensamientos y sentimientos, pues como dijera Sócrates: “Aquel que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo” (Laszlo, 2004). Y para tal finalidad, la filosofía transpersonal y la educación transracional se presentan como un imperativo pedagógico más allá de la mente, hacia la profundidad de la conciencia, en palabras del dramaturgo inglés John Gay: “Sin lugar a dudas, es importante desarrollar la mente de los hijos, no obstante, el regalo más valioso que se le puede dar, es desarrollarles la conciencia”.

Notas:

(1) Para comprender de un modo psicológico y filosófico el concepto de “centauro”, es conveniente aludir a la trascendencia de los dualismos, una cuestión que se convierte en un eje de responsabilidad a afrontar por cada persona a lo largo de su vida. En su obra El espectro de la conciencia, Ken Wilber (2005b) diferencia explícitamente cuatro dualismos que, inexorablemente, debería trascender e integrar toda persona:

El dualismo cuaternario: persona contra sombra. El individuo se oculta a sí mismo (inconscientemente) aquellos rasgos de su personalidad con los que no se encuentra nada contento; traza una frontera entre lo que le gusta de sí mismo (persona) y lo que no le gusta (sombra). Hasta que el individuo no acepte su sombra estará incompleto y siempre en lucha consigo mismo (el enemigo está en el mismo). Si el individuo se acepta e integra su sombra alcanza el siguiente nivel.

El dualismo terciario: psique contra soma, o mente contra cuerpo. La frontera se traza entre el ego (persona + sombra) y su cuerpo. En este nivel el individuo es inconsciente de su cuerpo, piensa en sí mismo sin tener en cuenta su cuerpo o lo considera como un objeto. Si el individuo consigue eliminar esta frontera será más consciente de lo que él es en realidad y alcanzará el nivel del centauro (el centauro es un ser mitológico mitad humano mitad animal).

El dualismo segundario: la vida contra la muerte, el ser contra el no ser. La frontera se traza entre el centauro (ego + cuerpo) y el resto del universo, la frontera ahora es nuestra propia piel. El individuo es ahora más consciente que nunca de su finitud (en el espacio y en el tiempo). La lucha no acabará hasta que desaparezca la última frontera y se acceda al último nivel.

El dualismo primario: organismo contra medio ambiente, o yo contra otro. Se accede al Espíritu. La frontera ha desaparecido, se acabó la lucha inconsciente. El individuo ha vuelto al lugar de donde salió, o mejor, al lugar donde siempre estuvo. Es el concienciamiento de que sujeto y objeto son lo mismo, es la no-dualidad. La corriente externa e interna no son dos, sino una sola realidad que se reduce al misticismo contemplativo.

(2) Véase el capítulo cinco de la segunda parte, titulado La evolución de la conciencia según Ken Wilber: hacia la no-dualidad.

(3) El Discurso del método, cuyo título completo es Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias, es la principal obra escrita por René Descartes (1596-1650) y una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia. Descartes tituló esta obra Discurso del método con una finalidad precisa. En una carta que dirige a Marin Mersenne le explica que la ha titulado Discurso y no Tratado para poner de manifiesto que no tenía intención de enseñar, sino solo de hablar. Con esto Descartes trata de alejarse de cualquier problema que pudiese surgir con sus contemporáneos por las ideas vertidas en esta obra y además escapa así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo y cuyas ideas Descartes no consideraba desacertadas.

La locución latina “cogito ergo sum”, que en castellano se traduce frecuentemente como “pienso, luego existo”, es un planteamiento filosófico de René Descartes, el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental. “Cogito ergo sum” es una traducción del planteamiento original de Descartes en francés: “Je pense, donc je suis”, encontrado en su famoso Discurso del método (Descartes, 1999). La frase de Descartes expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: que mi pensamiento, y por lo tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas.

(4) Véase el capítulo segundo de la primera parte, titulado El mándala epistemológico y los nuevos paradigmas de la humanidad.

(5) El nombre altermundismo viene del lema “Otro mundo es posible”, nacido en el Foro Social Mundial, que cada año reúne a movimientos sociales de izquierda de la política internacional, y que a finales del siglo XX convergieron en la crítica social al denominado pensamiento único neoliberal y a la globalización capitalista.

(6) Según apunta Ken Wilber (2005b) en su obra El espectro de la conciencia (capítulo 9, páginas 328 a 333), el dualismo primario (ver nota 1 de este capítulo) al que se enfrenta todo ser humano es, por un lado, el conocimiento exotérico y, por otro lado, el conocimiento esotérico. El primer modo de conocer, el exotérico, es simbólico y se refiere al nivel existencial, así como a las religiones. Mientras que el existencialismo trata del dualismo segundario de la vida enfrentándose a la muerte, la religión lo trata negándola. Por consiguiente, el nivel existencial es también el de la religión exotérica, del intento del hombre de establecer una relación “a través” del dualismo primario con el omnipotente, omnisapiente y ominipresente “gran otro” o Mente. Por tanto, lo exotérico se refiere a la diversidad de las religiones culturales, sus idiosincrasias y paradigmas, es decir, a la diversidad de la gama biosocial. De ahí que el nivel existencial sea el de las diversas religiones exotéricas, mientras que el nivel de la Mente (no-dualidad entre sujeto y objeto) es el de la “unidad trascendente” de la religión esotérica: las religiones divergen en el nivel existencial y convergen en el nivel de la Mente. Por tanto, la unidad de las religiones puede enfocarse epistemológicamente, ya que con la emergencia del dualismo primario (exotérico versus esotérico), el modo no-dual de conocer (esoterismo: unidad de sujeto y objeto) se divide y fractura, provocando la generación del modo de conocimiento dualista entre sujeto y objeto (exotérico). Así, el modo esotérico no-dual de conocer queda supeditado al modo simbólico exotérico y, como dice Huston Smith cuando comenta la obra de Schuon, “la cuestión de la unidad y diversidad en las religiones se convierte en un tema de tipos psicológicos: el esotérico y el exotérico”.

(7) Aunque desde la antigüedad se han utilizado los mándalas con fines contemplativos y religiosos, a partir de las investigaciones de Carl G. Jung (2009), los mándalas sobrepasan el ámbito del pensamiento místico y comenzaron a utilizarse también con fines terapéuticos (Ribera, 2009). Jung (2003) consideraba los mándalas como una representación arquetípica del inconsciente colectivo y con un poder extraordinario porque son imágenes sagradas que representan la psique integrada, un “sí-mismo” como el arquetipo central de lo inconsciente colectivo. Por excelencia, el “sí-mismo” es una unión de los opuestos cuyo símbolo es el círculo o mándala, representando así el fin último del proceso de individuación. Psicológicamente, los mándalas representan la totalidad de nuestro Ser, y dado que reflejan la psique humana, cada persona responde a ellos instintivamente, más allá de su edad, género, raza, cultura, etcétera, pudiendo asemejarse a un viaje hacia nuestra esencia, iluminando zonas del camino que hasta entonces habían permanecido obscuras y hasta ese momento ocultas, permitiendo que brote la sabiduría de nuestro inconsciente (Baguera, 2007).

El mándala aquí argumentado como epistemológico (véase capítulo dos de la primera parte) postula la integración del saber científico (episteme de lo conmensurable) con la perenne espiritualidad (hermenéutica de lo inconmensurable), una fusión respectivamente de la razón con el espíritu en un ejercicio de trascendencia desde la no-dualidad (epistemología hermenéutica). Tradicionalmente se ha separado la epistemología y a la hermenéutica, puesto que la primera trata de lo conmensurable y la segunda de lo inconmensurable. Sin embargo, hoy en día es posible unir a la epistemología y la hermenéutica (Flores-Galindo, 2009), permitiendo justificar lo conmensurable y entender lo inconmensurable. Esos dos modos de saber posibilitan vislumbrar una conexión de la filosofía con la espiritualidad.

La idea de un mándala epistemológico no es nueva en el ámbito científico. En el libro The Mind´s New Science: A History of the Cognitive Revolution, Howard Gardner (1985) describe mediante un “hexágono cognitivo” las interrelaciones de seis campos científicos: la filosofía, la psicología, la lingüística, las ciencias sociales, la computación electrónica y las neurociencias. Desde una perspectiva de la historia del pensamiento, se pretende de un modo similar desgranar las secuencias cognitivas a modo de paradigmas que operan y se retroalimentan con interdependencia entre seis áreas del conocimiento: la filosofía, la psicología, la sociología, la ciencia, la educación y la espiritualidad.


Bibliografía:

Alvira, R. y Spang, K. Humanidades para el siglo XXI. Navarra: Ediciones Universidad de Navarra, 2006.

Baguera, Rashe. La fuerza del mándala. Málaga: Hojas de luz, 2007.

Descartes, René. Discurso del método. Madrid: Ediciones escolares, 1999.

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Mayos, G., Brey, A., Campàs, J., Innerarity, D., Ruiz, F. y Subirats, M. La sociedad de la ignorancia. Barcelona: Ediciones Península, 2011.

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saber

7 - LA METAFÍSICA: EL MODO DE SABER TRASCENDENTAL

Este artículo es una reproducción de la nota 88 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Extracto de la página 169:

El reduccionismo psicológico, en sentido positivista, no es capaz de dar razones sobre ese verdadero sentido de la vida, pues deja de lado la visión espiritual inherente al ser humano, una cuestión que pertenece propiamente a la metafísica (1). En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?



NOTA (1):

Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica (González y Trías, 2003:26-27). La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).

BIBLIOGRAFÍA:

González, J. y Trías, E. Cuestiones metafísicas . Madrid: Editorial Trotta, 2003.

Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
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verdad

1 - NO HAY VERDAD SIN LIBERTAD

Este artículo es una reproducción de las notas 21, 22 Y 23 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Extracto de la página 31:

Sin embargo, ¿dónde está ese pensamiento regenerador, al modo como lo hiciera Descartes en su día? Con dicho objetivo está escrita La educación cuántica., porque al decir del insigne Kant: “La educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que la naturaleza es capaz”. ¿Pero quién provee la educación cognitiva imparcial y justa? Siguiendo la premisa del escritor escocés Walter Scott, “la parte más importante de la educación del hombre es aquella que él mismo se da”. Fue así como Descartes se auto instruyó para producir un pensamiento racional autónomo, libre de los dogmas religiosos, es decir, despertó su mente racional, solito, frente a la Santa Inquisición. Descartes (1999) tuvo que estructurar unas reglas del pensamiento en su Discurso del método (1) para salir de las garras de la Iglesia. Y yo debo hacerlo contra los poderes fácticos económicos, burgueses, monárquicos (2) y religiosos, aprovechando que ellos también están heridos de muerte. Para ello, he tenido que estudiar la historia del pensamiento, o sea filosofía, pues, como dijera el filósofo chino Confucio, “estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro”. El saber sigue siendo mi humilde rescoldo para ser libre de pensamiento, de ahí mis diversas publicaciones a modo de librepensador.

NOTAS:

(1) El Discurso del método, cuyo título completo es Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias, es la principal obra escrita por René Descartes (1596-1650) y una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia. Descartes tituló esta obra Discurso del método con una finalidad precisa. En una carta que dirige a Marin Mersenne le explica que la ha titulado Discurso y no Tratado para poner de manifiesto que no tenía intención de enseñar, sino solo de hablar. Con esto Descartes trata de alejarse de cualquier problema que pudiese surgir con sus contemporáneos por las ideas vertidas en esta obra y además escapa así de una posible condena eclesiástica como había ocurrido poco tiempo antes con Galileo y cuyas ideas Descartes no consideraba desacertadas.

La locución latina “cogito ergo sum”, que en castellano se traduce frecuentemente como “pienso, luego existo”, es un planteamiento filosófico de René Descartes (1596-1650), el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental. “Cogito ergo sum” es una traducción del planteamiento original de Descartes en francés: “Je pense, donc je suis”, encontrado en su famoso Discurso del método (Descartes, 1999). La frase de Descartes expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: que mi pensamiento, y por lo tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas.


(2) Un artículo de Juan Felipe Arcila, Ingeniero civil, publicado en la revista deslinde.co con fecha 12-12-2014: La decadencia de la monarquía española sale a la luz pública.

La abdicación de Juan Carlos de Borbón como rey de España y el ascenso de su hijo Felipe VI al trono, no es sino un desesperado intento por lavarle la cara a una monarquía profundamente desprestigiada por los escándalos del rey Juan Carlos y su familia, vinculados a delitos ambientales, lavado de dinero y corrupción. Los últimos hechos de corrupción de la Monarquía española reflejan su decadencia como institución y en consecuencia la pérdida de apoyo de las capas populares españolas.

Uno de los últimos escándalos del Rey Juan Carlos, la cacería de elefantes en Botswana al Sur de África, suscitó las críticas de diversas organizaciones ecologistas y especialmente de la WWF (World Wild life Fund for Nature por sus siglas en inglés), que cuenta con programas de protección de la fauna salvaje y de la cual el monarca fue presidente honorífico desde 1968 hasta que fue eliminado del cargo a causa del escándalo. La sociedad española desde siempre ha conocido esta afición del monarca pero en esta ocasión el escándalo se hizo mayor por la suma de acontecimientos delictivos y corruptos de la Casa Real que han salido a la luz pública en los últimos meses. La pérdida de popularidad del Rey Juan Carlos y de toda la institución monárquica va más allá de sus reprochables hobbies, escándalos personales o de los conflictos en el seno de la familia real que han sido registrados por la prensa rosa de amplia difusión en España.

Su descrédito ha tomado fuerza con la imputación a miembros de su familia por casos de corrupción, blanqueo de capitales y fraude fiscal que ha suscitado el descontento de las clases populares españolas que sufren la crisis económica en medio del desempleo, la congelación de salarios y recortes al gasto público. La trama de corrupción conocida como el caso Nóos que involucra a la infanta Cristina y a su esposo Iñaki Urdangarin con el desvío de millones de euros de dinero público a empresas privadas de su propiedad, evasión de impuestos, tráfico de influencias y abusos de poder en relación a empresas privadas y administraciones públicas (1).

Las prebendas, favores, negocios y relaciones de la monarquía con sociedades y entidades privadas no es nada nuevo, la fortuna del Rey Juan Carlos está relacionada con oscuros negocios en el petróleo, la especulación financiera y los negocios inmobiliarios y sus amistades con una élite económica… que terminó enjuiciada por corrupción y en algunos casos entre rejas (2). Incluso algunos miembros de confianza de la Casa Real están relacionados con las grandes empresas, como el caso de Fernando Almansa consejero privado del Rey que es miembro del Consejo de Administración de Telefónica.

Pero la presión de la Casa Real sobre los medios de comunicación ha ocultado las andanzas de la monarquía, tal como lo expresa el periodista Pascual Serrano de Le Monde Diplomatique: “A diferencia de otras monarquías como la británica, la española ha estado blindada frente a la crítica de los medios de comunicación. Se trata de un caso evidente de censura apoyado por los directivos de la prensa y la mayoría de los periodistas, incluso los no españoles”. Son contados los libros publicados de crítica y denuncia, y solo hasta ahora se han registrado en la prensa un conjunto de hechos imposibles de ocultar.

Uno de los principales críticos de la Monarquía española, el senador vasco Iñaki Anasagasti, resume en tres renglones la imagen que la actual sociedad española tiene respecto al Rey Juan Carlos: “su vida privada no es nada ejemplar, sus gastos y sus relaciones con amigos comisionistas son impropios, y su falta de responsabilidad ante el delito es algo único en una Europa democrática” (3), en referencia al blindaje que le da la Constitución española de 1978 que le destina presupuesto del Estado para su sostenimiento y lo exime de toda responsabilidad (Artículo 65-1). El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma (Artículo 56-3). La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.

La abdicación del Rey Juan Carlos y el traspaso de la corona a Felipe VI pretende restaurar su imagen y reputación, pero los sectores republicanos reclaman el fin de la Monarquía y el camino hacia una república presidencialista.

Notas:
1-Carlos Jiménez Villarejo: La Monarquía española, atenazada por la corrupción, El periódico, 5 de Abril 2013.

2-Pascual Serrano: Críticas contra la monarquía española de los escándalos sexuales al caso Urdangarin. Le Monde Diplomatique en Español Nº194, Diciembre 2011.

3-Iñaki Anasagasti, libro: Una monarquía protegida por la censura, Foca: 2009.

Bibliografía:

Descartes, René. Discurso del método. Madrid: Ediciones escolares, 1999.
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verdad

2 - VERDADES ETERNAS

Este artículo es una reproducción del capítulo 2 “EL NUEVO MUNDO” de la segunda parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Ya sabemos que el “viejo mundo” está moribundo. ¿Pero qué nos depara el “nuevo mundo”? ¿Quién lo va a construir filosóficamente? Para ello, es necesaria una hondura intelectual de la talla de Wilber, mi mentor intelectual. Pero también algo de Maslow, Marx, Hegel, Kant, Descartes, Platón y Heráclito si regresamos al pasado; porque hay verdades que, siendo eternas en la historia de la filosofía, no han sido llevadas a su aplicación práctica y pedagógica por el pensamiento occidental. Y ese es el objetivo de La educación cuántica: una reinterpretación de la historia de la filosofía tradicionalmente académica, ahora bajo un revisionismo desde la filosofía perenne, con la primordial preferencia en facilitar el empoderamiento consciente de las personas para dar el mejor de los sentidos a su vida desde la gestión de su libertad con conocimiento de causa. Porque, como aseverara el matemático griego Pitágoras: “Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida”.

Los seres humanos nacemos y vivimos con la muerte en el horizonte. Si una cosa hay cierta en la vida, es que somos mortales, que tarde o temprano vamos a morir. La cuestión es que no sabemos ni cómo ni cuándo. La vida y la muerte, siguiendo el cuarto principio de la polaridad como se ha visto en el anterior capítulo, son dos polos, como todo en la naturaleza. Entonces, ¿no habría que buscar la propuesta para el nuevo mundo dentro de un contexto de contrarios, para que puedan ser claramente identificables, mensurables históricamente y ser aprehendidos fácilmente por el sujeto cognoscente que estudiase la historia del pensamiento? Lo más sabio, creo, es imitar a la naturaleza, y tal ha sido el objetivo de la dinámica espiral emulando al ADN de los seres vivos, como se ha visto en la primera parte de este ensayo, cuyo primordial objetivo es contextualizar la historia del pensamiento en un solo folio. Porque no se puede dar el mejor de los sentidos a la vida sin una correcta aprehensión cognitiva de la historia.
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