"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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PLATÓN

3 - EL LÚCIDO MISTICISMO PLATÓNICO

Este artículo está reproducido como nota número 23 en la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

Este artículo también está reproducido como nota 36 en la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Wolfgang Pauli, premio Nobel de Física en 1945, realizó profundas contribuciones positivas a la física, incluyendo el famoso “principio de exclusión” y la predicción de la existencia del neutrino veinte años antes de que fuera descubierto. Pauli insistía en que la racionalidad tenía que venir complementada por la mística, y su amigo personal y colega Werner Heisenberg escribió un bello resumen que es recogido por Ken Wilber (2013) en Cuestiones cuánticas, una obra que recoge los escritos místicos de los físicos más famosos del mundo.

Para Pauli, un primer tema central de reflexión filosófica fue el proceso mismo de conocimiento, especialmente del conocimiento natural, que encuentra su última expresión racional en el establecimiento de leyes de la naturaleza matemáticamente formuladas. Pauli no se daba por satisfecho con la concepción puramente empirista, según la cual las leyes naturales únicamente pueden derivarse de los datos experimentales. Más bien estaba de parte de quienes “subrayan el papel de la intuición y el manejo de la atención en la estructuración de los conceptos e ideas necesarios para establecer un sistema de leyes naturales”. Ideas que, por lo general, van mucho más allá de la mera experiencia. Pauli, por tanto, buscaba el lazo de la conexión entre las percepciones sensoriales, por una parte, y los conceptos, por otra.

Todos los pensadores consecuentes han llegado a la conclusión de que la pura lógica es fundamentalmente incapaz de construir dicho lazo entre las percepciones sensoriales y los conceptos. Lo más satisfactorio, al entender de Pauli, es introducir en este punto el postulado de que en el cosmos existe un orden distinto del mundo de las apariencias, y que escapa a nuestra capacidad de elección. Lo cierto es que la relación entre la percepción sensible y la Idea sigue siendo una consecuencia del hecho de que tanto el alma como lo que se conoce por medio de la percepción están sujetos a un orden objetivamente concebido. El puente que conduce desde los datos experimentales, inicialmente desordenados, hasta las Ideas, lo ve Pauli en ciertas imágenes primigenias que preexisten en el alma, los arquetipos de que habla Kepler y también la psicología moderna. Estas imágines primordiales -aquí Pauli está de acuerdo en gran medida con Jung- no están localizadas en la conciencia, ni están relacionadas con ideas concretas formuladas racionalmente. Son, más bien, formas que pertenecen a la región inconsciente del alma humana, imágines dotadas de un poderoso contenido emocional y que no brotan a través del pensamiento, sino que son contempladas, por así decir, imaginativamente. Esta concepción del conocimiento natural proviene, obviamente, en lo esencial, de Platón .

Como dice Pauli: “La mente parece moverse a partir de un centro interior hacia fuera, por un movimiento como de extraversión hacia el mundo físico, donde se supone que todo sucede de modo automático, de manera que se diría que el espíritu abarca serenamente al mundo físico con sus Ideas”. Así pues, la ciencia natural de la época moderna implica una elaboración cristiana del “lúcido misticismo” platónico, para el cual el fundamento unitario del espíritu y la materia reside en las imágenes primordiales, donde tiene también lugar la comprensión, en sus diversos grados y clases, incluso hasta el conocimiento de la palabra de Dios. Pero Pauli añade una advertencia: “Este misticismo es tan lúcido que es capaz de ver más allá de numerosas oscuridades, cosa que los modernos no podemos ni nos atrevemos a hacer”.

En el centro del pensamiento filosófico de Pauli estaba el deseo de una comprensión unitaria del mundo, una unidad en la que estuviese incorporada la tensión de los opuestos, por lo cual saludó a esa interpretación de la teoría cuántica como a la inauguración de un nuevo modo de pensar, que permita expresar aquella unidad con mayor facilidad que entonces. Pauli llegó a pensar que el terreno árido atravesado por la moderna física atómica y por la psicología moderna permitía intentar una vez más emplear ese único lenguaje: “En la física actual tenemos una realidad invisible (la de los objetos atómicos) en la que el observador interviene con una cierta libertad (viéndose por ello enfrentado a alternativas de “elección y sacrificio”); por otra parte, en la psicología del inconsciente nos encontramos con procesos que no pueden atribuirse siempre sin ambigüedad alguna a un sujeto determinado. Habríamos encontrado así un modo de expresar la unidad entre todos los seres, que trascendería la causalidad de la física clásica como forma de correspondencia (Bohr); unidad, de la cual son casos especiales la interrelación psicofísica y la coincidencia de las formas instintivas de ideación a priori con las percepciones externas.

Sin embargo, dice Pauli, creo que a todo aquel para quien un racionalismo estrecho ha perdido todo atractivo, y para quien tampoco resulta suficientemente poderoso el encanto de una actitud mística, que considera sencillamente ilusoria la oprimente multiplicidad del mundo exterior, no le queda más remedio que exponerse a la intensa acción de los opuestos (1) y sufrir los conflictos consiguientes. Precisamente obrando así, puede el sujeto encontrar más o menos conscientemente un camino interior de salvación. Lentamente surgen entonces imágenes, fantasías o Ideas internas que compensan la situación exterior y revelan como posible la aproximación entre los polos de la antítesis. Considera Pauli que el anhelo de superación de los opuestos, extensivo al logro de una síntesis que abarque a un tiempo a la comprensión racional y a la experiencia mística de la unidad, constituye el mito, confesado o no, de nuestro tiempo y de la época actual.


REFERENCIAS:

Wilber, Ken. Cuestiones cuánticas. Barcelona: Kairós, 2013.

(1) Heráclito de Éfeso fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C. Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores. Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa: se refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Logos. Este Logos no sólo rige el devenir del mundo, sino que le habla al hombre, aunque la mayoría de las personas “no sabe escuchar ni hablar”. El orden real coincide con el orden de la razón, una “armonía invisible, mejor que la visible”, aunque Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia. Era conocido como “el Oscuro”, por su expresión lapidaria y enigmática. Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir y del pensamiento dialéctico. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: todo fluye. Los dos pilares de la filosofía de Heráclito son: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el logos, la razón universal, lo rige: “Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue”. El hombre puede descubrir este logos en su propio interior, pues el logos es común e inmanente al hombre y a las cosas.

Nota: Para aquellos lectores interesados en profundizar en las implicaciones filosóficas derivadas de la física cuántica, recomiendo la lectura de dos libros: El universo holográfico de Michael Talbot y El paradigma holográfico de Ken Wilber.
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PLATÓN

4 - PLATÓN: EL CAMINO ASCENDENTE ES EL CAMINO DESCENDENTE

Este artículo está reproducido como capítulo 1 en la primera parte de la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

Este artículo está reproducido en la segunda parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD

“Es necesaria una pedagogía cognitiva que enseñe al individuo a conectarse con su profunda interioridad, a saber escucharse a sí mismo, a no ser una marioneta manipulada por los poderes fácticos, en definitiva, a empoderarse conscientemente de su libertad con conocimiento de causa. Y ello requiere mantener un diálogo, como propone Platón, del alma consigo misma entorno al Ser” (Amador Martos, filósofo transpersonal).

Al decir de Alfred North Whitehead (Wilber, 2005: 381): “La caracterización general más segura de toda la tradición filosófica occidental es que consiste en una serie de notas a pie de página a Platón”. La filosofía occidental adquiere una renovada visión con la obra Sexo, Ecología, Espiritualidad de Ken Wilber. Aunque no es el objeto de este artículo adentrarnos en la profunda erudición de dicha obra, es pertinente no obstante apuntar que el camino ascendente de Platón trata de la conciencia mística y trascendental que huye de los Muchos (mundo sombrío e ilusorio) y encuentra al Uno. Según Wilber (2005: 389-402):

“El camino del Ascenso es el camino de lo Bueno; el camino del Descenso es el camino de la Bondad. Los Muchos volviendo al Uno y uniéndose a Él es lo Bueno, y es conocido como sabiduría; el Uno de vuelta y abrazando los Muchos es Bondad, y es conocido como compasión”.

“Eros es el amor de lo inferior que alcanza lo superior (Ascenso), y Ágape es el amor de lo superior que alcanza lo inferior (Descenso).

“El Ágape de una dimensión superior es un tirón omega para nuestro Eros que nos invita a ascender, a través de la sabiduría, y por tanto a expandir el círculo de nuestra compasión a más seres cada vez”. “Esta noción general- de un Kósmos (1) multidimensional entretejido por estructuras ascendentes y descendentes de Amor (Eros y Ágape)- sería el tema dominante de las escuelas neoplatónicas y ejercerá una profunda influencia en todas las corrientes del pensamiento subsiguiente hasta (y más allá) de la Ilustración. A través de Nicolás de Cusa y Giordano Bruno ayudó a impulsar el paso de la Edad Media al Renacimiento”.

Prosigue Wilber (2005: 407) así:

“El mayor logro de la Ilustración fue la revolución colectiva de lo mítico a lo racional; el innecesario colapso del Kósmos en una planicie holística fue su gran y duradero delito. Precisamente este Kósmos no-dual quedó dividido en dos, tullido y caído, dentro de la pesadilla que sería la espiritualidad occidental, su filosofía y su ciencia. Las notas fragmentadas a Platón empezaron a ensuciar el paisaje con sus parcialidades y dualismos favoritos, y es ahora, sólo ahora, cuando hemos comenzado a recoger los pedazos.

La primera gran nota fragmentada a Platón, según Wilber (2005: 414-434) sería la filosofía aristotélica:

“Aristóteles, por tanto, aparte de sus extraordinarios contribuciones a la comprensión de “este mundo”, está en la raíz del ascendente occidental arquetipo. El peso de la opinión, por tanto, ya estaba un poco inclinado hacia el lado de los ascendentes. Si no se evocaba a la totalidad de Platón, era muy poco lo quedaba para mantenerse en la tierra. Y precisamente sobre esta plataforma (que ahora se tambalea entre este mundo y el otro) se iba a construir la cultura occidental”.

“Así fue como se instauró el reinado de mil años del Dios mitológicamente ascendido. A partir de entonces vino lo más interesante: empezando en el Renacimiento y a lo largo de la Ilustración, ocurrió lo que podríamos llamar “la gran inversión”. De repente, muy de repente, los ascendentes salieron de la escena y entraron los descendentes; la transición fue sangrienta, posiblemente la transformación cognitiva más sangrienta de la historia europea”.

“Y mientras los ascendentes habían estado en escena hasta el Renacimiento, todo lo que hizo falta fue un cambio decisivo de conciencia para desarrollar el camino descendente, un camino que, saliendo de su confinamiento de mil años, explotó en escena con una furia creativa que, en pocos siglos, reconstruiría todo el mundo occidental y en el proceso sustituiría, de forma más o menos permanente, a un Dios roto por el otro”.

Wilber (2005: 435-541) nos explica dicho cambio de conciencia:

“El catalizador del cambio fue la emergencia de la Razón (formal operacional) no únicamente en unos pocos individuos (lo que había ocurrido en el pasado), sino como principio organizativo básico de la sociedad misma (lo que nunca había ocurrido en el pasado); una Razón que era de hecho una ascensión o trascendencia del mito; una Razón que, harta de un milenio de un (frustrado) mirar hacia arriba, volvió sus ojos hacia las glorias del mundo manifestado, y siguió a ese Dios descendente que encuentra su pasión y deleite, y su perfecta consumación, en las maravillas de la diversidad”.

“El movimiento de la modernidad (desde la Ilustración hasta la actualidad) contuvo, y contiene, dos tendencias muy diferentes. La primera tendencia definitoria de la modernidad fue: “no más mitos” (los filósofos de la ilustración usaron exactamente esa frase para describir sus tareas). Pero “no más mitos” llegó a significar también (y esta es la segunda gran tendencia que define a la modernidad) “no más ascensos”. Comprensiblemente frustrados por uno o dos milenios de anhelar (frustradamente) lo superior y de aspirar al “pastel del cielo”, la Razón tiró por la borda al niño trascendental con el agua mítica del baño”.

“El positivismo, que ahora pedía pruebas reconocibles racionalmente, permitió que se tirara por la borda el Ascenso hacia lo superior, incluso lo pidió. La ciencia empírica podía honestamente, incluso decentemente, pero sin embargo de forma equivocada, imaginar que registrando el componente empírico había cubierto todas las posibilidades”.

“La primera tendencia (“no más mitos”) fue, por así decirlo, un paso hacia adelante, un cambio en el centro de gravedad de la sociedad desde la estructura de participación mítica a la racional-egoica; fue un paso importante en el Ascenso, guiado por Eros. Trajo la diferenciación de los Tres Grandes (ciencia-“ello”, arte-“yo” y moralidad-“nosotros” diferenciados por Kant mediante sus Tres críticas)”(2).

“La modernidad había finalmente diferenciado a los Tres Grandes, de forma que arte (“yo), ciencia (“ello”) y moralidad (“nosotros”) podían fortificar y enriquecer sus propios propósitos sin interferencias dogmáticas, sin embargo no había forma de que los Tres Grandes pudieran ser integrados (como Schelling y Hegel señalaron) sin un ascenso posterior al nivel visión-lógica. La diferenciación de los Tres Grandes degeneró así, hacia finales del siglo XVIII, en una disociación de los mismos (señalada por Habermas) que, a su vez, permitió que fueran reducidos al “gran uno del lenguaje-ello”.

“Así, bajo el programa de “¡no más ascensos!”, la razón abandonó completamente los mundos superiores y se dedicó exclusivamente a lo que podía aprehender con los sentidos. Para resumirlo en una sola frase, la modernidad trajo un sujeto más profundo a un mundo más superficial. La razón, en reacción al mito, eligió así mirar casi exclusivamente hacia abajo, y en esa mirada fulminante nació el mundo occidental moderno. El Reino de los Sentidos, guiados por la Razón: esa era la realidad fundamental. Así, después de dos milenios, habíamos llegado a esto: el camino de la liberación acababa en el pecado de orgullo.

“Bajo la influencia “científica” del positivismo y el empirismo, había pretensiones de una ciencia empírica unificada que abarcara todo el conocimiento “real”, excluyendo los diversos intentos de conseguir un estatus autónomo para las ciencias humanas emergentes de la realidad cultural y subjetiva (los Tres Grandes fueron reducidos al Gran Uno) (3) : el aplanamiento, el aplastamiento, el colapso del Kósmos”.

“Con el derrocamiento postmoderno del Gran Uno-es decir con la vuelta a la investigación de las dimensiones del sendero izquierdo (4) entre las que se cuentan: las interpretaciones pluriculturales y la hermenéutica, la introspección psicoanalítica y las revelaciones internas, la existencia de formaciones discursivas intersubjetivas y paradigmas cognitivos, de cadenas de significación y profundidades de comunicación, la demanda de distinciones cualitativas y la búsqueda de valor y significado- resumiendo, con la vuelta a los Tres Grandes en vez de simplemente el Gran Uno, el interés ha podido volverse de nuevo (y se ha vuelto) hacia las profundidades de la subjetividad del yo y de la intersubjetividad del nosotros. Estas aperturas van desde las aperturas de Heidegger (el trancendens puro) hasta la incansable búsqueda de la profundidad de los hermeneutas, hasta las aperturas místicas que encontramos en Nietzsche, Bataille y Derrida y, sí, incluso hasta la intensa búsqueda que Foucault hace de experiencias límite, y hasta los poetas “místicos locos”. Las profundidades han hecho estallar una explosión de interés por lo interno, desde la psicología humanista y transpersonal hasta el misticismo oriental y el yoga. Todas las corrientes posmodernas tienen una cosa en común: el empirismo simple ha muerto.

“La integración de los Tres Grandes (persona, cultura y naturaleza), una vez que finalmente se han diferenciado, era (y aún es) la mayor tarea que tiene por delante la modernidad (y posmodernidad). Simplemente, lo que hacía falta era la integración de lo interno o mundos subjetivos (yo y nosotros) con lo externo y objetivo (naturaleza); o la integración de noosfera (Ego) y biosfera (Eco)”.

Se imponía una pregunta (Wilber, 2005: 574):

“Cómo podemos unir un camino de Libertad radical y desapego dirigido hacia el Ascenso, con un camino dedicado a la unión y la comunión con la diversidad de los Muchos? ¿Cómo curar este profundo dualismo que había esculpido el paisaje de la cultura occidental durante los últimos dos mil años? ¿Cómo acabar con esta fractura esquizoide en las extensas notas a Platón?

“Con el colapso de prácticamente todo tipo de idealismo, el mundo occidental se quedó asentado confortablemente en el dominio descendido de la planicie naturalista, con su centro de gravedad ontológico más bajo, como un columpio que se ha parado. Y el mundo occidental permanecerá ahí hasta tiempos muy recientes”.

Wilber (2005: 590) apunta hacia la resolución de tal problema planteado:

“El problema más urgente del mundo moderno es el de enseñar a todo el mundo la teoría de sistemas (o alguna versión de las nociones de la trama de la vida de Gaia, o alguna versión de la “nueva física”), en lugar de ver que lo que se necesita es una comprensión de los estadios internos del desarrollo de la conciencia. El peor problema de Gaia no son los residuos tóxicos, el agujero de ozono o la polución de la biosfera. Estos problemas globales sólo pueden ser reconocidos y respondidos desde una conciencia global y mundicéntrica, y así el principal problema de Gaia es que no hay un número suficiente de seres humanos que se hayan desarrollado y evolucionado desde lo egocéntrico a lo sociocéntrico y mundicéntrico, que tomen conciencia de la crisis ecológica y emprendan acciones apropiadas. El principal problema de Gaia no es la polución externa, sino el desarrollo interno, ya que sólo él puede acabar con la polución exterior”.

Wilber (2005: 617) resuelve finalmente:

“El mundo de la modernidad está un poco loco: mitos para los campesinos, naturalismo plano para la intelectualidad. Es más que irónico que sea la ciencia, la ciencia descendida la que en las últimas décadas del siglo XX redescubra la naturaleza autoorganizada y autotrascendente de la evolución misma. Es más que irónico que unir las “dos flechas” del tiempo hace de Eros el único y omnipenetrante principio de manifestación. Es más que irónico que la ciencia prepare el camino para una evolución más allá de la racionalidad, ya que ha demostrado claramente que la evolución no se detiene para nadie, que cada estadio pasa a un mañana más amplio. Y si hoy es la racionalidad, mañana será la transracionalidad; ningún argumento científico puede estar en desacuerdo con esto, y todos deben favorecerlo. Ahí estamos en la racionalidad, situados en el filo de la percepción transracional, una scientia visionis que está trayendo aquí y allá, cada vez con más claridad y a todo tipo de gente y por todas partes, poderosos destellos de un verdadero Descenso de la omnipenetrante Alma del Mundo”.

Como resumen a la anterior panorámica histórica, podemos decir que Platón realiza una de las primeras descripciones claras de los dos movimientos relacionados con el Uno inexpresable (5). El primero es un descenso del Uno en el mundo de los muchos, un movimiento que crea realmente el mundo de los Muchos y confiere Bondad a todo ello: el Espíritu es inmanente en el mundo. El otro es el movimiento de vuelta o ascenso desde los Muchos al Uno, un proceso de recordar lo Bueno: el Espíritu trasciende al mundo. Platón destacaba ambos movimientos, pero la civilización occidental ha sido una batalla entre ellos, entre los que querían vivir solo en “este mundo” de la Multiplicidad y quienes querían vivir solo en el “otro mundo” de la Unidad trascendental. Platón da a ambos movimientos la misma importancia, porque ambos están basados en el Uno no expresado, al que se llega por súbita iluminación. Pero cuando se olvida a ese Uno no expresado, entonces ambos movimientos se enfrentan en una guerra de opuestos: los ascéticos, represivos y puritanos ascendentes por un lado, que virtualmente destruyen “este mundo” (de la naturaleza, el cuerpo y los sentidos); y, por otro lado, los descendentes, que abrazan la sombra y acaban distorsionando “este mundo” al igual que lo hacen los horribles ascendentes porque quieren de “este mundo” algo que nunca les puede proporcionar: la salvación. Estas dos estrategias, los ascendentes y los descendentes, han sido las dos formas principales de notas a pie de página de Platón que han invadido la civilización occidental durante los últimos dos mil años (Wilber, 2005: 382-383).

No obstante lo anterior, según el Catedrático de Filosofía del Derecho Danilo Basta (2010), es indiscutible que en el pensamiento de Platón -y especialmente en el centro de su pensamiento, esto es, en su doctrina de las ideas- se contienen motivos en los que se advierte y anticipa la empresa kantiana de examinar críticamente la razón humana, por lo que respecta a su capacidad y sus límites. Según él, la filosofía de Platón incluye muchas cualidades que anticipan a Kant mientras el pensamiento de Kant es una vuelta a Platón: en efecto, no se puede poner en duda el hecho de que en el pensamiento de Platón existen algunas características que por su significado anticipan el esfuerzo de Kant de examinar críticamente las facultades del entendimiento humano, mientras algunos componentes de la actitud crítica de Kant aluden a la filosofía de Platón. Sin embargo, según Danilo Basta, Platón no fue un Kant en potencia ni Kant un Platón actualizado. Incluso aunque Kant era completamente consciente de que las ideas (Formas) de Platón poseen ante todo una dimensión ontológico-especulativa, de acuerdo con sus propios intereses filosóficos las orientó hermenéuticamente hacia la ética y la política, abriendo así una nueva posibilidad de comprender la esencia misma de la filosofía de Platón. Con su imagen de Platón, Kant mostró al mismo tiempo algunos de sus propios rasgos de filósofo crítico.

Danilo Basta concluye su análisis en La imagen de Platón en La crítica de la razón pura afirmando que no podemos evitar la impresión de que Kant, cuando elaboró su imagen de Platón, ofreció al mismo tiempo algunos de los rasgos fundamentales de su propio retrato en cuanto filósofo crítico. Esto fue ciertamente posible porque tanto él como Platón mantienen un profundo parentesco intelectual, del que el propio Kant era plenamente consciente. En este sentido, sentencia Danilo Basta, no se equivocaba Wichmann cuando concluía su estudio comparativo sobre Platón y Kant diciendo que ambos autores se complementan mutuamente de tal modo que para poder comprender a Platón antes hay que pasar por la escuela del pensamiento kantiano, y para poder vivenciar a Kant antes se ha de morar en el espíritu de Platón.



REFERENCIAS:

Basta, Danilo (Universidad de Belgrado). “La imagen de platón en La crítica de la razón pura”. Título original: “Das Plato-Bild in der Kritik der reinen Vernunft”, traducido al castellano por Óscar Cubo Ugarte, en ÉNDOXA: Series Filosóficas, nº 25, 2010, pp. 79-88. UNED, Madrid.

Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005

(1) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que les lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.

(2) Tras el Renacimiento surgió la Edad de la Razón o Filosofía Moderna cuyo uno de sus máximo exponente fue Kant. Con las Tres críticas de Kant (La crítica de la razón pura, La crítica de la razón práctica y La crítica del juicio), se produce una diferenciación de tres esferas: la ciencia, la moralidad y el arte. Con esta diferenciación, ya no había vuelta atrás. En el sincretismo mítico, la ciencia, la moralidad y el arte, estaban todavía globalmente fusionados. Por ejemplo: una “verdad” científica era verdadera solamente si encajaba en el dogma religioso. Con Kant, cada una de estas tres esferas se diferencia y se liberan para desarrollar su propio potencial:

-La esfera de la ciencia empírica trata con aquellos aspectos de la realidad que pueden ser investigados de forma relativamente “objetiva” y descritos en un lenguaje, es decir, verdades proposicionales y descriptivas (ello).

-La esfera práctica o razón moral, se refiere a cómo tú y yo podemos interactuar pragmáticamente e interrelacionarnos en términos que tenemos algo en común, es decir, un entendimiento mutuo (nosotros).

-La esfera del arte o juicio estético se refiere a cómo me expreso y qué es lo que expreso de mí, es decir, la profundidad del yo individual: sinceridad y expresividad (yo).

(3) Ken Wilber (Breve historia de todas las cosas: 177):

“Los grandes e innegables avances de las ciencias empíricas que tuvieron lugar en el periodo que va desde el Renacimiento hasta la Ilustración, nos hicieron creer que toda realidad podía ser abordada y descrita en los términos objetivos propios del lenguaje monológuico del “ello” e, inversamente, que si algo no podía ser estudiado y descrito de un modo objetivo y empírico, no era “realmente real”. Así fue como el Gran Tres terminó reducido al “Gran Uno” del materialismo científico, las exterioridades, los objetos y los sistemas científicos [denominado por Wilber como una visión chata del mundo]”.

(4) Ken Wilber (Breve historia de todas las cosas: 139):

La hermenéutica es el arte de la interpretación. La hermenéutica se originó como una forma de comprender la interpretación misma porque cuando usted interpreta un texto hay buenas y malas formas de proceder. En general, los filósofos continentales, especialmente en Alemania y en Francia, se han interesado por los aspectos interpretativos de la filosofía, mientras que los filósofos anglosajones de Gran Bretaña y Estados Unidos han soslayado la interpretación y se han dedicado fundamentalmente a los estudios pragmáticos y empírico-analíticos. ¡La vieja disputa entre el camino de la Mano Izquierda y el camino de la Mano Derecha!” (la Mano Izquierda se refiere a “lo intencional” y a “lo cultural”, que tienen que ver con la profundidad interior a la que solo se puede acceder mediante la interpretación; y la Mano Derecha se refiere a “lo empírico” y “perceptual”). Así pues, recuerde, que la “hermenéutica” es la clave que nos permite adentrarnos en las dimensiones de la Mano Izquierda. La Mano Izquierda es profundidad y la interpretación es la única forma de acceder a las profundidades. Como diría Heidegger, la interpretación funciona en todo el camino de descenso para el cual el mero empirismo resulta casi completamente inútil.

(5) Platón en la Séptima Epístola:

Esto es lo que puedo afirmar de cualquier escritor presente o futuro que pretenda saber de los asuntos de los que me ocupo [el conocimiento místico del Uno]; a mi juicio, es imposible que tengan comprensión alguna del tema. No es algo que pueda ser puesto en palabras como cualquier otra de las ramas del conocimiento; solo después del prolongado compartir de una vida en común [comunidad contemplativa] dedicada a este aprendizaje la Verdad se revela al alma, como una llamada encendida al saltar una chispa. A este respecto no hay ningún escrito mío, ni lo habrá.
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LA GRAN NVERSIÓN

5 - LA GRAN INVERSIÓN: DE LO INCONMENSURABLE A LO CONMENSURABLE

Este artículo está reproducido como capítulo 3 en la primera parte de la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL

“La razón ha sido histórica y psicológicamente segregada del espíritu humano, de ahí la divergencia cognitiva entre el materialismo científico y el conocimiento revelado que postulan las religiones” (Amador Martos, filósofo transpersonal).

Según Wilber, las grandes tradiciones espirituales del mundo caen bajo dos campos muy amplios y diferentes, dos tipos diferentes de espiritualidad que denomina la espiritualidad ascendente y espiritualidad descendente. Desde la época que va desde San Agustín a Copérnico, Occidente se movió siguiendo un ideal puramente ascendente, un ideal esencialmente ultramundano, un ideal según el cual la salvación y la liberación final no pueden ser halladas en este mundo, en esta Tierra y en esta vida, de modo que, desde ese punto de vista, las cosas realmente importantes solo ocurren después de la muerte, en el dominio de lo ultramundano. Con el advenimiento de la modernidad y la postmodernidad, en cambio, asistimos a una profunda subversión de este punto de vista, una transformación en la que los ascendentes desaparecen de escena y dejan su lugar a los descendentes, la idea de que el único mundo que existe es el mundo sensorial, empírico y material, un mundo que niega dimensiones superiores y más profundas y, negando por tanto, estadios superiores de la evolución de la conciencia, negando la trascendencia. Bienvenidos, por tanto, al mundo chato (1) a decir de Wilber, al dios del capitalismo, del marxismo, del industrialismo, de la ecología profunda, del consumismo o del ecofeminismo, al Gran Uno asentado sobre el reduccionismo del materialismo científico o “ello” como jerarquía de dominio sobre el “yo” y el “nosotros” (2) .

Esa es la batalla arquetípica que tiene lugar en el mismo corazón de la tradición occidental, la lucha entre los ascendentes y los descendentes, según Wilber (2005: 30):

"El camino ascendente es el camino puramente trascendental y ultramundano. Se trata de un camino puritano, ascético y yóguico, un camino que suele despreciar- e incluso negar- el cuerpo, los sentidos, la sexualidad, la Tierra y la carne. Este camino busca la salvación en un reino que no es de este mundo. El camino ascendente glorifica la unidad no la multiplicidad. (…). El camino descendente, por su parte afirma exactamente lo contrario, Éste es un camino esencialmente intramundano, un camino que no glorifica la unidad sino la multiplicidad. El camino descendente enaltece la Tierra, el cuerpo, los sentidos e incluso la sexualidad, un camino que llega incluso a identificar el espíritu con el mundo sensorial. Se trata de un camino puramente inmanente que rechaza la trascendencia".

1 - LOS ASCENDENTES Y LOS DESCENDENTES

Occidente ha olvidado por completo las dimensiones espirituales, lo que Wilber denomina mundo chato, al haber reducido el Gran Tres (yo, ello y nosotros) en el Gran Uno (materialismo científico o “ello”). En la tercera parte de su obra Breve historia de todas las cosas (2005), Wilber trata de desentrañar la génesis histórica de tal rechazo de lo espiritual, la razón histórica concreta que explica los motivos por los cuales el Occidente moderno ha llegado a negar la validez de los estadios transpersonales.

Una primera consideración a tener en cuenta es que la Gran Holoarquía (3) ha sido la filosofía oficial predominante durante toda la existencia de la mayor parte de la humanidad, tanto Oriental como Occidental. A modo de ejemplo, Wilber reproduce la Gran Holoarquía de la conciencia de las que nos hablan Plotino y Aurobindo (ver gráfico adjunto).

El hecho es que el sustrato cultural de la mayor parte de la historia de la humanidad contiene algún tipo de Gran Holoarquía, siendo la más básica: materia, cuerpo, mente, alma y Espíritu. Pero tal situación concluyó, en Occidente, con el advenimiento de la Ilustración, cuando su paradigma fundamental se empeñó en cartografiar la realidad –incluida la Gran Holoarquía- en términos empíricos y monológuicos. Aunque se trató de un intento bienintencionado, fue erróneo poner a la conciencia, la moral, los valores y los significados bajo el objetivo del microscopio porque la mirada monológuica no puede acceder a las profundidades interiores. Pronto, el “yo” y el “nosotros” se vieron reducidos a meros “ellos”, deviniendo así en un mundo chato. La buena noticia es que la modernidad diferenció al Gran Tres (arte, ciencia y moralidad), pero la mala noticia es que la expansión de la ciencia terminó colonizando y sometiendo los dominios del “yo” y del “nosotros”, impidiendo por tanto su integración y colapsando así las dimensiones interiores del ser, de la conciencia y de la profundidad, es decir, colapsando a la Gran Holoarquía de la conciencia.

Si observamos a la Holoarquía de la figura anterior, resulta evidente que existe dos grandes direcciones posibles: ascender desde la materia hasta el Espíritu o descender desde el Espíritu hasta la materia. La primera es una dirección trascendente o ultramundana, mientras que la segunda es inmanente o intramundana. Uno de los mitos al uso de la tradición occidental es Platón y, aunque la mayor parte de la gente cree que es un filósofo ascendente, en realidad, es un filósofo que reconoce los dos tipos de movimientos, el ascendente (el Bien que nosotros aspiramos a comprender) y el descendente (una manifestación del Bien). Sin embargo, a lo largo de la historia, estas dos facetas se vieron brutalmente separadas y tuvo lugar una violenta ruptura entre los partidarios de lo meramente ascendente y los defensores de lo meramente descendente, pues se consumó la escisión entre ambas. Wilber rastrea esa historia con la intención de integrarlas.

Casi todo el mundo coincide en que Plotino formuló de modo más comprensible las ideas fundamentales de Platón, el movimiento ascendente y el movimiento descendente, a los que llamó Flujo y Reflujo. El Espíritu fluye o se vierte de continuo en el mundo y es por ello que la totalidad del mundo, incluyendo a sus habitantes, son manifestaciones perfectas del Espíritu. Pero del mismo modo, el mundo retorna o refluye de continuo al Espíritu, evidenciando así que la totalidad del mundo es esencialmente espiritual, “el Dios visible y sensible” del que hablaba Platón, lo cual demuestra de modo inequívoco la orientación no dual de Plotino. Wilber relaciona dicha integración entre lo ascendente y lo descendente con la unión entre la sabiduría y la compasión.

En efecto, tanto en Oriente como en Occidente, el camino de ascenso desde los muchos hasta el Uno es el camino de la sabiduría, porque la sabiduría ve que detrás de todas las formas y la diversidad de los fenómenos descansa el Uno, el Bien. El camino de descenso, por su parte, es el camino de la compasión, porque el Uno se manifiesta realmente como los muchos y, en consecuencia, todas las formas deben ser tratadas con el mismo respeto y compasión. Y la unión entre esas dos corrientes, entre la sabiduría y la compasión, constituye el fin y el sustrato de toda auténtica espiritualidad. Dicho de otro modo, la sabiduría es a Dios como la compasión a la Divinidad. Ésta es precisamente la visión no dual (4) , la unión entre el Flujo y el Reflujo, entre Dios y la Divinidad, entre la Vacuidad y la Forma, entre la sabiduría y la compasión, entre lo ascendente y lo descendente.

Sin embargo, a lo largo de la historia de Occidente, dicha unidad entre lo ascendente y lo descendente terminaría resquebrajándose y enfrentando, de manera frecuentemente violenta, a los ultramundanos ascendentes y los intramundanos descendentes, un conflicto que ha terminado convirtiéndose en el problema central característico de la mente occidental. Durante el milenio que va de Agustín a Copérnico aparece, en Occidente, un ideal casi exclusivamente ascendente recomendado por la Iglesia para alcanzar las virtudes y la salvación, un camino que aconsejaba no acumular ningún tipo de tesoros de esta tierra porque, según ella, en esta tierra no hay nada que merezca ser atesorado. Pero todo comenzó a cambiar radicalmente con el Renacimiento y la emergencia de la modernidad, un cambio que alcanzaría su punto culminante con la Ilustración y la Edad de la Razón y que bien podría resumirse diciendo que los ascendentes fueron reemplazados por los descendentes. Con la emergencia de la modernidad, lo ascendente se convertiría en el nuevo pecado. La moderna negación occidental de las dimensiones transpersonales produjo desprecio, rechazo y marginación de lo auténticamente espiritual y el consiguiente declive de cualquier tipo de sabiduría trascendente, un declive que ha termino convirtiéndose en el signo de nuestros tiempos.

Para el mundo moderno, entonces, la salvación se hallaría en la política, la ciencia, el marxismo, la industrialización, el consumismo, la sexualidad, el materialismo científico, etcétera. La salvación solo puede ser encontrada en esta tierra, en el mundo de los fenómenos, en suma, en un marco de referencia puramente descendente donde no existe ninguna verdad superior, ninguna corriente ascendente, nada que sea realmente trascendente, dicho de otra manera, es una religión de mucha compasión pero poca sabiduría, de mucha Divinidad pero poco Dios, en suma, en una visión chata del mundo sustentada por el materialismo científico.

2 - EL COLAPSO DEL KOSMOS (5)

Cuando el vehículo de la evolución entró en el mundo moderno, se produjo la diferenciación del Gran Tres –conciencia (yo), cultura (nosotros) y naturaleza (ello) -, y derivó hacia la disociación del Gran Tres y el posterior colapso del Kosmos en un mundo chato dominado por el Gran Uno (materialismo científico o “ello”). La fragmentación del mundo en tres dominios separados, el yo, la moral y la ciencia, que no buscaban la integración sino el dominio sobre los demás, derivó en un desastre en que todavía se encuentra atrapado el mundo moderno y postmoderno.

Ahora bien, todo no iba a ser negatividad, pues el esplendor de la modernidad trajo consigo en apenas un siglo –desde 1788 hasta 1888- que la esclavitud fuera proscrita y erradicada de todas las sociedades racional-industriales del planeta. Con el surgimiento histórico de la diferenciación del Gran Tres –el yo, la cultura y la naturaleza-, apareció el feminismo liberal y los movimientos democráticos porque, la Edad de la Razón, fue también la Edad de la Revolución en contra de las grandes jerarquías de dominio. Una paradoja de la historia es que Sócrates eligió la razón sobre el mito y por ello fue condenado a beber la cicuta. Mil quinientos años más tarde el mundo dio un vuelco y la polis obligó a los dioses a beber la cicuta, y de la muerte de esos dioses surgieron las modernas democracias.

La diferenciación del Gran Tres eliminó asimismo las trabas impuestas por los dogmatismos míticos que obstaculizaban el progreso de la ciencia empírica, emergiendo por primera vez a gran escala la racionalidad ligada a la observación empírica que se basaba en un procedimiento hipotético-deductivo. Pero la mala noticia de la modernidad fue que la ciencia empírica se convertiría en un cientifismo cuyo fracaso es obviar la integración del Gran Tres. Liberadas de la indisociación mágica y mítica, la conciencia, la moral y la ciencia comenzaron a proclamar sus verdades, su poder y su forma peculiar de abordar el Kosmos. A finales del siglo XVIII, el vertiginoso avance de la ciencia comenzó a desproporcionar las cosas y los progresos conseguidos en el dominio del “ello” llegaron a eclipsar y negar los valores de las verdades propias de los dominios del “yo” y del “nosotros”. Fue entonces cuando el Gran Tres se colapsó en el Gran Uno y la ciencia empírica terminó arrogándose la facultad de pronunciarse sobre la realidad última. En el siglo XVIII, las dimensiones de la Mano Izquierda comenzaron a verse reducidas a sus correlatos de la Mano Derecha (6) . A partir de entonces, lo único “realmente real” fueron “ellos”, haciendo desaparecer de la escena al Espíritu o y la mente, pues solo existe la naturaleza empírica. Consecuentemente, tampoco existe la supraconciencia y la autoconciencia y, de ese modo, la Gran Holoarquía terminó desplomándose como un castillo de naipes.

Los extraordinarios logros alcanzados por la ciencia empírica –por Galileo, Kepler, Newton, Harvey, Kelvin, Clausius y Carnot, entre otros- solo podrían equipararse a las extraordinarias transformaciones provocadas por la industrialización. Ambos, la ciencia empírica y la industrialización, eran dominios del “ello” que se alimentaban mutuamente en una especie de círculo vicioso. Dicho en otras palabras, el “ello” contaba ahora con dos poderosas fuerzas: la ciencia empírica y el poder de la industrialización. La industrialización favoreció el desarrollo de una mentalidad productiva, técnica e instrumental que enfatizó desmesuradamente el dominio del “ello” como lo “único real”. Fue entonces cuando el “ello” comenzó a crecer como un cáncer – una jerarquía patológica- que terminó invadiendo y sometiendo a los dominios del “yo” y del “nosotros”. De ese modo, las decisiones éticas de la cultura acabaron rápidamente en manos de la ciencia y de la técnica, convirtiendo los problemas propios de los dominios del “yo” y el “nosotros” en problemas técnicos del dominio del “ello”. En suma, la idea era que, como el cerebro forma parte de la naturaleza –la única realidad-, la conciencia podría ser descubierta mediante el estudio empírico del cerebro.

Wilber hace hincapié de que el cerebro forma parte de la naturaleza, pero la mente no forma parte del cerebro, pues la conciencia es una dimensión interna cuyo correlato externo es el cerebro objetivo. La mente es un “yo” y el cerebro es un “ello”. Solo es posible acceder a la mente a través de la introspección, la comunicación y la interpretación. Aunque la conciencia, los valores y los significados sean inherentes a las profundidades del Kosmos, no pueden ser encontrados en el cosmos, es decir, son inherentes a las profundidades de la Mano Izquierda, no a las superficies de la Mano Derecha. Así fue como el Espíritu se suicidó y terminó convirtiéndose en un fantasma. Ese fue el motivo por el que teóricos como Foucault han atacado con tanta dureza las “ciencias del hombre” que aparecieron en el siglo XVIII, pues los seres humanos eran estudiados en sus dimensiones objetivas y empíricas y, en consecuencia, fueron reducidos a meros “ellos”.

Los principales teóricos y críticos del auge del modernismo –Hegel, Weber, Taylor y Foucault- coincidían en caracterizar a la modernidad como un sujeto separado observando un mundo de “ellos”, cuyo único reconocimiento consistía en el cartografiado empírico y objetivo de un mundo holístico. De ese modo, los dominios de lo subjetivo y de lo intersubjetivo se vieron reducidos a la investigación empírica, convirtiendo a los seres humanos en objetos de información, nunca sujetos de comunicación. La reducción del Gran Tres al Gran Uno dio así paso al humanismo deshumanizado y, de ese modo, el paradigma fundamental de la Ilustración terminó dando origen al moderno marco de referencia descendente. Del ideal casi exclusivamente ascendente que había dominado a la conciencia occidental en manos de la religión desde hacía un milenio pasamos al ideal casi exclusivamente descendente que ha dominado a la modernidad y la postmodernidad hasta hoy en día mediante el materialismo científico. Ya no hay ni Espíritu ni mente, sino solo naturaleza. El mundo fracturado, dualista ascendente dio lugar así al igualmente fracturado y dualista mundo descendente.

Una de las principales ironías de la modernidad fue que la misma diferenciación del Gran Tres –que permitió el gran paso adelante hacia el logro de una mayor libertad- propició también el colapso en el mundo chato y absurdo de las meras superficies. ¡Una mayor libertad para ser superficial! Para Platón, Plotino, Emerson y Eckhart, la naturaleza es una expresión del Espíritu pero, la ontología industrial que solo reconocía a la naturaleza, invadió y colonizó todos los otros dominios, provocando el hundimiento del Kosmos en un mundo empírico. El hecho es que el marco de referencia descendente destruyó el Gran Tres –la mente, la cultura y la naturaleza- y perpetuó su disociación, su falta de integración, sembrando la tierra con sus fragmentos. La salvación – si es que es posible- reside en la integración del Gran Tres: la naturaleza (ello), la moral (nosotros) y la mente (yo).

REFERENCIAS

Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairos, 2005.

(1) Wilber (2005: 177):

“Los grandes e innegables avances de las ciencias empíricas que tuvieron lugar en el periodo que va desde el Renacimiento hasta la Ilustración, nos hicieron creer que toda realidad podía ser abordada y descrita en los términos objetivos propios del lenguaje monológuico del “ello” e, inversamente, que si algo no podía ser estudiado y descrito de un modo objetivo y empírico, no era “realmente real”. Así fue como el Gran Tres terminó reducido al “Gran Uno” del materialismo científico, las exterioridades, los objetos y los sistemas científicos [denominado por Wilber como una visión chata del mundo]”.

(2) La visión racional-industrial del mundo sostenida por la Ilustración cumplió con funciones muy importantes como la aparición de la democracia, la abolición de la esclavitud, el surgimiento del feminismo liberal, la emergencia de la ecología y las ciencias sistémicas, entre algunas más, pero sin duda, la más importante puesta en escena fue la diferenciación entre el arte (yo), la ciencia (ello) y la moral (nosotros), el Gran Tres diferenciado por Kant a través de sus Tres críticas .

Tras el Renacimiento surgió la Edad de la Razón o Filosofía Moderna cuyo uno de sus máximo exponente fue Kant. Con las Tres críticas de Kant (La crítica de la razón pura, La crítica de la razón práctica y La crítica del juicio), se produce una diferenciación de tres esferas: la ciencia, la moralidad y el arte. Con esta diferenciación, ya no había vuelta atrás. En el sincretismo mítico, la ciencia, la moralidad y el arte, estaban todavía globalmente fusionados. Por ejemplo: una “verdad” científica era verdadera solamente si encajaba en el dogma religioso. Con Kant, cada una de estas tres esferas se diferencia y se liberan para desarrollar su propio potencial:

-La esfera de la ciencia empírica trata con aquellos aspectos de la realidad que pueden ser investigados de forma relativamente “objetiva” y descritos en un lenguaje, es decir, verdades proposicionales y descriptivas (ello).

-La esfera práctica o razón moral, se refiere a cómo tú y yo podemos interactuar pragmáticamente e interrelacionarnos en términos que tenemos algo en común, es decir, un entendimiento mutuo (nosotros).

-La esfera del arte o juicio estético se refiere a cómo me expreso y qué es lo que expreso de mí, es decir, la profundidad del yo individual: sinceridad y expresividad (yo).

(3) Wilber revisa las características de la evolución en los diversos reinos que son comunes en toda forma de evolución, desde la materia hasta la vida y la mente. Dicho camino evolutivo conduce a la emergencia del ser humano, ya sea mediante la visión científica moderna de la evolución pero también bajo el prisma de la filosofía perenne. La filosofía perenne constituye el núcleo de las grandes tradiciones de sabiduría del mundo entero y sostiene que la realidad es una gran Holoarquía de ser y de conciencia que va de la materia (fisiosfera) hasta la vida (biosfera), la mente (noosfera) y el Espíritu (misticismo).

(4) Wilber, en su obra el Espectro de la conciencia, realiza una síntesis de religión, física y psicología, refutando la filosofía del materialismo y aborda de un modo epistemológico dos modos de saber: el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto), dos modos de saber diferentes pero complementarios. Según Wilber (55-56):

“Esos dos modos de conocer son universales, es decir, han sido reconocidos de una forma u otra en diversos momentos y lugares a lo largo de la historia de la humanidad, desde el taoísmo hasta William James, desde el Vedanta hasta Alfred North Whitehead y desde el Zen hasta la teología cristiana. (…) También con toda claridad en el hinduismo”.

Sin embargo, la civilización occidental es la historia del primer modo de saber que ha evolucionado hasta la extenuación de su “rígida estructura” dualista con el surgimiento de la mecánica cuántica. Esos dos modos de saber también son contemplados por los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica (Wilber en Cuestiones cuánticas) y, correlativamente, aluden los mundos antagónicos entre la ciencia y la religión, respectivamente, entre el saber racional y el metafísico, ambos aunados por los “místicos cuánticos” en un racionalismo espiritual adoptado como filosofía transpersonal, y convirtiéndose en un fundamento epistemológico para un nuevo paradigma de conocimiento integrador de la filosofía con la espiritualidad.

(5) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que les lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.

(6) Según Ken Wilber (2005:139):

“La hermenéutica es el arte de la interpretación. La hermenéutica se originó como una forma de comprender la interpretación misma porque cuando usted interpreta un texto hay buenas y malas formas de proceder. En general, los filósofos continentales, especialmente en Alemania y en Francia, se han interesado por los aspectos interpretativos de la filosofía, mientras que los filósofos anglosajones de Gran Bretaña y Estados Unidos han soslayado la interpretación y se han dedicado fundamentalmente a los estudios pragmáticos y empírico-analíticos. ¡La vieja disputa entre el camino de la Mano Izquierda y el camino de la Mano Derecha!” ( la Mano Izquierda se refiere a “lo intencional” y a “lo cultural”, que tienen que ver con la profundidad interior a la que solo se puede acceder mediante la interpretación; y la Mano Derecha se refiere a “lo empírico” y “perceptual”). Así pues, recuerde, que la “hermenéutica” es la clave que nos permite adentrarnos en las dimensiones de la Mano Izquierda. La Mano Izquierda es profundidad y la interpretación es la única forma de acceder a las profundidades. Como diría Heidegger, la interpretación funciona en todo el camino de descenso para el cual el mero empirismo resulta casi completamente inútil”.
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La educación cuántica

6 - EL MITO DE LA CAVERNA

Este artículo es una reproducción del capítulo 10 de la primera parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

1 - Sombras y luces

Hacer historia es harto difícil, aunque no imposible. La educación cuántica ha surgido holísticamente en la noosfera por dos motivos. Por un lado, mediante la física cuántica se ha producido un giro copernicano en el materialismo científico del “ver para creer” al “creer para ver”, abriendo así la puerta de la maestranza para que entre triunfante desde el fondo de la historia la filosofía transpersonal y la psicología transpersonal. Y por otro lado provocado ese surgimiento holístico de La educación cuántica, por la crisis espiritual al acercarse el “misticismo cuántico” peligrosamente en el cuestionamiento de los dogmas religiosos.

En efecto, la “espiritualidad religiosa” (creencia sin razón) está acosada por los “místicos cuánticos” (creencia con razón), unos “peligrosos” librepensadores calificados como pseudocientíficos por intentar unir la ciencia y el espíritu en una escuela de pensamiento auspiciada por la filosofía transpersonal. ¡Cuidado, estamos robando la espiritualidad a la curia eclesiástica! ¡Y también el derecho a pensar que pertenece al materialismo científico! ¿Quién debe vigilar los pensamientos de quién? ¿Quién tiene razón en este encontronazo entre ideas materialistas e idealistas?

Lo cierto es que, aunque ello tarde alguna que otra generación, la crisis espiritual es inevitable, pues los dogmas religiosos se están agrietando por el acoso del emergente racionalismo espiritual, el cual cuestiona la espiritualidad basada en la simple fe, alejada de la razón y la ciencia, como si los fieles fueran incapaces de comprender las cuestiones del espíritu. Y en ese terreno, el método científico no tiene mucho que hacer, pues rechaza implícitamente el “creer para ver”, salvo que comience a vislumbrar las propuestas del “misticismo cuántico”, por cierto, una corriente de pensamiento generada por unos díscolos científicos. Nadie puede obligar a otra persona a convertir sus ideas. La razón es una cosa y la fe otra muy distinta, hasta ahora…

Primeramente. En un largo periodo histórico, la fe religiosa ha supuesto la mayor ceguera para hacer del hombre un ser libre y consciente, hasta que Descartes alumbró al “cogito”. Durante esa larga noche oscura de la humanidad, la milenaria sabiduría recogida por Platón en las antiguas escuelas de conocimiento esotérico, ha sido sepultada por los dogmas religiosos. Desde una perspectiva histórica, como diría el propia Marx, “la religión es el opio del pueblo”. Es la sinrazón diría yo. Antaño, probablemente, se pudiera necesitar de un confesor; hoy le corresponde profesionalmente ese papel a la psicología y al asesoramiento filosófico. El asesoramiento filosófico es el revulsivo pedagógico por excelencia, pues busca devolver a la filosofía su operatividad, su originaria dimensión terapéutica y su relevancia para la vida cotidiana. En este sentido está escrita La educación cuántica.

En segundo lugar. Con el racionalismo moderno, la ciencia se ha dado un empacho en su búsqueda hacia la verdad mediante el método científico. Pero un buen día, la ciencia no pudo progresar más en su expansión cósmica: por un lado, la teoría de cuerdas que postula otras dimensiones raya inexorablemente con cuestiones filosóficas y espirituales inabarcables mediante el método científico; por otro lado, la física cuántica que remite irremediablemente al observador como modificador de la realidad, ha despertado de su letargo a unos díscolos pensadores conocidos como “místicos cuánticos”, un tímido movimiento de rebeldes que osaron unir la ciencia con la espiritualidad.

2 - Las sombras del ego

Estos pensadores “transpersonales”, al aunar la ciencia con la espiritualidad, ponen inevitablemente en cuestionamiento al pensamiento occidental: el pensamiento único neoliberal es una dictadura del ego plutocrático que utiliza la información, el conocimiento, la educación, los gobiernos y los ciudadanos para exclusivos fines egoístas y de dominación. El genuino pensamiento que debería defender a la humanidad está secuestrado por instituciones pretendidamente “democráticas” -Troika, BCE, CE, FMI, Banco Mundial, gobiernos, partidos políticos, justicia, etcétera-, como evidencia la demanda de una nueva conciencia por el 15M y demás movimientos sociales. La noosfera está en marcha: el “yo” (ego) está despertando paulatinamente y, como la oruga se transforma en mariposa, de ese “yo” surge holísticamente un espíritu colectivo o “nosotros” kantiano. Es un cambio de paradigma que se da tanto en las estructuras sociales como psicológicas. Es una renovada conciencia presente en aquellas personas que aúnan la racionalidad con la genuina espiritualidad, hasta ahora ambas presas, respectivamente, de los poderes fácticos y de los dogmas religiosos.

Si a lo anterior le unimos la crisis epistemológica que está sufriendo el método científico al ser acosado por lo que ellos llaman “místicos cuánticos”, el cambio de paradigma que se presenta es más que evidente: la filosofía tradicional, ese pensamiento surgido de la racional-modernidad tras el primer renacimiento humanístico, está agotado y no puede dar respuesta a la demanda colectiva que pide a gritos un cambio de verdad en el mundo. Estos rebeldes se les suelen conocer como “anti sistema”, “anti globalización”, “15M”, “Occupy Wall Street”, “Foro Social Mundial”, “ATTAC”, “misticismo cuántico”, etcétera. Todos ellos son “activistas cuánticos” que trabajan en la unión del “nosotros” frente a los egos fragmentados y disociados de la colectividad. Toda una crisis civilizatoria del pensamiento occidental que ha segregado el espíritu colectivo de la razón, y que ahora reivindica su legítimo papel en la historia.

Marx desentrañó las leyes inherentes al funcionamiento del capitalismo que ha degenerado en la actual crisis económica, social y política. Pero fue Kant antes que Marx quien previo la crisis intelectual y espiritual que está viviendo actualmente la humanidad, unas dudas que expresó en su ensayo ¿Qué es la ilustración? . Kant, mediante sus Tres críticas, diferenció magistralmente tres mundos: la ciencia (“ello”), la profundidad intelectual del sujeto cognoscente (“yo”) y la moralidad como sujetos espirituales (“nosotros”). Posteriormente la postmodernidad ha fracasado en su intento de unir ese mundo exterior y ese mundo interior con un conocimiento fundamentalmente sustentado sobre un racionalismo pragmático. Sin embargo, los polos están cambiando: Ken Wilber ha marcado un antes y un después en el pensamiento filosófico al unir la filosofía oriental con la occidental; Wilber es el Kant de nuestra época, aunque los materialistas científicos lo ignoren por completo. Quieran o no los defensores del materialismo científico, el racionalismo espiritual se está abriendo camino. Y es de justicia histórica que el peyorativo “misticismo cuántico” sea rehabilitado como filosofía transpersonal, una tesis esencial en estas reflexiones sobre La educación cuántica. ¿Es este bucle pensativo comparable en su objetivo al Mito de la caverna de Platón? Reflexión…

3 - Razonar a contracorriente

El método científico es válido para averiguar qué hay de verdad en el objeto. Pero cuando dicho objeto de conocimiento es el propio sujeto, se da la circunstancia que es la propia conciencia que se piensa a sí misma. ¿Cómo va el método científico sonsacar “verdades” de ese campo pensativo? ¿Con un potente telescopio? ¿Con un profundo microscopio? No hay lugar a dudas: con la filosofía transpersonal, con la interacción de la razón con el espíritu, aunando los dos modos de saber, el método científico y el trascendental. Este nuevo paradigma pensativo permite progresar no solo por el sendero psicológico, sino también por el pedagógico porque, a la postre, comprender el mundo es aprehenderlo mediante conceptos o neologismos, como se ha visto en la “dinámica espiral” del anterior capítulo. Y a ese constructo pensativo se le llama filosofía transpersonal, un derecho a filosofar que no me arrebatarán ni la Iglesia, ni los plutócratas, y mucho menos los escépticos.

Aunque el movimiento escéptico arremeta una y otra vez, contra viento y marea a contracorriente de los místicos cuánticos, mi pensamiento filosófico debe ser respetado, como si del Discurso del método se tratara, pues La educación cuántica postula el sintagma pensativo dinámica espiral a modo de reinterpretación de la historia del pensamiento, con el objetivo de que la filosofía sea rescatada de su complejidad cognitiva y hacer fácil el entendimiento de la vida, el mundo y las personas. Lo mismo que pretendía Descartes frente a la Iglesia, pero ahora, además, contra el pensamiento único neoliberal.

Los ideólogos del capitalismo han enmarañado intencionadamente el Mundo de las Ideas con la finalidad de apropiarse de todas las estructuras de dominación en el planeta (productivas, alimenticias, económicas, políticas, institucionales, etcétera), para mayor dominio sobre la humanidad con el subsiguiente sufrimiento causado a las personas, los Estados y los continentes. Con ello se ha impuesto un pensamiento “único” y “neoliberal” (libertad de los mercados por encima de las personas). No sé si he sufrido más luchando casi toda una vida por seguir el rastro del dinero como me imponía el capitalismo, o en los escasos años que llevo elaborando mi propio sistema filosófico como librepensador frente al movimiento de escépticos. Tanto para hacer dinero como para defender las propias ideas, se requiere de esfuerzo y tiempo pero, para hacerse un hueco en el Mundo de las Ideas, no solo basta saber que se vive en la verdad (modo no dual de conocimiento, trascendental), sino que demostrar dicha verdad a modo de educación cuántica es una ardua labor, pues se tiene enfrente a una multitud de escépticos anclados todavía al primer modo de saber, el dual entre sujeto y objeto, cuyo método científico se ha atascado con la física cuántica.

Al perseguir la errática felicidad dineraria, como muchos, he sufrido las inclemencias de la sombría cueva platónica, una metáfora en alusión a este perverso y depredador sistema capitalista de producción que fragmenta a la razón y disocia el espíritu colectivo, enfrentando así al ego contra el mundo. Fue Ken Wilber quien iluminó mi atascado raciocinio mediante la emergente espiritualidad presente en la filosofía transpersonal. “Es de bien nacidos ser agradecidos”, y por ello mi recurrente reconocimiento a Ken Wilber pues ha significado intelectualmente el eslabón perdido en la paradigmática evolución de la historia del pensamiento, aunque él y su legión de seguidores seamos peyorativamente acusados de “místicos cuánticos”. “Ladran, luego cabalgamos”. Lo mismo que le pasó a Descartes, Copérnico y Bruno, por citar solo algunos de los muchos pensadores que se atrevieron razonar a contracorriente del pensamiento dogmático dominante. Sin embargo, es mediante dicho inquisitivo pensamiento como se hace historia, de ahí que la filosofía sea aludida con propiedad como la historia del pensamiento, presa ahora de un caduco materialismo científico. Pero, muy a pesar de los escépticos, la física cuántica remite al sujeto cognoscente como objeto de conocimiento, es decir, a la conciencia que debe conocerse a sí misma, al famoso aforismo griego “Conócete a ti mismo”, y para tal labor, mi dinámica espiral es una renovada visión de la historia del pensamiento.

Mediante un sintagma en un solo folio y gracias a la analogía del ADN, en mi sistema pensativo, la historia de la filosofía es intuida sin apenas esfuerzo intelectual. Con un simple vistazo se aprehende la evolución paradigmática de la historia de la humanidad, toda una reproducción mimética de la naturaleza en el Mundo de las Ideas que hace cierto el aforismo de que “como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. Esta frase esotérica hace referencia a la segunda ley de la Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto. La frase puede ser considerada como una referencia a la relación entre el hombre y el universo.

Esta revolucionaria pedagogía filosófica permite, mediante un sintagma, ver cómo ha evolucionado la humanidad hasta llegar a los paradigmas de la física clásica y la física cuántica, como iniciadores de nuestra era contemporánea. Hasta dicho cambio de paradigma científico, en apariencia, todo es claro. Sin embargo, la física cuántica ha posibilitado un nuevo paradigma de conocimiento, cuya dificultad cognitiva está en la interpretación de los paradigmas intelectuales, sociales, psicológicos y espirituales actualmente en discordia si no se dispone de un “mapa” a modo de dinámica espiral como interpretación de la historia del pensamiento. Ante ello, el nuevo paradigma de conocimiento posibilitado por la física cuántica, es el racionalismo espiritual presente en la filosofía perenne, donde sujeto y objeto son una y la misma cosa, y cuya percepción se realiza mediante una renovada conciencia como acreditan no solo los “místicos cuánticos”, sino también una multitud de movimientos sociales que claman contra el imperialismo económico desplegado por los egoístas plutócratas.

Bueno es recordar a costa de correr el riesgo de pasar por un pedante intelectual que, el cambio de conciencia que salió efervescentemente del 15M en 2011, ya fue intelectualmente anticipado en mi primera obra Pensar en ser rico, a partir de la cual propugno un segundo renacimiento de la humanidad donde, el “pienso, luego existo”, debe paradigmáticamente ser sustituido por el espíritu colectivo reflejado en el imperativo categórico de Kant. Pero en honor a la verdad, hay otros pensadores antes que yo que apuntaban en esa dirección. En dicho sentido, sin lugar a dudas, la filosofía de Wilber es el constructo magno de un pensamiento que permite a muchos sinceros buscadores de verdad sintetizar unitariamente la racionalidad occidental con la espiritualidad oriental. Tal ha sido mi caso. Durante mi salida del mundo de las sombras, entiéndase el sistema capitalista, he escrito varias obras que han culminado con Capitalismo y conciencia. Y La educación cuántica es la aplicación pedagógica de dicha obra.

El materialismo científico puede seguir, con toda razón, con el método científico. Pero ese modo unidireccional de medir la realidad se ha volatizado con el surgimiento de la física cuántica y su apertura hacia la fenomenología. Entonces, hubo una reconversión pensativa mal llamada “misticismo cuántico” pero, como creo haber demostrado, hay que hablar propiamente de filosofía transpersonal. Conviene recordar que, a la postre, la “cuarta fuerza” de la psicología, lo “transpersonal”, ha estado incubándose durante varias décadas hasta su alumbramiento de un modo científico y filosófico por Ken Wilber . Tarde o temprano, el movimiento de escépticos a este nuevo paradigma de conocimiento, será deslumbrado por la verdad porque, como dijo Gandhi, “la verdad es la verdad, aunque solo la mantenga una minoría... aunque esa minoría sea uno solo”. ¿No fue así como inició Descartes el racionalismo moderno? ¿Y qué decir del criticismo kantiano? ¿Por qué no dar un voto de confianza a la filosofía transpersonal magníficamente elaborada por Ken Wilber mediante sus “cuatro cuadrantes”?.

Confieso haber bebido en las turbulentas aguas de una filosofía de difícil acceso para todo escéptico. Reconozco que voy a contracorriente, que mi pequeña bandera filosófica es como un simple flotador en la inmensidad de un mar de ideas. Pero, ¿no es acaso el sino de los que se atreven a pensar más allá del pensamiento dominante? ¿No es ello una condena para todo pensador que ose expresar unas ideas extraídas desde su “otro yo”, como propone el físico francés Garnier? A ese camino solitario y angosto lo llamo la “soledad del pensador” que, en un automatismo de defensa, es expresada mediante la escritura, más que nada para dar rienda suelta a tanta convulsión de pensamientos y no caer en la locura. Porque, aunque el mundo no esté cuerdo del todo, hay que cuidarse mucho de no caer en la paranoia también . He tenido suficiente con el acoso del capitalismo que me ha llevado a ser un declarado anti sistema, no vaya a ser que, también, me quieran linchar por defender la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia, mal entendida esta por los escépticos como “misticismo cuántico”.

Para que un sujeto cognoscente pueda integrarse plenamente en la sociedad debe, antes que nada, ser una persona libre para disponer en consciencia de su capacidad racional, una cuestión que el capitalismo no puede garantizar al ser el actual sistema educativo un instrumento de manipulación por secuaces políticos al servicio de los poderes fácticos. Con ello, vuelvo a insistir, el pensamiento, la ciencia y la educación no están libres de ataduras dogmáticas a un perverso sistema de dominación que socava los más elementales Derechos Humanos. Y para revertir dicha tendencia, La educación cuántica es una renovada propuesta pedagógica en materia filosófica, psicológica, social, educacional e histórica. Porque, como aseverara el paleontólogo y filósofo francés Pierre Teilhard de Chardin, “el pasado me ha revelado la estructura del futuro”. Y en esa cuestión temporal, no me cabe duda de que la humanidad vive todavía en una caverna platónica, con mucha tecnología, pero con un ego herido de muerte que solo puede ser sanado con la democratización del saber y la solidaridad social como expresión del amor universal.

Pierre Teilhard de Chardin aportó una muy personal y original visión de la evolución. Suyos son los conceptos “noosfera” (conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven) y “Punto Omega” para describir el punto más alto de la evolución de la conciencia, considerándolo como el fin último de la misma. Según Pierre Teilhard de Chardin, el planeta se encuentra en un proceso transformador, evolucionando desde la biosfera a la noosfera. Más concretamente, propugno que la noosfera ha involucionado desde el “cogito” cartesiano hasta plasmarse en un ego fragmentado y disociado de la colectividad, dando lugar a una sociedad líquida a decir del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, o en un pensamiento débil según el filósofo italiano Gianni Vattimo. Respectivamente, con la colectividad disociada y el ego fragmentado, ¿cómo reconstruir este viejo mundo moribundo cuando colapse? ¿Hacia dónde va la historia del pensamiento? ¿Cómo salir de esta oscura caverna platónica? La educación cuántica es una humilde propuesta a dichas cuestiones.

Recordemos estas preguntas: ¿qué ha ocurrido en la historia reciente de la humanidad?, ¿cómo ha sido factible que la ciencia del Ser, la filosofía, haya devenido en un psicologismo en sentido positivista, e incapaz de salir de las garras de la historia? El ascenso cognitivo, psicológico y filosófico postulado por La educación cuántica constituye una huida pensativa del actual sistema capitalista y de su historia manifiestamente manipulada desde el ego plutocrático. Es una huida en busca de luz, en busca de unas renovadas ideas para la transformación de las personas: hay un nuevo mundo por descubrir en el interior de cada uno de nosotros. Por ello mismo, es pertinente descender a la caverna platónica con una renovada pedagogía histórica, una cuestión que será abordada en el siguiente capítulo.


COMENTARIO DE TEXTO A ESTE ARTÍCULO:

Pienso que hay pensadores, como Platón, que están más vigentes que nunca para comprender nuestro presente a partir de una simple alegoría como EL MITO DE LA CAVERNA. Pienso que la filosofía ha sido mal explicada en el sistema educativo, pues se ha hecho énfasis en la comprensión racional, pero desligada de la comprensión espiritual. Y recordemos que la lección de esos grandes maestros, como Platón, nos hablaban de la sabiduría y el amor, tan ausentes en la presente crisis planetaria.
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SABIDURÍA

LA SABIDURÍA PERENNE

Este artículo es una reproducción del capítulo 5-4 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

¿ Y de dónde proviene el rebufo de aire fresco que necesita la humanidad? Sí, de la sabiduría perenne magníficamente asumida por las filosofías orientales, cuyos presupuestos cognitivos son recogidos por la psicología transpersonal como ciencia de la conciencia. La psicología transpersonal surgió como “cuarta fuerza” tras el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Existen iniciativas desde el ámbito de la psicología académica para integrar lo “transpersonal” como objeto de estudio serio y científico tal como realiza el Journal of Transpersonal Research (1) integrado en la Asociación Transpersonal Europea (EUROTAS) (2) . En el ámbito universitario, es digna de mención la tesis doctoral de Iker Puente titulada Complejidad y psicología transpersonal: Caos, autoorganización y experiencia cumbre en psicoterapia.

La sabiduría perenne contempla al hombre como un todo holístico: cuerpo, mente y espíritu. Ese giro copernicano de la historia del pensamiento tendrá importantes connotaciones en todas las instancias sociales, intelectuales, científicas, políticas, psicológicas y espirituales, porque todas ellas se verán afectadas por la autopoiesis (3) de la naturaleza, consistente en la integración de la razón en el espíritu, respectivamente, una convergencia del saber con el amor. Todo un segundo renacimiento donde las ideas materialistas recibirán un baño platónico, permitiendo que la trascendencia universal se instale en nuestro modo de pensar y en las relaciones humanas. Todo muy bonito, pero llegado a este punto hay que hacer una salvedad.

Hace más de veinte siglos, ya Platón, nos hablaba del Mundo de las Ideas, las mismas que están ahora en pugna entre el racionalismo pragmático y el racionalismo espiritual, un tránsito cognitivo del primero al segundo y que tiene todas las características del viaje metafórico descrito en el Mito de la caverna, como si de una verdad perenne se tratara, y que la sociedad occidental todavía no hubiera aprendido la lección. ¿No sería una sabia solución enseñar bien ello a nuestros descendientes? ¿No sería más conveniente transmitir una educación acorde a los tiempos cuánticos? ¿No son tiempos de una educación cuántica? Pero ello no será una tarea fácil, porque la historia no es lineal. Se producen bucles temporales como bien ha argumentado Hegel (4) , y por tanto aparecen ideas como las de Marx, osadas y denostadas en su momento, pero certeras en su apreciación un siglo después, pero a qué precio. Es como si hubiera tres historias en una donde pasado, presente y futuro, de algún modo se hallan misteriosamente unidos como argumenta Garnier mediante la física cuántica.

Ahora, los “místicos cuánticos” junto a los psicólogos transpersonales, se constituyen en una genuina propuesta como filosofía transpersonal. Sin embargo, si nos atenemos a la teoría de “la potencia al acto” aristotélica (5) , hay que salvar un devenir existencial. Ello quiere decir que, al igual que los postulados marxistas han tenido su reconocimiento intelectual un siglo después, es más que razonable que los planteamientos de La educación cuántica se dilaten en el tiempo. Siempre me queda la reconfortante satisfacción que estoy viajando cuánticamente mediante los pensamientos que me conectan con los presentes y futuros lectores, del mismo modo que viajo en el pasado leyendo a los ilustres predecesores maestros del pensamiento, que los hay tanto en la filosofía tradicional como en la perenne, como si el Mundo de las Ideas fuera un recóndito lugar dónde se accede desde la inefabilidad, por mucho que escribamos sobre ello. En suma, lo que quiero expresar es que toda teoría lleva su tiempo para ser llevada a la práctica, aunque a veces se producen auténticas revoluciones culturales. De todas las revoluciones habidas en esta civilización, quizá nos hallamos ante la más trascendente de la historia del pensamiento: la integración de la razón en el espíritu, respectivamente, del saber y el amor.


NOTAS:

(1) El sentido de Journal of Transpersonal Research es el de promover, reunir y difundir el estudio de la investigación en psicología y psicoterapia transpersonal, así como cualquier campo de estudio relacionado con este. Esta iniciativa surge desde el ámbito de la psicología académica, para conseguir una serie de objetivos en el estudio de lo transpersonal, como son:

-Continuar el objetivo de estudio serio y científico, con que nació esta disciplina.
-Generar y aumentar la investigación experimental y empírica (tanto cualitativa como cuantitativa), en psicología y psicoterapia transpersonal.
-Ampliar la investigación transpersonal a disciplinas afines y relacionadas con ella, sin ser propiamente llamadas “transpersonales”.
-Dar a conocer más la psicología transpersonal en la psicología académica, a través de la inclusión de esta revista en las bases de datos y directorios académicos nacionales e internacionales.
-Publicar las investigaciones más relevantes que se están llevando a cabo en lengua castellana.

El interés principal de esta revista es la publicación de investigaciones experimentales y empíricas (cuantitativas/cualitativas), para contribuir a la integración de lo transpersonal en la psicología académica.

Todos los artículos publicados en esta revista versan sobre la ciencia e investigación transpersonal, concretamente en la disciplina de psicología, aunque también tienen lugar los trabajos de otras disciplinas del conocimiento que se relacionen con la psicología y/o la psicoterapia a través de su dimensión transpersonal.

El objetivo de esta revista es la difusión, presentación y discusión de la nueva investigación generada, tanto a nivel teórico como experimental (especialmente este último), en materia de psicología transpersonal, así como cualquier saber relacionado con el dominio transpersonal de la persona.

El público al que está dirigida esta revista, es todo aquel interesado en la investigación de la dimensión espiritual del ser humano, como parte constituyente del mismo, junto con la biológica, psicológica y social.

Journal of Transpersonal Research está avalado por el Departamento de Filosofía, Universidad Autónoma de Barcelona (España), el East West Psychology Department, CIIS, San Francisco, California (U.S.A.) y por el Departamento de Didáctica y Teoría de la Educación, Universidad Autónoma de Madrid (España).

(2) EUROTAS es la única Asociación Transpersonal de ámbito europea, y su origen se remonta al año 1984. Se funda durante la Primera Conferencia Europea Transpersonal celebrada en Bruselas, organizada por la Asociación Transpersonal de Bélgica, y liderada por un grupo variado de profesionales, tanto del ámbito de la salud, como de la ciencia y la espiritualidad. Con el objetivo de difundir, debatir e investigar el fenómeno Transpersonal en todas sus facetas, EUROTAS incluye entre sus miembros a las diferentes asociaciones transpersonales europeas, y también a personas a título individual. Como garantía de rigor profesional, se ha creado una Certificación Europea de Psicoterapia Transpersonal, así como una certificación de formación homologada para centros e institutos. Hoy en día, cuenta con miembros de 25 países diferentes, funcionando como una red profesional de comunicación e investigación. Anualmente se organiza una conferencia a nivel internacional en uno de estos países, coordinada por la Asociación Transpersonal representante del mismo. El año 2008 l’ Associació Catalana Transpersonal tuvo el honor de coordinar la X Conferencia Europea Transpersonal que tuvo lugar en Barcelona. EUROTAS combina el rigor científico y espiritual con las oportunidades de cooperación, beneficio mutuo, intercambio y amistad.

(3) La autopoiesis es un término de origen griego para aludir a la creación de sí mismo. Es un neologismo donde un sistema es capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo. Fue propuesto en 1972 por los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela, para definir la química de auto-mantenimiento de las células vivas. Una descripción breve sería decir que la autopoiesis es la condición de existencia de los seres vivos en la continua producción de sí mismos. Desde entonces el concepto ha sido también aplicado en los campos de la teoría de sistemas y la sociología, y ahora aquí como principio epistemológico aplicable al mundo de las ideas. Porque son las ideas las que dominan el mundo, y en ese sentido, la historia del pensamiento está dando un salto cualitativo como jamás visto en la historia. Que la razón deje de mirar la materia para dirigirse hacia el espíritu es un cuadro histórico que ya Platón nos iluminó con su alegoría del Mito de la caverna. Consecuentemente, la humanidad está replanteándose salir de la caverna para dirigirse hacia la luz, pero en ese camino será necesario una renovada pedagogía como pretende La educación cuántica.

(4) La filosofía de la historia de Hegel está marcada por los conceptos de las “astucias de la razón” y la “burla de la historia”: la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque finalmente la historia se reordena y, en un bucle fantástico, retrocede sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en mecanismo de cifrado, crea también ella misma, sin quererlo, realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles solo a los cognoscentes, es decir, a aquellos que quieren conocer.

(5) El término “potencia” aparece consolidado por Aristóteles en el estudio de la Física. Para los griegos la Naturaleza es el lugar donde se produce el movimiento, que implica el espacio, el tiempo y la materia; algunos añaden el vacío. Aristóteles define el movimiento, lo dinámico como la realización (acto) de una capacidad o posibilidad de ser (potencia) en tanto que se está actualizando. Si estoy sentado (acto) y tengo la posibilidad (potencia) de estar de pie, el movimiento consistirá en el paso de la posibilidad (potencia de estar de pie) al hecho de estar de pie (acto) mientras dura el proceso. El movimiento acaba cuando ya estoy de pie (acto). Mediante este esquema conceptual de potencia y acto, explica Aristóteles la posibilidad del cambio o movimiento. De la idea de “posibilidad”, lo que está en potencia es posible, surge la idea de capacidad de producir, de realizar una acción. Estos términos han pasado de la física especulativa tradicional a la física moderna en tanto que se han podido transformar de conceptos cualitativos a conceptos cuantitativos sujetos a medida y experimentación. Esta transformación ha sido el paso esencial en la consolidación de la ciencia moderna. Pero ahora esta teoría de la potencia al acto en el mundo de las ideas ha quedado demostrada cuánticamente por el físico Garnier en su teoría del desdoblamiento del tiempo. Así, las ideas cobran vida, y dar vida a las ideas perennes, como se verá, es el fundamento de este ensayo.
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PENSAMIENTO

NUEVAS REGLAS DEL PENSAMIENTO

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-5 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

La resolución de los conflictos que plantea el sistema capitalista pasa por la creciente conciencia colectiva que debería alcanzar la suficiente masa crítica hasta la consolidación del paradigma conocido como altermundismo (otro mundo es posible), en contraposición al neoliberalismo como última metamorfosis del capitalismo. Y ello puede ser posible, precisamente, tomando consciencia de la tesis siguiente: el egoísmo subyacente a la lucha de clases debería ser superado paradigmáticamente por la compasión propugnada por la filosofía transpersonal. En suma, se trata de un cambio de paradigma en la psicología humana -una evolución holística desde la conciencia personal a la conciencia transpersonal- que, a su vez, requiere también de una renovada pedagogía histórica, filosófica y educativa, como pretende epistemológicamente La educación cuántica.

En mi constructo filosófico, la lucha de clases propugnadas por el pensamiento marxista ha devenido en la actualidad en la lucha de contrarios entre el neoliberalismo y el altermundismo, dos paradigmas holísticamente superiores a las tradicionales divergencias entre derechas e izquierdas, respectivamente. En mi obra Capitalismo y conciencia, he realizado una contextualización social, psicológica e histórica de todo ello a modo de reinterpretación de la historia del pensamiento en su actual estado evolutivo, en suma, intentar dar respuestas a las preguntas: ¿Qué significa humanidad? ¿Qué es ser humano? ¿Hacia dónde va esta civilización? Como no podía ser de otra manera, son las mismas preguntas que desde hace décadas intentan responder los pensadores “transpersonales” que postulan la trascendencia de la conciencia, en contraposición al materialismo científico.

La historia, hasta ahora, ha sido escrita desde la miopía del materialismo científico, pero, el genial Ken Wilber mediante los postulados de la filosofía transpersonal, ha sacado del mundo de las sombras a muchos esclavos, entre ellos yo mismo. La filosofía cuántica propugna un nuevo paradigma de conocimiento que interrelaciona a la conciencia con el campo cuántico, de ahí la amplia literatura sobre tal asunto. Sin embargo, las reglas por las cuales se rigen los pensamientos en ese nuevo horizonte cognitivo, son todavía desconocidas para la gran mayoría de neófitos en materia esotérica. Paradojas de la vida, es la propia física cuántica quien nos indica el camino a seguir: buscar la trascendencia pensativa y espiritual, un camino ya iniciado por el movimiento “transpersonal” , creo que mal interpretado como “misticismo cuántico” o “new age” como combato con ahínco, y me reprochan algunos (1) .

El “misticismo cuántico” debe ser reinterpretado como filosofía transpersonal pues sienta las bases epistemológicas de un nuevo paradigma de conocimiento al trascender la racionalidad pragmática del pensamiento occidental hacia la espiritualidad de la filosofía oriental, todo ello bajo los presupuestos de la filosofía perenne. La humanidad se halla ante nuevas reglas del pensamiento, desconocidas por los científicos materialistas, pero accesibles para los estudiosos del conocimiento esotérico mediante la filosofía perenne. Nos hallamos ante un momento crucial de la historia: el materialismo científico, mediante el agotamiento de su discurso en la física cuántica, está haciendo un paseíllo triunfal a la filosofía y psicología transpersonales, todo un giro copernicano en la comprensión de nuestro mundo, y que requiere de una renovada pedagogía histórica, filosófica, psicológica y cognitiva, tal como pretende La educación cuántica. La filosofía transpersonal se presenta como un fundamento epistemológico y permite aseverar que la humanidad se halla ante un nuevo paradigma de conocimiento, lo cual invita a investigar las reglas que rigen a la conciencia en su interrelación con el campo cuántico.

Consecuentemente, la humanidad se halla ante un cambio de paradigma en el modo de pensar donde, la razón surgida de la racional-modernidad, debe reconciliarse con el espíritu, del mismo modo que la filosofía tradicional con la filosofía perenne, y el hombre moderno con el sabio que lleva en su interior. Tantos cambios en las reglas del pensamiento suponen un desafío para una reconstrucción epistemológica. Vuelvo a repetir, ¿qué culpa tenemos los pensadores transpersonales si es la propia ciencia quien, mediante la mecánica cuántica, permite vislumbrar un nuevo paradigma de conocimiento que contemple la interrelación entre la conciencia y espiritualidad? Por tal motivo, es imperativa una reconstrucción epistemológica.


NOTA (1): Me refiero con ello a unos agrios debates mantenidos con escépticos materialistas mediante un intercambio de artículos en el diario digital La Columnata (ya desaparecido). Uno de dichos escépticos es Fernando Frías, socio fundador del Círculo Escéptico. En honor a la verdad, dicha contienda intelectual ha sido el revulsivo para la investigación científico-filosófica que, a la postre, ha culminado con La educación cuántica. Por tanto, más que sentirme contrariado por el debate de ideas mantenido con los escépticos, debo ser justo e imparcial al reconocer que ha sido de valiosa ayuda al poner a prueba mi afán de superación intelectual en busca de la verdad como pretendo en este ensayo, mi verdad, claro está, creo que no compartida por los escépticos defensores del materialismo científico.
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William Criado

VÍDEO 309 DE WILLIAM CRIADO PARA COMPRENDER LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD: ALFA Y OMEGA, LA BATALLA UNIVERSAL QUE BAJÓ EL PLANETA DE 5D A 3D Y AHORA SE DIRIGE A 6D MEDIANTE EL PROCESO DE ASCENSIÓN

EN ESTE ENLACE: EL VÍDEO 309 DE WILLIAM CRIADO


COMENTARIOS MÁS DESTACADOS:

1 - Contexto de la situación

-Mediante la paciente Luciel y con la ayuda de Carolina (asistente de William Criado), se localiza una batalla en el espacio, entre demonios y seres de luz. Los seres de luz destruyen a los demonios, pero uno de ellos es mantenido en una burbuja porque tiene luz. Esos demonios habitaban en la parte alta de la 4D. Los seres de luz destruyen el planeta de los demonios.

- El demonio mantenido en la burbuja es separado en dos partes: la parte negra demoniaca y la parte luz transparente (un fragmento de luz). Esa parte luz se llama Elianim y resulta ser la copia en 4D de la paciente Luciel, quien está controlada en 3D. Elianim es un ser luz que procede de la 5D y 6D, pero estaba separado de Luciel. Elianim fue atrapado 4D, como lo fueron muchos otros seres de luz como él. Fueron atrapados en el transcurso de una guerra intergaláctica que dura miles de años.

-Elianim explica que “el tiempo es relativo al lugar que tomas como referencia: en la tierra, el tiempo es lineal, pero en las dimensiones superiores el tiempo es espiral. Y entre ambos hay una exacta concordancia mediante el punto de comunicación.”

-La causa de la guerra es impedir el sometimiento a otras razas que querían ensamblar a los primeros humanos del génesis, para realizar destrucción y matanza a mano de demonios y metalianos.

-William Criado llama al líder que ordenó intervenir a los humanos/luz en una batalla que duró muchas espirales de tiempo. Hubo 150 millones de humanos/luz atrapados de diferentes planetas. Se destruyó el planeta de los demonios y se liberaron algunos de los H/L pero falta liberar al resto. La guerra se prolongó hasta la creación del holograma en la tierra. El líder pleyadiano Cyon de Alfa fue atrapado.

-Para entender el contexto: el INICIO (Alfa) es lugar desde donde habla Elianim y el FINAL (Omega) es el lugar en el que está William Criado con la paciente Luciel. En este lapsus, el planeta tierra que estaba en 5D fue invadido. Por tanto, es necesario volver al INICIO (Alfa) de la batalla.

2 - El Alfa y el Omega

-En el INICIO de la batalla, Elianim fue ensamblado con un demonio llamado Eliasturolbetsabell, el cual habla ahora con William Criado. Los demonios, generalmente, no pueden sostener la energía del H/L, pero Eliasturolbetsabell logró el ensamblaje con un 0,058% de luz con la ayuda de otros seres negativos.

-Muchos H/L de otras galaxias fueron capturados en la tierra 5D, y hubo luchas con dragones, reptilianos y demonios. El evento se encuentra ahora detenido en la 4D.

-El líder está conformado por la llamada “Triangulación Suprema”, en la que tres seres regresivos dan su poder para la existencia del líder llamado Xconanteonushalysth, el cual tiene genética reptil y draco, mide 4 metros y 5 centímetros. Esa “Triangulación Suprema” son tres seres distintos acoplados entre ellos, pero solo un ser verdadero. Cada uno de esos tres seres proporciona una potencia y una inteligencia específicas, es decir, un fuego de triada que da sabiduría a un solo ser que posee la fuerza.

-El tiempo está detenido en esa batalla de la 4D, hay un ejército de guerra con miles de millones de dragones, reptiles, demonios, más que granos de arena en la playa. Fueron precisas 5 razas (la quinta es la raza Aria) hasta que esa batalla llegara hasta el punto de crear el holograma Tierra, en el que hubo procesos de control y convenios favorables para el dominio de los seres negativos. La guerra continúa hasta la línea de tiempo de ahora, cuya finalidad del ser humano es manifestar su nivel individual pero también el colectivo.

-La guerra continuó hasta el punto que Enki creó un modelo biológico del ser humano para su existencia en 3D. Xconanteonushalysth dice que Enki fue un traidor (recordemos que Enki fue el creado del ser humano y está en la dimensión 1133). Todo el proceso está detenido por William Criado.

-100 jerarquías reptilianas de la raza Annunaki transformaron a Cyon de Alfa en el líder metaliano.

-Hicieron falta un proceso de 5 razas, el holograma tierra y el humano 3D como una enorme trampa, pero jamás van a descifrar el gen/luz. Esos seres regresivos afectaron al hipotálamo del ser humano para impedir su interdimensionalidad, pues es en los laberintos del cerebro donde se guarda la información, y su activación en un alto porcentaje es lo que va a permitir la destrucción inminente de todo lo creado desde el punto de inicio. Hay que ir mediante el entendimiento a través de los laberintos cerebrales, es decir, internamente, no externamente. Al desatar el potencial de cada neurona, se logra la expansión inminente y la información para abrir las demás neuronas. Y esa llave y cerradura correctas reside en los nucleótidos, que es inherente a cada individuo.

-8 espirales de tiempo equivalen a cientos de miles de trillones de años/luz atrás. Hicieron faltan miles de años para la evolución de las 5 razas. Y ahora estamos en el inicio (ALFA) y el final (OMEGA), una involución necesaria hasta llegar al punto más bajo para que Xconanteonushalysth se “mordiera la cola”. En ese punto, es preciso que cada individuo haga su proceso interno de buscar en sus células.

3 - Control y liberación de la humanidad

-La paciente Luciel habla en lenguas desconocidas, pues está controlada por esos seres negativos. El control de la humanidad se realiza a través de las frecuencias emitidas desde dimensiones superiores que los humanos no pueden ver con los ojos de su biología 3D. Dice Xconanteonushalysth que “nosotros dominamos el planeta y sus habitantes, están sometidos a nuestra voluntad”. A esta afirmación, William Criado le dice que observe 3 pantallas, y le hace los siguientes comentarios:

-WC: El holograma tierra tiene un altísimo porcentaje desactivado, es decir, perdió las columnas que soportan al holograma, perdió las rejillas electromagnéticas originales y, también, otras de sustitución que fueron eliminadas.

-WC: Crearon el líder metaliano pero fue eliminado así como la ciudad cibernética. El planeta original fue atacado, pero subestimaron a los seres/luz. El planeta original ha sido recuperado y actualmente está en 6D. La pérdida del punto singular entre 4D y 5D fue posible porque, el ser que controlaba era el regente de todos los seres de 4D, y ya no existe pues trascendió a la 33D.

-WC: El ser que sustentaba 3D y 4D tampoco existe, los H/L se encargaron de la disminución de los Alfa-Draconis, ciento de miles de planetas y sistemas siderales fueron eliminados, así como ciento de millones de bestias: dragones, reptilianos, demonios, insectoides, grises, metalianos y la raza Kutulu.

-WC: En la tierra, en este momento, hay miles de humanos/luz conectados con su ser/luz, de una manera consciente o no: es una trampa que no pueden resolver, ¿cómo dices que no nos liberaremos?

- Xconanteonushalysth: 28 % de Alfa-Draconis no ha sido destruido y controlamos el 28 % del holograma tierra.

-WC: Es al revés, el 28 % de la humanidad tiene la información para despertar, y un porcentaje mínimo son conscientes de su conexión con el ser/luz, y esa es la única forma de liberación.

- Xconanteonushalysth: nos aislaste, estás deshaciendo las líneas de tiempo, las conexiones en las espirales que conectábamos a las distintas líneas de tiempo, nos aislaste unos de los otros.

-WC: Para esto es este momento, por eso digo que “el dragón se está mordiendo la cola”, es el PRINCIPIO y el FIN.

4 - No es el fin, es un nuevo comienzo para todos

-William Criado vuelve con Carolina, su asistente. El episodio de la “Triada” queda paralizado en la parte alta de la 4D. Ciento de miles de seres regresivos son detenidos en el tiempo, y los seres/luz están esperando la orden para destruirlos.

-Hay que recordar que Cyon de Alfa, líder de los pleyadianos, fue capturado y convertido en el poderoso líder de los metalianos al estar sometido a un ensamblaje reptil, pero ese evento no ha llegado…dice WC que el conflicto apenas ha comenzado. Dice Cyon de Alfa: es el inicio del inicio del inicio…

-Ahora sí, los humanos/luz destruyen la capa electromagnética que bloqueó la tierra, y se elimina a la “Triada” que originó la guerra entre mundos. Los H/L emiten luz desde 6D y rodea al planeta en 4D: las ondas de luz pulverizan la capa electromagnética.

-WC: Tuvieron la tecnología para bloquear un planeta de 5D, bloquearon también el hipotálamo de millones de H/L, que ahora son recuperados. Con ello, el planeta no desciende y los aspectos (habitantes) del planeta van desbloqueando la petrificación del hipotálamo. El planeta sigue su rumbo hacia 6D. Los H/L son recuperados y el planeta 6D también es recuperado.

-Cyon de Alfa: Su humanidad no se desvanece porque no crean mis palabras, mis palabras están en la frecuencia del amor y lo van a sentir en sus cuerpos en forma independiente cada uno. El conjunto forma un solo ser, y hay que recordar la parte de humanidad que habita en nosotros para lograr la liberación. No es el odio el que guía a la humanidad sino el amor. Las comunicaciones en el holograma estaban siendo controladas, pero hay más bondad de la que se muestra, las frases de amor están por todos lados, la luz existe y está presente, usen su discernimiento mediante el corazón, no es el fin, es el inicio de un nuevo comienzo para todos.

5 - La 4D se incendia de luz

-Cyon de Alfa, Malvin (H/L de Carolina) y Excelión (H/L de William Criado) hacen desaparecer los 3 soportes de la “Triada”. Hacen desaparecer cientos de millones de entidades negativas y miles de millones de naves son destruidas. Una gran masa de luz incendia la 4D, ninguno de esos seres negativos puede resistirlo. Todo desaparece. Es liberada la raza de Elianim y sus demonios desintegrados.

- Xconanteonushalysth es destruido por Cyon de Alfa, Elianim, Malvin y Excelión. Los H/L quedan libres en la 4D, están contentos y cantan, es un gran reencuentro. Cada H/L se dirige donde tienen que ir, con sus aspectos/luz.

-El H/L Elianim vuelve con la paciente Luciel y le extrae los implantes, su casa queda libre de portales y dispositivos. Elianim es de la 26D y dice: “misión cumplida, estoy muy contento, cada ser humano es un universo en sí mismo, y debe aprender a valorarse y amarse, lo están logrando, cada uno guarda una pieza del rompecabezas”.

-WC: Así es, es el inicio, pero significó el fin para estos seres.

-Elianim: era necesario, cumplieron el objetivo.

-WC: Aún falta por hacer a nivel individual.

-Elianim: Recalco la importancia de valorarse como un universo hermoso y lleno de amor, aunque algunos están atrapados por algunas capas de implantes.

-Elianim regresa con la paciente Luciel y toma su aspecto físico.
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NEOLIBERALISMO

LA MODERNA ESCLAVITUD

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-4 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

En nombre del dinero, la irracionalidad humana ha degenerado hasta la total expoliación del planeta, pero también del hombre por el hombre. Nunca mejor dicho, “el hombre es un lobo para el hombre”, una aseveración popularizada por el filósofo Thomas Hobbes en el siglo XVIII, aunque originalmente es una cita del texto del escritor Plauto, doscientos años antes de Cristo. Dicho aforismo, en vista de las recurrentes guerras presentes en la historia de la humanidad, denota una de las características de la esencia humana: el egoísmo mediante el cual el hombre termina siendo su propio verdugo, como acredita la desigual e injusta distribución de la riqueza entre ricos y pobres y que parecen dar la razón a esa idea que Marx postuló como lucha de clases. Marx creó una teoría social, económica y política indisolublemente unida al socialismo y al comunismo, más conocida como marxismo. Este pensador desentrañó las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo, cuya máxima expresión depredadora ha llegado hasta nuestros días mediante el paradigma del neoliberalismo.

Marx es un pensador que, desde un contexto histórico, propugna la superación del capitalismo, precisamente, apuntando hacia la eliminación de la clase opresora. En ese pensamiento marxista subyace un deseo de libertad y felicidad en igualdad de condiciones para toda la humanidad, es decir, Marx tenía “conciencia transpersonal”. El discurso de Marx tenía como finalidad la felicidad de la humanidad y, para ello, es precisamente necesario superar el antagonismo entre la clase opresora y la clase dominada: un loable pensamiento que, hoy en día, sigue siendo una utopía a la vista del depredador neoliberalismo que subsume a la humanidad en miserias, hambrunas, guerras con fines económicos, en definitiva, una maquiavélica manipulación del ego plutocrático a costa del planeta y la humanidad.

La filosofía marxista está más viva que nunca, precisamente, porque su filosofía es una denuncia vigente respecto al actual neoliberalismo, en tanto que es la última metamorfosis del capitalismo. En virtud de la deriva suicida de la humanidad, las profecías de Marx están siendo recuperadas: semanarios importantes como el Spiegel alemán le han dedicado portadas; también, una encuesta de opinión de la revista Times, repetida luego con idéntico resultado por la BBC británica, lo declaraba el “mayor filósofo de todos los tiempos”; incluso un economista conservador y serio como Lord Desai lo eleva a la categoría de “profeta de la globalización”. Marx también ha tenido un reconocimiento mediante el prestigioso historiador marxista británico Eric Hobsbawm, quien nos dejó esta última lección tras su fallecimiento: “Es importante leer a Marx porque el mundo en el cual vivimos hoy no puede entenderse sin la influencia que los escritos de este hombre tuvieron sobre el siglo XX. Debería ser leído porque, como él mismo escribió, el mundo no puede ser cambiado de manera efectiva a menos que sea entendido, y Marx permanece como una soberbia guía para la comprensión del mundo y los problemas a los que debemos hacer frente” (Martos, 2012).

Sartre dijo que el marxismo es la filosofía insuperable de nuestro tiempo. Analicemos esta afirmación. Marx profetizó que el capital destruiría sus dos fuentes de riqueza y reproducción: la naturaleza y el trabajo. Marx alcanzó a ver las dos crisis que padece actualmente la humanidad: la crisis ecológica y la crisis humanitaria. Sartre tiene razón: el marxismo sigue siendo la filosofía insuperable de nuestro tiempo. La filosofía marxista, de un modo académico e histórico, está encuadrada en el paradigma de la filosofía tradicional que ha dominado el pensamiento occidental, y actualmente en una profunda crisis de identidad. Sin embargo, la filosofía transpersonal se presenta como la paradigmática superación de la caduca filosofía tradicional impartida en nuestro sistema educativo. Otra cuestión es que dicho cambio de paradigma filosófico tenga su reconocimiento académico e histórico, como así ha ocurrido con el pensamiento marxista que ha tardado más de un siglo en ser elevado a los altares de la historia. ¿Habrá que esperar también otro siglo para que se deje de hablar peyorativamente de “misticismo cuántico” en lugar de filosofía transpersonal?


BIBLIOGRAFÍA:

Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. España: Amazon, 2012 (1ª ed.), 2017 (2ª ed.).
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LIBERTAD

LIBERTAD Y SABER

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-3 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Y una verdad indiscutible, al menos para mí, es que la libertad y el saber son dos caras de la misma moneda. Sin embargo, el conocimiento es objeto de control por el “gran hermano”, es decir, manipulado por los poderes fácticos mediante la inoculación del virus de la desinformación a los incautos ciudadanos. El aforismo aristotélico “El saber es poder”, nunca como ahora está siendo más evidente en la oligarquía burguesa y financiera que ha dominado el pensamiento occidental y, convirtiéndose así, en Los amos del mundo. Cada vez son más las personas que tienen consciencia de que el conocimiento es la piedra angular para dejar de ser esclavo de un perverso sistema explotador del ser humano, incluso, surgen denuncias en forma de arrepentimiento, como la de John Perkins quien acredita haber sido un gánster económico al servicio del imperialismo estadounidense. Asimismo, la libertad es un derecho de todo hombre, quien debe estar presto a defenderse a sí mismo y preservar a los suyos contra el empuje cada vez más poderoso de los movimientos sociales exterminadores de la libertad.

El imperialismo económico ha impuesto la ley del dinero por encima de los valores humanos, allende de la libertad de los pueblos a decidir su futuro, más allá de los límites de la biosfera, socavando el derecho universal al conocimiento y secuestrando la natural libertad de los individuos. A las personas y a los pueblos le han sido arrebatados tales derechos mediante unas pretendidas libertades civiles reguladas por leyes que, también, están siendo controladas por los poderes fácticos: una cárcel en toda regla, un secuestro de la conciencia colectiva mediante el eufemístico pensamiento único neoliberal. ¿Cómo se ha llegado a dicha situación?

En el último siglo ha habido más cambios sociales, científicos y tecnológicos como nunca en dos mil años atrás. No es mucho exagerar si digo que la mayoría de nosotros tenemos la sensación de vivir en un mundo tan acelerado (1) , que no nos detenemos a pensar ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, o ¿cuál es el sentido de la vida? Es tal la degeneración pensativa ocurrida durante la postmodernidad, que se ha perdido la conciencia de clase. No son pocas las personas que niegan que haya lucha de clases. Sin embargo, la realidad se obstina en mostrar que estamos inmersos en una, de incalculables consecuencias, precisamente porque una de las clases, la de abajo, parece haber renunciado a la lucha, quizá porque se ha perdido la conciencia de pertenencia a esas clases en un intento de formar parte de las “clases medias”. Sin embargo, Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta, vuelve a poner sobre el tapete la cruda realidad al declarar: “La lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando” (2) .


NOTAS:

(1): A mediados de la década de los años cincuenta, el Dr. Schumann quien prestaba servicios en la UTN de Múnich, Alemania, descubrió un efecto de resonancia en el sistema Tierra-Aire-Ionosfera, que mostraba la particularidad de polarizarse e imponer posibles direcciones perpendiculares de vibraciones. En Física, a este efecto se le denomina “Onda transversal-magnética” y el descubrimiento del Dr. Schumann es hoy conocido con el término de “Resonancia Schumann”.

Por miles de años la Tierra ha tenido esta frecuencia de pulsaciones y la vida se ha desarrollado en un relativo equilibrio ecológico. Sin embargo, en 2008, el autor estadounidense de literatura new age Gregg Braden afirmó que desde 1980 las resonancias Schumann habían aumentado desde 7,8 Hz a 12,0 Hz. Sobre la base de dicha elevación de la frecuencia, defiende que el día que vivimos como de 24 horas, en realidad, tiene 16 horas y por eso los tiempos de hoy se ven tan acelerados.

Este tema es objeto de controversia entre los defensores de postulados esotéricos y la ciencia ortodoxa. En este ensayo ni se aprueba ni se desaprueba tal teoría, pero ahí queda la “Resonancia Schumann” como un punto más de fricción entre los materialistas científicos y los defensores de las ciencias alternativas. Que cada cual saque sus propias conclusiones.

(2): Declaración efectuada en The New York Times, el 14 de agosto del 2011
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Filosofia transpersonal

ANACRONISMO FILOSÓFICO

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-2 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Los pensadores transpersonales tienen una característica pensativa en común: poseen un racionalismo espiritual. Sin embargo, la historia no ha sido ecuánime ni justa con esa retahíla de “activistas cuánticos” al considerar el “misticismo cuántico” como una pseudociencia y que, como defiendo en esta obra, deberían ser referidos dentro del ámbito de la filosofía transpersonal, un incipiente paradigma de pensamiento sin el pertinente reconocimiento desde una perspectiva académica e histórica.

Hacer historia con las ideas es una cuestión harto difícil sin entrar en los correspondientes debates como el protagonizado entre el materialismo científico y los místicos cuánticos. Pero, ¿quién pone el reconocimiento en la historia? Dicho de otro modo, ¿cómo puede un pensador pasar a la historia? La historia es siempre cruel con los genuinos pensadores que piensan más allá del pensamiento dominante establecido. Así, por ejemplo, el pensamiento escolástico supeditó la razón a la fe, hasta que Descartes se atrevió con su “pienso, luego existo”. También el poder de los burgueses capitalistas fue puesto en entredicho por Marx, cuyo reconocimiento intelectual está siendo evidente en la actualidad. ¿Y qué decir de la actual plutocracia que padecemos? ¿No es el egoísmo humano la causa del previsible colapso civilizatorio? Sin lugar a dudas, la enfermedad de la sociedad occidental es haber fragmentado al ego y haberlo disociado de la colectividad, una terrible enfermedad como se ha visto, y que necesita una urgente sanación como propone La educación cuántica. ¿Y no propugna la filosofía transpersonal, mediante la compasión, un cambio de paradigma en dicha condición humana, ahora totalmente desorientada existencial, intelectual y espiritualmente? ¿Quién hará justicia histórica con los pensadores transpersonales, peyorativamente desahuciados como místicos cuánticos por el materialismo científico?

La controversia es siempre enriquecedora, sin embargo, no pretendo entrar en un eterno debate. Lo importante no es tener o no la razón, sino el camino como indica el Tao, pues el tiempo pone a cada cual en su sitio. Nadie está en posesión absoluta de la verdad, pero es un deber inherente a la naturaleza humana buscarla. Así es como la historia pone a cada cual en su sitio. Más investigo y más estoy convencido de que estoy reescribiendo la historia del pensamiento de nuestro reciente pasado, es decir, estoy describiendo el movimiento histórico en su verdadera razón de ser, como me hubiera gustado que me la hubieran enseñado de niño. A lo largo de mi vida he descubierto que el bien más preciado después del amor, es la libertad de pensamiento, pues solo un librepensador puede optar por el camino ascendente de la conciencia hacia la verdad.
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