4 - LA FILOSOFÍA TRANSPERSONAL
GIRUM: REVISTA CIENTÍFICA Y HUMANÍSTICA COMPROMETIDA CON “LO TRANSPERSONAL"
Imperceptiblemente para muchos coetáneos, el movimiento transpersonal es una senda espiritual que está calando en la sociedad y en el mundo académico, sobre todo a raíz de la filosofía transpersonal excelsamente desarrollada por Ken Wilber y, también, paralelamente con el surgimiento de la psicología transpersonal a nivel académico. El movimiento de esa trascendencia espiritual ya no es solamente una reivindicación de unos “místicos cuánticos” , quienes han osado unir la ciencia cuántica con la espiritualidad y la educación, sino que la hermenéutica, la metafísica, la fenomenología, el idealismo trascendental kantiano, todos ellos son conceptos que están haciendo contrapeso académico al materialismo científico como único modo de conocer el mundo exterior de ahí fuera, cuando paradójicamente, la realidad interior es más importante y también más difícil por descubrir. Es en esa línea de introspección interior donde “lo transpersonal” adquiere su verdadera razón de ser, recuperando la sabiduría perenne tan perentoria para esta decadente civilización.
Y en estos tiempos de nuevos horizontes por descubrir en “lo transpersonal”, es de justo merecimiento aplaudir la iniciativa de la revista GIRUM que, en su primer número, ha dado voz a pensadores transpersonales. Muchas gracias al Dr. Héctor Sevilla Godínez, Coordinador Editorial de la Revista Girum por esta vanguardista iniciativa. A continuación, una reproducción de la presentación de dicha revista, de la mano de Héctor Sevilla:
“Girum, la revista que tienes en las manos, es una publicación científica de periodicidad semestral que pertenece a la Universidad Antropológica de Guadalajara (UNAG). Su contenido incluye artículos de investigación en idioma español, caracterizados por mostrar un giro de paradigma y enfocarse en un aparato crítico consistente en la revisión y análisis de las configuraciones conceptuales predominantes. El foco propuesto por la revista está centrado en el área de las humanidades, con el objetivo de comprender de formas alternas lo que es el ser humano, su ser, su saber y hacer en esta tierra. Esta tríada está representada en el logo de la revista, el cual muestra una circunferencia en la letra “G” con una flecha que indica el avance en el terreno científico, a la vez que la inversión de la “u” representa el giro antropológico implícito en los contenidos.
La primera edición de una revista es siempre una carta de presentación ante el público, representa la inicial invitación a la lectura de los contenidos y es una llamada a la reunión de lectores que tendrán en la revista su punto de partida. Muchos han sido los meses de preparación para el alumbramiento del presente volumen, sobre todo considerando que representa el esfuerzo por otorgar a la investigación científica el lugar que le corresponde en una Institución Educativa.
La investigación, entendida como un acto de compromiso con la vida y apasionado cuestionamiento sobre el ser humano y la realidad, puede aportar soluciones ante la mecanización del estudio, el seguimiento de prácticas didácticas obsoletas y la reproducción de actitudes alienantes que esclavizan y adormecen el cuidado de virtudes como la libertad, el respeto, el compromiso y la responsabilidad ante el conocimiento.
La investigación es una función sustantiva que las universidades deben realizar de manera conjunta con la docencia. Las instituciones de estudios superiores constituyen ámbitos privilegiados para la generación de conocimiento científico y humanístico. En la UNAG se entiende a la investigación como un acto humano que es consecuencia de la naturaleza cuestionadora del individuo quien, deseoso de encontrar respuestas, emprende el viaje de la búsqueda de sí mismo a través del conocimiento del entorno. En ese sentido, Girum es una plataforma con la que la UNAG aporta un espacio especializado para la promoción de los hallazgos intelectuales, teóricos y científicos producidos por investigadores de todo el mundo.
Los contenidos de este volumen están centrados principalmente en el paradigma transpersonal, asociado con la psicología, pero presente en otros ámbitos de estudio. El primero de los artículos, escrito por Elías Capriles, presenta una desafiante revisión de los hallazgos ontológicos derivados de las reflexiones de pensadores de Occidente y Oriente. Se muestra al fenómeno de “ser” como una distorsión de la verdadera condición y se ofrecen conclusiones sobre la visión de no dualidad. A la vez, el artículo presenta interesantes objeciones a la psicología integral propuesta por Wilber y promueve la eliminación de estructuras que, según el autor, ocultan la verdadera condición de lo humano.
El segundo artículo, elaborado por Amador Martos, nos invita a incursionar en el ámbito de lo epistemológico a través de la lógica implícita en un mándala. Martos enfrenta la división milenaria entre la ciencia y la espiritualidad proponiendo un giro de paradigma mediante lo que él llama filosofía perenne. Esto, naturalmente, contradice al dualismo imperante en el ámbito racional y enfrenta con ello una de las raíces del pensamiento occidental.
El tercer texto, escrito originalmente por Hartelius, Friedman y Pappas, ha sido traducido por Joshua Velásquez. La que se presenta aquí es la primera oportunidad de leer a estos autores en español; esta tercia de investigadores pone en tela de juicio la vigencia de la condición actual de la Psicología Transpersonal e invitan a la consideración de una Psicología Espiritual. Esto último constituye, sin duda, una propuesta polémica para las visiones científicas que se limitan al estudio de lo meramente tangible y corpóreo. Por tanto, el estudio presentado es pertinente al ofrecer un giro a la lógica científica tradicional con la intención de incursionar en el ámbito psicológico y filosófico bajo una perspectiva más amplia e incluyente.
Finalmente, el presente volumen cierra con un breve artículo de Juan Lafarga, quien profundiza en el sentido de lo epistemológico desde la visión del Desarrollo Humano, la misma que él introdujo a México hace más de cuarenta años. En su escrito, el Doctor Honoris Causa de la UNAG, propone un cuestionamiento sobre el doloso vínculo entre la verdad y la autoridad docente o científica. Su opción integradora se centra en armonizar lo diferente y lo contradictorio en el discurso del investigador.
Sirva el presente volumen para la reflexión y el análisis de lo que el hombre es, de lo que puede lograr y de las distintas alternativas de concebirle. Si el lector encuentra en estas páginas una oportunidad para cuestionar sus propios saberes y comprende la alternativa del giro como una opción deseable, la revista habrá logrado su cometido e intención."
Dr. Héctor Sevilla , Coordinador Editorial de la Revista Girum
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Y en estos tiempos de nuevos horizontes por descubrir en “lo transpersonal”, es de justo merecimiento aplaudir la iniciativa de la revista GIRUM que, en su primer número, ha dado voz a pensadores transpersonales. Muchas gracias al Dr. Héctor Sevilla Godínez, Coordinador Editorial de la Revista Girum por esta vanguardista iniciativa. A continuación, una reproducción de la presentación de dicha revista, de la mano de Héctor Sevilla:
“Girum, la revista que tienes en las manos, es una publicación científica de periodicidad semestral que pertenece a la Universidad Antropológica de Guadalajara (UNAG). Su contenido incluye artículos de investigación en idioma español, caracterizados por mostrar un giro de paradigma y enfocarse en un aparato crítico consistente en la revisión y análisis de las configuraciones conceptuales predominantes. El foco propuesto por la revista está centrado en el área de las humanidades, con el objetivo de comprender de formas alternas lo que es el ser humano, su ser, su saber y hacer en esta tierra. Esta tríada está representada en el logo de la revista, el cual muestra una circunferencia en la letra “G” con una flecha que indica el avance en el terreno científico, a la vez que la inversión de la “u” representa el giro antropológico implícito en los contenidos.
La primera edición de una revista es siempre una carta de presentación ante el público, representa la inicial invitación a la lectura de los contenidos y es una llamada a la reunión de lectores que tendrán en la revista su punto de partida. Muchos han sido los meses de preparación para el alumbramiento del presente volumen, sobre todo considerando que representa el esfuerzo por otorgar a la investigación científica el lugar que le corresponde en una Institución Educativa.
La investigación, entendida como un acto de compromiso con la vida y apasionado cuestionamiento sobre el ser humano y la realidad, puede aportar soluciones ante la mecanización del estudio, el seguimiento de prácticas didácticas obsoletas y la reproducción de actitudes alienantes que esclavizan y adormecen el cuidado de virtudes como la libertad, el respeto, el compromiso y la responsabilidad ante el conocimiento.
La investigación es una función sustantiva que las universidades deben realizar de manera conjunta con la docencia. Las instituciones de estudios superiores constituyen ámbitos privilegiados para la generación de conocimiento científico y humanístico. En la UNAG se entiende a la investigación como un acto humano que es consecuencia de la naturaleza cuestionadora del individuo quien, deseoso de encontrar respuestas, emprende el viaje de la búsqueda de sí mismo a través del conocimiento del entorno. En ese sentido, Girum es una plataforma con la que la UNAG aporta un espacio especializado para la promoción de los hallazgos intelectuales, teóricos y científicos producidos por investigadores de todo el mundo.
Los contenidos de este volumen están centrados principalmente en el paradigma transpersonal, asociado con la psicología, pero presente en otros ámbitos de estudio. El primero de los artículos, escrito por Elías Capriles, presenta una desafiante revisión de los hallazgos ontológicos derivados de las reflexiones de pensadores de Occidente y Oriente. Se muestra al fenómeno de “ser” como una distorsión de la verdadera condición y se ofrecen conclusiones sobre la visión de no dualidad. A la vez, el artículo presenta interesantes objeciones a la psicología integral propuesta por Wilber y promueve la eliminación de estructuras que, según el autor, ocultan la verdadera condición de lo humano.
El segundo artículo, elaborado por Amador Martos, nos invita a incursionar en el ámbito de lo epistemológico a través de la lógica implícita en un mándala. Martos enfrenta la división milenaria entre la ciencia y la espiritualidad proponiendo un giro de paradigma mediante lo que él llama filosofía perenne. Esto, naturalmente, contradice al dualismo imperante en el ámbito racional y enfrenta con ello una de las raíces del pensamiento occidental.
El tercer texto, escrito originalmente por Hartelius, Friedman y Pappas, ha sido traducido por Joshua Velásquez. La que se presenta aquí es la primera oportunidad de leer a estos autores en español; esta tercia de investigadores pone en tela de juicio la vigencia de la condición actual de la Psicología Transpersonal e invitan a la consideración de una Psicología Espiritual. Esto último constituye, sin duda, una propuesta polémica para las visiones científicas que se limitan al estudio de lo meramente tangible y corpóreo. Por tanto, el estudio presentado es pertinente al ofrecer un giro a la lógica científica tradicional con la intención de incursionar en el ámbito psicológico y filosófico bajo una perspectiva más amplia e incluyente.
Finalmente, el presente volumen cierra con un breve artículo de Juan Lafarga, quien profundiza en el sentido de lo epistemológico desde la visión del Desarrollo Humano, la misma que él introdujo a México hace más de cuarenta años. En su escrito, el Doctor Honoris Causa de la UNAG, propone un cuestionamiento sobre el doloso vínculo entre la verdad y la autoridad docente o científica. Su opción integradora se centra en armonizar lo diferente y lo contradictorio en el discurso del investigador.
Sirva el presente volumen para la reflexión y el análisis de lo que el hombre es, de lo que puede lograr y de las distintas alternativas de concebirle. Si el lector encuentra en estas páginas una oportunidad para cuestionar sus propios saberes y comprende la alternativa del giro como una opción deseable, la revista habrá logrado su cometido e intención."
Dr. Héctor Sevilla , Coordinador Editorial de la Revista Girum
Este artículo es una reproducción del capítulo del mismo título en la página 162 de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA.
El método científico es válido para averiguar qué hay de verdad en el objeto. Pero cuando dicho objeto de conocimiento es el propio sujeto, se da la circunstancia que es la propia conciencia que se piensa a sí misma. ¿Cómo va el método científico sonsacar “verdades” de ese campo pensativo? ¿Con un potente telescopio? ¿Con un profundo microscopio? No hay lugar a dudas: con la filosofía transpersonal, con la interacción de la razón con el espíritu, aunando los dos modos de saber, el método científico y el trascendental. Este nuevo paradigma pensativo permite progresar no solo por el sendero psicológico, sino también por el pedagógico porque, a la postre, comprender el mundo es aprehenderlo mediante conceptos o neologismos, como se ha visto en la “dinámica espiral” del anterior capítulo. Y a ese constructo pensativo se le llama filosofía transpersonal, un derecho a filosofar que no me arrebatarán ni la Iglesia, ni los plutócratas, y mucho menos los escépticos.
Aunque el movimiento escéptico arremeta una y otra vez, contra viento y marea a contracorriente de los místicos cuánticos, mi pensamiento filosófico debe ser respetado, como si del Discurso del método (Descartes, 1999)se tratara, pues La educación cuántica postula el sintagma pensativo dinámica espiral a modo de reinterpretación de la historia del pensamiento, con el objetivo de que la filosofía sea rescatada de su complejidad cognitiva y hacer fácil el entendimiento de la vida, el mundo y las personas. Lo mismo que pretendía Descartes frente a la Iglesia, pero ahora, además, contra el pensamiento único neoliberal.
Los ideólogos del capitalismo han enmarañado intencionadamente el Mundo de las Ideas con la finalidad de apropiarse de todas las estructuras de dominación en el planeta (productivas, alimenticias, económicas, políticas, institucionales, etcétera), para mayor dominio sobre la humanidad con el subsiguiente sufrimiento causado a las personas, los Estados y los continentes (Martos, 2017). Con ello se ha impuesto un pensamiento “único” y “neoliberal” (libertad de los mercados por encima de las personas). No sé si he sufrido más luchando casi toda una vida por seguir el rastro del dinero como me imponía el capitalismo, o en los escasos años que llevo elaborando mi propio sistema filosófico como librepensador frente al movimiento de escépticos. Tanto para hacer dinero como para defender las propias ideas, se requiere de esfuerzo y tiempo pero, para hacerse un hueco en el Mundo de las Ideas, no solo basta saber que se vive en la verdad (modo no dual de conocimiento, trascendental), sino que demostrar dicha verdad a modo de La educación cuántica es una ardua labor, pues se tiene enfrente a una multitud de escépticos anclados todavía al primer modo de saber, el dual entre sujeto y objeto, cuyo método científico se ha atascado con la física cuántica.
Al perseguir la errática felicidad dineraria, como muchos, he sufrido las inclemencias de la sombría cueva platónica, una metáfora en alusión a este perverso y depredador sistema capitalista de producción que fragmenta a la razón y disocia el espíritu colectivo, enfrentando así al ego contra el mundo. Fue Ken Wilber quien iluminó mi atascado raciocinio mediante la emergente espiritualidad presente en la filosofía transpersonal. “Es de bien nacidos ser agradecidos”, y por ello mi recurrente reconocimiento a Ken Wilber pues ha significado intelectualmente el eslabón perdido en la paradigmática evolución de la historia del pensamiento, aunque él y su legión de seguidores seamos peyorativamente acusados de “místicos cuánticos”. “Ladran, luego cabalgamos”. Lo mismo que le pasó a Descartes, Copérnico y Bruno, por citar solo algunos de los muchos pensadores que se atrevieron razonar a contracorriente del pensamiento dogmático dominante. Sin embargo, es mediante dicho inquisitivo pensamiento como se hace historia, de ahí que la filosofía sea aludida con propiedad como la historia del pensamiento, presa ahora de un caduco materialismo científico. Pero, muy a pesar de los escépticos, la física cuántica remite al sujeto cognoscente como objeto de conocimiento, es decir, a la conciencia que debe conocerse a sí misma, al famoso aforismo griego “Conócete a ti mismo”, y para tal labor, mi dinámica espiral es una renovada visión de la historia del pensamiento.
Mediante un sintagma en un solo folio y gracias a la analogía del ADN, en mi sistema pensativo, la historia de la filosofía es intuida sin apenas esfuerzo intelectual. Con un simple vistazo se aprehende la evolución paradigmática de la historia de la humanidad, toda una reproducción mimética de la naturaleza en el Mundo de las Ideas que hace cierto el aforismo de que “como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. Esta frase esotérica hace referencia a la segunda ley de la Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto. La frase puede ser considerada como una referencia a la relación entre el hombre y el universo.
Esta revolucionaria pedagogía filosófica permite, mediante un sintagma, ver cómo ha evolucionado la humanidad hasta llegar a los paradigmas de la física clásica y la física cuántica, como iniciadores de nuestra era contemporánea. Hasta dicho cambio de paradigma científico, en apariencia, todo es claro. Sin embargo, la física cuántica ha posibilitado un nuevo paradigma de conocimiento, cuya dificultad cognitiva está en la interpretación de los paradigmas intelectuales, sociales, psicológicos y espirituales actualmente en discordia si no se dispone de un “mapa” a modo de dinámica espiral como interpretación de la historia del pensamiento. Ante ello, el nuevo paradigma de conocimiento posibilitado por la física cuántica, es el racionalismo espiritual presente en la filosofía perenne, donde sujeto y objeto son una y la misma cosa, y cuya percepción se realiza mediante una renovada conciencia como acreditan no solo los “místicos cuánticos”, sino también una multitud de movimientos sociales que claman contra el imperialismo económico desplegado por los egoístas plutócratas.
Bueno es recordar a costa de correr el riesgo de pasar por un pedante intelectual que, el cambio de conciencia que salió efervescentemente del 15M en 2011, ya fue intelectualmente anticipado en mi primera obra Pensar en ser rico, a partir de la cual propugno un segundo renacimiento de la humanidad donde, el “pienso, luego existo”, debe paradigmáticamente ser sustituido por el espíritu colectivo reflejado en el imperativo categórico de Kant. Pero en honor a la verdad, hay otros pensadores antes que yo que apuntaban en esa dirección. En dicho sentido, sin lugar a dudas, la filosofía de Wilber es el constructo magno de un pensamiento que permite a muchos sinceros buscadores de verdad sintetizar unitariamente la racionalidad occidental con la espiritualidad oriental. Tal ha sido mi caso. Durante mi salida del mundo de las sombras, entiéndase el sistema capitalista, he escrito varias obras que han culminado con Capitalismo y conciencia. Y La educación cuántica es la aplicación pedagógica de dicha obra.
El materialismo científico puede seguir, con toda razón, con el método científico. Pero ese modo unidireccional de medir la realidad se ha volatizado con el surgimiento de la física cuántica y su apertura hacia la fenomenología. Entonces, hubo una reconversión pensativa mal llamada “misticismo cuántico” pero, como creo haber demostrado, hay que hablar propiamente de filosofía transpersonal. Conviene recordar que, a la postre, la “cuarta fuerza” de la psicología, lo “transpersonal”, ha estado incubándose durante varias décadas hasta su alumbramiento de un modo científico y filosófico por Ken Wilber (2005). Tarde o temprano, el movimiento de escépticos a este nuevo paradigma de conocimiento, será deslumbrado por la verdad porque, como dijo Gandhi, “la verdad es la verdad, aunque solo la mantenga una minoría... aunque esa minoría sea uno solo”. ¿No fue así como inició Descartes el racionalismo moderno? ¿Y qué decir del criticismo kantiano? ¿Por qué no dar un voto de confianza a la filosofía transpersonal magníficamente elaborada por Ken Wilber mediante sus cuatro cuadrantes.
Confieso haber bebido en las turbulentas aguas de una filosofía de difícil acceso para todo escéptico. Reconozco que voy a contracorriente, que mi pequeña bandera filosófica es como un simple flotador en la inmensidad de un mar de ideas. Pero, ¿no es acaso el sino de los que se atreven a pensar más allá del pensamiento dominante? ¿No es ello una condena para todo pensador que ose expresar unas ideas extraídas desde su “otro yo”, como propone el físico francés ? A ese camino solitario y angosto lo llamo la “soledad del pensador” que, en un automatismo de defensa, es expresada mediante la escritura, más que nada para dar rienda suelta a tanta convulsión de pensamientos y no caer en la locura. Porque, aunque el mundo no esté cuerdo del todo, hay que cuidarse mucho de no caer en la paranoia también. He tenido suficiente con el acoso del capitalismo que me ha llevado a ser un declarado anti sistema, no vaya a ser que, también, me quieran linchar por defender la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia, mal entendida esta por los escépticos como “misticismo cuántico”.
Para que un sujeto cognoscente pueda integrarse plenamente en la sociedad debe, antes que nada, ser una persona libre para disponer en consciencia de su capacidad racional, una cuestión que el capitalismo no puede garantizar al ser el actual sistema educativo un instrumento de manipulación por secuaces políticos al servicio de los poderes fácticos (Laval, 2004). Con ello, vuelvo a insistir, el pensamiento, la ciencia y la educación no están libres de ataduras dogmáticas a un perverso sistema de dominación que socava los más elementales Derechos Humanos. Y para revertir dicha tendencia, La educación cuántica es una renovada propuesta pedagógica en materia filosófica, psicológica, social, educacional e histórica. Porque, como aseverara el paleontólogo y filósofo francés Pierre Teilhard de Chardin, “el pasado me ha revelado la estructura del futuro”. Y en esa cuestión temporal, no me cabe duda de que la humanidad vive todavía en una caverna platónica, con mucha tecnología, pero con un ego herido de muerte que solo puede ser sanado con la democratización del saber y la solidaridad social como expresión del amor universal.
Pierre Teilhard de Chardin aportó una muy personal y original visión de la evolución. Suyos son los conceptos “noosfera” (conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven) y “Punto Omega” para describir el punto más alto de la evolución de la conciencia, considerándolo como el fin último de la misma. Según Pierre Teilhard de Chardin, el planeta se encuentra en un proceso transformador, evolucionando desde la biosfera a la noosfera. Más concretamente, propugno que la noosfera ha involucionado desde el “cogito” cartesiano hasta plasmarse en un ego fragmentado y disociado de la colectividad, dando lugar a una sociedad líquida a decir del sociólogo polaco Zygmunt Bauman (2007), o en un pensamiento débil según el filósofo italiano Gianni Vattimo (2006). Respectivamente, con la colectividad disociada y el ego fragmentado, ¿cómo reconstruir este viejo mundo moribundo cuando colapse? ¿Hacia dónde va la historia del pensamiento? ¿Cómo salir de esta oscura caverna platónica? La educación cuántica es una humilde propuesta a dichas cuestiones.
Recordemos estas preguntas: ¿qué ha ocurrido en la historia reciente de la humanidad?, ¿cómo ha sido factible que la ciencia del Ser, la filosofía, haya devenido en un psicologismo en sentido positivista, e incapaz de salir de las garras de la historia? El ascenso cognitivo, psicológico y filosófico postulado por La educación cuántica constituye una huida pensativa del actual sistema capitalista y de su historia manifiestamente manipulada desde el ego plutocrático. Es una huida en busca de luz, en busca de unas renovadas ideas para la transformación de las personas: hay un nuevo mundo por descubrir en el interior de cada uno de nosotros.
BIBLIOGRAFÍA:
Bauman, Zigmunt. Tiempos líquidos. Barcelona: Tusquets, 2007.
Descartes, René. Discurso del método. Madrid: Ediciones escolares, 1999.
Garnier, Jean-Pierre. Cambia tu futuro por las aperturas temporales. España: Reconocerse, 2012.
Laval, Christian. La escuela no es una empresa: el ataque neoliberal a la enseñanza pública. Barcelona: Paidós Ibérica, 2004.
Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. España: Amazon, 2017.
Vattimo, Gianni. El pensamiento débil. Madrid: Cátedra, 2006.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005.
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El método científico es válido para averiguar qué hay de verdad en el objeto. Pero cuando dicho objeto de conocimiento es el propio sujeto, se da la circunstancia que es la propia conciencia que se piensa a sí misma. ¿Cómo va el método científico sonsacar “verdades” de ese campo pensativo? ¿Con un potente telescopio? ¿Con un profundo microscopio? No hay lugar a dudas: con la filosofía transpersonal, con la interacción de la razón con el espíritu, aunando los dos modos de saber, el método científico y el trascendental. Este nuevo paradigma pensativo permite progresar no solo por el sendero psicológico, sino también por el pedagógico porque, a la postre, comprender el mundo es aprehenderlo mediante conceptos o neologismos, como se ha visto en la “dinámica espiral” del anterior capítulo. Y a ese constructo pensativo se le llama filosofía transpersonal, un derecho a filosofar que no me arrebatarán ni la Iglesia, ni los plutócratas, y mucho menos los escépticos.
Aunque el movimiento escéptico arremeta una y otra vez, contra viento y marea a contracorriente de los místicos cuánticos, mi pensamiento filosófico debe ser respetado, como si del Discurso del método (Descartes, 1999)se tratara, pues La educación cuántica postula el sintagma pensativo dinámica espiral a modo de reinterpretación de la historia del pensamiento, con el objetivo de que la filosofía sea rescatada de su complejidad cognitiva y hacer fácil el entendimiento de la vida, el mundo y las personas. Lo mismo que pretendía Descartes frente a la Iglesia, pero ahora, además, contra el pensamiento único neoliberal.
Los ideólogos del capitalismo han enmarañado intencionadamente el Mundo de las Ideas con la finalidad de apropiarse de todas las estructuras de dominación en el planeta (productivas, alimenticias, económicas, políticas, institucionales, etcétera), para mayor dominio sobre la humanidad con el subsiguiente sufrimiento causado a las personas, los Estados y los continentes (Martos, 2017). Con ello se ha impuesto un pensamiento “único” y “neoliberal” (libertad de los mercados por encima de las personas). No sé si he sufrido más luchando casi toda una vida por seguir el rastro del dinero como me imponía el capitalismo, o en los escasos años que llevo elaborando mi propio sistema filosófico como librepensador frente al movimiento de escépticos. Tanto para hacer dinero como para defender las propias ideas, se requiere de esfuerzo y tiempo pero, para hacerse un hueco en el Mundo de las Ideas, no solo basta saber que se vive en la verdad (modo no dual de conocimiento, trascendental), sino que demostrar dicha verdad a modo de La educación cuántica es una ardua labor, pues se tiene enfrente a una multitud de escépticos anclados todavía al primer modo de saber, el dual entre sujeto y objeto, cuyo método científico se ha atascado con la física cuántica.
Al perseguir la errática felicidad dineraria, como muchos, he sufrido las inclemencias de la sombría cueva platónica, una metáfora en alusión a este perverso y depredador sistema capitalista de producción que fragmenta a la razón y disocia el espíritu colectivo, enfrentando así al ego contra el mundo. Fue Ken Wilber quien iluminó mi atascado raciocinio mediante la emergente espiritualidad presente en la filosofía transpersonal. “Es de bien nacidos ser agradecidos”, y por ello mi recurrente reconocimiento a Ken Wilber pues ha significado intelectualmente el eslabón perdido en la paradigmática evolución de la historia del pensamiento, aunque él y su legión de seguidores seamos peyorativamente acusados de “místicos cuánticos”. “Ladran, luego cabalgamos”. Lo mismo que le pasó a Descartes, Copérnico y Bruno, por citar solo algunos de los muchos pensadores que se atrevieron razonar a contracorriente del pensamiento dogmático dominante. Sin embargo, es mediante dicho inquisitivo pensamiento como se hace historia, de ahí que la filosofía sea aludida con propiedad como la historia del pensamiento, presa ahora de un caduco materialismo científico. Pero, muy a pesar de los escépticos, la física cuántica remite al sujeto cognoscente como objeto de conocimiento, es decir, a la conciencia que debe conocerse a sí misma, al famoso aforismo griego “Conócete a ti mismo”, y para tal labor, mi dinámica espiral es una renovada visión de la historia del pensamiento.
Mediante un sintagma en un solo folio y gracias a la analogía del ADN, en mi sistema pensativo, la historia de la filosofía es intuida sin apenas esfuerzo intelectual. Con un simple vistazo se aprehende la evolución paradigmática de la historia de la humanidad, toda una reproducción mimética de la naturaleza en el Mundo de las Ideas que hace cierto el aforismo de que “como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. Esta frase esotérica hace referencia a la segunda ley de la Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto. La frase puede ser considerada como una referencia a la relación entre el hombre y el universo.
Esta revolucionaria pedagogía filosófica permite, mediante un sintagma, ver cómo ha evolucionado la humanidad hasta llegar a los paradigmas de la física clásica y la física cuántica, como iniciadores de nuestra era contemporánea. Hasta dicho cambio de paradigma científico, en apariencia, todo es claro. Sin embargo, la física cuántica ha posibilitado un nuevo paradigma de conocimiento, cuya dificultad cognitiva está en la interpretación de los paradigmas intelectuales, sociales, psicológicos y espirituales actualmente en discordia si no se dispone de un “mapa” a modo de dinámica espiral como interpretación de la historia del pensamiento. Ante ello, el nuevo paradigma de conocimiento posibilitado por la física cuántica, es el racionalismo espiritual presente en la filosofía perenne, donde sujeto y objeto son una y la misma cosa, y cuya percepción se realiza mediante una renovada conciencia como acreditan no solo los “místicos cuánticos”, sino también una multitud de movimientos sociales que claman contra el imperialismo económico desplegado por los egoístas plutócratas.
Bueno es recordar a costa de correr el riesgo de pasar por un pedante intelectual que, el cambio de conciencia que salió efervescentemente del 15M en 2011, ya fue intelectualmente anticipado en mi primera obra Pensar en ser rico, a partir de la cual propugno un segundo renacimiento de la humanidad donde, el “pienso, luego existo”, debe paradigmáticamente ser sustituido por el espíritu colectivo reflejado en el imperativo categórico de Kant. Pero en honor a la verdad, hay otros pensadores antes que yo que apuntaban en esa dirección. En dicho sentido, sin lugar a dudas, la filosofía de Wilber es el constructo magno de un pensamiento que permite a muchos sinceros buscadores de verdad sintetizar unitariamente la racionalidad occidental con la espiritualidad oriental. Tal ha sido mi caso. Durante mi salida del mundo de las sombras, entiéndase el sistema capitalista, he escrito varias obras que han culminado con Capitalismo y conciencia. Y La educación cuántica es la aplicación pedagógica de dicha obra.
El materialismo científico puede seguir, con toda razón, con el método científico. Pero ese modo unidireccional de medir la realidad se ha volatizado con el surgimiento de la física cuántica y su apertura hacia la fenomenología. Entonces, hubo una reconversión pensativa mal llamada “misticismo cuántico” pero, como creo haber demostrado, hay que hablar propiamente de filosofía transpersonal. Conviene recordar que, a la postre, la “cuarta fuerza” de la psicología, lo “transpersonal”, ha estado incubándose durante varias décadas hasta su alumbramiento de un modo científico y filosófico por Ken Wilber (2005). Tarde o temprano, el movimiento de escépticos a este nuevo paradigma de conocimiento, será deslumbrado por la verdad porque, como dijo Gandhi, “la verdad es la verdad, aunque solo la mantenga una minoría... aunque esa minoría sea uno solo”. ¿No fue así como inició Descartes el racionalismo moderno? ¿Y qué decir del criticismo kantiano? ¿Por qué no dar un voto de confianza a la filosofía transpersonal magníficamente elaborada por Ken Wilber mediante sus cuatro cuadrantes.
Confieso haber bebido en las turbulentas aguas de una filosofía de difícil acceso para todo escéptico. Reconozco que voy a contracorriente, que mi pequeña bandera filosófica es como un simple flotador en la inmensidad de un mar de ideas. Pero, ¿no es acaso el sino de los que se atreven a pensar más allá del pensamiento dominante? ¿No es ello una condena para todo pensador que ose expresar unas ideas extraídas desde su “otro yo”, como propone el físico francés ? A ese camino solitario y angosto lo llamo la “soledad del pensador” que, en un automatismo de defensa, es expresada mediante la escritura, más que nada para dar rienda suelta a tanta convulsión de pensamientos y no caer en la locura. Porque, aunque el mundo no esté cuerdo del todo, hay que cuidarse mucho de no caer en la paranoia también. He tenido suficiente con el acoso del capitalismo que me ha llevado a ser un declarado anti sistema, no vaya a ser que, también, me quieran linchar por defender la filosofía transpersonal como ciencia de la conciencia, mal entendida esta por los escépticos como “misticismo cuántico”.
Para que un sujeto cognoscente pueda integrarse plenamente en la sociedad debe, antes que nada, ser una persona libre para disponer en consciencia de su capacidad racional, una cuestión que el capitalismo no puede garantizar al ser el actual sistema educativo un instrumento de manipulación por secuaces políticos al servicio de los poderes fácticos (Laval, 2004). Con ello, vuelvo a insistir, el pensamiento, la ciencia y la educación no están libres de ataduras dogmáticas a un perverso sistema de dominación que socava los más elementales Derechos Humanos. Y para revertir dicha tendencia, La educación cuántica es una renovada propuesta pedagógica en materia filosófica, psicológica, social, educacional e histórica. Porque, como aseverara el paleontólogo y filósofo francés Pierre Teilhard de Chardin, “el pasado me ha revelado la estructura del futuro”. Y en esa cuestión temporal, no me cabe duda de que la humanidad vive todavía en una caverna platónica, con mucha tecnología, pero con un ego herido de muerte que solo puede ser sanado con la democratización del saber y la solidaridad social como expresión del amor universal.
Pierre Teilhard de Chardin aportó una muy personal y original visión de la evolución. Suyos son los conceptos “noosfera” (conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven) y “Punto Omega” para describir el punto más alto de la evolución de la conciencia, considerándolo como el fin último de la misma. Según Pierre Teilhard de Chardin, el planeta se encuentra en un proceso transformador, evolucionando desde la biosfera a la noosfera. Más concretamente, propugno que la noosfera ha involucionado desde el “cogito” cartesiano hasta plasmarse en un ego fragmentado y disociado de la colectividad, dando lugar a una sociedad líquida a decir del sociólogo polaco Zygmunt Bauman (2007), o en un pensamiento débil según el filósofo italiano Gianni Vattimo (2006). Respectivamente, con la colectividad disociada y el ego fragmentado, ¿cómo reconstruir este viejo mundo moribundo cuando colapse? ¿Hacia dónde va la historia del pensamiento? ¿Cómo salir de esta oscura caverna platónica? La educación cuántica es una humilde propuesta a dichas cuestiones.
Recordemos estas preguntas: ¿qué ha ocurrido en la historia reciente de la humanidad?, ¿cómo ha sido factible que la ciencia del Ser, la filosofía, haya devenido en un psicologismo en sentido positivista, e incapaz de salir de las garras de la historia? El ascenso cognitivo, psicológico y filosófico postulado por La educación cuántica constituye una huida pensativa del actual sistema capitalista y de su historia manifiestamente manipulada desde el ego plutocrático. Es una huida en busca de luz, en busca de unas renovadas ideas para la transformación de las personas: hay un nuevo mundo por descubrir en el interior de cada uno de nosotros.
BIBLIOGRAFÍA:
Bauman, Zigmunt. Tiempos líquidos. Barcelona: Tusquets, 2007.
Descartes, René. Discurso del método. Madrid: Ediciones escolares, 1999.
Garnier, Jean-Pierre. Cambia tu futuro por las aperturas temporales. España: Reconocerse, 2012.
Laval, Christian. La escuela no es una empresa: el ataque neoliberal a la enseñanza pública. Barcelona: Paidós Ibérica, 2004.
Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. España: Amazon, 2017.
Vattimo, Gianni. El pensamiento débil. Madrid: Cátedra, 2006.
Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005.
14 - PONENCIAS Y PUBLICACIONES CIENTÍFICAS
LA CONCIENCIA COMO PROBLEMA HISTÓRICO: LA FILOSOFÍA TRANSPERSONAL DE KEN WILBER COMO UNA HERMENÉUTICA COMPLEMENTARIA A LA EPISTEMOLOGÍA Y COMO FUNDAMENTO PARA UNA EDUCACIÓN TRANSRACIONAL
Este artículo está reproducido en la primera parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
EL PENSAMIENTO DIVERGENTE
ÍNDICE DEL ARTÍCULO EN PDF
ARTICULO EN PDF: LA CONCIENCIA COMO PROBLEMA HISTÓRICO
Cuando llevo alguna temporada sin publicar algún artículo, y al sacar uno nuevo, me dicen algunas personas que ya echaban de menos una de mis reflexiones. En realidad, no escribo para agradar a otros ni para buscar su complacencia, sino como terapia personal para saber cuál es mi lugar en este mundo… y más allá.
El saber sigue siendo la única guía válida para la evolución cultural y la salvación de la humanidad. Sin embargo, la ciencia materialista se ha apoderado de la egocéntrica cuestión de explicarnos cómo funciona el mundo desde su óptica reduccionista, incluso a nivel psicológico. Afortunadamente, desde el surgimiento de la física cuántica, están emergiendo nuevos paradigmas imperceptibles para muchos coetáneos, lo cual está imponiendo una nueva cosmovisión de la realidad por conocer, de nuestra ciencia, de nuestras creencias espirituales, así como de nuestra reconfiguración psicológica. Estudiar esa rejilla configurativa de la actual cultura humana y de su historia, es propio de las humanidades y, por extensión, de la filosofía, la misma que quitan del sistema educativo.
Sin embargo, aún a contracorriente y a riesgo de ser extinguida la figura del filósofo, debía seguir mi terapia cognitiva para saber cuál es mi lugar en este mundo. Y lo que he descubierto en tantos años de investigación es que hay que introducir la ecuación del Espíritu en el campo científico: es el paradigma por excelencia desde el materialismo científico hacia la plena espiritualidad esotérica. Pero ese camino implica un trabajo de introspección y de conocimiento interior para actuar con sabiduría y amor. Es lo que pregonan tantas filosofías, tradiciones o religiones espirituales de cualquier índole. Dicho de otro modo, el imperativo categórico kantiano es el mismo amor que han predicado Buda, Jesucristo u otro iluminado cualquiera. Sin embargo, todos estamos potencialmente iluminados, solo que no lo sabemos, de ahí el aforismo griego “Conócete a ti mismo” mediante el cual es posible salir de la sombría caverna platónica. Y ese camino ascendente hacia la sabiduría nos conduce, indefectiblemente, a ver la vida, el mundo, los seres vivos y el universo en general como una unidad consciente de la que formamos parte en una gloriosa danza cósmica, aún por descubrir.
Entonces, consecuentemente, para saber cuál es mi lugar en el mundo y también en el universo, no sólo debo aprender a pensar, es decir filosofar coherentemente según las reglas cartesianas sino, además, saber de la ciencia reduccionista que nos ha llevado al problema epistemológico por excelencia: ¿Qué lugar ocupa la conciencia en nuestra vida? La conciencia es el problema “duro” de la ciencia. Sobre todo, como dice Wilber, porque miran con los ojos de la carne, también con los ojos de la mente, pero no con los ojos de la contemplación, y cuya puerta de acceso es la meditación y sus correspondientes beneficios demostrados científicamente. Para defender dichos postulados, he remitido recientemente un artículo para su revisión por pares a la Revista Ciencias y Humanidades (Medellín, Colombia). El artículo en cuestión está disponible para usted lector, abajo en PDF, y se titula La conciencia como problema histórico. Se pueden imaginar, hace ilusión proponer ante unos señores académicos si mis “pensamientos” son “dignos” de aprobación por el sistema al cual tanto crítico. La respuesta no pudo ser más desconcertante, hasta me dejó en schock emocional, de sorpresa primero, desconcierto en segundo lugar y risa también. No digo más, lean por ustedes mismos:
"Respetado autor Amador Martos García, reciba un cordial saludo.
Según se le informó en correo pasado, su artículo fue remitido a instancias del Comité Científico de la Revista Ciencia y Humanidades. Dicho Comité está compuesto por más de 50 académicos ubicados en diferentes países de habla hispana, a los cuales se les asignan artículos dependiendo de sus áreas de estudio.Ahora bien, respecto a su artículo en cuestión, a la fecha no se ha podido ubicar un evaluador que posea el conocimiento académico/investigativo necesario para hacer un dictamen justo de dicho texto, por lo que la Revista Ciencia y Humanidades, desde su Comité Editorial en sesión del 5 de junio de 2019, teniendo en cuenta la responsabilidad editorial y científica que atañe a la Revista Ciencia y Humanidades, ha declarado que para el octavo número su artículo no podrá ser teniendo en cuenta debido a los motivos anteriormente expuestos. De antemano pedimos disculpas por cualquier problema causado,Cordialmente."
¿Cómo interpretar dicha respuesta? Ello invita a pensar que 50 académicos y una revista científica no saben prácticamente nada sobre el filósofo contemporáneo por excelencia: Ken Wilber. Tampoco saben nada de psicología transpersonal, ni de filosofía transpersonal, y menos de educación cuántica, y menos aún de educación transracional…. Son neologismos que no han entrado en el sistema académico tradicional. Y por eso no han podido interpretar mi artículo, menos comprenderlo, y ni tan siquiera un atisbo de intención en intentarlo. Lo más fácil es rechazar aquello que no se comprende, en vez de promover la tarea de investigar aquello de lo cual no sabemos. La inquisición religiosa ha sido sustituida por la inquisición racional: la del ego. Pero eso no me detendrá, aunque sea solo para aquellos que gustan de lo que escribo, escribiré para ellos. Les aseguro que no es necesario ser académico para entender el artículo adjunto en PDF. Basta con un poco de voluntad investigativa.
Como decía al principio de este artículo, escribo como terapia personal para saber cual es mi lugar en el mundo y, de momento, he averiguado que vivo bajo un pensamiento divergente. Un “raro” según algunos y un incomprendido por los señores académicos. Es el precio de pensar a contracorriente.Invito al lector a ser mi propio académico, que lea el artículo La conciencia como problema histórico y que dé su opinión. La sabiduría popular ha sido desposeída de su intuición espiritual, un reduccionismo que nos ha conducido solamente a la visión materialista. Son tiempos de dar un salto cuántico en el modo de pensar pues, como indica Ken Wilber, estamos al filo de la percepción transracional.
Ver más
EL PENSAMIENTO DIVERGENTE
ÍNDICE DEL ARTÍCULO EN PDF
ARTICULO EN PDF: LA CONCIENCIA COMO PROBLEMA HISTÓRICO
Cuando llevo alguna temporada sin publicar algún artículo, y al sacar uno nuevo, me dicen algunas personas que ya echaban de menos una de mis reflexiones. En realidad, no escribo para agradar a otros ni para buscar su complacencia, sino como terapia personal para saber cuál es mi lugar en este mundo… y más allá.
El saber sigue siendo la única guía válida para la evolución cultural y la salvación de la humanidad. Sin embargo, la ciencia materialista se ha apoderado de la egocéntrica cuestión de explicarnos cómo funciona el mundo desde su óptica reduccionista, incluso a nivel psicológico. Afortunadamente, desde el surgimiento de la física cuántica, están emergiendo nuevos paradigmas imperceptibles para muchos coetáneos, lo cual está imponiendo una nueva cosmovisión de la realidad por conocer, de nuestra ciencia, de nuestras creencias espirituales, así como de nuestra reconfiguración psicológica. Estudiar esa rejilla configurativa de la actual cultura humana y de su historia, es propio de las humanidades y, por extensión, de la filosofía, la misma que quitan del sistema educativo.
Sin embargo, aún a contracorriente y a riesgo de ser extinguida la figura del filósofo, debía seguir mi terapia cognitiva para saber cuál es mi lugar en este mundo. Y lo que he descubierto en tantos años de investigación es que hay que introducir la ecuación del Espíritu en el campo científico: es el paradigma por excelencia desde el materialismo científico hacia la plena espiritualidad esotérica. Pero ese camino implica un trabajo de introspección y de conocimiento interior para actuar con sabiduría y amor. Es lo que pregonan tantas filosofías, tradiciones o religiones espirituales de cualquier índole. Dicho de otro modo, el imperativo categórico kantiano es el mismo amor que han predicado Buda, Jesucristo u otro iluminado cualquiera. Sin embargo, todos estamos potencialmente iluminados, solo que no lo sabemos, de ahí el aforismo griego “Conócete a ti mismo” mediante el cual es posible salir de la sombría caverna platónica. Y ese camino ascendente hacia la sabiduría nos conduce, indefectiblemente, a ver la vida, el mundo, los seres vivos y el universo en general como una unidad consciente de la que formamos parte en una gloriosa danza cósmica, aún por descubrir.
Entonces, consecuentemente, para saber cuál es mi lugar en el mundo y también en el universo, no sólo debo aprender a pensar, es decir filosofar coherentemente según las reglas cartesianas sino, además, saber de la ciencia reduccionista que nos ha llevado al problema epistemológico por excelencia: ¿Qué lugar ocupa la conciencia en nuestra vida? La conciencia es el problema “duro” de la ciencia. Sobre todo, como dice Wilber, porque miran con los ojos de la carne, también con los ojos de la mente, pero no con los ojos de la contemplación, y cuya puerta de acceso es la meditación y sus correspondientes beneficios demostrados científicamente. Para defender dichos postulados, he remitido recientemente un artículo para su revisión por pares a la Revista Ciencias y Humanidades (Medellín, Colombia). El artículo en cuestión está disponible para usted lector, abajo en PDF, y se titula La conciencia como problema histórico. Se pueden imaginar, hace ilusión proponer ante unos señores académicos si mis “pensamientos” son “dignos” de aprobación por el sistema al cual tanto crítico. La respuesta no pudo ser más desconcertante, hasta me dejó en schock emocional, de sorpresa primero, desconcierto en segundo lugar y risa también. No digo más, lean por ustedes mismos:
"Respetado autor Amador Martos García, reciba un cordial saludo.
Según se le informó en correo pasado, su artículo fue remitido a instancias del Comité Científico de la Revista Ciencia y Humanidades. Dicho Comité está compuesto por más de 50 académicos ubicados en diferentes países de habla hispana, a los cuales se les asignan artículos dependiendo de sus áreas de estudio.Ahora bien, respecto a su artículo en cuestión, a la fecha no se ha podido ubicar un evaluador que posea el conocimiento académico/investigativo necesario para hacer un dictamen justo de dicho texto, por lo que la Revista Ciencia y Humanidades, desde su Comité Editorial en sesión del 5 de junio de 2019, teniendo en cuenta la responsabilidad editorial y científica que atañe a la Revista Ciencia y Humanidades, ha declarado que para el octavo número su artículo no podrá ser teniendo en cuenta debido a los motivos anteriormente expuestos. De antemano pedimos disculpas por cualquier problema causado,Cordialmente."
¿Cómo interpretar dicha respuesta? Ello invita a pensar que 50 académicos y una revista científica no saben prácticamente nada sobre el filósofo contemporáneo por excelencia: Ken Wilber. Tampoco saben nada de psicología transpersonal, ni de filosofía transpersonal, y menos de educación cuántica, y menos aún de educación transracional…. Son neologismos que no han entrado en el sistema académico tradicional. Y por eso no han podido interpretar mi artículo, menos comprenderlo, y ni tan siquiera un atisbo de intención en intentarlo. Lo más fácil es rechazar aquello que no se comprende, en vez de promover la tarea de investigar aquello de lo cual no sabemos. La inquisición religiosa ha sido sustituida por la inquisición racional: la del ego. Pero eso no me detendrá, aunque sea solo para aquellos que gustan de lo que escribo, escribiré para ellos. Les aseguro que no es necesario ser académico para entender el artículo adjunto en PDF. Basta con un poco de voluntad investigativa.
Como decía al principio de este artículo, escribo como terapia personal para saber cual es mi lugar en el mundo y, de momento, he averiguado que vivo bajo un pensamiento divergente. Un “raro” según algunos y un incomprendido por los señores académicos. Es el precio de pensar a contracorriente.Invito al lector a ser mi propio académico, que lea el artículo La conciencia como problema histórico y que dé su opinión. La sabiduría popular ha sido desposeída de su intuición espiritual, un reduccionismo que nos ha conducido solamente a la visión materialista. Son tiempos de dar un salto cuántico en el modo de pensar pues, como indica Ken Wilber, estamos al filo de la percepción transracional.
5 - LA EDUCACIÓN TRANSRACIONAL
TESIS DE MAESTRÍA DE MARELY FIGUEROA (MÉXICO): UNA VISIÓN TRANSPERSONAL EN LA EDUCACIÓN
Esta Tesis de Maestría está reproducida en el capítulo 6 de la tercera parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
Es un gran placer dar a conocer la Tesis de Maestría presentada por Marely Figueroa Meza para optar al grado de Maestra por el Instituto Ateneo de Colima campus Manzanillo (México), titulada:
Una Visión Transpersonal en la Educación. Una propuesta para la carrera de Ciencias de la Educación en la UNIVERSIDAD ITECCE de Manzanillo Colima.
Como dice certeramente Marely en la introducción de su Tesis, mediante la educación se puede lograr la cordialidad y la evolución pacífica de las sociedades, y para tal propósito es indispensable desarrollar la conciencia y no sólo la mente. En dicho sentido, el filósofo Ken Wilber es considerado una de las mayores autoridades mundiales en el estudio de la conciencia, cuya filosofía transpersonal ha sido incorporada por Marely en su Tesis para, argumentada epistemológica y pasionalmente, introducir la visión transpersonal en el ámbito educativo.
Con tal planteamiento, Marely nos invita a descubrir las raíces científicas de la espiritualidad y argumenta una nueva educación sustentada en una pedagogía cognitiva enfocada al desarrollo del potencial humano y su autorrealización.
Marely es consciente de que su investigación es de carácter exploratorio por lo novedoso de su propuesta, sin embargo, puedo asegurar que ha dado un valiente y gran paso para la edificación de una Educación Transracional.
Mi efusiva felicitación a Marely Figueroa por introducir la visión transpersonal en el ámbito educativo pues, a buen seguro, será un ejemplo a seguir para otros muchos investigadores.
Mi agradecimiento a Marely Figueroa por las citas a mis publicaciones, es todo un honor que mis investigaciones hayan sido de utilidad en su Tesis de Maestría.
La Tesis de Maestría de Marely Figueroa, junto a la Tesis Doctoral de Noemí Siverio, son dos aportes vanguardistas que abordan la visión transpersonal como revulsivo a la educación académica tradicional: ¿acaso son las primeras piedras de un gran edificio educativo-espiritual?
Mi sueño es que alguna Universidad haga posible impartir asignaturas sobre filosofía transpersonal, psicología transpersonal, educación transracional así como las ciencias vanguardistas relacionadas con la espiritualidad. Gracias Marely Figueroa, y felicitaciones!
Para todos aquellos interesados, la Tesis de Maestría está disponible en PDF:
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Es un gran placer dar a conocer la Tesis de Maestría presentada por Marely Figueroa Meza para optar al grado de Maestra por el Instituto Ateneo de Colima campus Manzanillo (México), titulada:
Una Visión Transpersonal en la Educación. Una propuesta para la carrera de Ciencias de la Educación en la UNIVERSIDAD ITECCE de Manzanillo Colima.
Como dice certeramente Marely en la introducción de su Tesis, mediante la educación se puede lograr la cordialidad y la evolución pacífica de las sociedades, y para tal propósito es indispensable desarrollar la conciencia y no sólo la mente. En dicho sentido, el filósofo Ken Wilber es considerado una de las mayores autoridades mundiales en el estudio de la conciencia, cuya filosofía transpersonal ha sido incorporada por Marely en su Tesis para, argumentada epistemológica y pasionalmente, introducir la visión transpersonal en el ámbito educativo.
Con tal planteamiento, Marely nos invita a descubrir las raíces científicas de la espiritualidad y argumenta una nueva educación sustentada en una pedagogía cognitiva enfocada al desarrollo del potencial humano y su autorrealización.
Marely es consciente de que su investigación es de carácter exploratorio por lo novedoso de su propuesta, sin embargo, puedo asegurar que ha dado un valiente y gran paso para la edificación de una Educación Transracional.
Mi efusiva felicitación a Marely Figueroa por introducir la visión transpersonal en el ámbito educativo pues, a buen seguro, será un ejemplo a seguir para otros muchos investigadores.
Mi agradecimiento a Marely Figueroa por las citas a mis publicaciones, es todo un honor que mis investigaciones hayan sido de utilidad en su Tesis de Maestría.
La Tesis de Maestría de Marely Figueroa, junto a la Tesis Doctoral de Noemí Siverio, son dos aportes vanguardistas que abordan la visión transpersonal como revulsivo a la educación académica tradicional: ¿acaso son las primeras piedras de un gran edificio educativo-espiritual?
Mi sueño es que alguna Universidad haga posible impartir asignaturas sobre filosofía transpersonal, psicología transpersonal, educación transracional así como las ciencias vanguardistas relacionadas con la espiritualidad. Gracias Marely Figueroa, y felicitaciones!
Para todos aquellos interesados, la Tesis de Maestría está disponible en PDF:
14 - PONENCIAS Y PUBLICACIONES CIENTÍFICAS
EL MÁNDALA EPISTEMOLÓGICO Y LOS NUEVOS PARADIGMAS DE LA HUMANIDAD
Este artículo está reproducido en la primera parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
Artículo científico publicado en la Revista de Investigación Cientifica Humanística GIRUM de la Universidad Antropológica de Guadalajara (México), 2015, Vol.1, 29-48, ISSN: 2328-7894
Resumen:
La historia del pensamiento, devenida dogmáticamente en una filosofía materialista y en un reduccionismo psicológico, aboca a una crisis epistemológica entre ciencia y espiritualidad desde que la física cuántica irrumpió en el tablero cognitivo. Las diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica que aúnan la ciencia y la espiritualidad mediante la recuperación de la filosofía perenne, introducen la primera fisura en la “rígida estructura” del dualismo científico entre sujeto y objeto que ha impregnado a la civilización occidental. Así, la filosofía perenne sumada al movimiento transpersonal como “cuarta fuerza” psicológica, es un nuevo paradigma de conocimiento que puede ser aprehendido mediante un mándala epistemológico, el cual posibilita una interpretación hermenéutica de la historia, la ciencia y la espiritualidad pero, eminentemente, desde un revisionismo de la psicología cognitiva y educativa. Tantos cambios de paradigmas contribuyen a la trascendencia holística de la razón hacia el espíritu a modo de un segundo renacimiento humanístico.
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Artículo científico publicado en la Revista de Investigación Cientifica Humanística GIRUM de la Universidad Antropológica de Guadalajara (México), 2015, Vol.1, 29-48, ISSN: 2328-7894
Resumen:
La historia del pensamiento, devenida dogmáticamente en una filosofía materialista y en un reduccionismo psicológico, aboca a una crisis epistemológica entre ciencia y espiritualidad desde que la física cuántica irrumpió en el tablero cognitivo. Las diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica que aúnan la ciencia y la espiritualidad mediante la recuperación de la filosofía perenne, introducen la primera fisura en la “rígida estructura” del dualismo científico entre sujeto y objeto que ha impregnado a la civilización occidental. Así, la filosofía perenne sumada al movimiento transpersonal como “cuarta fuerza” psicológica, es un nuevo paradigma de conocimiento que puede ser aprehendido mediante un mándala epistemológico, el cual posibilita una interpretación hermenéutica de la historia, la ciencia y la espiritualidad pero, eminentemente, desde un revisionismo de la psicología cognitiva y educativa. Tantos cambios de paradigmas contribuyen a la trascendencia holística de la razón hacia el espíritu a modo de un segundo renacimiento humanístico.
14 - PONENCIAS Y PUBLICACIONES CIENTÍFICAS
LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA DESDE UN ANÁLISIS POLÍTICO, SOCIAL Y FILOSÓFICO-TRANSPERSONAL
Este artículo está reproducido en la primera parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
Artículo científico publicado en Journal of Transpersonal Research, 2012,Vol. 4 (1), 47-68, ISSN: 1989-6077
Resumen:
La conciencia histórica individual surgida del primer renacimiento humanístico de los siglos XV y XVI, ha devenido en este siglo XXI en un depredador neoliberalismo. Esta última versión del capitalismo, siguiendo las tesis de Marx, está socavando su propio final pues está acabando con el valor del trabajo humano y con los recursos naturales generando, consecuentemente, una profunda crisis humanitaria y ecológica. La filosofía tradicional mediante Kant, produjo la diferenciación del “yo”, el “nosotros” y la naturaleza (“ello”) a través de sus Tres Críticas. La imperiosa integración que los postmodernos llevan buscando sin éxito, puede ser posible mediante la trascendencia de la conciencia personal (ego) hacia una conciencia transpersonal (transcendencia del ego).Esta emergencia holística y epistemológica propugnada por la filosofía transpersonal y la psicología transpersonal, al aunar la racionalidad con la espiritualidad, invoca hacia un segundo renacimiento humanístico, ahora como conciencia colectiva, socialmente reflejado en el altermundismo.
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Artículo científico publicado en Journal of Transpersonal Research, 2012,Vol. 4 (1), 47-68, ISSN: 1989-6077
Resumen:
La conciencia histórica individual surgida del primer renacimiento humanístico de los siglos XV y XVI, ha devenido en este siglo XXI en un depredador neoliberalismo. Esta última versión del capitalismo, siguiendo las tesis de Marx, está socavando su propio final pues está acabando con el valor del trabajo humano y con los recursos naturales generando, consecuentemente, una profunda crisis humanitaria y ecológica. La filosofía tradicional mediante Kant, produjo la diferenciación del “yo”, el “nosotros” y la naturaleza (“ello”) a través de sus Tres Críticas. La imperiosa integración que los postmodernos llevan buscando sin éxito, puede ser posible mediante la trascendencia de la conciencia personal (ego) hacia una conciencia transpersonal (transcendencia del ego).Esta emergencia holística y epistemológica propugnada por la filosofía transpersonal y la psicología transpersonal, al aunar la racionalidad con la espiritualidad, invoca hacia un segundo renacimiento humanístico, ahora como conciencia colectiva, socialmente reflejado en el altermundismo.
Después de la publicación de la cuarta edición de mi libro La educación cuántica, allá por septiembre del 2018, mi colapso psíquico estaba rayano a la locura aperspectivista promovida por la exacerbación de la racionalidad mundana y egoísta sobre la espiritualidad. Estaba en un callejón sin salida pues, ¿para qué escribir sobre espiritualidad desde la racionalidad, si los irracionales descartan la espiritualidad? Mi mente me decía una cosa y mi corazón otra. Actuar con la mente es luchar, contradicción, opuestos y dualismos, enjuiciar y valorar, pugnar por ideas, las nuestras, desde el ego.
De modo que, la decisión estaba tomada, iba a dar unas vacaciones a mi mente racional, y dejaría de teorizar y escribir por una temporada, para así dar descanso tanto al psiquismo egoico como al cuerpo físico. En esa fase de desconexión, dejé volar mi imaginación viendo películas y documentales sobre los temas de mi interés: meditación, ciencia y espiritualidad, experiencias cercanas a la muerte, energías libres, filosofía para niños, etcétera. Temas todos los cuales son aludidos en mi libro La educación cuántica. Pensé, sería muy ilustrativo que los mensajes racionales que puedan ofrecer un libro y su correspondiente lectura en profundidad, puedan ser visualizados mediante películas y documentales. A veces una imagen vale más que mil palabras y, en el terreno filosófico, es más conveniente ilustrar estrambóticas teorías con certeras animaciones digitales, pues es más fácil y ameno explicar por ejemplo el Mito de la caverna de Platón en un video de unos minutos que una “pavorosa” lectura de La república. Tal es el grado de dificultad al tratar de aprender o enseñar filosofía en la era digital: renovarse o morir.
Fue así como se gestionó la idea de desarrollar una página específica para temas de candente actualidad, por ejemplo, la reencarnación, las ciencias noéticas, el movimiento transpersonal, la no-dualidad, etc.; temas cuyos fundamentos son más rayanos a la propia metafísica, es decir, más allá de la física, más allá de los sentidos, un lugar en el que la ciencia ortodoxa se autoexcluye para quedarse presa de las sombras.
Pero las temáticas citadas, al mismo tiempo, tienen otro frente abierto con las creencias religiosas pues, esas experiencias metafísicas, son en realidad experiencias místicas que transforman a la persona para bien, con una renovada visión compasiva de la vida y una sensación de unidad con esta y otra vida tras la muerte. Con las citadas experiencias, se suele perder el miedo a la “muerte” y, el tiempo vivido en esta vida, se focaliza en intentar actuar con sabiduría y amor hacia los demás.
Esa sencilla enseñanza es la que nos han transmitido los místicos y avatares de la historia y de todas las religiones. Pero el discurso de las religiones exotéricas se ha erigido en un dogma a seguir, cuando en realidad, la verdadera religión es esotérica, un camino espiritual que cada cual debe recorrer en su propia consciencia, en un modo no-dual y alejado del sufrimiento que produce la dualidad.
Cuando una persona llega a tal iluminación cognitiva, se da cuenta de cuán ilusorio es el mundo que deja atrás, un mundo dominado por la razón-egoica, un mundo que más bien parece un sueño, un mundo de dualidad que nos pierde a nosotros mismos mediante un ego fragmentado y disociado de la colectividad. Nunca mejor dicho, el imperativo categórico kantiano requiere ser revindicado a la vista de la zozobra de la actual civilización.
En la era digital, la unilateral filosofía racionalista desligada del Espíritu, se ha quedado obsoleta. Toda la historia de la filosofía que se enseña en los sistemas educativos está basada en un paradigma mecanicista que niega la trascendencia espiritual del ser humano. La actual educación castra el pensamiento crítico, la creatividad, la libertad de saber y amar que potencialmente tiene todo niño. Cuando un niño nace, su consciencia evoluciona mediante el condicionamiento social y cultural de la historia. La educación no está imparcialmente al servicio de los niños, sino metódicamente dirigida por la élite plutocrática para perpetuar el poder de la oligarquía dominante, ahora más comúnmente conocido como “el estado profundo”, el Cabal, los Illuminatis, etc.
Esas fuerzas obscuras trabajan para apagar la llama del conocimiento y de la evolución espiritual de la humanidad mediante una jerarquía de dominio sobre todas las estructuras sociales y culturales: secuestrando el saber de la ciencia y manipulando a través de las religiones. Esos dos modos de saber, el conocimiento científico y el conocimiento revelado de la religión, han actuado como dos dogmas de fe para alimentar un sistema de creencia a las nuevas generaciones para que nadie pueda realmente saber quién escribe la historia, ni poder preguntarnos qué papel jugamos en esa historia, ni tampoco decidir por nosotros mismos nuestra libertad con conocimiento de causa: la educación es un taller de castración mental que requiere de un nuevo paradigma educativo que incorpore a la espiritualidad, más allá de la estricta racionalidad cartesiana y dualista insuflada en el pensamiento occidental.
Un nuevo espíritu alternativo al sistema de creencias del pensamiento occidental parece que se está abriendo paso: se trata de una genuina espiritualidad en la que cada cual se cambia a sí mismo para poder cambiar el mundo. Como dijo certeramente nuestro eterno maestro Sócrates: “Aquel que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo”. En dicho sentido, la meditación se presenta como una herramienta que está siendo introducida en cada vez más colegios.
Consecuentemente, la humanidad se halla no solamente ante un nuevo paradigma de conocimiento sino también ante un cambio de paradigma psicológico y, la meditación, se presenta como una herramienta pedagógica aún por descubrir en el sistema educativo occidental.
Si tan solo se estudiara los presupuestos planteados aquí en alguna clase de filosofía, pienso sería mucho más útil para ubicar al estudiante en el contexto que le ha tocado vivir, para de ese modo vivir empoderado y con pensamiento crítico frente a una historia manifiestamente manipulada. Actuar con conocimiento de causa es un imperativo para ser libre, pues solo “la verdad os hará libres”. Amar a la verdad es un camino ascendente hacia la sabiduría que te lleva hasta el Bien, para revertir seguidamente esa Bondad en un camino descendente mediante nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos.
Filosofar en una era digital es bien difícil. La filosofía tradicionalmente impartida en los sistemas educativos se sustenta en una racionalidad dualista entre sujeto y objeto, un fracaso epistemológico del pensamiento occidental que ha implosionado desde el surgimiento de la física cuántica, dando lugar a que la desestimada metafísica renazca espiritualmente mediante el acercamiento de diversas ciencias al estudio de las ciencias noéticas. Para educar bien todo ello fue escrita La educación cuántica, porque es difícil filosofar en una era digital si no se aprehende la correcta perspectiva de nuestro lugar en este cosmos y en el Kosmos (1) .
REFERENCIA:
(1) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que los lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.
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De modo que, la decisión estaba tomada, iba a dar unas vacaciones a mi mente racional, y dejaría de teorizar y escribir por una temporada, para así dar descanso tanto al psiquismo egoico como al cuerpo físico. En esa fase de desconexión, dejé volar mi imaginación viendo películas y documentales sobre los temas de mi interés: meditación, ciencia y espiritualidad, experiencias cercanas a la muerte, energías libres, filosofía para niños, etcétera. Temas todos los cuales son aludidos en mi libro La educación cuántica. Pensé, sería muy ilustrativo que los mensajes racionales que puedan ofrecer un libro y su correspondiente lectura en profundidad, puedan ser visualizados mediante películas y documentales. A veces una imagen vale más que mil palabras y, en el terreno filosófico, es más conveniente ilustrar estrambóticas teorías con certeras animaciones digitales, pues es más fácil y ameno explicar por ejemplo el Mito de la caverna de Platón en un video de unos minutos que una “pavorosa” lectura de La república. Tal es el grado de dificultad al tratar de aprender o enseñar filosofía en la era digital: renovarse o morir.
Fue así como se gestionó la idea de desarrollar una página específica para temas de candente actualidad, por ejemplo, la reencarnación, las ciencias noéticas, el movimiento transpersonal, la no-dualidad, etc.; temas cuyos fundamentos son más rayanos a la propia metafísica, es decir, más allá de la física, más allá de los sentidos, un lugar en el que la ciencia ortodoxa se autoexcluye para quedarse presa de las sombras.
Pero las temáticas citadas, al mismo tiempo, tienen otro frente abierto con las creencias religiosas pues, esas experiencias metafísicas, son en realidad experiencias místicas que transforman a la persona para bien, con una renovada visión compasiva de la vida y una sensación de unidad con esta y otra vida tras la muerte. Con las citadas experiencias, se suele perder el miedo a la “muerte” y, el tiempo vivido en esta vida, se focaliza en intentar actuar con sabiduría y amor hacia los demás.
Esa sencilla enseñanza es la que nos han transmitido los místicos y avatares de la historia y de todas las religiones. Pero el discurso de las religiones exotéricas se ha erigido en un dogma a seguir, cuando en realidad, la verdadera religión es esotérica, un camino espiritual que cada cual debe recorrer en su propia consciencia, en un modo no-dual y alejado del sufrimiento que produce la dualidad.
Cuando una persona llega a tal iluminación cognitiva, se da cuenta de cuán ilusorio es el mundo que deja atrás, un mundo dominado por la razón-egoica, un mundo que más bien parece un sueño, un mundo de dualidad que nos pierde a nosotros mismos mediante un ego fragmentado y disociado de la colectividad. Nunca mejor dicho, el imperativo categórico kantiano requiere ser revindicado a la vista de la zozobra de la actual civilización.
En la era digital, la unilateral filosofía racionalista desligada del Espíritu, se ha quedado obsoleta. Toda la historia de la filosofía que se enseña en los sistemas educativos está basada en un paradigma mecanicista que niega la trascendencia espiritual del ser humano. La actual educación castra el pensamiento crítico, la creatividad, la libertad de saber y amar que potencialmente tiene todo niño. Cuando un niño nace, su consciencia evoluciona mediante el condicionamiento social y cultural de la historia. La educación no está imparcialmente al servicio de los niños, sino metódicamente dirigida por la élite plutocrática para perpetuar el poder de la oligarquía dominante, ahora más comúnmente conocido como “el estado profundo”, el Cabal, los Illuminatis, etc.
Esas fuerzas obscuras trabajan para apagar la llama del conocimiento y de la evolución espiritual de la humanidad mediante una jerarquía de dominio sobre todas las estructuras sociales y culturales: secuestrando el saber de la ciencia y manipulando a través de las religiones. Esos dos modos de saber, el conocimiento científico y el conocimiento revelado de la religión, han actuado como dos dogmas de fe para alimentar un sistema de creencia a las nuevas generaciones para que nadie pueda realmente saber quién escribe la historia, ni poder preguntarnos qué papel jugamos en esa historia, ni tampoco decidir por nosotros mismos nuestra libertad con conocimiento de causa: la educación es un taller de castración mental que requiere de un nuevo paradigma educativo que incorpore a la espiritualidad, más allá de la estricta racionalidad cartesiana y dualista insuflada en el pensamiento occidental.
Un nuevo espíritu alternativo al sistema de creencias del pensamiento occidental parece que se está abriendo paso: se trata de una genuina espiritualidad en la que cada cual se cambia a sí mismo para poder cambiar el mundo. Como dijo certeramente nuestro eterno maestro Sócrates: “Aquel que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo”. En dicho sentido, la meditación se presenta como una herramienta que está siendo introducida en cada vez más colegios.
Consecuentemente, la humanidad se halla no solamente ante un nuevo paradigma de conocimiento sino también ante un cambio de paradigma psicológico y, la meditación, se presenta como una herramienta pedagógica aún por descubrir en el sistema educativo occidental.
Si tan solo se estudiara los presupuestos planteados aquí en alguna clase de filosofía, pienso sería mucho más útil para ubicar al estudiante en el contexto que le ha tocado vivir, para de ese modo vivir empoderado y con pensamiento crítico frente a una historia manifiestamente manipulada. Actuar con conocimiento de causa es un imperativo para ser libre, pues solo “la verdad os hará libres”. Amar a la verdad es un camino ascendente hacia la sabiduría que te lleva hasta el Bien, para revertir seguidamente esa Bondad en un camino descendente mediante nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos.
Filosofar en una era digital es bien difícil. La filosofía tradicionalmente impartida en los sistemas educativos se sustenta en una racionalidad dualista entre sujeto y objeto, un fracaso epistemológico del pensamiento occidental que ha implosionado desde el surgimiento de la física cuántica, dando lugar a que la desestimada metafísica renazca espiritualmente mediante el acercamiento de diversas ciencias al estudio de las ciencias noéticas. Para educar bien todo ello fue escrita La educación cuántica, porque es difícil filosofar en una era digital si no se aprehende la correcta perspectiva de nuestro lugar en este cosmos y en el Kosmos (1) .
REFERENCIA:
(1) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que los lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.
Gracias a todas las personas por su apoyo incondicional.
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1 - ¿Una tautología?
El título de este artículo pudiera parecer una tautología, pero no lo es en absoluto. Andaba viendo el documental Todos somos uno cuando, cercano al final, se hacía esta pregunta a la mayoría de los intervinientes: ¿Cuál es el sentido de la vida? Las respuestas fueron de lo más dispar, cada una de ellas con su lógica interna, sin embargo, quedaba patente que no había una única respuesta sino tantas respuestas como personas intentaban responder a esa pregunta. Unas respuestas me gustaron más que otras, no obstante, mi mente se quedó absorta por esa pregunta a la que nadie pudo dar una respuesta satisfactoria. Con esa dubitativa cuestión me fui a dormir.
Fue a las tres y treinta minutos de la madrugada cuando me desperté y pude observar a mi mente esbozar el esquema de este artículo que ahora escribo. Otras veces anteriores, cuando me llegaban estos flashs intuitivos en la mitad de la noche, solía levantarme para anotar todos esos pensamientos en una hoja de papel. Pero en esta ocasión, la disertación mental era tan clara y distinta como diría mi admirado Descartes, que sabía que todo quedaría registrado en mi subconsciente y que podría redactarlo en la mañana siguiente, que es este presente.
2 - La razón dualista
Entrando ya en materia reflexiva, como he citado al principio, el título “El sentido de la vida es buscar el sentido de la vida” parece una tautología, y por tanto pudiera parecer muy absurdo para quien lo lee. Sin embargo, invito al lector a seguir mi razonamiento. Cuando en el documental se hacía la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?”, ello implicaba una respuesta desde la mente racional y puede ser de diversa índole: social, política, religiosa, filosófica, antropológica, ateísta, etcétera. Sea cual sea la respuesta, junto a la pregunta es, implícitamente, un dualismo desde la razón. Y quienes siguen mis investigaciones y mis pensamientos, ya saben que el mayor de los dualismos creado por la razón es la dicotomía entre ciencia y religión, entre la razón y el Espíritu, siendo dicha dicotomía cognitiva la causa del fracaso epistemológico de la filosofía occidental.
En consecuencia, intentar dar una respuesta a la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?” desde la razón, es caer nuevamente en los dualismos que imperan en Occidente desde la Filosofía Griega, a pesar de que la racionalidad sea un atributo divino más comúnmente conocido como “Logos” en la filosofía de Heráclito (1). Es así como dicho Logos se manifiesta en todo ser finito en busca de la verdad mediante la razón humana, a partir de la cual surgió la filosofía y posteriormente las diferentes categorías científicas (física, química, biología, medicina, neurociencias, etcétera) para intentar dar respuesta a la cuestión fundamental de lo que es la vida en sentido universal. Y digo intentar dar una respuesta a lo que sea la vida porque, la ciencia actual, devenida en un cientificismo como dogma de fe, cree haber hallado todas las respuestas para explicarnos lo que sea la vida, cuando en realidad, desde el surgimiento de la física cuántica, hay más dudas que certezas tal como han expresados los físicos más famosos de la nueva ciencia cuántica. La ciencia tan solo puede buscar una aproximación al conocimiento de lo que sea la vida mediante la epistemología de lo conmensurable, pero no tiene respuestas para la hermenéutica de lo inconmensurable. No habiendo consenso desde el ámbito científico, más bien una fuga de científicos hacia el “misticismo cuántico”, es evidente que la respuesta a la pregunta inicial “¿Cuál es el sentido de la vida?”, resulta cuanto menos complicada de responder por los entrevistados del documental en cuestión. Ciertamente, como ya decía Einstein: “Cada día sabemos más y entendemos menos”.
3 - La metafísica
Consecuentemente en primer lugar, si la ciencia aún no conoce los secretos que subyacen en el fenómeno de la vida, pues no puede dar respuestas concluyentes y consensuadas acerca de los fenómenos psíquicos de la subjetividad, la conciencia y la espiritualidad, no es de extrañar que cada vez más personas se aproximen a temas metafísicos como la meditación, las experiencias cercanas a la muerte, las ciencias noéticas, el movimiento transpersonal y la reencarnación, temas todos ellos inaccesibles desde la razón cartesiana, dualista hasta la médula.
Y en segundo lugar si, como es reconocido en la propia ciencia, la materia no existe realmente como una realidad estable sino más bien sujeta a un flujo cambiante de vibraciones, tiene sentido aludir que toda nuestra realidad es en sí misma un estado vibratorio. Consecuentemente, la epistemológica de lo conmensurable, es decir el conocimiento de la naturaleza objetiva mediante el método científico, es un callejón sin salida para los escépticos materialistas científicos, pues es evidente que la razón dualista no puede acceder al conocimiento de la realidad "verdadera" si es que existiera, una cuestión anticipada por el propio Kant al proponernos un giro copernicano en el modo de saber hacia el idealismo trascendental.
4 - Sólo sé que no sé nada
Hasta aquí, pienso, que el avispado lector se ha rendido a la evidencia de la futilidad del pensamiento dualista mediante la razón, pues desligar la razón de la metafísica, no nos ofrece garantía alguna para dar respuesta a la pregunta inicial “¿Cuál es el sentido de la vida?”. De hecho, cada pensador o científico, cuando investigan la realidad por descubrir, pasan toda una vida para lograr un efímero descubrimiento intelectual o científico, posteriormente trascendido por otros descubrimientos de otros tantos pensadores y científicos: es por ello que se puede hablar con propiedad y certeramente de la historia de la filosofía y de la historia de la ciencia, ambas impartida en un sistema educativo actualmente en crisis de identidad.
Consecuentemente, para no perder el hilo discursivo, la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?” no puede ser respondida de un modo unívoco por la razón dualista, pues ésta solo puede conocer al Espíritu manifestado objetivamente en la naturaleza (epistemología de lo conmensurable), pero la razón no puede acceder al reino metafísico pues éste pertenece propiamente a la hermenéutica de lo inconmensurable. Y en dicho sentido es como la hermenéutica tiene su razón de ser en las cuestiones metafísicas de la subjetividad: como un Espíritu subjetivo que quiere y anhela conocer al Espíritu Absoluto.
5 - El conocimiento místico del Uno
Esa dialéctica en la búsqueda de la "verdad" si es que existe, es un camino solitario e inefable que se manifiesta en la conciencia transpersonal mediante intuiciones espirituales, es decir, son experiencias místicas que son estudiadas desde la psicología transpersonal y que, remiten inevitablemente, al despertar espiritual en una visión no-dual en la que se percibe a la realidad como conciencia de unidad. Sobre estas experiencias trascendentales, la ciencia ortodoxa tiene poco o nada que decir pues pertenecen al mundo de lo numinoso, tal como ya lo planteó Platón en la Séptima Epístola:
“Esto es lo que puedo afirmar de cualquier escritor presente o futuro que pretenda saber de los asuntos de los que me ocupo [el conocimiento místico del Uno]; a mi juicio, es imposible que tengan comprensión alguna del tema. No es algo que pueda ser puesto en palabras como cualquier otra de las ramas del conocimiento; solo después del prolongado compartir de una vida en común [comunidad contemplativa] dedicada a este aprendizaje la Verdad se revela al alma, como una llamada encendida al saltar una chispa. A este respecto no hay ningún escrito mío, ni lo habrá.”
6 - La no-dualidad
Volviendo entonces a la disertación acerca de las plausibles respuestas sobre la cuestión de “¿Cuál es el sentido de la vida?”, dichas respuestas no pueden provenir desde el dualismo mental propugnado por la razón pues habría tantas respuestas como personas creen poseer la razón, sino desde la aprehensión no-dual del sujeto cognoscente. En ese sentido, el Mito de la caverna de Platón, cobra más vida que nunca para evidenciar que el materialismo científico sólo puede estudiar las sombras de las genuinas ideas, tal como argumenta el físico Pauli. Si, además, como demuestra la física cuántica, cada persona percibe la realidad de un modo diferente, es evidente entonces que existen tantas verdades como puntos de vistas personales, lo cual nos lleva inevitablemente a una locura aperspectivista cuando buscamos responder a la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?”.
Efectivamente, hay tantos sentidos de la vida como personas hay en el mundo, pues cada cual es una entidad subjetiva que persigue su propia “verdad” si es que existe y sea posible. Pero la Verdad, la Bondad y la Belleza platónicas posteriormente reflejadas en las Tres críticas de Kant y los cuatro cuadrantes de Ken Wilber, solamente pueden ser aprehendidas mediante una intuición moral básica que permita entonces trascender la epistemología de lo conmensurable mediante la hermenéutica de lo inconmensurable, como dos modos de saber sintetizado desde la no-dualidad. Ciertamente una inconmensurable tarea que implica trascender la ignorancia procedente de la realidad ilusoria exterior, sustentada dicha ilusión en los dualismos que han llevado al fracaso epistemológico de Occidente.
7 - La experiencia mística
Consecuencia de lo anterior, para dar respuesta a la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?”, tal inconmensurable tarea puede llevarnos toda una vida hasta que, en una súbita iluminación cognitiva y espiritual, tenemos la idea clara y distinta de que la Sabiduría (el Bien que aspiramos a saber) se manifiesta en una compasiva Bondad hacia los demás pues todos somos Uno, un imperativo categórico en palabras de Kant más comúnmente conocido como Amor por los sabios, místicos, profetas y eruditos espirituales que ha dado la historia.
Esos insignes pensadores han dedicado toda su vida a escribir magnos tratados filosóficos y científicos. Todo genuino pensador dejará su obra mediante mapas conceptuales a través de la razón filosófica o científica, aunque no sean del todo comprendidos o compartidos por sus coetáneos. Pero los mapas conceptuales no son el territorio. Ese inefable territorio de lo numinoso maginíficamente definido por Platón anteriormente, también intenta ser expresado desde el arte (poesía, pintura, música, etcétera) como una experiencia íntima e intransferible que cada cual debe experimentar por sí mismo, en eso mismo consiste las experiencias místicas, en trascender la razón e ir hacia una actitud contemplativa tal como subyace en la filosofía perenne.
8 - La conciencia de unidad
Llegado a este punto, se puede afirmar que el sentido de la vida universal (la cual trasciende a todos los mortales) es que cada cual debe hallar su propio sentido de la vida individualmente, aunque la vida parezca un sinsentido pues, como hemos aludido anteriormente mediante la física cuántica, hay tantas percepciones de la realidad como personas hay en el mundo. Es así como el título de este artículo tiene su razón de ser al afirmar que “El sentido de la vida (en su acepción universal) es buscar el sentido de la vida (en una acepción individual)”. Y ello no es una tautología, pues aquel sujeto cognoscente que no se plantee cuál es el sentido de la vida (universal y/o individual) vive, obviamente, bajo un dualismo racional, un mapa conceptual que provoca ilusión y separación de los demás, sufrimiento y nihilismo, es decir, vive en la tan aludida caverna platónica, como si la vida fuera un sueño del que hay que despertar irremediablemente tarde o temprano.
Sin embargo, aquella persona que se plantee buscar el sentido a la vida (universal y/o individual), por el mero hecho de tener esa actitud proactiva hacia la sapiencia, ya se está planteando salir de esa noche oscura del alma, para dirigirse hacia la luz y la Bondad en términos platónicos. Y aunque esa titánica tarea de buscar el sentido de la vida puede llevar paradójicamente toda una vida, como es el caso de este escritor, se puede afirmar concluyentemente que “El sentido de la vida es buscar el sentido de la vida”. Y, si una cosa tiene en común todas nuestras vidas, así como las epifanías espirituales de los grandes místicos, filósofos y científicos que ha dado la historia de la humanidad, es que el despertar espiritual lleva inexorablemente a la intuición espiritual de que el Amor es el nexo de unión de todos los seres, en una percepción no-dual como conciencia de unidad.
9 - La intuición moral básica del amor
La sapiencia individual así percibida desde la no-dualidad obliga, inherentemente, a extender y promulgar esa expresión de la divinidad a todos los seres mediante una intuición moral básica con la posibilidad, entonces, de trascender el dualismo cartesiano que impera en la filosofía tradicional occidental hacia una filosofía transpersonal para ser impartida mediante una educación transracional, es decir, una educación que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo. Dicho de otro modo, es hora de que el imperativo categórico kantiano pueda ser impartido educacionalmente a través de la meditación que cada vez más centros escolares están incorporando en sus planes de estudios.
Podemos concluir, entonces, que el sentido de la vida (en su acepción universal) es que cada cual busque el propio sentido a su vida (en una acepción individual). Pero, si debe existir algún tipo de consenso racional y metafísico que merece de la pertinente atención y aplicación práctica, ello es que no puede haber ningún sentido de la vida sino es mediante la contemplación de la Verdad, y su expresión a través de la creativa Belleza para ser comunalmente compartida mediante la Bondad: un camino ascendente hacia la sabiduría que cada cual debe emprender para hallar el verdadero y auténtico sentido de su vida. Dicho de otro modo, la intuición moral básica argumentada por el inconmensurable Ken Wilber se postula como una comunión espiritual, no solo para dar algún sentido a la vida personal de cada cual sino, inherentemente, para dar un sentido a la vida cultural de la humanidad como jerarquía que debe incluir y trascender la vida de todos nosotros en una conciencia de unidad colectiva donde, el amor, es la más alta motivación que nos alienta a vivir, una cuestión ahora reconocida y evidenciada desde la neurobiología y la sociobiología. Porque, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.
REFERENCIA:
(1) Heráclito de Éfeso fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C. Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores. Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa: se refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Logos. Este Logos no solo rige el devenir del mundo, sino que le habla al hombre, aunque la mayoría de las personas “no sabe escuchar ni hablar”. El orden real coincide con el orden de la razón, una “armonía invisible, mejor que la visible”, aunque Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia. Era conocido como “el Oscuro”, por su expresión lapidaria y enigmática. Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir y del pensamiento dialéctico. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: todo fluye. Los dos pilares de la filosofía de Heráclito son: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el Logos, la razón universal, lo rige: “Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue”. El hombre puede descubrir este Logos en su propio interior, pues el Logos es común e inmanente al hombre y a las cosas.
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El título de este artículo pudiera parecer una tautología, pero no lo es en absoluto. Andaba viendo el documental Todos somos uno cuando, cercano al final, se hacía esta pregunta a la mayoría de los intervinientes: ¿Cuál es el sentido de la vida? Las respuestas fueron de lo más dispar, cada una de ellas con su lógica interna, sin embargo, quedaba patente que no había una única respuesta sino tantas respuestas como personas intentaban responder a esa pregunta. Unas respuestas me gustaron más que otras, no obstante, mi mente se quedó absorta por esa pregunta a la que nadie pudo dar una respuesta satisfactoria. Con esa dubitativa cuestión me fui a dormir.
Fue a las tres y treinta minutos de la madrugada cuando me desperté y pude observar a mi mente esbozar el esquema de este artículo que ahora escribo. Otras veces anteriores, cuando me llegaban estos flashs intuitivos en la mitad de la noche, solía levantarme para anotar todos esos pensamientos en una hoja de papel. Pero en esta ocasión, la disertación mental era tan clara y distinta como diría mi admirado Descartes, que sabía que todo quedaría registrado en mi subconsciente y que podría redactarlo en la mañana siguiente, que es este presente.
2 - La razón dualista
Entrando ya en materia reflexiva, como he citado al principio, el título “El sentido de la vida es buscar el sentido de la vida” parece una tautología, y por tanto pudiera parecer muy absurdo para quien lo lee. Sin embargo, invito al lector a seguir mi razonamiento. Cuando en el documental se hacía la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?”, ello implicaba una respuesta desde la mente racional y puede ser de diversa índole: social, política, religiosa, filosófica, antropológica, ateísta, etcétera. Sea cual sea la respuesta, junto a la pregunta es, implícitamente, un dualismo desde la razón. Y quienes siguen mis investigaciones y mis pensamientos, ya saben que el mayor de los dualismos creado por la razón es la dicotomía entre ciencia y religión, entre la razón y el Espíritu, siendo dicha dicotomía cognitiva la causa del fracaso epistemológico de la filosofía occidental.
En consecuencia, intentar dar una respuesta a la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?” desde la razón, es caer nuevamente en los dualismos que imperan en Occidente desde la Filosofía Griega, a pesar de que la racionalidad sea un atributo divino más comúnmente conocido como “Logos” en la filosofía de Heráclito (1). Es así como dicho Logos se manifiesta en todo ser finito en busca de la verdad mediante la razón humana, a partir de la cual surgió la filosofía y posteriormente las diferentes categorías científicas (física, química, biología, medicina, neurociencias, etcétera) para intentar dar respuesta a la cuestión fundamental de lo que es la vida en sentido universal. Y digo intentar dar una respuesta a lo que sea la vida porque, la ciencia actual, devenida en un cientificismo como dogma de fe, cree haber hallado todas las respuestas para explicarnos lo que sea la vida, cuando en realidad, desde el surgimiento de la física cuántica, hay más dudas que certezas tal como han expresados los físicos más famosos de la nueva ciencia cuántica. La ciencia tan solo puede buscar una aproximación al conocimiento de lo que sea la vida mediante la epistemología de lo conmensurable, pero no tiene respuestas para la hermenéutica de lo inconmensurable. No habiendo consenso desde el ámbito científico, más bien una fuga de científicos hacia el “misticismo cuántico”, es evidente que la respuesta a la pregunta inicial “¿Cuál es el sentido de la vida?”, resulta cuanto menos complicada de responder por los entrevistados del documental en cuestión. Ciertamente, como ya decía Einstein: “Cada día sabemos más y entendemos menos”.
3 - La metafísica
Consecuentemente en primer lugar, si la ciencia aún no conoce los secretos que subyacen en el fenómeno de la vida, pues no puede dar respuestas concluyentes y consensuadas acerca de los fenómenos psíquicos de la subjetividad, la conciencia y la espiritualidad, no es de extrañar que cada vez más personas se aproximen a temas metafísicos como la meditación, las experiencias cercanas a la muerte, las ciencias noéticas, el movimiento transpersonal y la reencarnación, temas todos ellos inaccesibles desde la razón cartesiana, dualista hasta la médula.
Y en segundo lugar si, como es reconocido en la propia ciencia, la materia no existe realmente como una realidad estable sino más bien sujeta a un flujo cambiante de vibraciones, tiene sentido aludir que toda nuestra realidad es en sí misma un estado vibratorio. Consecuentemente, la epistemológica de lo conmensurable, es decir el conocimiento de la naturaleza objetiva mediante el método científico, es un callejón sin salida para los escépticos materialistas científicos, pues es evidente que la razón dualista no puede acceder al conocimiento de la realidad "verdadera" si es que existiera, una cuestión anticipada por el propio Kant al proponernos un giro copernicano en el modo de saber hacia el idealismo trascendental.
4 - Sólo sé que no sé nada
Hasta aquí, pienso, que el avispado lector se ha rendido a la evidencia de la futilidad del pensamiento dualista mediante la razón, pues desligar la razón de la metafísica, no nos ofrece garantía alguna para dar respuesta a la pregunta inicial “¿Cuál es el sentido de la vida?”. De hecho, cada pensador o científico, cuando investigan la realidad por descubrir, pasan toda una vida para lograr un efímero descubrimiento intelectual o científico, posteriormente trascendido por otros descubrimientos de otros tantos pensadores y científicos: es por ello que se puede hablar con propiedad y certeramente de la historia de la filosofía y de la historia de la ciencia, ambas impartida en un sistema educativo actualmente en crisis de identidad.
Consecuentemente, para no perder el hilo discursivo, la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?” no puede ser respondida de un modo unívoco por la razón dualista, pues ésta solo puede conocer al Espíritu manifestado objetivamente en la naturaleza (epistemología de lo conmensurable), pero la razón no puede acceder al reino metafísico pues éste pertenece propiamente a la hermenéutica de lo inconmensurable. Y en dicho sentido es como la hermenéutica tiene su razón de ser en las cuestiones metafísicas de la subjetividad: como un Espíritu subjetivo que quiere y anhela conocer al Espíritu Absoluto.
5 - El conocimiento místico del Uno
Esa dialéctica en la búsqueda de la "verdad" si es que existe, es un camino solitario e inefable que se manifiesta en la conciencia transpersonal mediante intuiciones espirituales, es decir, son experiencias místicas que son estudiadas desde la psicología transpersonal y que, remiten inevitablemente, al despertar espiritual en una visión no-dual en la que se percibe a la realidad como conciencia de unidad. Sobre estas experiencias trascendentales, la ciencia ortodoxa tiene poco o nada que decir pues pertenecen al mundo de lo numinoso, tal como ya lo planteó Platón en la Séptima Epístola:
“Esto es lo que puedo afirmar de cualquier escritor presente o futuro que pretenda saber de los asuntos de los que me ocupo [el conocimiento místico del Uno]; a mi juicio, es imposible que tengan comprensión alguna del tema. No es algo que pueda ser puesto en palabras como cualquier otra de las ramas del conocimiento; solo después del prolongado compartir de una vida en común [comunidad contemplativa] dedicada a este aprendizaje la Verdad se revela al alma, como una llamada encendida al saltar una chispa. A este respecto no hay ningún escrito mío, ni lo habrá.”
6 - La no-dualidad
Volviendo entonces a la disertación acerca de las plausibles respuestas sobre la cuestión de “¿Cuál es el sentido de la vida?”, dichas respuestas no pueden provenir desde el dualismo mental propugnado por la razón pues habría tantas respuestas como personas creen poseer la razón, sino desde la aprehensión no-dual del sujeto cognoscente. En ese sentido, el Mito de la caverna de Platón, cobra más vida que nunca para evidenciar que el materialismo científico sólo puede estudiar las sombras de las genuinas ideas, tal como argumenta el físico Pauli. Si, además, como demuestra la física cuántica, cada persona percibe la realidad de un modo diferente, es evidente entonces que existen tantas verdades como puntos de vistas personales, lo cual nos lleva inevitablemente a una locura aperspectivista cuando buscamos responder a la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?”.
Efectivamente, hay tantos sentidos de la vida como personas hay en el mundo, pues cada cual es una entidad subjetiva que persigue su propia “verdad” si es que existe y sea posible. Pero la Verdad, la Bondad y la Belleza platónicas posteriormente reflejadas en las Tres críticas de Kant y los cuatro cuadrantes de Ken Wilber, solamente pueden ser aprehendidas mediante una intuición moral básica que permita entonces trascender la epistemología de lo conmensurable mediante la hermenéutica de lo inconmensurable, como dos modos de saber sintetizado desde la no-dualidad. Ciertamente una inconmensurable tarea que implica trascender la ignorancia procedente de la realidad ilusoria exterior, sustentada dicha ilusión en los dualismos que han llevado al fracaso epistemológico de Occidente.
7 - La experiencia mística
Consecuencia de lo anterior, para dar respuesta a la pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?”, tal inconmensurable tarea puede llevarnos toda una vida hasta que, en una súbita iluminación cognitiva y espiritual, tenemos la idea clara y distinta de que la Sabiduría (el Bien que aspiramos a saber) se manifiesta en una compasiva Bondad hacia los demás pues todos somos Uno, un imperativo categórico en palabras de Kant más comúnmente conocido como Amor por los sabios, místicos, profetas y eruditos espirituales que ha dado la historia.
Esos insignes pensadores han dedicado toda su vida a escribir magnos tratados filosóficos y científicos. Todo genuino pensador dejará su obra mediante mapas conceptuales a través de la razón filosófica o científica, aunque no sean del todo comprendidos o compartidos por sus coetáneos. Pero los mapas conceptuales no son el territorio. Ese inefable territorio de lo numinoso maginíficamente definido por Platón anteriormente, también intenta ser expresado desde el arte (poesía, pintura, música, etcétera) como una experiencia íntima e intransferible que cada cual debe experimentar por sí mismo, en eso mismo consiste las experiencias místicas, en trascender la razón e ir hacia una actitud contemplativa tal como subyace en la filosofía perenne.
8 - La conciencia de unidad
Llegado a este punto, se puede afirmar que el sentido de la vida universal (la cual trasciende a todos los mortales) es que cada cual debe hallar su propio sentido de la vida individualmente, aunque la vida parezca un sinsentido pues, como hemos aludido anteriormente mediante la física cuántica, hay tantas percepciones de la realidad como personas hay en el mundo. Es así como el título de este artículo tiene su razón de ser al afirmar que “El sentido de la vida (en su acepción universal) es buscar el sentido de la vida (en una acepción individual)”. Y ello no es una tautología, pues aquel sujeto cognoscente que no se plantee cuál es el sentido de la vida (universal y/o individual) vive, obviamente, bajo un dualismo racional, un mapa conceptual que provoca ilusión y separación de los demás, sufrimiento y nihilismo, es decir, vive en la tan aludida caverna platónica, como si la vida fuera un sueño del que hay que despertar irremediablemente tarde o temprano.
Sin embargo, aquella persona que se plantee buscar el sentido a la vida (universal y/o individual), por el mero hecho de tener esa actitud proactiva hacia la sapiencia, ya se está planteando salir de esa noche oscura del alma, para dirigirse hacia la luz y la Bondad en términos platónicos. Y aunque esa titánica tarea de buscar el sentido de la vida puede llevar paradójicamente toda una vida, como es el caso de este escritor, se puede afirmar concluyentemente que “El sentido de la vida es buscar el sentido de la vida”. Y, si una cosa tiene en común todas nuestras vidas, así como las epifanías espirituales de los grandes místicos, filósofos y científicos que ha dado la historia de la humanidad, es que el despertar espiritual lleva inexorablemente a la intuición espiritual de que el Amor es el nexo de unión de todos los seres, en una percepción no-dual como conciencia de unidad.
9 - La intuición moral básica del amor
La sapiencia individual así percibida desde la no-dualidad obliga, inherentemente, a extender y promulgar esa expresión de la divinidad a todos los seres mediante una intuición moral básica con la posibilidad, entonces, de trascender el dualismo cartesiano que impera en la filosofía tradicional occidental hacia una filosofía transpersonal para ser impartida mediante una educación transracional, es decir, una educación que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo. Dicho de otro modo, es hora de que el imperativo categórico kantiano pueda ser impartido educacionalmente a través de la meditación que cada vez más centros escolares están incorporando en sus planes de estudios.
Podemos concluir, entonces, que el sentido de la vida (en su acepción universal) es que cada cual busque el propio sentido a su vida (en una acepción individual). Pero, si debe existir algún tipo de consenso racional y metafísico que merece de la pertinente atención y aplicación práctica, ello es que no puede haber ningún sentido de la vida sino es mediante la contemplación de la Verdad, y su expresión a través de la creativa Belleza para ser comunalmente compartida mediante la Bondad: un camino ascendente hacia la sabiduría que cada cual debe emprender para hallar el verdadero y auténtico sentido de su vida. Dicho de otro modo, la intuición moral básica argumentada por el inconmensurable Ken Wilber se postula como una comunión espiritual, no solo para dar algún sentido a la vida personal de cada cual sino, inherentemente, para dar un sentido a la vida cultural de la humanidad como jerarquía que debe incluir y trascender la vida de todos nosotros en una conciencia de unidad colectiva donde, el amor, es la más alta motivación que nos alienta a vivir, una cuestión ahora reconocida y evidenciada desde la neurobiología y la sociobiología. Porque, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.
REFERENCIA:
(1) Heráclito de Éfeso fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C. Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores. Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa: se refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Logos. Este Logos no solo rige el devenir del mundo, sino que le habla al hombre, aunque la mayoría de las personas “no sabe escuchar ni hablar”. El orden real coincide con el orden de la razón, una “armonía invisible, mejor que la visible”, aunque Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia. Era conocido como “el Oscuro”, por su expresión lapidaria y enigmática. Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir y del pensamiento dialéctico. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: todo fluye. Los dos pilares de la filosofía de Heráclito son: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el Logos, la razón universal, lo rige: “Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue”. El hombre puede descubrir este Logos en su propio interior, pues el Logos es común e inmanente al hombre y a las cosas.
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